Who's lovin' You?

By our2ndliffe

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Está historia me encantó y quise adaptarla para que las cncowners la lean. subiré capítulos MUY seguido, porf... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18

Capítulo 5

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By our2ndliffe

Al terminar la canción aplaudí lo más fuerte que pude y grité justamente en el momento que todos habían guardado un poco de silencio. La sangre subió a mi cara y cubrí mi boca al instante.

- Parece que nos sentimos bienvenidos en la secundaria de nuevo -dijo riendo mientras se ponía los lentes oscuros. Los reflectores estaban molestándolo. Bajó el rostro y carraspeó un poco su voz-. Vamos a ver si me siguen aquí... -caminó hacia donde estaba un teclado y se sentó detrás de él poniendo su guitarra en su espalda. El movimiento en sus dedos estaba haciendo que mi estómago se hiciera nudos. Las chicas gritaban más fuerte-. I wish I could bubble wrap my heart... In case it fall and brake apart...

La música me hizo sentir de alguna manera que me sentía en casa. Era ese tipo de música que simplemente escuchas y haces tu propia película en tu mente con todas las cosas malas y buenas que has vivido. Era cierto que tener una nueva familia nunca sería tan fácil de asimilar. Pero... ellos me han recibido tan bien que comienzo a pensar en que todo este cambio ha sido para bien. Tengo tres hermanos... ya no volveré a sentirme sola cuando mamá esté trabajando. Podré salir con mi hermana de compras... jugar videojuegos con mi hermano pequeño... sentirme protegida por mi hermano mayor. Ahora estoy comprendiéndolo todo, lo que él hizo con Peter fue protegerme. Nadie lo había hecho, no sabía lo que sentía... y se siente bien.

- This is the last time, I give up this heart of mine, I'm telling you that I'm a broken man who's finally realised. You're standing in moonlight, But you're black on the inside, Who do you think you are to cry? This is goodbye. -cantó fuerte, marcando las venas que había en su cuello. Levanté las manos gritando y aplaudiendo justo como las demás chicas y cuando él levantó el rostro, me miró y sonrió. Aún podía sentir esos ojos debajo de sus lentes oscuros-. ¿Qué? ¿Muy triste? ¡Volvamos a lo que vinimos! -gritó mientras volvía a tomar su guitarra y pisaba el tapete haciendo rugir su guitarra. Reí al reconocer Fat Lip de Sum 41. De vuelta al rock.

Sentía un palpitar en mi pecho por el alto sonido de la música. Taylor estaba disfrutando de la vista y la sonrisa no se le quitaba del rostro. Joel era popular aquí... incluso lo llegué a pensar sin estar muy segura de ello. Mi estómago se comenzó a revolver y reaccioné, no había comido nada desde que me levanté. Apoyé mis manos en mis rodillas y me agaché tratando de mantenerme de pie, quería seguir viéndolo. Pero el calor de toda la gente comenzaba a acumularse. Necesitaba sentarme. Caminé abrazando mi estómago y salí de ahí, dirigiéndome hacia alguna mesa. La mayoría se encontraban desocupadas, todos estaban disfrutando de la banda DarkArrows. Apenas me senté dejé de marearme. Un camarero se acercó a mí y me ofreció un refresco, sin dudarlo lo tomé. Apoyé mi cara contra la mesa y dejé que el frío de ella despejara el dolor y me dejara concentrarme en la música y no en el dolor de estómago. Toqué mi frente y comenzaba a sudar frío. Respiré profundo y traté de tranquilizarme, esto pasaría. Cerré mis ojos y miré a mí alrededor para ver si podía pedirle ayuda a alguien conocido, pero todos estaban de pie... disfrutando la música. Tenía dos opciones... levantarme y actuar como si no pasara nada o... quedarme aquí sentada y perderme de todo. Cualquiera de las dos opciones sonaba viable, pero cuando me di cuenta, los bordes de mi mirada se habían oscurecido y dejé de sentir mis brazos.

...

-Está bien... sí, bueno sabía algo de que tenía problemas en las mañanas por desayunar o esas cosas pero no sabía de qué se podía desmayar -escuché a lo lejos, creo que era la voz de Joel- sí, ya la llamé.
Abrí mis ojos lentamente y pestañeé un par de veces. Traté de enderezarme, pero una aguja estaba incrustada en mi brazo-. Auch... -gruñí y vi perfectamente como Erik caminaba hacia mí-. ¿Podrías decirme que estoy haciendo aquí... con esto? -apunté a mi brazo, refiriéndome a la aguja.
- Oh bueno, porque a medio show te desmayaste y comenzaste a temblar de forma rara... bajé del escenario y te traje a un hospital -murmuró señalando a todas partes.
-¿Temblé? -asintió-. Nunca me había pasado. No de esa manera. Se suponía que tú no bajarías del escenario, Joel. Traté de alejarme lo más precavida posible para que siguieras tocando.
Se encogió de hombros-. Se las han arreglado sin mí.
-Bien. ¿Quién fue la persona que me vio así?
- Yo -respondió- te seguí con la mirada mientras veía que caminabas hacia otra parte.
-Eso sonó demasiado acosador -reí bajito y después bajé mi mirada. Solté un suspiro y traté de jugar con mis manos para distraerme-. Siento la necesidad de disculparme. Discúlpame.
- Pídeme disculpas cuando no estés en el hospital -se levantó y se estiró un poco- tu mamá no tarda en llegar.
-Va a regañarme, lo sé.
- Solo se preocupa por ti, supongo -murmuró mientras caminaba hacia la puerta- tengo que irme, tu mamá está llegando -alcé una ceja y me mostró su teléfono con un mensaje- iré por ella.
Asentí y pensé en las mil y un excusas que podría decirle. Ella odia que haga este tipo de cosas... ella piensa que lo hago únicamente para llamar la atención, pero no es así. No puedo desayunar por mis dolores de estómago y simplemente hoy lo olvidé. Nunca me habían inyectado una aguja y no dejaba de verla. Era capaz hasta de tomarle alguna foto para el recuerdo: "Mi primera inyección en el brazo".
Mantenía mi mirada en las paredes blancas, preguntándome como es que todo sucedió tan rápido. La puerta de la habitación se abrió de golpe y mamá entro con el ceño fruncido.

-¿Y bien? ¿No dirás nada?
-¿Tengo que hacerlo? -contesté.
- Pues posiblemente que no es la primera vez que lo haces y que te lo he advertido tantas veces que ya hasta me canso de recordarlo -murmuró mi madre. Joel entró y cuando se dio cuenta de que la tensión era elevada, volvió a salir de la habitación-. Nos iremos a casa y vas a comer como Dios manda. No saldrás de la casa sin desayunar.
-Mamá, entiéndelo. Ya te dije que de verdad lo he intentado y simplemente no se puede. ¿Quieres verme con dolores de estómago todo el tiempo acaso? No tengo problema alguno con regresar a casa, pero si vas a obligarme a desayunar todos los días, yo paso.
- ¿Entonces te piensas quedar a vivir en un hospital? _____, te dije que podemos ir con un gastro si necesitas la ayuda pero simplemente no quieres comer -dijo ahora más molesta- quieres ayuda y a la vez la niegas.
-¡¿Cuándo te he pedido ayuda?! -me enderecé y el dolor regresó por la aguja. Ahora con la furia a flor de piel me la quité sin pensarlo. Me dolió... un 10, en un porcentaje del 1 al 5. Caminé hacia la puerta y escuchaba a mamá gritando mi nombre detrás. Cuando abrí la puerta, Joel estaba recargado en la pared con los brazos cruzados. Al verme vi como su ceño se frunció a pesar de que tenía consigo sus gafas. No sabía hacia donde me dirigía, pero no quería quedarme aquí. No pueden obligarme, yo como bien... simplemente no desayuno, ¿por qué les afecta tanto eso?
Estaba por irme hacia el pasillo, pero un fuerte brazo me tomó por el codo y me detuvo, estaba a punto de sacudirme, pero noté que era Joel-. ¿A dónde demonios crees que vas? -estaba por responderle y él negó-. Estás casi desnuda, tu brazo sangra y te desmayarás en cuanto el aire te toque... vuelve a la camilla.

