Mi cabeza reposaba en su pecho, permitiendo a mi nariz aspirar su aroma, un aroma que se había vuelto familiar con el paso del tiempo, suave y cálido, cómo un jardín en primavera.
Su simple presencia cambiaba mi actitud al completo, me hacía relajarme, disfrutar de los pequeños momentos. Mi adrenalina también se disparaba de alguna forma, desatando un extraño pero placentero cosquilleo en mi estómago, que más tarde se extendía por todo mi cuerpo, y aumentaba a niveles atmosféricos cada vez que lo miraba.
Así que eso hice, levanté la mirada lentamente y observé su mentón, su mandíbula perfectamente marcada, su bonita nariz y sus preciosos ojos azules, perdidos en algún lugar del techo, inmersos en su propio mundo.
Me quedé así por un rato, admirándolo mientras él no se percataba, repasando cada detalle y memorizándolo, agradando cada uno de ellos cuanto más lo miraba.
Su mirada entonces dejó de fijarse en el techo y bajó lentamente hasta encontrarse con la mía. Una sonrisa se colocó en sus labios.
- Una foto te duraría más. - Soltó con arrogancia.
Reí y coloqué mi mano en su pecho, trazando caminitos en él.
- Puedo simplemente mirarte, cada día, eternamente. No necesito una jodida foto.
- ¿Tu crees? Eternamente es demasiado tiempo, algún día te acabarás cansando.
- No, no lo creo. - Contesté.
- Nada dura para siempre, la vela se apaga, el café se enfría y el Sol se pone. - Pronunció lentamente.
- ¿Estás insinuando ...?
- Que algún día esto acabará. - Aparté mis ojos de los suyos. - Siempre se acaba. - Noté cierta melancolía en su voz.
- ¿Cuánto tiempo llevan Anna y Andrew juntos? - Pregunté.
- No tengo ni idea. - Mi pregunta lo pilló por sorpresa. - Unos dos siglos, quizás tres.
- ¿Sabes porque creo que siguen juntos? - Negó. - Porque no les importa lo que pueda pasar en el futuro, viven en el presente, y en el presente se aman. Eso es todo lo que importa. - Volví a levantar la mirada hacia él, justo a tiempo para observar una pequeña sonrisa.
- Lo que si que se seguro. - Dijo mientras me abrazaba. - Es que mientras la vela siga encendida, el café caliente y el Sol brille sobre nosotros, nadie ni nada va a poder separarnos, me encargaré de ello. - No pude evitar sonreír, y volví a apoyar mi cabeza en su pecho.
- Estamos tan cerca ... - Murmuré. - Sólo un sacrificio más, un último esfuerzo y Kylie estará muerta, seremos libres. - Expliqué. - Podremos hacer lo que queramos, podremos irnos lejos, vivir.
- Casarnos. - Finalizó.
Aparté el mi cabeza de su pecho y me senté en la cama, quedando enfrente de él.
- Quiero llevar un vestido rojo. - Dije emocionada mientras él reía.
- ¿Rojo? - Preguntó entre risas.
- Es el color de la valentía, del amor. - Expliqué.
- Rojo entonces. - Confirmó. - Serás la novia más guapa del mundo.
Le sonreí y dejé otro corto beso sobre sus labios.
Justo entonces, escuché el sonido de la puerta abrirse, y mis alarmas saltaron. Aún estando de espaldas a la puerta cogí toda la sábana que pude, tapándome por completo.
- Chicos es hora de .. - Sus palabras se vieron interrumpidas en cuanto se percató de la situación. Pegó un gritito de niña y se giró rápidamente, mirando hacia la puerta.
- ¡Joder Jayce! ¡¿Es que no sabes llamar?! - Gritó Ryan.
- ¡Lo siento! - Exclamó. - Sólo quería avisar de que James nos espera.
- Ahora vamos. - Me atreví a hablar.
- No tardéis en .. bueno supongo que ya habréis acabado, o eso espero, con que os vistáis está bien, porque no creo que ir desnudos sea buena idea, no sólo por la mala impresión, sino también ..
- ¡Largo! - Volvió a gritar Ryan, provocando que Jayce pegara un saltito en su sitio por el susto.
- ¡Ya me voy! - Exclamó saliendo de la habitación y cerrando la puerta, todo sin girarse.
Una vez la amenaza estaba fuera no pude evitar reírme.
- No van a cambiar nunca, ¿verdad? - Preguntó llevándose las manos a la cabeza.
- Tu sabrás, llevas más tiempo con ellos.
- Por desgracia. - Se quejó.
Me levanté, llevándome la sábana conmigo.
- El deber nos espera. - Dije mientras rebuscaba en mi armario.
Me vestí y esperé a que Ryan lo hiciera, para después bajar junto con los demás, decididos a dirigirnos a la sede de la orden de los cazadores, decididos a acabar con todo esto de una vez por todas. No podía haber otra razón, si James nos llamaba era porque la habían encontrado, Kylie había salido de su escondite, y ahora tocaba cazarla. Así que sin más dilación nos dirigmos en coche hacia James.
No me iba a engañar a mi misma, estaba asustada, aterrorizada, y no sólo por mi, eso era lo de menos, sino por todos. Ni siquiera iba a intentar persuadirlos, a ninguno; Jayce, Aiden, Arya, Grayson, Irina, Ryan .. todos iban a poner sus vidas en peligro una vez más, una última vez, y la idea era terrorífica.
Nadie sabía lo que pasaría si no lo conseguíamos, si Kylie escapa, o aún mas fácil, decide suicidarse. Kylie volvería a renacer, y Papa Legba tomaría el alma de Ryan como suya.
Única opción: No fallar.
Una vez dentro del coche me senté en la parte trasera, entre Ryan y Jayce, mientras que Aiden conducía e Irina iba a su lado, Arya y Grayson nos seguían en el otro coche. Eché la cabeza hacia atrás, apoyándome en el respaldo mientras Aiden arrancaba e intenté relajarme.
Cuando quise darme cuenta ya habíamos llegando.
Observé por la ventanilla el edificio, dónde todo empezó. James y Lexa lo habían retomado y reconstruido, estaba todo igual que el primer día, igual que la primera vez que me embarqué por esas puertas, igual que el día en el que dejé de vivir, y de alguna manera también empecé a hacerlo, salí de mi mundo perfecto de adolescente feliz y me encontré de lleno con la cruda realidad.
Suspiré mientras Aiden paraba el coche.
- Hey. - Llamó mi atención Ryan a mi lado. - Todo va a ir bien. - Dijo seguro de sí mismo.
Asentí y fingí una sonrisa, sin sentirme mucho mejor.
Bajamos del coche y nos reunimos con los demás, para después acercarnos todos juntos al edificio, dónde las primeras miradas ya nos acosaban.
- Me siento como un cerdo llegando al matadero. - Dijo Jayce con repugnancia a medida que las puertas quedaban cada vez más cerca.
- Vamos no seas dramático, has estado aquí antes. - Arya trató de ser optimista. - No puede ser tan malo.
- Antes Sophie estaba al mando. Son cazadores Arya, de vampiros. Somos vampiros. - Le recordó. - No me extrañaría si alguno de ellos nos clava una estaca de plata en la frente.
- James está al mando, no harán nada. - Intervine. - Además, me respetan. - Sonreí con autosuficiencia al reconocer a los guardias de la entrada, los cuales me saludaron una vez cerca.
Me adelanté a los chicos y entré primero, atravesando la enorme puerta de cristal.
Dentro todo se encontraba como siempre, las miradas me asaltaron nada mas entrar, y miles de recuerdo recorrieron mi mente. Esperé a que los chicos estuvieran cerca y nos dirigimos al salón del consejo. No necesitábamos permiso, ya nos esperaban. Recorrimos los interminables pasillos repletos de gente hasta llegar.
Las grandes puertas del consejo se abrieron, permitiéndonos observar el interior.
Las sillas de los miembros del consejo se concentraban en un círculo alrededor de la sala, y en el centro, el asiento del presidente y sus consejeros. Todos los de los anteriores presidentes adornaban las paredes, incluido un retrato mío en el centro. Sonreí inconscientemente al recordarlo y nos acercamos al centro, dónde ya se encontraban Lexa y James sentados.
- Llegáis tarde. - Murmuró James en la distancia.
- Lo bueno se hace esperar. - Bromeó Ryan.
Llegamos hasta ellos y tomamos asientos, para cuando quise levantar la vista, la mirada de ambos se encontraban sobre mi pelo.
- Es una larga historia. - Dije rápidamente.
- Sí, creo que prefiero no preguntar. - Soltó James confuso. Pero como no, escuché a Jayce coger aire y en ese mismo instante sabía que iba a abrir la boca.
- Descubrimos que Kylie es una zorra inmortal que cada vez que muere se reencarna y vuelve aún más poderosa, así que llamamos a una bruja vudú para que viniera a casa, aseguró que la única manera de poder matarla es conseguir que un espíritu maligno el cual se encarga de las almas de los muertos nos diera permiso, así que Ryan bajó al infierno, literalmente, a hablar con el señor pero se quedó embobado con los fantasmas de por ahí y tuvo que bajar Sophie ha rescatarlo, por alguna extraña razón que desconocemos al darle el permiso se le ha cambiado el color del pelo y ahora parece Daenerys Targaryen. - Explicó por encima. - Ah, y la bruja le ha dado a Sophie una lanza muy chula, está en el coche. - Hizo una pausa. - Hemos desayunado crepes.
El silencio después de eso fue absoluto.
Mientras nosotros nos quedamos callados, esperando su reacción, James y Lexa se limitaron a mirarnos, supongo que esperando que les dijéramos que era una broma. Sus caras lo decían todo, con las cejas levantadas y las miradas perdidas en nosotros, se limitaban a procesar la información, cómo si les acabaran de decir que tienen un hijo bastardo en Groenlandia.
- Pues .. - Trató de romper el hielo Lexa. - Te queda bien el color.
- Gracias. - Solté con una sonrisa.
- Bueno .. - Salió James de su lapsus. - Sabemos dónde está la ... zorra inmortal que se reencarna. Estamos preparando a los chicos.
- ¿Y bien? ¿Dónde está? - Pregunté.
- Aquí no. - Se levantó. - A la sala de planificación. - Dijo con orgullo mientras bajaba las escaleras y se dirigía a la salida.
Imitamos su acción algo confusos y lo seguimos.
- La acaba de inaugurar, le hace ilusión. - Me explicó Lexa por el camino.
- ¿Cómo está el ánimo de los chicos? - Pregunté, refiriéndome al estado de los cazadores.
- Están deseando acabar con esa zorra. Llevamos meses buscándola y por fin está a tiro, sólo tenemos que apretar el gatillo.
Seguimos a James por las instalaciones hasta llegar a una gran puerta de metal, pasó una tarjeta por la misma y se abrió. A medida que fuimos pasando, un olor entre madera y metal inundó mis fosas nasales, y mis ojos pudieron ver el interior en pocos segundos. Se trataba de una pequeña sala, bien iluminada y adornada con grandes vitrinas de cristal con espadas y lanzas por todos lados, todas de plata. Las paredes eran de metal, al igual que el techo, y se asemejaba más a un búnker que a una ''sala de planificación''. Justo en el medio, una gran mesa de madera, junto con un mapa y lo que parecía ser un plano.
Nos colocamos alrededor de la mesa y esperamos a James, quien simplemente observó los mapas con una sonrisa.
- ¿Y bien? - Pregunté impaciente. - ¿Vas a empezar ya o vas a tenernos aquí todo el día?
Su mirada se cruzó cómplice con la de Lexa por unos segundos, y supe que algo no iba bien.
- Aún no estamos todos. - Murmuró James algo incómodo.
Justo en ese momento, la puerta se abrió, tan oportuna como inesperada.
Lo primero que vi fue su pelo platino, sus pantalones vaqueros rotos y su aire de chico malo, acompañado de sus hermanos, no tan malos pero sí igual de peligrosos.
Los Walker hicieron su entrada triunfal, de nuevo.
- Bienvenidos. - Los recibió James. - Justo íbamos a empezar.
- Bien. - Dijo Savannah mientras se posicionaba a la mesa. - Matemos a esa zorra.
- Ese es el espíritu. - Sonrió James.
Sus ojos azules se encontraron entonces con los míos, no por mucho tiempo, no con demasiada intensidad, pero al menos lo hicieron. No había tenido la oportunidad de hablar con él, de nada. Lo había engañado, había fingido no tener nada con Ryan, y ni siquiera me había molestado en explicarle el porque, no protestaría si me odiase.
- Como ya sabéis. - Comenzó James, ganándose mi atención. - Hemos localizado a Kylie. Y he de decir, que hemos sido muy idiotas para no verla antes. Estaba delante de nuestras narices, todo este tiempo. - Mientras hablaba, observe los mapas y los planos, cada detalle y centímetro. - ¿Sophie reconoces este sitio? - No me costó hacerlo, al fin y al cabo los mapas los encontré yo misma.
- Es el edificio de oficinas abandonado, dónde huímos después de que Colton volara por los aires gran parte de este sitio.
