FUERA DE JUEGO | LIBRO #2|

By anmariaca

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Él sabía de su existencia al igual que sabía de la existencia de muchos más, pero ella realmente no había lla... More

| Sinopsis |
| Dedicatoria |
| Advertencia |
| Soundtrack |
| Personajes |
| Prólogo |
PRIMERA PARTE
I.
II.
III.
IV.
SEGUNDA PARTE
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Las 10 curiosidades
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 23.
TERCERA PARTE
Capítulo 24
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Epílogo
BONUS
Nota de agradecimiento.

Capítulo 22.

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By anmariaca

A Timothy Fitzpatrick no le gustaban los hospitales. Había algo en ellos que no le agradaba mucho, pero esa noche se había quedado durante horas en una sala de espera rodeando a Pame como si su vida dependiera de eso. A eso de la una de la mañana les informaron que Bastian se encontraba bien, en una habitación y que solo dos personas podían entrar a la habitación. Samantha lo hizo y Braxton le acompaño, Pame seguía dormida en su pecho como una bebé.

Simon se había ido a llevar a los chicos a casa y Loras término haciendo lo mismo, pero su melliza no. Intento convencerla de que fuese a casa a descansar pero esta se quejó apretándose más al cuerpo del jugador de futbol americano. Él pasó desvelado casi todo la noche, en ocasiones quedaba entre dormido y sabía que pronto, cuando llegase a su casa, al día siguiente estaría con el dolor de espalda de esta vida y la otra.

La voz de Braxton Abbruzzi llego rápidamente.

—Sí, siguieron la ruta. No, Samantha no tiene la menor idea que la policía vendrá—Comento entrando nuevamente a la sala de espera—. Está muy mal, se siente culpable porque no supo por lo que estaba pasando. Pero aún le cuesta creer que Bastian esté siendo violentado, ha dicho que espera que él se lo diga pero sabes que pasa en estos caso—Se sentó en la silla frente al chico. Braxton era un buen tipo, Timothy no lo conocía mucho pero quería a la familia Brown y se le notaba, era un buen padre por como había visto la última vez que estuvo en su casa y los hermanos de Pame le querían mucho. A simple vista puede parecer un hombre con mucho carácter y déspota, pero era en el fondo alguien bastante sentimental y amoroso—. Sí, me gustaría que hicieras eso temprano. Bien, sí, dile a Bas.

Colgó el teléfono y miro al chico frente a él.

— ¿Tan mal está la cosa?

—Muy mal. Los médicos se pusieron alerta al verle e hicieron un examen con medicina legal. Son golpes y no es la primera vez que los presenta al parecer. Incluso le golpearon con algo muy fuerte en la pierna como para estar cojeando. La policía vendrá a primera hora—Comento.

— ¿Sabes que eso las va a acabar por completo a ellas, no? Incluso a Loras—Dijo Timothy tratando de no hablar tan fuerte para que Pame no se despertara y escuchase—. No los conozco mucho como tú pero parecen ser bastante unidos.

—Lo son—dijo pasándose las manos por la cara—. He aprendido con el tiempo a no subestimarlos, cuando siento que van a debilitarse, se hacen más fuertes. En especial esa pequeña que tienes en tus brazos, es la más fuerte de todas. Pero no es en ellos en quien pienso ahora, estoy pensando en Bastian. No es fácil para una mujer admitir que está siendo violentada, menos lo será para un hombre. Lastimosamente la sociedad nos ha hecho ver como el sexo fuerte y este tipo de cosas golpea mucho la integridad, pero más allá de eso, pienso en él y su hijo y es que no es algo que le desee a nadie; pero de todas las personas en el mundo, quien menos se lo merece es él. Es muy buen chico, dejo sus sueños, su vida y todo lo que quería, por amor. Pero a veces el amor de dos personas no basta, no cuando una está dando más que otra.

En ese momento a su mente vino el versículo de 1 de corintios, ese donde se plasmaba la mejor definición de amor. Porque realmente así era; paciente y bondadoso. No se comportaba con rudeza, no guardaba rencor. Siempre había primado para él ese significado de amor, si algo no se ajustaba a ese principio de amor no era bueno y lo sabía, porque lo había experimentado una vez.

— ¿Y creen que es realmente su esposa quien hizo eso? —Pregunto Timothy.

—No se sabe realmente quien lo hizo, pues el único que sabe la verdad es Bastian. Así que a menos que se levante y lo diga, no sabremos quien fue. Se llegó a la conclusión por el tipo de golpes que había en el cuerpo. No conozco mucho a su mujer y no pienso juzgarla, solo la he visto unas cuantas veces y eso no me permite sacar un criterio de ella, así que espero en Dios que Bastian decida hablar o por lo menos mencionar algo. No tanto por ella, por él, no es fácil cargar ese tipo de problemas, menos pasar por ellos solos, los problemas acaban y la soledad mucho más.

Timmy le escucho y vio a Pame en sus brazos. Era bonita y no se imaginaba a nadie acabando con esa belleza. Aun le parecía algo de cobardes arreglar las situaciones con golpes. Su instinto protector salió a flote y no pudo evitar pensar barbaridades en ese momento de si alguien intentara si quiera lo pensase de tocarle un cabello a la chica.

—Deberías llevarla a casa. Es una quejica completa así que no le prestes mucha atención si comienza a gritar y decir que no quiere ir a casa. Necesita dormir y tu también. Más tarde podrá venir, yo me quedare aquí—dijo el cuñado de la chica. Tim deseaba eso hace mucho tiempo, verla allí incomoda le producía pánico, aunque ella lucia bastante cómoda entre sus brazos. Hizo caso a las palabras del hombre y la separo un poco de él antes de cargarla con delicadeza. Ella se quejó posicionándose mucho mejor en su cuello.

Braxton accedió a prestarles la camioneta pero Timothy negó diciendo que la llevaría en un taxi a casa. Aun no sabía manejar y eso le recordó lo bueno que sería si aprendiese y lo anoto a la lista de cosas que debía hacer.

—Bien, cariño, es momento de que vayamos a casa—Respondió Timmy cargándola realmente antes de subir al taxi con ella con delicadeza. Había mucha suavidad en el tacto del chico cuando se trataba de Pame. Cuando la chica volvió a acomodarse como si nada dentro del auto con él se dio cuenta que lo que le había dicho muchas semanas atrás, mientras compartían juntos mucho tiempo era cierto, tenía un sueño bastante pesado. Él para ese momento ya estaría brincando y golpeando a todo el mundo como si fuese un increíble deportista, cinturón negro en artes marciales.

—Mmmm—molesto Pame sobre la barba del chico donde se encontraba tratando de acomodarse. Tal cual gatito buscando su lugar.

— ¿Qué? —Pregunto riendo.

—No me gusta la barba. Me hace daño cuando me quiero abrazar mucho a ti—dijo entre dormida con voz de niña. Timothy sonrió por la ocurrencia de la chica a su lado y sin pensarlo hizo un comentario sarcástico.

—Vaya, me han dicho que me veo apuesto con ella.

La chica abrió los ojos que se encontraba rojos antes de mirarlo con precaución. Se separó un poco de él y luego le miro acusadoramente. Como si aquello le molestase más de la cuenta.

— ¿Quién te ha dicho eso? —Pregunto.

— ¿Eso que huelo son celos? —Pregunto Timmy atrayéndola a él nuevamente. Por alguna ilógica razón quería tenerla pegada a su pecho en todo momento y que no se moviese de allí, le daba una sensación de confort y de seguridad tremenda que no podía explicar. Le asustaba así como le emocionaba tener ese sentimiento.

Le había escrito a Simon que le buscase en casa de los Brown y al mismo tiempo había levantado a Loras para que les abriera la puerta. Cosa que no hizo, simplemente lanzo las llaves por la ventana del segundo piso. Timothy lo miro con incredibilidad antes de que Pame comenzase a reír.

Abrió la puerta y la chica ya despierta. No en sus cinco sentidos pero despierta como para poder caminar entro a casa. Desapareció en la cocina y Timothy se quedó justo donde debía estar, en la entrada de la puerta, pues aun no le habían dado permiso de que pasase. Se encontraba viendo una foto familiar, tenía sueño y eso se mezclaba con su dolor de espalda. Miro al espejo cercano que allí se encontraba y vio su barba. No le quedaba tan mal, su madre no podía estar mintiéndole.

— ¿Qué haces ahí parado? —Pregunto Pame saliendo de la cocina y mirándole. Se había cambiado rápidamente por una camiseta gigante de "Aerosmith" y pantalones cortos con la cara de Winnie Pooh. No pudo evitar pensar en sus extrañas uniones al vestir pijama. Pero no pudo evitar sonreír—Ven aquí, esperemos a Simon acá.

Se sentaron en la alfombra que se encontraba en la sala de estar. Había juguetes regados por todas partes, y uno que otro libro en un lugar de la mesa. Fotos por allí, fotos por allá. Ambos estuvieron en silencio rozando hombro con hombro.

Timothy apreciaba el silencio y apreciaba mucho más que fuera un silencio que sin palabras lo decía todo. Como ese momento, una pequeña metáfora sobre sentirse bien con la persona que tenías al lado, como si estuvieses jugando con el viento. No había que hablar con él para sentirlo, pero sabias que estaba ahí.

Pame recorto su cabeza sobre su fuerte hombro.

—Gracias por todo, por acompañarme, por quedarte conmigo allí, por perdonarme por dejarte plantado en la iglesia. Realmente se cómo arruinar momentos para dos, prometo compensarlo en un futuro. Prometo incluso aprender sobre el juego—dijo de la nada.

—No me importa estar una o dos horas contigo viéndonos la cara. Tampoco me molesta estar acompañándote toda una noche en el hospital. No digo que este sea un buen momento teniendo en cuenta lo que está ocurriendo pero estaba contigo y estábamos los dos y me sentía bien. No tienes que compensar nada—Respondió—. Pero admito que me gustaría verte aprender sobre el juego.

La chica rio antes de golpear el brazo del chico. Hicieron otro silencio largo y bonito mientras esperaban a Simon. Pero ese pequeño ser que llevaba el apellido Fitzpatrick no apareció en ningún momento y la pareja termino quedándose dormida sobre la alfombra abrazados. Ni siquiera lo habían planeado, simplemente habían tenido frio y de manera involuntaria se habían dado calor el uno con el otro.

No sabía qué hora era, no sabía dónde estaba y no sabía porque sentía a alguien poniendo diminutivas manos sobre su cara como si fuese un juguete de plástico. Algo se movió a su lado de la manera más brusca posible y luego la voz de una bebe quejándose sobre algo.

En cuanto Timothy abrió los ojos la escena que encontró no era algo que esperaba. Un bebé de ojos azules se encontraba jugueteando con su cara, palmeaba con sus manos explorando toda la cara del chico en el suelo mientras reía. Como si fuera un pequeño piano o un juego de fichas. Sus ojos se encontraron antes de que el pequeño pusiera sus pequeños dedos sobre los ojos cafés del chico, entonces en vez de llorar como normalmente lo haría un bebe al ser asustado. El pequeño comenzó a reírse. Luego otra figura miniatura apareció al ver al pequeño riendo, conocía a los dos pequeños sobre él, les había visto y Pame siempre hablaba de sus sobrinos. Pero no esperaba tener a dos bebes jugueteando con su cara un domingo por la mañana.

Pame se movió a su lado antes de abrir los ojos y levantar la cabeza para ver a sus sobrinos jugueteando con Timmy justo frente a sus ojos. No había nada de romántico en ese momento, ni tampoco era digna escena de película, ella se encontraba despierta con el cabello enmarañado, había bebes sobre su cara antes de levantar la cabeza y dichos pequeños jugueteaban con su futuro esposo, hipotéticamente hablando, mientras este se encontrar haciéndolos reír. La chica tanteo para buscar sus gafas, pero esas las tenía su sobrina en las manos y estaba a punto de llevarlas a la boca. La melliza se las quito y la pequeña comenzó a gritar en llanto. Luego al ver que eso estaba ocurriendo, el pequeño también comenzó a llorar y a gritar mientras lo hacía.

