Sweet Hell (Camren G!P)

By turningpages97

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Camila Cabello tiene dieciséis años, buenas calificaciones, y una familia típica de clase alta; un padre, una... More

Camila Cabello
Lauren Jauregui
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
N/A
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
N/A
Capítulo 17
N/A
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 (Parte uno: "La Final")
Capítulo 20 (Parte dos: "Preparaciones y Charlas")
N/A
Capítulo 20 (Parte tres: "La Fiesta")
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
¡Mi nuevo libro ya está disponible!
Fallas/errores en Wattpad
Capítulo 35
Capítulo 36 (Parte uno: "No Soy Como Ella")
Capítulo 36 (Parte dos: "Única")
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44

Capítulo 38

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By turningpages97

N/A: Acá está lo que esperaban *eyes emoji* ¡Disfruten, mis queridxs!

Camila's POV

"¿Sabes? En algún momento tendrás que contarme lo que sucedió el otro día, o más bien, la otra noche." Guiñó al final, codeándome en las costillas. Madre mía, había estado posponiendo esta charla por días, pero, ¿tenía que mencionarlo justo ahora?

"Dinah..." Siseé mirando hacia todos lados, enrojeciendo. ¿Por qué siempre se le ocurría hablar de estas cosas en público? Tenía la certeza de que la polinesia era la mujer más inoportuna del mundo. 

"Oh, vamos, ¡ya han pasado tres días y sigues evadiendo el tema!" Bufé, poniéndole un alto a la marcha. Dinah paró conmigo y alzó una ceja. 

Seguirá insistiendo hasta que le des lo que quiere.

"Ugh." Exhalé con pesadez y la tomé del antebrazo, guiándola fuera de los pasillos hacia el patio trasero. 

"¡Whoa, whoa! Para tener unas manos tan pequeñitas, sí que son fuertes." Se sobó la muñeca con un puchero y la liberé cuando vi que no había nadie cerca. Ambas nos sentamos en una banca de concreto como las de las plazas. "Uhm, entonces..." Carraspeó y jugueteé con mis dedos sobre mi regazo.

"Perdón por lo de recién, n-no quiero que nadie ande por ahí relatándole mi primera experiencia sexual a todo el instituto. Estaría poniendo en riesgo mi privacidad tanto como la de Lauren." La rubia asintió, comprensiva de las circunstancias. Había un millón de metiches rondando por el edificio, no podía ni debía bajar la guardia.

"Tranquila, ya todos están en clase, tenemos cuarenta minutos." Mordí mi labio. Dinah se arrimó para que no fuese necesario levantar la voz.

"No... N-no sé por dónde empezar." Musité, colocando un mechón de cabello detrás de mi oído. 

"¡Pues por el principio!" Exclamó entusiasmada, sacudiendo mi hombro. 

"Uh, e-ella se apareció en la puerta de mi cuarto en la noche, como a las ocho, creo. Dijo que había trepado la cerca y entrado por la puerta corrediza de la cocina." Si hubiese sido cualquier otro loco o loca, yo ya estaría secuestrada, muerta, o quién sabe qué. Hice una nota mental para recordar trabar todas las puertas por la noche.

"Aw, Ralph es toda una Romeo." 

"Romeo no trepó ninguna cerca, Di-"

"Sí, sí, como sea, continúa." Rodó los ojos e hizo un gesto con la mano para que prosiguiera.

"Cuando le abrí la puerta estaba empapada y-" 

"¿Tan rápido?" Preguntó con una ceja arriba y otra abajo, extrañada. 

"¿Q-qué? ¡N-no yo, tonta! Llovía, Lauren estaba mojada de pies a cabeza." Formó una 'O' con la boca. "Quise ofrecerle una toalla, p-pero ella no la aceptó. Así que, en resumen, discutimos, grité, ella explicó lo que creí que había visto en el laboratorio, l-le dije que merecía a alguien mejor que yo, ella dijo q-que no quería a nadie más, me besó y, uh, hi-hicimos el... amor." Expresé las últimas palabras en un tono más bajo, evitando el contacto visual. Dinah sonrió gentilmente y estrujó mi mejilla con su mano como una abuelita orgullosa. 

