Celos

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Ambos nos miramos, Nicolás sujeta la puerta y me empuja para cerrarla. El vigilante me señala la puerta del baño y niego.–No me voy a esconder.

–Phoebe.–su mirada es de súplica pero vuelvo a negar. Nicolás cierra los ojos con fuerza y los vuelve abrir, él asiente y coloca un dedo sobre su boca, gesticulando una palabra.

Silencio.

Un grito horrible suena desde la sala, tanto que hace mis tímpanos doler, eso no es humano. Nicolás lleva ambas manos a su cadera, pero no hay nada. El vigilante maldice por lo bajo.

Miro mi mano derecha, en ella se va formando una espada, le extiendo el mango a Nicolás y este la toma, el vigilante abre con cuidado la puerta de madera, doy un paso hacia adelante pero inmediatamente el chico me hace retroceder.

–¡Ábrela Nick!–grita Bash, Nicolás abre la puerta de en par y los tres vigilantes entran a la habitación, Cassandra y Vicent cierran la puerta detrás de ellos, Bastián observa la habitación y sus ojos se posan a mi lado, el chico camina hacia a mí y sujeta el armario que hay detrás de mí.

El grito vuelve a sonar.–Cassandra le ha tirado caldo de pollo caliente en los ojos, está más enojada.

–¿Qué es eso?

–Es una arpía.–me responde una agitada Cassandra, Bastián mueve el armario hasta la puerta y los dos vigilantes que la resguardan se corren para darle espacio. El armario cubre toda la puerta pero Nicolás niega.

–Eso no la va detener, ¿hay otra salida?

Vincent señala la ventana, oh no.–Es la única.–la puerta comienza ser golpeada y el armario se tambalea.

–Tenemos que hacerlo, no tenemos armas.–Cassandra camina hacia la ventana y saca con cuidado su cuerpo.

Los cinco salimos de la habitación de Vicent, piso las tejas detrás de la rubia con cuidado de no resbalar, ya no es tan buena idea. Un estruendo nos alerta, la puerta.

Nos quedamos quietos en cuclillas, miro hacia atrás y veo cuando la cabeza de una mujer rubia asomarse por la ventana, su rostro no es humano es la mezcla entre un pájaro y una persona, la arpía nos ubica arriba de ella y vuelve a gritar. Lentamente la mujer saca su cuerpo y quedo fascinada por lo que estoy viendo. Sus brazos son alas de color negro, su cuerpo está cubierto de plumas del mismo color, esta se lanza hacia abajo y extiende las alas, en sus pies hay garras parecidas a las de un halcón, mis ojos no pueden creer lo que están viendo.

–Meils.–dice por lo bajo un asombrado Nicolás. ¿La rubia que era su novia? Esto no podría ser mejor.

Meils vuela sobre nosotros y se deja caer en picada.–¡Al suelo!

¡¿Cuál suelo?!, Nicolás me sujeta del brazo y me obliga agacharme hasta tocar las tejas con mi pecho, me aferro con fuerza a las tejas. El vigilante se pone en pie y comienza a mover la espada en su mano derecha.

La arpía vuelve a chillar y desvía su curso.–¡Yo la detengo y ustedes bajan!

La adrenalina junto con el miedo empiezan a recorrerme el cuerpo, estamos a una altura considerable y esa cosa parece querer clavar sus garras en mi cuello. Me pongo en cuclillas y miro hacia arriba, la arpía está volando en círculos sobre nosotros.

–Somos presa fácil.–escucho a Cassandra decir.–Tenemos que bajar de alguna forma.

–¿Me quiere a mí no?–la rubia voltea su rostro y me mira preocupada.

–¿Qué vas hacer?

Una locura. Me pongo en pie y la rubia empieza a gritar mi nombre, corro por el tejado y mi pie se falsea haciéndome caer, el peso de mi cuerpo se apoya en el lado izquierdo de mi brazo y ahogo un grito de dolor. Con mi mano derecha me sujeto de una de las tejas y uso los pies para frenar la velocidad, hasta que me detengo, muy cerca del filo.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora