Who's lovin' You?

By our2ndliffe

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Está historia me encantó y quise adaptarla para que las cncowners la lean. subiré capítulos MUY seguido, porf... More

Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18

Capítulo 1

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By our2ndliffe

El día 6/07/16 fue uno de los días más difíciles de mi vida. Ver a mamá empacando para irnos a vivir con otra familia... es algo muy fuerte para mí. No los conozco y no quisiera conocerlos. No puedo hacer esto... yo quiero vivir con papá, pero eso no se puede aunque quisiera. Él murió hace dos años y quiera o no, mamá tenía todo el derecho de rehacer su vida... pero, sinceramente... yo no estoy preparada para eso. Es cierto, no puedo prohibírselo. Especialmente porque a mamá le había dolido tanto o más de lo que me dolió a mí el que papá se fuera. Así que esta vez, sabía que lo estaba haciendo por ella. El ser hija única no ayudaba demasiado. Si no le agradaba a mis hermanastros sería la peor tortura por el resto de mi vida... o hasta que le dure el gusto a mamá. Sabía que el hijo mayor de mi padrastro tiene 18, seguía por una chica de quince y un pequeño de ocho años. Mientras que yo... ________, 17, próximamente 18 el próximo sábado. Genial. Como si mi cumpleaños no fuera suficientemente genial, mamá dijo que lo tendríamos que festejar en familia. Lamentablemente ellos aún no me conocían. Mamá dijo que les había hablado de mí, pero yo jamás les había visto. Ya con mi maleta en la mano traté de fingir una sonrisa y me acerqué a la razón del porque había aceptado vivir con un desconocido que trataba de reemplazar a papá.

-Ya estoy lista -le avisé y al verme, sonrió de oreja a oreja.
- Gracias -murmuró mientras se acercaba a mí, besó mi frente y me rodeó con sus amorosos brazos-. Gracias, gracias.
-Ya... basta. Solo espero que todo vaya bien -susurré y ella acarició mi antebrazo de arriba a abajo-. Lo haré por ti, no porque el señor me agrade.
- El señor se llama Christian... -murmuró mamá con media sonrisa- ya lo hemos hablado. Dame tu maleta, vámonos de aquí ahora.

No contesté y caminé hacia el auto, sentándome en la parte trasera con mis manos reposando en mi regazo. Estaba nerviosa, mi rostro me delataba. ¿Qué tal si no les agradaba? O peor aún... ¿qué tal si no logro soportarlos por ser tan diferentes a mí y a mis costumbres? Solamente tenía una opción: darles una oportunidad. Tenía que intentarlo aunque no me agradaba mucho la idea. El día de hoy era la prueba, todo dependía de este día. El camino fue silencioso y al  dejar nuestra casa de siempre detrás, me invadió la melancolía. Ese lugar tenía tantos recuerdos que extrañaría todo de ahí. El camino me pareció tan corto que tuve que mirar atrás para saber qué tanto habíamos avanzado. Esperaba que fuera eterno, que durara para siempre que jamás llegáramos a esa casa pero lamentablemente lo hicimos rápido y cuando mamá se detuvo frente a la casa, mi corazón comenzó a acelerarse. Aquel señor llamado Christian salió de inmediato, provocando que mis ojos se pusieran en blanco. Trata de dar una buena impresión... lo normal. Bajé por mi cuenta tomando mi maleta de la cajuela y al estar frente a él, trató de tomarla. Lo miré con el ceño fruncido por unos segundos y la soltó después.

-Christian... gracias por querer ayudar, pero tengo brazos.
- ___ (tu apodo )... -alcé las cejas- _______... bienvenida a esta casa -medio sonrió y yo solo asentí mientras caminaba hacia la puerta.

Ya dentro, pude ver lo bonita que era. Aquel suelo con azulejos blancos... frente a mí un espejo del tamaño de la pared y a mi derecha la sala de estar. Dejé la maleta ahí y caminé explorando la casa con mis brazos cruzados. Las escaleras eran como de caracol y al caminar más hacia delante, llegué a la sala. Un chico -el cual era el mayor- se encontraba con sus auriculares puestos, escuchando música desde su iPod. Al verme frunció el ceño. Me quedé helada... y le di la espalda mientras seguía caminando, consciente de que estaba mirándome y yo aquí...  muriéndome de la vergüenza. Ahora no sabía a dónde ir, si quedarme parada donde estaba o simplemente ir afuera y buscar a mamá. Decidí hacer eso pero era demasiado tarde, un pequeño niño estaba frente a mí observándome con esos enormes ojos verdes.

-¿Hola...? -susurré y él me sonrió-. ¿Cómo te llamas?
- Scott -respondió con media sonrisa- ¿y tú?
-______. Me llamo ______, Scott -sonrió y él corrió hacia la calle donde se encontraba su padre y mamá. Parecía ser un niño amigable, pero aún no conocía sus rabietas al enojarse. No es que no me gustaran los niños, solo me desesperaban un poco. Miré a mi alrededor y una chica bajaba las escaleras, al mirarme solo hizo media sonrisa y levantó una mano-. Tú debes de ser la nueva.
-Lo mismo digo -murmuré y me sonrió de lado. El lugar estaba tan tenso que podrías notarlo a simple vista. Ella era guapa... rubia y con unos enormes ojos grises que llaman la atención, mucho más de lo normal-. ¿Y tu nombre es...?
- Jess -respondió metiendo las manos a su sudadera- hmn... ¿ya conociste a Joel?
-Si es el chico que está en la sala el cual me miró extraño... sí, ya lo conocí. ¿Es agradable? -susurré tratando de que el eco no me delatara.
- Hmn, es... mi hermano -respondió haciendo una mueca- es… él.
-Y... ¿tú sabes donde será mi habitación?
- Sí -respondió mordiendo sus labios, miró sobre mi hombro y luego miró hacia las escaleras-. ¿Te llevo?

No contesté, pero el tomar mi maleta y seguirla dijo mi respuesta por si sola. Ella subió y yo me encontraba batallando con mi equipaje en el primer escalón. El chico llamado Joel se levantó, quitándose un auricular del oído
Se acercó a donde estábamos nosotras y cuando llegó a mi lado, no me miró, simplemente tomó la maleta quitándomela de las manos y señaló las escaleras-. Sube.

Obedecí sin decir nada, simplemente subí ignorando que me había ayudado para facilitarlo todo. La planta alta era preciosa... había una gran ventana que tenía una vista increíble hacia la ciudad con almohadas como asiento. Sería un lugar perfecto para leer en las noches con una luz tenue. A mi derecha, Jess estaba de pie esperándome.

-Gracias -le dije a Joel cuando me entregó la maleta-. ¿Dónde es? -pregunté ya dirigiéndome a Jess.
- Es esa -respondió señalando justo la puerta que estaba al lado de esa ventana- la puerta de enfrente es la habitación de Joel y la de al lado es la mía.
-Ya... hmm, ¿ya puedo instalarme, no? -murmuré, acariciando mi ante brazo... encogiéndome de hombros.
- Uh… sí -respondió ella mientras se hacía a un lado-. Si nos necesitas nosotros… -asentí y comencé a caminar. Las paredes eran beige, con una cama matrimonial en el centro. Tenía mi propio baño y un gran closet... el cual era mucho más amplio que mi propia habitación en mi casa antigua. Coloqué la maleta en la cama y comencé a sacar mi ropa, doblándola lista para acomodarla. Son personas agradables... que podría llegar a apreciar después. Saqué mi cuadro en el cual salía sonriendo de oreja a oreja junto con mi padre, cuando fuimos a cumplir mi sueño... cuando visitamos Londres. Lo extrañaba muchísimo. Me senté en la cama y clavé mi mirada en el suelo, perdiéndome por unos momentos. Cuando me di cuenta, había un niño en la puerta de mi habitación tocando con fuerza en el marco, cuando lo miré él sonrió-. La señora Lesley dice que vengas a cenar con nosotros. Suspiré y me levanté caminando detrás de él. Scott tenía piel blanca, con ese cabello cobrizo. Bajó casi corriendo las escaleras y el olor a pizza hizo que mi estómago comenzara a rugir. Todos estaban reunidos en el comedor... y yo no recuerdo cuando fue el último día que comí con mi familia. Jess a lado de mí, Joel y Scott al frente y Christian tanto como mamá en cada una de las esquinas. A penas me senté, sonreí tratando de ocultar mi incomodidad. Joel era totalmente diferente, creo que él se parecía a su madre puesto que era el único con el cabello oscuro y los ojos de un color Café. Era mucho más alto que mi madre y que yo. También parecía ser un tanto más callado, como si no le gustara que nosotros estuviéramos aquí. Me di cuenta de que lo estaba mirando demasiado cuando él me miró también. Justo cuando extendí mi brazo para tomar un triángulo de pizza, él lo hizo al igual. Al mismo tiempo retiramos nuestro brazo, pero con su cabeza asintió permitiéndome tomar una rebanada a mi primero. Tímida la tomé y la coloqué en mi plato. Dirigí mi mirada hacia mamá y ella me sonreía, sabía que se encontraba feliz.

-Lesley -habló Scott-. ¿Porque ______ no habla? -formé una línea recta en mis labios y di una mordida a mi pizza, fingiendo que no había escuchado tal cosa.
- Lo mismo digo de Joel -respondió mamá contraatacando, la amaba.
-En lo personal yo estoy feliz porque tendré una hermana -interrumpió Jess dando un sorbo a su vaso que contenía Coca-Cola. Sonreí y la miré, pero seguía sin decir nada. Presentía que no me llevaría del todo bien con Joel, no sé realmente porque.
- Es bonita, mis amigos me van a envidiar -medio sonreí al ver a Scott y él se encogió de hombros.

-Sigo aquí... -levanté un poco mi mano para hacerme notar y Christian rio-. Solamente necesito un poco de confianza, es todo. Esto es nuevo para mí.
- Para todos -murmuró Joel.
-¿Ya le mostraron la casa a ______? -preguntó Christian de repente, al parecer tratando de romper la tensión que había ocasionado Joel. No me soporta... lo sé, puedo notarlo.
- ¡Yo, yo quiero mostrársela! -murmuró Scott emocionado.
- Joel, ¿podrías? -preguntó Christian mirándolo. Incluso yo sentía  una patada en el estómago solo de saber que me dejarían a solas con él.
- Pero Scott se ofreció.
- Hijo...
- Bien -murmuró mientras tomaba su pizza y le daba otra mordida.

Tomé mi segundo triangulo de pizza y permanecí en silencio el resto de la cena. Ellos bromeaban y de vez en cuando reía ante lo que decían, pero nada más. No me emocionaba mucho la idea de que estaría a solas con Joel, sabiendo perfectamente que no le agrado. Preferiría pasarla con Scott, me inspira más confianza. Cuando la cena acabó, me levanté y Joel también lo hizo. No pensaré que me estaba esperando a que terminara para enseñarme la casa y así terminar con esto lo más pronto posible.
Caminé hacia donde estaba la salida y él también lo hizo, caminó hacia la entrada de la sala y luego soltó un suspiro-. Bueno, esta es la sala... los sillones, el centro de audio y video y ese es un piano.
-¿Sabes tocar piano? -susurré.
- Sí -murmuró- ¿continuamos? -Asentí y caminó hacia afuera, dejándome ver ese gran terreno en la parte trasera. El césped dominaba el suelo y una piscina estaba frente a mis ojos. Yo no tenía piscina... solo una pequeña alberca de plástico que usaba una vez al año. Y aun así... sería el último lugar al cual iría, no me agrada el sol en lo absoluto.
- Este es el jardín trasero, hay una piscina como puedes ver, una parrilla al costado de ella y... una pequeña casita en la que yo paso la mayoría del tiempo -dijo mostrándome lo que parecía ser como un cuarto privado.
-Es linda... -él asintió y mordí mi labio, buscando algo más en mi cabeza para decirle-. Nunca tuve una casita privada.
- Tu cuarto es muy privado... -murmuró mientras veía hacia el pasillo- ven hay más habitaciones.
-Hmm... ¿Normalmente tienen visita?
- No -respondió- pero a mi papá le gustan las casas grandes y llenas de espacios.
-Ya lo noté. Este lugar es más grande que la casa en la cual solía vivir -no me dice nada y continúa caminando. No sé hacia donde se dirige, pero simplemente voy tratando de seguirle el paso. De la nada me llega a la mente... que su voz es más ronca de lo que pensaba. Caminé detrás de él hasta que logramos llegar a una habitación que parecía un enorme comedor, lujos y candelabros caros-. Aquí pasamos Navidad, Año nuevo, cumpleaños y esas cosas -murmuró rascando su nuca, miré hacia sus jeans y estos se bajaron un poco por la forma en que se estiró mostrándome un poco su vientre bien formado.
-¿No importa si me siento un momento? Cada que como mi estómago se revuelve y... -sacó una silla de su lugar y caminé rápidamente hacia ella. Apoyé mi frente en mi antebrazo y traté de calmar mi estómago.
- ¿Eso es normal? -preguntó.
-A mí me da igual pero... mamá piensa que tengo amibas -solté una risita y levanté mi mirada. Me puse de pie y sonreí, indicándole que estaba lista nuevamente.
- Si tú dices -dijo mientras se giraba- la siguiente habitación es la sala de juegos, hay de todo tipo, ya sabes... Play Station, Xbox, Wii... y otras consolas -se encogió de hombros.
-¿Tienen el Mario Kart?
- ¿Quién teniendo consolas no tiene Mario Kart? -preguntó-. Sí, lo tenemos.
-Es mi videojuego favorito... Joel ¿Jugamos? -le pregunté y por un momento, olvidé toda aquella incomodidad que sentí minutos antes. Quizá podría distraerme mientras me divertía un momento.
- Uh... -hizo una mueca, la incomodidad volvió. La incomodidad volvió-. Solo cinco minutos, tengo cosas qué hacer -asentí y caminé detrás de él.