Quería ahorcarlo... quería gritarle y simplemente largarme, pero no quería cometer el riesgo de desmayarme en plena calle. Me zafé de su agarre y volví caminando lo más lento que podía. Apenas entré a la habitación mamá negó. Me recosté en la camilla una vez más y dejé mis manos en mi estómago, observando hacia otro lado para no ver a ambos, si es que Joel se encontraba ahí también.

-¿No van a volver a ponerme esta cosa de nuevo? -pregunté, con el enojo en mi voz.
- ¿Para qué te lo arranques? -escuché la voz de Él - mejor ponte la ropa y te llevo a casa. No hay necesidad de que te portes como una berrinchuda.
-Joel... No. Soy. Berrinchuda -lo miré mientras apretaba mi mandíbula. Me levanté y caminé hacia el baño. Justo en este momento odiaba a todos, estaban en mi contra... y no pueden entender que soy impulsiva. Salí una vez más del baño y bajé mi mirada-. ¿Dónde está mi ropa?
- En una maleta sobre la encimera que está en el armario -señaló la otra puerta al costado del baño. Rodé los ojos y mamá se acercó a Él , le dijo algo que no pude escuchar y luego salió de la habitación.
Tomé mi ropa y al estar dentro del baño, me vestí lo más rápido que pude. Quería irme de aquí... quería encerrarme en mi lugar favorito, dormir lo que resta y despertar hasta mañana en la tarde para no tener ese "tienes que desayunar" en mi oído al levantarme. Salí haciendo una coleta a mi cabello y me senté en la cama para colocarme mis vans.

Joel  estaba sentado leyendo algo, algo que no reconocía. Observé mis cintas y estas ya estaban hechas un nudo. Lo miré y él a mí-. Tu mamá se fue.
-¿A dónde se fue?
- A casa, dijo que estarías molesta y que no le hablarías por dos días... o al menos una noche completa -se encogió de hombros. Bajé mi mirada y suspiré. Mamá me conocía bien... pero no creía que mi enojo pasara de esta noche.
-Vamos a casa y tú regresas a tu festejo de esta noche.
- ¿Ah qué? -preguntó- Ya canté suficiente, pero de todas formas no voy a estar en casa. Vámonos.
Se levantó y caminó hacia la puerta saliendo de ahí. Difícilmente lograba seguirle el paso, pero no dejaría que me etiquetara como una chica berrinchuda nuevamente. Después de pagar por haberme atendido, caminamos hacia el auto. Subí a él y me mantuve callada en el camino, deseando llegar de una vez por todas. Quería que algo interesante ocurriera para así tener una excusa de ver por la ventana, pero no había nada.
El camino fue realmente largo, no había nada que me hiciera sentir más cómoda y mucho menos su silencio. Así que opte por mirarlo, él me vio de reojo y luego apretó sus labios-. ¿Te gustó el show?
-Sí, muchísimo. Una chica dijo que llevaba saliendo dos años contigo -reí bajito y él  levantó una ceja-. No sabía que tenías novia eh... -Mi sarcasmo no podía ser más notorio.
- No sabes muchas cosas de mí -respondió y luego negó- ¿se llamaba Lucy? -preguntó y yo me encogí de hombros-. Esa mujer creo que ya me tiene hijos regados o algo así.
-No me dijo su nombre, simplemente me miró horrible por estar en primera fila. Y no, no se muchas cosas de ti. Difícilmente sé que sabes tocar piano y sobre tus ojos... -susurré y empecé a pestañear lentamente. Estaba muriéndome de sueño, pero si dormía ahora... no podría dormir en la noche-. No sé qué me pusieron que ahora mismo me siento... somnolienta.
- Suero -respondió- dormirás en cuanto toques la cama.

Sonreí de lado y nuevamente me quedé en silencio mirando por la ventana. No me sentía bien... era uno de esos días donde simplemente quieres estar encerrada sin hacer nada... pensando en que todo sería mejor si volviera a hablarle a mi mejor amiga, pero tan solo pensar que me apuñaló por la espalda hace que olvide todo rápidamente. Me quedé en silencio simplemente y me concentré en permanecer quieta hasta que lograra concentrarme en otra cosa que no fuera mi madre, el desayuno, los ascos y las ganas de matar a mi mejor amiga. El camino fue silencioso e incómodo, pero por fin habíamos llegado después de unos minutos. El auto de mamá tanto como el de Christian no se encontraban. Quizá ella dudó en regresar a casa... y volvió a trabajar. Bajé por mi cuenta y fingí que me encontraba estupendamente bien. Caminé hacia la cocina y me serví jugo de naranja para tratar de despertarme debido al azúcar. Y ahí estaba yo... sentada apoyando mi brazo en la barra de la cocina, callada.

- ¿Estás bien? -preguntó Scott, lo miré y él me sonrió de oreja a oreja-. ¿Quieres ir a jugar a mi cuarto?
-Sí, estoy bien -le sonreí y apreté mis labios-. ¿Qué es lo que quieres jugar? Necesito opciones... -me crucé de brazos y levanté mi mirada, tratando de parecer una chica difícil a la cual convencer.
- Pues solamente eres buena en Mario Kart -dijo haciendo una mueca.
Llevé una mano a mi pecho indignada y abrí mi boca en forma de O. Scott rio y salió corriendo hacia su habitación. Pensé seriamente en correr, pero lo último que me faltaba era sentirme mal de nuevo. Joel entró por la puerta y le sonreí, bajando mi mirada.

-Estaré jugando con Scott -le avisé-. Gracias por traerme.
- No ha sido nada, si te sientes mal otra vez, me dices -murmuró mientras se quitaba su chaqueta y caminaba hacia las escaleras. Ya en la recamara de Scott, él estaba preparando los controles y cuando notó que llegué, me sonrió entregándome uno de ellos. Me senté el borde de su cama sin decir ninguna palabra, simplemente esperaba a que el juego comenzara para así poder distraerme de toda la porquería que me había pasado el día de hoy. Quizá agradezco no estar sola en este momento... pero quizá lo agradezco muy, muy en el fondo. De cualquier forma intentaría olvidarme del incidente y tratar de manipular a Scott para que me dejara ganar alguna vez, definitivamente me vendría bien sentirme un poco victoriosa en algo.

-¿Y bien? -dije de repente y el pequeño me miró confundido-. ¿Tienes amigos por aquí que sean tus vecinos?
- No -respondió- es que a ninguno les gusta venir aquí a la casa -se encogió de hombros.
-Eso es raro... ¿no te han explicado porque? -levanté ambas cejas y veía en la pantalla que él se comenzaba a distraer. Que malvada soy... aprovechándome de un niño en un simple videojuego de carreras.
- Desde que mamá se fue… la gente dejó de venir -él miró el control de su consola pero él ya no jugaba más. Bajé mí mirada ahora más que culpable y me coloqué a su altura en cuclillas. Mordí mi labio intentando encontrar las palabras adecuadas y suspiré.

-Lo siento... de verdad. Si no quieres contarme, no tienes por qué seguir. Pero si de algo sirve... no estás solo, si tus amigos no quieren venir... yo estaré aquí para jugar todo lo que quieras -levantó su mirada y me sonrió de lado-. Lo prometo. Prometo que pondré todo de mi parte en los demás juegos donde soy un asco.

Scott sonrió y asintió mientras despausaba el juego. La verdad es que estaba ahora preocupada por él. No sabía que ellos también resentían de alguna forma el abandono de uno de sus padres.

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