— ¡No lloren! —Exclamo Timmy—. ¿Por qué están llorando? Los niños que lloran se ponen feos—dijo a los pequeños. Pame le miro con rabia, no le gustaba ser levantada de esa manera y tenerlo diciendo esas locuras tampoco le ayudaba mucho. Sin embargo él la miro antes de giñarle el ojo y levantarse de la alfombra, recomponerse en el lugar y mirar a los niños. Los pequeños comenzaron a disminuir el llanto—. Si siguen llorando se pondrán como su tía Pame—respondió señalando a la chica que aún se encontraba sin peinar.

Entonces los niños callaron. Hicieron puchero al mismo tiempo y miraron a Timmy antes de estallar en risas infantiles como si ese hubiese sido el mejor chiste de la historia.

—Eso cuenta como traición a la familia, Ciara Louise y Nate.

—Vengan aquí, tío Timmy si les quiere—abrió los brazos y los pequeños prácticamente se lanzaron a él. Pame miro la escena y no pudo evitar sentir ternura e imaginarse a Timothy con muchos niños a su alrededor. Timothy estaba pensando lo mismo, pero en ese momento solo podía imaginarse algo a futuro, Pame mirándolo de esa forma, despeinada, molesta y luciendo igualmente hermosa todos los días de su vida, con él molestándola cada mañana al despertar. Pero no lo dijo en voz alta, ni pensaba decirlo, porque le asustaba las cosas que su mente podía maquinar en momentos como ese.

La chica trato de peinarse con la mano un poco.

—No entiendo de que te burlas, cuando te cases conmigo tendrás que ver esta cara todos los días. Te guste o no—Pame cayó en cuenta de las palabras que había dicho y Timothy entendió que había estado pensando en alto. Eso le acelero el corazón por completo y por primera vez estuvo increíblemente valiente como para responderle.

— ¿Quién dijo que no me gustaba? —Pregunto con los bebés jugueteando en su cuello y guiñándole el ojo.

—Te juro que me quede dormido en el sillón de la casa de los pastores. Zoe me ofreció un poco de café pero cuando llego ya me había quedado dormido—dijo por enésima vez Simon mirando a Timothy desde la entrada de su habitación.

Timothy se encontraba con un pantalón de pijama, sin camisa y con la toalla alrededor de su cuello. Era tarde ya y después de pasar un rato por la mañana jugueteando con bebés, su hermano mayor había aparecido para recogerlo en casa de la familia Brown. Al llegar a casa había dormido como una roca hasta que fue levantado por las voces de sus padres, ahora se encontraba cambiándose para acompañar a su madre a hacer las compras de la semana. Pame se encontraba con sus hermanas visitando a Bastian y no quiso intervenir en eso, principalmente porque no era algo que le incumbía, en su momento, si ella deseaba se lo comentaría, pero de no ser así no había ningún problema. Él le daba tiempo, pero lo único que esperaba era que estuviese bien. Coloco Jeans y camiseta rápidamente.

—Te perdono con una condición—dijo Timothy colocando sus zapatos antes de ver a su hermano y caminar hasta donde él se encontraba—. Me tienes que enseñar a manejar.

—No, con mi camioneta no.

— ¿Perdón? Que yo recuerde es de ambos, que solo la uses tú es otra cosa. Igual siempre puedo decirle a mamá que no quieres... ¡Mamá! —Grito el menor.

— ¡Esta bien, está bien! ¡Eres tan infantil! —Exclamo el chico.

—Mira quien habla—respondió quitándole la gorra de la cabeza y colocándosela él.

En cuanto vio a su madre esta se encontraba revisando su teléfono parada esperándolo en la entrada del garaje. Le lanzo las llaves a Simon que venía detrás del chico y luego se montó al auto en el lado del copiloto. Timothy fue detrás y luego tomaron camino al supermercado.

Pero fue un viaje largo, porque antes de llegar al supermercado, su madre le pidió a Simon que se desviara a casa de Mateo. Su madre lo había visto en la mañana en la iglesia, pues asistían a la misma. Sin embargo eso no le bastaba cuando de sus hijos se trataba, tenía que seguir viéndolo. Pasaron lo que restaba de la tarde en casa de su hermano mayor. Timothy paso gran parte de ese rato jugando en la Xbox con Simon mientras este le ganaba increíblemente. No era muy bueno con esos juegos de consola o simplemente su hermano era muchísimo mejor que él.

Cuando se aburrió fue a por su madre tal cual niño pequeño y sus hermano se encontraba hablando con su madre y su cuñada.

—Su padre llego a Seattle y la encontró en una crisis. Creo que le fue más fácil para él atribuirle la culpa a Timothy antes que a él quien es el culpable de todo lo que está viviendo en este momento—El chico no pasó. No le gustaba escuchar conversaciones ajenas pero estaban nombrando su nombre así que no lo siento como algo malo.

—Nadie manda sobre el corazón de otra persona, Mateo. No puedo mandar sobre el corazón de mi hijo y él no puede intentar querer a alguien. Mackenzie tiene trastorno de personalidad, el cual estuviese siendo tratado si no fuese por su padre y sus extensos viajes que la tienen a ella viviendo prácticamente sola. Timothy no tiene nada que ver en eso—dijo. Simon se acercó a él por detrás antes de acercarse para escuchar.

—Solo digo que podría hablar con ella y quedar en buenos términos. Además no estaría nada mal que hablara con su padre y le explicase lo que ocurrió—comento su hermano mayor.

—Conozco demasiado bien a Timothy, quizás Simon lo conoce mejor que yo pero conozco bastante bien a mi hijo como para saber que ya tuvo que haberlo intentado. Si tanto deseas que la familia quede bien, da la cara tú por nosotros, porque no pienso obligar a Timothy a hacer algo que no quiere, fin —Su madre miro a su hijo mayor con seriedad—. ¡Simon y Timothy nos vamos! —grito la mujer como si los chicos tuviesen diez años nuevamente.

Los hermanos que se encontraban escuchando a hurtadillas corrieron rápidamente hasta la puerta como si simulasen que estaban apenas llegando ahí. Su madre apareció rápidamente y ellos se despidieron de su hermano mayor y su cuñada con un abrazo antes de salir de la puerta.

La llegada al supermercado fue extraña para los tres. No hablaron durante el trayecto y su madre había desaparecido con el carrito de compras cuando quisieron bajar del auto ambos. No dijeron nada y comenzaron a pasear por la sesión de verduras donde encontraron a su madre. En ese momento comenzó a sonar una canción vieja llenando todo el lugar. Su madre movía la cabeza de un lado al otro mientras sus hijos detrás se golpeaban como niños con los vegetales y las frutas. Porque así de inmaduros eran cuando se encontraban juntos. Las personas alrededor los veían como si fuese lo más extraño del mundo y a lo mejor lo era porque eran dos hombre mayores de 20 años jugando con los vegetales. Era anti-higiénico además y por eso se ganaron una reprimenda del hombre de seguridad y luego una de su madre.

Porque las madres podían tener incluso 90 años y los hijos podían ser independientes, con sus familias y sus hijos, pero tu madre en todo momento te podía regañar. Porque era tu mamá y punto. Timmy rio con Simon luego de eso y se ganó otra mirada de reojo de su madre mientras caminaban por los pasillos del supermercado. Simon fue acosado por una madre soltera por hacer reír a su hijo, incluso le pidió su número y este se negó a darlo diciendo que era menor de edad, cosa que absolutamente nadie le creía. Al final su madre los puso a cada uno de ellos a hacer la fila para ver cuál de todas avanzaba más rápido.

Entonces en ese momento el señor Miller apareció sonriente por el lugar con su hija Mackenzie que se encontraba sonriente también. Detrás de ellos se encontraba Jake el arquitecto y la cosa se le hizo bien extraña cuando la chica le decía algo haciéndolo reír. En ese momento la mirada de la chica cayó sobre Timothy y como si nada más importara a su alrededor perseguida por su padre llego hasta donde se encontraba el chico. Su madre se había distraído viendo una revista mientras hacia la fila en otra caja registradora y Simon simplemente veía todo con entusiasmo.

— ¡Tim! —Grito antes de abrazarlo.

—Mackenzie.

—Timothy, llevaba un año sin verte. Los viajes no me permitieron estar mucho en casa—comento el hombre estirando la mano para saludarle—. Este es mi sobrino Jake Miller, vino a acompañar a Mackenzie esta temporada, espero que ya lo hayas conocido.

— ¿Sobrino? —Pregunto Timmy mirándolo con entusiasmo al estudiante de arquitectura que le ponía los nervios de punta y el único que le causaba ira como para perder los estribos y golpearlo.

—Sí, espero que lo hayas visto en la universidad. Ha hecho un cambio. Mi pequeña Mack necesitaba ayuda con una amiga y no quería estar sola, así que lo trajimos a vivir con nosotros—explico el padre. Claro que así era, Timothy conocía al padre de Mackenzie y también sabía que cualquier deseo que su hija tuviese lo cumpliría. Incluso si fuera tan estúpido como traerse a un sobrino a casa solo porque ella se lo pidió. Era ese tipo de técnicas que usaban de vez en cuando algunos padres para llenar los vacíos que dejaban crear en los hijos por culpa del trabajo.

Timothy era bendecido en ese sentido, a pesar de que sus padres trabajaban todo el tiempo el chico jamás fue pasado por alto. Sus padres estuvieron siempre al pendiente de ellos, nunca tuvieron vacíos que llenar porque Dios los suplía todos y no vivieron apartados nunca de sus dos figuras primordiales.

—Oh sí, nos conocemos, salía hace poco con una de sus amigas—comento el chico.

— ¡Oh sí, con P, papi! —Exclamo Mackenzie aun abrazada al chico—. Es una gran amiga de Timmy y mía, se la han llevado de maravilla. Pero Jake y ella no pudieron seguir, al parecer Jake no era su tipo.

—No me habías contado que tenías nuevas amigas—dijo su padre.

—Bueno sí. No éramos amigas al principio—no eran amigas en realidad—. Pero Timmy si era su amigo, ya sabes lo que dicen; los amigos del n...

—No somos novios, Mackenzie—dijo el chico. Ella se soltó de él y miro a su padre antes de colocar cara de furia y salir de allí no sin antes escupirle en la cara a su padre unas palabras.

— ¡Dijiste que lo arreglarías! —Jake salió detrás de ella. En ese momento la madre de los Fitzpatrick bajo la revista y al voltear a ver a sus hijos se dio cuenta lo que estaba pasando y se acercó a ellos con una sonrisa. Simon seguía al lado de Timothy en la fila de la caja registradora de su lado.

—Timmy, tenemos que hablar—comento el padre de la chica. Señalándole que lo siguiese fuera. Pero su madre no lo dejo. Sin embargo Timothy le dijo que todo estaba bien, que necesitaba hacer eso. El hombre salió del supermercado sabiendo que la chica se encontraba en buenas manos con su sobrino, aunque Timmy lo dudaba bastante pero no dijo nada. El supermercado se encontraba al lado de un pequeño parque.

Se encontraba una que otra pareja con niños alrededor jugando y gritando. El señor Miller se sentó en una de las bancas y luego le señalo a Timothy para que hiciese lo mismo—Pensaba ir a tu casa en la noche para hablar sobre esto pero creo que no existe mejor ocasión ya para hablar de lo obvio. Mackenzie está enferma.

>> Tiene trastorno límite de personalidad. Lo descubrieron justo el año que te fuiste a vivir a Portland, fue al psicólogo, como sabes que siempre lo hacía pero él hablo conmigo. No estaba permitido pero hice que hablara conmigo y se llegó a la conclusión de que la causa del trastorno podría estar relacionado con factores genéticos o familiares. Sé que mucho tiene que ver el que no me haga presente en su vida. Lo entiendo y estoy de acuerdo con eso, pero los últimos meses, desde que regresaste y no querías tener nada con ella, dejo de asistir a terapia y los síntomas han vuelto y han comenzado a aparecer más.

—Señor Miller, yo.

—No, Tim. Entendí bien que no se trataba de ti y que tú no tenías la culpa. Pero me gustaría que supieras por lo que está pasando y así entender alguna de las acciones que sé que ha podido llegar a cometer. Últimamente ha estado con una ira inapropiada e impulsividad, me han dicho que es normal que estos síntomas se den. Pero no tan seguido como les dan a ella.

>> Hoy cuando llegue del viaje me encontré con el hecho de que quería traer a todos sus primos aquí porque odiaba estar sola y sé que gran parte de la culpa la tengo yo por irme en periodos tan largos. Pero realmente ayudar a otros es mi vocación. Sin embargo he dejado de lado lo más importante para mí. Sé que Mackenzie no ha tenido una vida fácil y tampoco ha sido alguien fácil de sobrellevar, a pesar de que lo tiene todo y sé que gran parte de la culpa la tengo yo. Porque deje de prestarle atención a mi hija. Pero ella lo único que quiere realmente es estar contigo, Timmy. Me pidió, llorando incluso, que arreglara la relación entre ustedes, decía que lo sentía mucho, pero no me puedo imaginar que fue lo que hizo como para sentirlo tanto.

Entonces Timothy le conto toda la historia. No con lujos y detalles pero si con la capacidad de que pudiese soportarlo un padre. Sabía que se encontraba enferma, no podía evitar analizarla de vez en cuando, pero eso se lo atribuía a la soledad y realmente nunca se paró a pensar durante un minuto o más si realmente algo estaba pasando. Pero eso se debía a la manera en como siempre quería llevar las cosas. No perdió nada, hizo la historia pasable y soportable, pero también le comento la última vez que intento hablar con ella.

—No puedo volver con ella, porque en mi corazón no está el sentimiento que una vez tuve. Usted sabe que quise a su hija mucho, que sacrifique mucho por ella también, pero no puedo acabar conmigo mismo siendo hipócrita y llevando una relación cuando no siento nada. La verdad duele mucho pero es preferible eso que mentir. Me rehusó a mentirle y a prometer algo que sé que no puedo cumplir—Dijo Timmy mirando al hombre—. Solo puedo darle un consejo, no la deje sola. No importa cuántos años tengamos, siempre vamos a necesitar de nuestros padres. Y no dudo que sea una mujer fuerte y que pueda salir de eso.

El hombre asintió con la cabeza y estuvieron un rato más en silencio mirando a la nada.

Timothy se negaba a seguir viviendo una vida llena de mentiras. Porque aun cuando más pequeñas fuera, al final terminaban convirtiéndose en algo gigante. Al irse a Portland lo había vivido, hizo, dijo y paso momentos que no quería pasar, pero para encajar simplemente lo acepto, aun en contra de sus principios y de lo que sentía.

No volvería a eso. Si algo no le gustaba lo diría, si algo no le agradaba también lo expresaría. Hacia las cosas conforme a lo que creía y a sus principios. Así fue como se dio cuenta de que prefería tener al mundo en su contra que cambiar lo que era por otros.

Él era así y se amaba así. No iba a llenar de mentiras a otros, no iba a hacerles creer a otros algo en lo que él no creía y tampoco iba a fingir sentir cosas que no sentía. Esa era una de las claves de la vida. Ser sincero con el mundo entero y en especial consigo mismo. Porque quien debe sentirse bien eres tú, no otros. 

Psdta: Mackenzie sigue sin pasarme. Con su trastorno de personalidad (que ahora entendemos porque era así de pasada xdxd) igual no me agrada. Y lo de Jake, ¡Lo sabia! me daba mala espina ese muchacho, gracias a CRISTO que Pame lo dejo de un lado...

*Mamá Fitzpatrick defendiendo a su polluelo*

*¡Pame ya no respeta!*

*¿Donde esta Pamela?*

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