"Mi pequeña Karla ya no es una niña." Fingió limpiarse una lágrima. "Y ahora dime," Pestañeó emocionada. "¿qué se siente que te ponchen la cerecita?" Oh dios mío. Abrí mis ojos como platos, mi cara pintada de mil sombras de rojo.

"¡D-Dinah Jane, cierra el pico!" Le pegué una palmada en el brazo mientras ella se descostillaba de la risa. 

"Debiste ver tu expresión." Esta vez se limpió una lágrima real, negando con la cabeza. 

"No me hace gracia." Hice un mohín, avergonzada, estirando el borde de mi crop top. 

"Bueno, pero ya en serio, ¿cómo estuvo?" Fijando la vista en el suelo, separé mis labios para hablar, aún pudorosa acerca del tema. 

"Uhm... Fue lindo, s-se sintió lindo también. T-tuvo que esperar algunos segundos antes de, uh, moverse, y dolió un poco al principio, pero luego comenzó a besarme por todos lados y estuvo... Bien, muy, muy bien." No pude huirle a la tímida sonrisa que se extendió por mi rostro. La polinesia posó su mano sobra la mía y la acarició con el pulgar.

"Me alegra saber que has encontrado a la persona correcta y que ambas están en sintonía con lo que quieren, Chanch. Algunos no creen en eso de la primera vez romántica y especial, pero, ¿sabes?" Ladeé la cabeza, curiosa. "Confío en que todos nos sentimos un tanto inseguros con nosotros mismos en ese 'gran' momento, y no hay nada mejor que alguien que sepa cómo tratarte y alejar esas inseguridades con un par de caricias por aquí y por allá. Alguien que... Que sepa querer, o amar, con el cuerpo y alma. Cuida de Lauren, yo sé que ella te cuidará a ti también." Para cuando Dinah había terminado con su discurso, yo ya estaba boquiabierta, levantando ambas cejas, perpleja al notar su expresión de corazón roto. 

"Nunca creí que te escucharía diciendo algo así. ¿De dónde salió esta parte tan sentimental tuya?" Indagué sospechando de su rubor.

"Ah, eh, lo... L-lo leí en un libro, ¡sí! En uno de esos que lees tú con frases de amor y mariposas." Entrecerré los ojos, ese titubeo a cualquiera le causaría desconfianza. 

"Haré de cuenta que no oí todo ese tartamudeo y aguardaré a que tú misma me busques para hablarlo cuando estés lista." Apreté mis labios entre sí y Dinah asintió algo retraída, abrazando sus cuadernos.

Hubo un silencio prolongado, en el que me dediqué a observarla detenidamente, analizando su rara reacción. Me estaba ocultando algo, lo presentía e iba a averiguarlo costase lo que costase. 

Al salir de sus propios pensamientos, me miró y se escondió tras el cuello de su polera, aclarándose la garganta. "Ya que no entramos a clase, podríamos ir a ver la práctica del equipo, ¿o n-no?" 

¡Ahí es donde está Lauren! 

Mi yo interior dio un saltito, contenta. Hacía semanas que no veía a la ojiverde entrenando, moría por acontecer aquel espectáculo nuevamente, pero eso no significaba que me olvidaría por completo de la incómoda reacción de Dinah hacía sólo unos segundos. Investigaría sobre ello en un futuro cercano.  

Llegando a las tribunas, chequeé la hora en mi teléfono. Aún quedaban treinta minutos de práctica y ahí estaba la pelinegra, corriendo sin problemas a través de la pista de obstáculos que la coach había colocado, no luciendo en lo absoluto cansada o agitada. 

"Hay un lugar vacío por allá." Señaló Dinah con un dedo y sin mirar me pregunté a qué se refería con que hubiese un lugar vacío. Claro que habría lugares vacíos, era apenas un entrenamiento, no un partido real. Mi mandíbula cayó al suelo cuando giré el cuello y avisté al menos veintitantas chicas, sentadas, cuchicheando entre ellas y babeando atentas a cada movimiento de la capitana del equipo, Lauren. 

Había visto antes cómo organizaban sus horarios para ser capaces de venir a ver los entrenamientos, pero quería creer que no duraría mucho el fanatismo, o lo que fuese aquello. Al parecer, estas chicas en serio estaban locas, literalmente locas, por la jugadora. Apreté mi agarre en las libretas de matemática y tomé asiento junto a la polinesia, intentando calmar mi ansiedad. 

Quince minutos más pasaron en los que el conjunto de groupies no paraba de ojear y largar risitas, admirando a MI novia. No se suponía que echase a perder nuestro noviazgo en la sombra de la privacidad, pero no estaba entre mis planes ver cómo otras se le lanzaban encima a la persona a la que le había dado mi primer beso, mi primera vez y mi todo. En algún sentido, yo era suya al igual que ella era mía, ¿cierto? 

"¡Oh dios, mira, tiene puestos esos pantalones de los que me hablaste!" ¿En verdad discutían acerca de los pantalones que usaba Lauren? ¿Qué tanto tiempo libre tendrían en sus vidas como para prestarle atención a éso? 

Tú le pides prestadas sus sudaderas...

"P-pero no es lo mismo." Murmuré por lo bajo, rasgando el espiral del encuadernado. 

"¿Qué dices?" Preguntó la rubia al lado de mí. 

"Nada, ¿no s-se ve difícil ese obstáculo?" Apunté a las ruedas esparcidas por el césped. No era ninguna ciencia cruzar el campo de llantas, pero mi torpe ser con dos pies izquierdos no podría aguantar más de cinco segundos sin tropezar y caer de cara o sentada. Reí nerviosa a la expresión de '¿Qué rayos te pasa?' de Dinah. 

"Oye, tendrías que hablarle, eres la única de nosotras con el coraje para hacerlo." Le dijo una castaña a su amiga pelirroja. Otras dos morenas asintieron aplaudiendo con grandes sonrisas.

Hmm...

Mis dientes rechinaron.

"¿Tú crees?" Devolvió mordiéndose el labio inferior. 

¡Ah-ah, no, no lo creo! 

Actuando casual, simulé correrme un poco hacia la derecha para ver mejor cómo Maia bateaba. Así podría oír bien al grupo de amigas. 

"¡Todas lo creemos! Además, tus ojos combinan con los suyos, harían una bonita pareja." 

¿¡Qué tiene que ver eso con hacer bonita pareja!?

"¡Aw! Imagínate cómo serían sus hijos," ¿¡HIJOS!? ¿¡Ni siquiera han hablado y ya piensa en cómo serán sus hijos!? "apuesto a que tendrían ojos claros y cabello ondulado." ¡¡¡Perra!!!

"Chicas, ya relájense, no exageren." Rió la pelirroja. Bueno, por lo menos ella sí usaba el cerebro. 

"¡No exageramos, ve por ella!" ¿Qué? ¡N-no! 

Mordí mi lengua para no maldecir, mis manos temblaban y mi pie golpeteaba ritmos irregulares contra la madera de las gradas.

"Sí, mira, la práctica terminó, es tu oportunidad." Jadeé, aterrada. No quería a esa chica coqueteando con ella, diablos, ¡no quería a nadie coqueteando con ella!

Estaba tan sumida en mí misma y mis miedos, que no alcancé a ver cuando aquella pelirroja se puso de pie. Lauren se aproximaba a Maia a paso ligero, con esa característica gracia suya y una blanca sonrisa simpática, recogiendo unos conos y aros para guardarlos en el almacén de los vestidores. La pelirroja, sonriendo como si fuera su cumpleaños, bajaba los escalones sin prisa. 

¡HAZ ALGO!

Rápidamente me excusé y le tendí mis cosas a Dinah, quien las agarró confundida, y cuestionó en voz alta mi actitud. No contesté y sencillamente hice mi camino entre el montón de chicas, disculpándome y pidiendo permiso. No iba a permanecer sentada, viendo cómo otra invitaba a una cita a mi novia.

La muchacha estaba por dar con la puerta del enrejado, pero yo me le adelanté, abriéndola y entrando al campo a paso apresurado. Maia y Lauren charlaban animadas al mismo tiempo en que cerraban las bolsas con los aros. La australiana, que fue la primera en darse cuenta de mi presencia, le tocó el hombro a Lauren y ésta de inmediato sonrió, pero la sonrisa fue reemplazada enseguida por una expresión de desorientación cuando notó la urgencia en mi irritado ademán. No supe si lo había adivinado al verme a los ojos, pero antes de que pudiera hacer nada, ella dejó caer los conos y una voz en mi interior gritó. 

Al demonio.

Segundos después, mis piernas se hallaban enlazadas alrededor de sus caderas, mis brazos envolviendo su cuello y mis labios fundiéndose con los suyos, reclamando su puesto como los únicos con autorización para besarlos y mordisquearlos. Se oyó un jadeo general del público detrás, pero no me importó y evidentemente tampoco a Lauren, porque sus manos aún sujetaban mis muslos con fuerza y sus labios todavía devoraban los míos. Sentí su sonrisa en medio del beso y me separé, mi respiración alterada.

"¿Y éso?" Nuestras miradas fijas en la otra.

"No lo sé." Solté recuperando el aire. 

"Sí sabes que hay una tribuna llena viéndonos, ¿no?" Reposé mi frente en su hombro y rió roncamente.

"Mhm..." 

"¿Quieres que te baje?" 

"Uh-uh." Negué, aferrándome.

"¿Tienes clases después del almuerzo?" Volví a negar, enterrando mi cara en su cuello y olisqueando su perfume. Oh, dios, su perfume. "Sostente, te llevaré a casa." Me aparté y la miré. 

"¿Cargando?" Hice la cabeza hacia un lado como cachorro desconcertado.

"Podría. ¿Eso quieres?" No dudaba que fuese capaz de hacerlo, pero no iba a hacerla caminar más de diez calles conmigo arriba, y de todos modos, tendría que regresar más tarde por su coche. Lauren se puso en marcha. 

"No quiero que fuerces tu espalda, podrías lastimarte." 

"Será mi auto el que nos lleve entonces." Maia agitaba su mano a lo lejos, despidiéndonos. Busqué en las tribunas hasta encontrar a Dinah sonriendo y grabando con su teléfono. Rodé los ojos y me dejé llevar hacia el estacionamiento. Para mi suerte, había un camino que llevaba derecho desde las canchas hacia el sitio donde Lauren solía dejar su Mustang, al menos así no todo el instituto me vería abrazándola como un Koala.

-

Le di la última mordida a mi tercera rebanada de pizza y gemí al sabor. Lauren se carcajeó divertida, acabando con su quinta porción. 

"Alguien estaba hambrienta." Apoyó el control remoto sobre la mesita y me extendió una servilleta. 

"Lo siento, m-mi padre no me dio tiempo a desayunar esta mañana." Me disculpé apenada y limpié la salsa de las comisuras de mi boca. Cerrando la caja vacía, puso su mano en mi cintura y me atrajo a su regazo. 

"Hey, está bien, podemos ordenar otra si todavía tienes hambre." Ofreció, sacando su teléfono de uno de los bolsillos delanteros de sus pantalones. 

"No, no, tranquila, y-ya estoy por reventar. La de extra queso siempre me llena." Le sonreí agradecida y asintió, tomando mi mano, entrelazando nuestros dedos y plantando un beso en mi hombro. 

"Creo que ya debería marcharme, no he podido darme una ducha aún y apesto a sudor." Alcé la cabeza de su pecho, alarmada. 

"Pero s-sólo ha pasado una hora, ¿no puedes quedarte otro rato más?" Me quejé, acomodándome para verla mejor.

"No si quieres que huela como un humano normal." Dijo riendo, mientras acariciaba mi brazo con sus dedos. 

Mis padres trabajaban hasta tarde y Sofi prefería quedarse en casa de mis abuelos por la tarde, por supuesto que no quería que me dejara sola por el resto del día. Sólo se me ocurría una cosa que podría convencerla de no irse. 

"¿Por qué no t-te duchas... aquí?" Pregunté, hundiéndome en mi lugar de la vergüenza. 

Por favor, sólo di que sí, sólo di que sí.

"¿Quieres que me duche aquí?" Apartó un mechón de pelo de mi vista, mi piel erizándose, mi mente recibiendo imágenes, recuerdos de su cuerpo desnudo arriba de mí. Quería eso de nuevo, su calor invadiéndome, sus manos tocándome, pero no sabía si era demasiado pronto. 

¿Lo era? ¿Estaba permitido hacer esa clase de cosas tan pronto después de la primera vez?

Mordí mi labio. Tal vez nada sucedería y ella simplemente se ducharía como lo haría cualquiera en su propia casa. 

O tal vez no...

"Sí... Es decir, s-sólo si t-tú quieres." Tartamudeé, dibujando corazones y estrellas con mi dedo índice en su pecho. 

"¿Y tú te ducharías conmigo?" Coló su mano por debajo de mi crop top y masajeó suavemente mi vientre.

"Si eso quieres..." Suspiré, cerrando mis ojos y derritiéndome bajo su toque. Su agarre en mi cintura se ciñó y de repente, la jugadora de softball se paró del sofá conmigo en sus brazos.

"¡L-Lauren!" Como un rayo, sus pies nos llevaron a las escaleras y las subieron ágilmente. Ella era la más veloz del equipo, no debía sorprenderme su destreza, pero por algún motivo, aun así lo hacía. Abrió la puerta de mi cuarto y la cerró con una ligera patada. 

Oh-oh.

"Toallas." Fue la palabra clave para liberarme de mi rodeo mental. 

"Las g-guardo en el baño para no olvidar-¡Ay dios!" Dio un giro rápido de ciento ochenta grados y nos adentró a la habitación de paredes cubiertas por azulejos de mármol blanco. 

"Te pondré en el suelo y prepararé el agua, no te quites la ropa todavía, ¿sí?" Tragando con dificultad, ni siquiera me dio un instante para asentir cuando ya estaba volteándose a girar el pomo de la ducha. ¿Que no me quitara la ropa todavía? O sea que... ¡Quería verme mientras me desnudaba! 

Esa noche la oscuridad predominaba en mi cuarto, no era lo mismo que estando aquí, con la luz del día entrando por la ventana. Parecía como si un reflector de teatro me iluminase sólo a mí. 

Estuve a punto de regresar a mi viejo hábito de comerme las uñas, pero ya habiendo conseguido la temperatura indicada del agua, Lauren dio media vuelta y me miró a los ojos, parando en seco. Mis dedos jugaron entre sí y rasqué mi antebrazo, insegura. 

Por dios, ¡acabemos con ésto y sólo desnúdame ya!

"No tienes que entrar conmigo si no quieres, Camz. Lo siento, me descarrilé un poco con esto, es s-solo que recordé lo que hicimos la otra noche y-y tu cuerpo es tan..." No logró concluir la frase, la palabra lucía como colgando de la punta de su lengua, pero su preocupación no accedía a que la divulgase. Suspiró con pesadez. "Te quiero y no voy a presionarte." Tiró del borde de su camiseta. "Además, uh, n-no tengo condones conmigo y aprecio lo suficiente mi vida como para no hacer algo que pueda enfadar a tu padre." Sonreí genuinamente. Aunque mi padre no tenía por qué enterarse de mis intimidades, y mis ganas de hacer el amor con ella eran enormes, tenía un buen punto ahí. 

"Podemos darnos una ducha juntas sin tener que ha-hacerlo." Sugerí como recurso final. Una simple ducha como cualquier otra. Bien, quizás no tan simple, pues el hecho de que fuese a compartirla con Lauren me hacía sentir todo tipo de revoltijos complejos en el estómago. 

"Seguro." Me retornó la cálida sonrisa y desató el nudo de sus pantalones. Copiando sus acciones, me deshice de mi crop top y mis shorts, aventándolos al cesto de la ropa sucia. Capté a Lauren detallándome con la mirada y la cuestioné con los ojos. "Te ves como uno de esos posters de Spring Breakers en los que visten un bikini con zapatillas." Sí, sólo que esas actrices eran diez mil veces más sensuales que yo.

"Esa película es horrible, Dinah y Mani nos obligaron a Ally y a mí a verla." Me quité mis Converse y tomé aire para animarme a desabrochar mi sostén. 

"Coincido." Asintió de acuerdo, mientras bajaba sus bóxers y los pateaba lejos. ¿Era nada más una falsa impresión mía, o su miembro estaba ya semi-erecto? ¿Debería ayudarla a bajarlo o..?

Sacudí mi cabeza de aquella 'gran distracción' y en un corto lapso de valentía, bajé mis bragas. No creí indispensable la depilación definitiva a los quince años, pero ahora, me alegraba de que mi madre hubiera insistido hasta cansarme. No obstante, no había manera de que se lo agradeciera, la conocía lo suficiente como para saber que sacaría sus propias conclusiones y posiblemente, se burlaría de mí. 

Una mano tomó la mía y jaló de ella, metiéndome bajo la lluvia artificial y desplazando la puerta de vidrio. Mi delantera chocó con la suya y gemí en cuanto sus labios conectaron con los míos. Llevé ambas manos a sus hombros, mis ojos cerrados, sus manos en mi cintura, hasta que unos minutos después, una de ellas se concentró en la tarea de recorrer cada zona de mi cuerpo con ayuda de la barra de jabón. Lo hacía a ciegas, guiándose con mis jadeos y suspiros. 

Sentí que podría flotar y que ella, con sus manos en mi cuerpo, no me dejaría caer.   

¿Había chance de que algo como eso se sintiese incluso más íntimo que tener relaciones? ¿O es que ya me había vuelto loca? ¿Acaso el espeso vapor colmando la habitación me estaba afectando? 

Lavó mi pelo, pasando sus dedos por mi cuero cabelludo, con cuidado de no tirar o enmarañarlo. 

"Mmm... Mi turno." Murmuré en su oído y le arrebaté el jabón de las manos. Su cuerpo, en comparación con el mío, era mucho más duro y tonificado, con la cantidad justa de fibra muscular y un trasero merecedor de la envidia de todos y todas. Su piel, bronceada por entrenar a pleno sol, era unos pocos tonos más clara que la mía, y sus ojos, brillantes, seguían los míos a donde fueran. Reuniendo el shampoo en mi mano, me arrimé a su rostro, y susurré. "Bésame." No tuve que esperar más de unos instantes para que sus labios se pegasen a los míos y su lengua acariciara la mía en un beso húmedo, dulce, repleto de una sed insaciable por parte de ambas. Masajeé su nuca con mis dedos, mordisqueando su labio inferior, disfrutando de su calor corporal y el agua.

"Estoy enamorada de ti, ¿lo sabías?" Descendió por mi cuello y mis clavículas, succionando levemente. "Muy enamorada." Añadió presionando su frente contra el mío.

¡Ahhhh! ¡¡¡Tan linda, tan atenta!!!

No interesaba lo que hiciera o no hiciera, la ojiverde no paraba de flecharme. Reí al ver el desastre de espuma que tenía en la cabeza.

"Mhmm," Besé fugazmente su boca. "y yo de ti." No había tenido tiempo para pensarlo antes, pero era cierto aquello que Dinah me había dicho. Y yo también estaba feliz de haber encontrado a alguien que lograse hacerme olvidar de mis inseguridades por un rato. Estaba feliz de haber encontrado a Lauren, o mejor dicho, de que ella me hubiese encontrado a mí.

Separadas por prácticamente nada, sus manos apretujando mi trasero y mis labios en su pecho, nos estábamos enjuagando una a la otra, cuando tres toques en la puerta hicieron que nuestros corazones se detuvieran y el pánico se estableciera. No tuve voz para preguntar de quién se trataba.

"Niñas, pescarán un resfriado si no se salen pronto. Aquí fuera le dejo un par de pantalones y una camiseta de tu padre a Lolo, estaré en la sala viendo mi novela si me necesitan." Al terminar de hablar, una risita resonó en mi habitación y los pasos se alejaron por el pasillo hasta desaparecer. 

Carajo.

-

Nota: Algo de fluff siempre es bueno para el alma ;) 

PD1: Casi 230k leídas y 1k seguidores, siento que me cuesta respirar. ¡Alguien que me abrace por fi!

PD2: Muchas gracias por tenerme paciencia.

Si les gustó, por favor voten, comenten, compartan, pásense por mis otras obras (que pronto voy a actualizar), y tengan un muy lindo día/noche *heart emoji*

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