Transcendence la Profecía(Edi...

By AlanisDCR

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A veces no entendemos el porqué de las cosas, ni tampoco por qué nos pasan a nosotros. ¿Qué nos hace especial... More

Phoebe
Capítulo uno: Vigilante
Vigilante
Vigilante
Daphne
Acacia
Musas
Orión
¿Prostíbulo?
Vivir en paz
Dote
Amigos
Traición es pagada con sangre
Irreal
Primero eres tu
Acosadora
Capítulo dos: Viento
Niña
Constelación
Dríadras
Santuario
Orgullo
Llamado
Ciervo
Cementerio
Lealtad
Galilea
Celos
Aliados
María Reina de Escocia
El Despertar
Humanidad
Juramento
Promesa
Inframundos
Reglas
Decimo Octavo
Ultima oportunidad
Espadas
Oráculo
Secretos
La noche mas oscura
Sin estrellas
La muerte
Final
Adelanto

Ruinas

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By AlanisDCR

El viento recorre toda mi cara, aún sigo con los ojos cerrados. Siento como la motocicleta sobrepasa algunos autos. Tengo que decir algo, tengo que liberar esto. Me separo un poco del cuerpo de Nicolás, me sostengo de la parte trasera de la motocicleta.

—¿Estas bien?—me grita Nicolás claramente preocupado.

—Si, solo no te asustes con lo que voy hacer.—le digo cerca del odio.

El asiente y mantiene su vista en la carretera.

El llamado comienza a flotar y a brillar al igual que mi los lazos.

Quiero compartir esto con Nicolás, y lo voy hacer.

¡Θέα!—grito con todas mis fuerzas.

(Visión)

Nicolás acelera como nunca y pega un grito de alegría, río como estúpida y mi visión esta mejor que nunca. Miro el cielo y veo una paloma blanca volar puedo ver una pequeña cicatriz en su pico y sus ojos negros, el final de cada ala es de color dorado.

Y eso no es todo.

Tomo todo el oxígeno que puedo y abro mi boca.

— ¡Υψηλός!—vuelvo a gritar con la vista en el cielo.

(Alto)

La paloma queda detenida en medio aleteo, miro la carretera y los autos están detenidos también, la motocicleta pasa entre ellos como si nada.

Nicolás comienza a reír y me uno a él, puedo ver los autos que están a un kilometro de distancia, puedo ver las personas que están en ellos, vuelvo a cerrar los ojos y poner mi cabeza sobre su espalda. Paso mis brazos por su cintura y descanso mi cabeza. Solo quería gritar con mucha fuerza.

Unos minutos después la motocicleta se detiene y abro los ojos.

Me bajo de esta y Nicolás también, estamos en lo que parece ser un estacionamiento, en el solo hay dos autos y se cuales son.

El cielo esta de un color naranja y morado, varios tonos de azules y amarillos.

—Son las 6:57 p.m.—me indica Nicolás.

—¿En donde están los demás?—le pregunto.

—Por acá.—Nicolás comienza a caminar y lo sigo, me conduce por un camino realmente bello, una acera cubierta por varios arboles en fila a cada lado de está, los árboles forman un túnel con sus ramas y hojas.

Mis pies se tropiezan con raíz de árbol y cuando estoy apunto de tocar el suelo él me sujeta. Lo miro y trago con fuerza, Nicolás me pone en pie y coloca un mechón de cabello que esta sobre mi nariz detrás de mi oreja, me comienzo a perder en sus ojos y los rayos que pasan por las hojas verdes le dan una especie de luz violeta.

Automáticamente me acerco a él y coloco mis manos en su rostro, el me toma de la cintura y me trae mas. Y lo beso. Lento y dulcemente.

Una canción me llega al oído, es lenta y dulce... solo se que dice: estoy muriendo, ¿acaso no me ves ? estoy muriendo por ti, por nuestro amor. ¿Acaso no lo vez?

El siempre lo dice pero ahora es mi turno, ambos nos separamos y pongo mi cabeza en su cuello.

—Te amo.—y lo digo enserio.

Unas risas nos sobresalta a ambos. Nicolás saca un cuchillo de su cadera y nos pegamos espalda contra espalda, pero... no hay nadie.

La risa se hace mas fuerte y a esta se le unen varias. El cielo se oscurece por completo y extiendo mi brazo derecho.

Creo que aún puedo hacerlo.

Abro la palma de mi mano y cierro los ojos el llamado comienza a flotar y un brillo sobre pasa mis párpados. Abro mis ojos y de mi mano sale la luz blanca, sonrió para mi misma y busco a alguien, el lugar se empieza a llenar de pequeñas luces rosas, si rosas.

Miro por el rabillo del ojo a Nicolás y el baja su cuchillo.

—Son hadas del bosque.—me dice Nicolás. Pongo mas atención a las luces rosas y se pueden ver los pequeños cuerpos con vestidos de colores.

Una de ellas se para en mi hombro, es muy hermosa, sus alas son celestes con destellos rosas y su vestido es del mismo color, su cabello es rubio.

— ¿Donde están las personas que venían en esos autos?—le pregunto.

El hada alza vuelo y se de tiene a dos metros se distancia, varias hadas avanzan y forman una línea.

—Nos están indicando donde están. —me dice Nicolás y me toma de la mano.

Las hadas comienzan avanzar y las comenzamos a seguir, son muy rápidas y comenzamos a correr de tras de ellas con Nicolás.

El brillo de mi mano desaparece y el llamado sigue brillando junto a los lazos, miro mis pies y veo como ellos van desapareciendo debajo de un vestido blanco. El túnel de árboles se comienza a termina y mis ropas son cambiadas por un vestido, Nicolás sigue igual en mi mano libre aparece un violín.

En mis brazos se van extendiendo los lazos hasta pasar por mi cuello y llegar a mi mano izquierda.

Llegamos al final y estamos frente a  las ruinas y Nicolás se voltea a verme, sus ojos se abren inmediatamente.

Busco con la mirada a los demás pero esto esta totalmente vacío, una luz sale del llamado y apunta a una columna, de los lazos también comienzan a salir rayos de luz.

Las hadas se apartan de los rayos y buscan refugio detrás de los árboles y de Nicolás.

—Aleja te.—le ordeno a Nicolás.

El ni si quiera se mueve.

—Nunca.—responde y vuelve su vista hacia el frente, siento como el entrelaza sus dedos con los míos y lo miro por segunda vez. El mantiene sus ojos entrecerrados y mira las columnas, mi respiración se hace mas lenta, algo me dice que avance.

Suelto la mano de Nicolás y camino hasta las columnas, mas rayos comienzan a salir de mi cuerpo iluminando el lugar por completo. Un fuerte viento empieza a soplar.

~Toca~

Esa es la voz de... ¿mi madre?

Mis pies empiezan a caminar solos hasta una columna que aún sigue en pie, mi mano derecha pone el violín en mi hombro izquierdo. Y automáticamente mis dedos comienzan a moverse por las cuerdas mi cuerpo se mueve solo no tengo el control pero algo me ínsita a seguir tocando prácticamente me obliga.

Las columnas se comienzan armar solas.

¿Que carajos?

El olimpo se comienza a reconstruir al son de la melodía. Finalizo y dejo caer el violín, me siento débil. Pongo mis manos en una columna para sostenerme pero fallo y caigo.

Escucho los pasos de Nicolás que se acercan a mi y luego siento sus manos. Aún siento la energía fluir, pero me siento débil como un pedazo de papel. Muevo lentamente mis dedos en busca de los de él y él me alza.

Intento abrir los ojos pero fallo y caigo al mar oscuro. Nado con todas mis fuerzas y saco la cabeza del agua, abro la boca y aspiro todo es oxígeno que puedo. Me doy la vuelta y una ola me vuelve a sumergir, comienzo a ir al fondo de la oscuridad del mar y el aire se va agotando.

No puedo salir voy cayendo al fondo de la oscuridad. Sigo con este vestido y se me es mas complicado volver a la superficie con el, el llamado de mi cuello se suelta y lo intento tomar mi boca se abre por oxígeno y lo consigue.

Pero estoy en el fondo de mar.

Inhaló y exhalo, es aire.

Claro es un sueño.

Vuelvo a centrar mi vista en el llamado y de este sale una luz azul, el llamado esta a tres metros de distancia mía. Otra luz azul sale de él las dos se unen y se va formando una especie de ventana, nada hasta ella y se puede ver el Olimpo reconstruido, pero la época es distinta. Una mujer se cerca a la entrada y las puertas se abren automáticamente, miro mas de cerca a la mujer.

Mamá.

Ella lleva una túnica blanca y su cabello esta suelto, en su cabeza lleva una corona pequeña dorada.

Y la ventana se rompe y vuelvo abrir los ojos.

Aún es de noche es junto a mi esta Valent y Casandra.

Vuelvo a parpadear y Casandra dice algo pero no escucho sus palabras, parece que solo mueve la boca.

Estoy acostada, el cielo esta sin estrellas pero aún así se ve hermoso.

Ella estaba en el olimpo...

Me apoyo sobre mis codos y otra vez visto la ropa que traía antes, me pongo en pie por mi misma y me doy cuenta de que estoy en el estacionamiento. Camino de nuevo por la acera y el llamado flota cuando me acerco al olimpo. Él esta con varias personas hablando entre ellas están Bastian, Vincent José y Jeremmy.

Hay por lo menos un grupo de veintisiete personas sentadas, todos se voltean a verme.

Puedo escuchar a una chica decir: ¡ Es cierto! Si es ella.

Los demás se ponen en pie y  camino hasta el centro del lugar y las columnas se ven como en el sueño. El olimpo esta totalmente reconstruido e iluminado por antorchas.

—Phoe.—Nicolás me toma del brazo.

—Ya estoy bien.—le aseguro y el suelta mi brazo.

—¡Es una niña prácticamente!—grita una de las personas desconocidas.

Ubico a la persona que lo dijo y es un hombre de unos cuarenta años.

—¡David tiene razón, es una niña!—lo apoya una voz femenina y a esta se unen mas voces en protesta.

Miro a cada una de las personas, son Vigilantes la mayoría son hombres.

—Pero todos aquí sienten mi aura.—mi voz suena firme y madura, todos se callan.—si, podré ser muy joven pero no es momento de ponerse a comparar mi edad. Algo grave esta pasando y la mayoría sabe lo que es. No se puede huir porque el nos encontrará. Solo nos queda una opción.

—Luchar.—se une a mi Nicolás.

— ¡Están locos, el nos matará como moscas!—dice una mujer.

—Así no luchemos moriremos, la libertad se nos quiere hacer arrebatada.—Nicolás calla a la mujer.

—Pero estamos hablando de un dios.—dice el mismo hombre, David. Su cabello es negro, su piel es morena. Va vestido de negro al igual que las demás personas.

—Nosotros somos mortales—dice una voz femenina.— el hecho de que duremos mas para envejecer no significa que no seamos mortales.—una chica de por lo menos treinta años se abre paso entre los demás.—No creo que lo mas sensato sea declararle la guerra. Podremos ser mil vigilantes, pero al final el es un dios griego.

—Los números no ganan las batallas.—dice una voz familiar de tras mío, Casandra.—¿Se van a dejar esclavizar?

Un murmullo suena por todo el lugar.

Nicolás se acerca a mi oído y me dice:—lo están pensando.

—Eso no es suficiente.—le susurro.—Tal vez sean inmortales, pero eso no significa que sean débiles. El enemigo se hace fuerte de nuestros miedos. Si no luchamos nos matará a cada uno de nosotros, a sus familias, a sus hijos. Y si no los mata los mantendrán amenazados, vivirán con miedo. Es eso lo que quieren, ¿Quieren vivir con miedo?—les digo a todos en voz alta y lo mas firme que puedo. David se acerca a mi.

—Yo no quiero vivir con miedo.—asiento y el se hace al lado de Nicolás, Bastian también se forma junto a él, Jeremmy y Valent hacen lo mismo y Casandra se coloca a mi otro extremo.

—¿Alguien mas no quiere vivir con miedo?—les pregunto.

—Yo.—dice la chica de treinta años, su cabello es negro y corto, sus ojos son negros y su piel es blanca. Ella camina hacia nosotros y se hace al lado de Casandra. Las demás personas se comienzan a rimar y cuando veo somos treinta y cinco personas que han formado un ejército de batalla.

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