No tenía opción. Arranqué el auto luego de varios minutos reflexionando sobre qué hacer. Por el rabillo del ojo podía ver a Namjoon ahí parado aún ¿Ahora se sentía mal por todo?
Cuando llegue a mí casa esta definitivamente pareció sentirse más vacía y yo me sentí mal, me acerqué a las fotos, fotos que adornaban uno de los muebles de la sala de estar. Había muchas, fotos de mi boda, de Yoongi sólo, nuestras familias y ella, cuando Namjoon la mencionó yo me dí cuenta de algo que llevaba intentado negar hacía muchísimo, no la superaba. ¿Y cómo iba a hacerlo?
Mi teléfono sonó pero yo estaba lo suficientemente sumido en el llanto para decidir no responder. Cualquier persona podía esperar.
— Vamos, SeokJin joder. Respóndeme.
De nuevo sonó, dos, cuatro, cinco veces más y ya completamente irritado respondí.
— ¿¡Qué!? -gruñi
— ¿No vendrás? -murmuró Hoseok tímidamente y yo suspiré. Me había olvidado del restaurante.
— Voy para allá -dije mientras limpiaba mis lágrimas y arreglaba la ropa.
— ¿Te encuentras...?
— Voy para allá -interrumpí evadiendo cualquier pregunta.
Finalmente salí de ahí, justo lo que necesitaba era dejar de pensar.
La lluvia caía con furia y las calles estaban vacías, sabía que no vendría mucha gente con este temporal pero prefería estar “solo” ahí que en mi casa.
— Tienes una orden especial. -Hoseok arremetió cuando entré.
— ¿Qué? -cuestioné.
— Sólo hazlo -me pidió él entregándome la orden.
— ¿Langosta...? ¿Quién rayos pidió dos platos de langosta?
— ¿Por qué te extraña. Es tu especialidad?
— ¿Es acaso un crítico?
— No lo sé.
Me enojaba que Hoseok se hubiera puesto así pero no tenía ánimos ni fuerzas para preguntarle de qué se trataba todo esto así que simplemente me limité a cocinar, era lo único que al parecer me saldría bien el día de hoy.
Cuando terminé deje todo para que lo llevaran y los camareros no parecían notarlo, nadie podía ver qué estaban ahí y pese a que insistía nadie los llevaba.
— Qué diablos les pasa ¡Llevenlas!
— No podemos, jefe Seokjin -los camareros hicieron una reverencia mientras hablaba.
— Que no... -respire profundo y simplemente salí de ahí, el lugar estaba vacío a excepción de la última mesa detrás de todo. Cuando me acerqué dejé el plato en frente del hombre, ambos platos, aunque parecía estar sólo e hice una reverencia. — que disfrute su comida -murmuré con la sonrisa mejor fingida de todo el 2017. Quería ver su rostro pero él llevaba un barbijo y la mirada agachada. Cuando estaba por irme su mano tomó la mía y no supe reconocer ese tacto.
— Perdón. -un suave murmuro provino de él dándome la información que necesitaba.
— ¿No deberías estar en tu casa con esta tormenta, Namjoon? -cuestioné soltandome. — ¿Qué harás con tanta langosta?
— Un plato es para ti. Me debes la cena y yo una disculpa, no sabía que eso iba a molestarte tanto.
— ¿Qué te hace pensar que aceptaré?
— Nada, nada en realidad pero sólo quería venir a pedirte perdón. -acto seguido se encontraba de pie haciendo una reverencia. — Nada de lo que dije fue para lastimarte. Menos ahora que sabes mis sentimientos.
Se me había formado un nudo en la garganta ante todo aquello.
— ¿Si como contagio dejaras de molestarme por hoy? -murmuré viéndolo incorporarse. Él sonrió asintiendo.
Finalmente me senté. Los chicos habían acondicionado la mesa de una forma diferente, había velas y al estar alejada nadie podía interrumpir, o al menos eso creyeron porque apenas habían pasado unos minutos en los que finalmente había sentido calma cuando alguien entró de forma estruendosa al lugar.
— Sssseok Seeeeeook ¡Jin! Ja estoy seguro de que estás aquí.
Rápidamente me puse de pie, casi tirando todo al diablo y corrí hasta donde él estaba. Apenas se podía mantener en pie.
— Maldita sea Min ¿No puedes darme un respiro por un día? -pude sentir los pasos de Namjoon desde detrás y ver cómo los chicos salían de la cocina asustados. — estás armando un circo increíble. Bien hecho. -cuando hablé lo moví un poco pero él parecía inconciente, se había vuelto más pesado y ahora parecía un peso muerto. — ¿Yoongi? -me alarme. — ¡Yoongi!
Namjoon corrió hacia mí ayudándome a sostenerlo y él fue quien comenzó a hablar. Yo estaba en pánico.
— Ve a buscar el auto SeokJin, hay que llevarlo a emergencias ¡Ahora! -me habló mientras recibía ayuda de Hoseok y Taehyung para sostenerlo.
Corrí fuera y acerqué el auto lo más que pude por la increíble lluvia. Ellos lo llevaron y subieron a la parte de atrás recostandolo. Cuando estaba por arrancar Namjoon se paró delante del auto parandome y corrió hasta el lado del acompañante montándose.
— ¿Qué haces?
— No te dejaré sólo, anda, arranca.
La verdad era que no quería estar solo y aquello se lo agradecía incluso si lo hacía por lástima.
Cuando llegamos a la guardia los paramédicos se llevaron con velocidad a Yoongi y y solté un suspiro cerrando los ojos. Mis piernas flaqueaban por momentos y amenazaban con dejarme caer.
— Vamos a la sala de espera -la mano de Namjoon se había puesto sobre mí hombro y me hizo caminar hasta ahí. En ella él permaneció de brazos cruzados mirando al piso mientras yo desde mi asiento lo miraba.
— ¿Por qué estás haciendo esto? -cuestioné. — además del hecho de que me tienes lástima
— Seokjin yo no... -él parecía querer hablar con desesperación, parecía tener mucho para decir.
— ¿Familiares de Min?
— Aquí. -me puse de pie y salí de ahí con la doctora.
— Bien, señor, el chico de ahí dentro estuvo a muy poco de un coma etílico. Deberían tener cuidado con él y además considerar la idea de conseguir ayuda para su adicción. Por hoy se quedará aquí y mañana según su estado veremos si darle de alta o no. Mientras tanto usted puede retirarse, no aceptaremos visitas por hoy.
Aquello nuevamente me había dejado desconcertado. No sabía que hacer o decir, ¿Cómo no lo había notado? Volví a la sala y Namjoon aún seguía en la misma posición aunque esta vez sí me miró.
— ¿Qué sucedió?
— Casi le da un coma etílico -murmuré incrédulo — los médicos dijeron que debía volver a casa por hoy, no recibirá visitas -trague nervioso, tenía un nudo en la garganta.
— Bien entonces, vamos, puedes dejarme en el subterráneo a mí e irte.
— Namjoon, yo -hablé en un suspiro. — ¿Sería demasiado pedir que te quedes conmigo esta noche? -musite avergonzado y con la vista clavada en otro lado. — No quiero estar sólo ahí dentro, en ese apartamento que compartí con Yoongi... -suspiré y reí un poco reaccionando en la locura que estaba pidiendo. — Ol-olvidalo, es una locura -murmuré dándome media vuelta y caminando fuera de la sala de estar.