Esta vez lo analicé completamente. Llevaba unos jeans azules, unas botas cafés de lo que parecían ser Levi's y llevaba una camisa azul a cuadros de manga larga. Un cinturón negro de tela y el cabello lo llevaba despeinado. Me entregó un control y la emoción me invadía... quería demostrarle que tan buena era jugando este videojuego, pero estaba la posibilidad de que él jugara mucho mejor que yo. Nos sentamos en esos sillones llamados 'Poof' y encendió la pantalla de plasma.

-¿Van a salir? -me atreví a preguntarle.
- ¿Quiénes? -preguntó mientras acomodaba el juego con el control.
-Jess y tú.
- No -respondió como si nada- ella tiene novio.
-Oh... entiendo.

(...)

Salí de ducharme y después de colocarme mi pijama, me senté en aquella ventana que daba la vista hacia la ciudad. Mi vida cambiaría totalmente y había sido mucho mejor de lo que esperaba, excepto que Joel me ganó en mi videojuego favorito y continuamos con ese aburrido tour por la casa. Todo estaba en silencio y escuché como una puerta de las habitaciones se abría.

Alcé la mirada y noté que Joel salía de su cuarto, pude ver en sus ojos el cansancio. Me miró fijamente y alzó una ceja-. ¿Qué haces ahí?
-Pienso -contesté aún con mi mirada clavada en la gran ventana.
- ¿Tardarás mucho pensando? -preguntó mirándome, me encogí de hombros y él soltó un suspiro recargando su frente en la puerta-. Bueno...
-¿Por qué la pregunta?
- Me gusta leer allí -respondió mostrándome su libro, el cual señalaba que estaba a punto de terminar.
-Oh... lo siento -me levanté enseguida y enredé un mechón de cabello mojado en mi dedo índice-. Hasta mañana.
Él se quedó de pie observándome caminar hacia atrás, la puerta golpeó mi espalda y me giré para dejarle solo-. Oye...
-¿Sí?
- Puedes quedarte esta noche aquí... leeré en el jardín -respondió caminando hacia el filo de las escaleras-. Buenas noches.
-Bien -sonreí y sacudí mi mano de un lado a otro, viendo como baja por las escaleras-. Disfruta tu libro, Joel.
- Ajam.

Me preguntaba si papá me estaba observando desde algún lugar. Quizá estaba a mi lado y yo no lo notaba. Quizá estaba gritándome y no podía escucharlo... yo anhelaba un regaño suyo. Pasaban las once de la noche y no pude evitar sentir un nudo en la garganta, le echo de menos... muchísimo. Es un sentimiento que no puedo explicarlo con palabras y posiblemente... nunca nadie pueda entender que es lo que se siente perder a la persona que era como tu mejor amigo y aparte de eso... ser también tu padre. Luego de unos momentos me di cuenta que fue un error dejar que Joel leyera en el jardín... porque no duré si quiera veinte minutos aquí después de que se fue. Caminé hasta mi habitación y me recosté, tratando de dormir e imaginar mi nueva vida. Me abracé a mí misma y luché con permanecer despierta por más tiempo, quería aún sentir el beso de mi padre en mi frente y cuando mamá me arropaba. Quería poder sentir la presencia de cualquiera de los dos, pero mamá no vino y papá jamás lo volvería a hacer.

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