- Exacto. Ha estado ahí, delante de nuestras narices sólo este tiempo. Eso, nos da unas ciertas ventajas. - Hizo una pequeña pausa. - Hemos mandado espías, tenemos información sobre ella. La zorra ha creado un puto ejército de vampiros de la nada. Son muchos y saben pelear, no será fácil, nos superan en número y .. en fuerza. Pero tenemos ventaja. - Explicó. - Seguramente se encierren dentro y nos maten poco a poco a medida que intentamos entrar, es lo más inteligente, pero encontré esto. - Señaló el plano. - Es un plano del edificio, con todos los pasillos, habitaciones y puertas. Hay un centro de mando en la tercera planta, si lo activamos, todas las puertas se abren, no sabrán ni por dónde les llega los golpes.
- Supongo que no será fácil entrar. - Dijo Arya.
- Ahí es dónde entran los Walker. Savannah puede teletransportarse, no será muy difícil.
- Demasiado arriesgado, no sé lo que hay dentro, ni con lo que puedo encontrarme, no puedo transportarme a un sitio el cual no puedo ver. - Explicó Savannah.
- No hace falta que te transportes dentro, sólo lo suficientemente cerca para que no os vean llegar. Y ahí es dónde entra Hunter.
- Yo puedo conducirla por los pasillos y evitar los guardias atravesando cualquier superficie. - Lo entendió.
- Yo también iré. - Solté. - Kylie está ahí dentro, si se la encuentran, soy la única que puede matarla.
Hubo un pequeño silencio, pero nadie objetó.
- Bien. Iréis los tres, activareis las puertas y lo demás .. es fuerza.
- Parece sencillo. - Murmuró Jayce.
- No hay mucho misterio, lo demás es luchar, y rezar para hacerlo bien, o estaremos muertos. - Miró el reloj. - Es hora de preparar a los chicos.. - Seguidme. - Ordenó mientras se dirigía a la puerta.
Todos fueron con él para asegurarse que los cazadores estaban preparados, pero yo simplemente me quedé observando los planos un poco más mientras los demás se iban.
- Sophie. - Susurró Ryan en mi oído. - Vamos.
Asentí y levanté la mirada de la mesa, y mis ojos se volvieron a encontrar con Hunter, el cual esperaba en la puerta, junto con Savannah, la cual se fue al verme.
Instintivamente me quedé parada en mi sitio, y Ryan a mi lado.
No se si fue valor o simplemente estupidez, pero Hunter se alejó de la puerta y se acercó infame hacia nosotros.
- ¿Puedo hablar contigo? - Me preguntó. - A solas. - Dirigió una rápida mirada a Ryan.
Asentí y Ryan me miró por unos segundos, pero no dijo nada, dejó un beso en mi frente y siguió a los demás.
El silencio después de eso fue ensordecedor.
- Hunter .. - Traté de comenzar una conversación.
- No. - Negó. - No quiero excusas, no quiero más mentiras. - Tragó saliva y se apoyó en la mesa. - Estos días sin ti me han ayudado a recapacitar, a replantearme la situación. Sé que no estoy en mi mejor momento, y sé que tu tampoco lo estás, sé que no lo estarás hasta que todo esto acabe. Por eso estamos aquí Sophie. Quiero ayudarte a salir de todo esto, porqué sé que entonces podrás ser feliz concentrarte de verdad en la vida, en el amor. - Sus dedos jugaron con la mesa de madera. - Creo que nuestra relación tiene futuro, creo que puedo hacerte mucho más feliz que él. - Suspiré.- Pero también creo que lo quieres. Pero, ¿Sabes que? No me importa, nada es para siempre, y tengo entendido que discutís bastante. - Soltó una risa nerviosa, tratando de bromear, y hice lo mismo. - Estoy dispuesto a esperarte. Y en ese tiempo, estoy dispuesto a cambiar, a ser alguien mejor, por ti. - Volvió su mirada a mi. - He decidido que voy a empezar a ir a un psicólogo. - Sonreí inconscientemente.
- Hunter eso es genial. - Exclamé.
- Quiero aprender a controlarme, aprender a actuar cómo una persona normal, así cuando llegue nuestro momento no pueda joderlo. - Rió.
- Gracias. - Le agradecí. - Significa mucho para mi.
- Hasta entonces, tienes un hombro para llorar, y una pierna para patear traseros. - Ambos reímos una vez más.
No sabía que decir, simplemente no tenía palabras, así que no dije nada. Alcé mis brazos y los rodeé en su cuello, abrazándolo. No tardó en corresponderme el abrazo, dándome un apoyo más. Uno jodidamente importante.
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Hey hey hey :)
Sólo quedan dos capítulos (y 3 epílogos) sí, dos, en los cuales se basa ... la batalla final. Está inspirada en Juego de Tronos así que .. a ver si alguien adivina que.