Outro - Una nueva esperanza

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31 de Octubre de 2017

Narra Ryan

A pesar de los años, seguía poniéndome nervioso como la primera vez.

El mismo cosquilleo invadía mi estómago, mis pies bailaban a un ritmo inexistente y mis manos temblaban, como si una corriente eléctrica las obligara a hacerlo.

La lluvia caía sobre mi pelo, al igual que todos los demás, pero eso no impedía a la gente celebrar. Haloween era especial para la gente de Nueva Orleans, simbolizaba mucho más que una simple fiesta, para ellos era una forma de vida, una conexión entre los vivos y los muertos. Y yo como siempre admiraba como bailaban al ritmo de la música mientras esperaba la hora correcta, pues la mañana acababa de empezar.

Su perfume me embriagó, dirigí mi mirada hacia el final de la calle, y por ahí venía, con sus mismas trenzas de siempre y su forma de andar tan segura de sí misma.

Distinguí una sonrisa en su rostro a medida que se acercaba, y extendió sus brazos para recibirme, cuando estuvo lo suficientemente cerca la abracé.

- Cada año vas a venir más pronto. - Comentó Marie con un tono alegre. - ¿Qué te has hecho en el pelo? Me gusta.

- Algo diferente. - Reí mientras tocaba mi cabeza ahora completamente rapada. - Lo siento si he llegado demasiado pronto. - Respondí ansioso a medida que Marie abría la peluquería.

- No te preocupes, sé que quieres aprovechar el tiempo al máximo así que está todo preparado. - Abrió la puerta y Aaliyah, su ayudante, entró tras de ella.

- Aaliyah cariño ocúpate de esto por unos minutos, ¿Quieres?

Aaliyah asintió, y yo seguí a Marie hasta la parte trasera, como siempre.

Nada más llegar, me quité la camiseta de un tirón y de un salto me tumbé en la mesa de piedra que siempre utilizábamos.

- ¡Que ímpetu! - Exclamó Marie mientras reía. - Tranquilo no vas a perder minutos.

- Llévame ya. - Dije ansioso una vez más.

- A este paso vas a tener que pagarme cada año, atrasos incluidos, me debes diez años de viajes dimensionales. - Bromeó.

- Cuando vuelva te invito a cenar. - Dije decidido.

- ¿Cenar? Normalmente vuelves a media noche, ya habré cenado para entonces. - Sacó un tarro con sangre y con su dedo trazó los patrones que siempre dibujaba en mi pecho.

- Pues a tomar algo, al mejor sitio de la ciudad. - Rió mientras hacía el mismo patrón en mi frente.

- Ese me parece un buen plan. - Afirmó. - ¿Preparado? - Asentí. Cerré los ojos mientras ella colocaba su mano en mi cabeza. - Disfruta de tu día. - Susurró finalmente.

Cerré los ojos noté su mano sobre mi cabeza, seguido de una fuerte presión en la misma. De un momento a otro, esa presión recorrió todo mi cuerpo, el cual dejó de tocar aquella mesa de piedra, y la gravedad terrestre dejó de hacer efecto sobre mi cuerpo. Me sentía asombrosamente ligero, mis brazos no pesaban, tampoco lo hacían piernas, y la sensación de paz era absoluta. Noté el tacto de la hierba sobre la palma de mis manos y un cosquilleo en mi cuello. Abrí los ojos, y lo primero que pude ver es un despejado cielo azul, justo sobre mi. Mi cuerpo se encontraba tendido sobre un espeso y alto césped. Levanté mi cuerpo lentamente, incorporándome en el lugar. Miré hacia todos lados, encontrándome con lo mismo por todos lados, simplemente un espeso césped infinito que se extendía por el horizonte y sobre eso un cielo azul.

Cada vez que venía era diferente, a veces una playa, otras una cafetería, incluso en mi propia casa, no lo entendía, aunque tampoco trataba de hacerlo porque realmente no me importaba.

Aleación [SANGRE & ACERO #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora