Ruinas

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El viento recorre toda mi cara, aún sigo con los ojos cerrados. Siento como la motocicleta sobrepasa algunos autos. Tengo que decir algo, tengo que liberar esto. Me separo un poco del cuerpo de Nicolás, me sostengo de la parte trasera de la motocicleta.

—¿Estas bien?—me grita Nicolás claramente preocupado.

—Si, solo no te asustes con lo que voy hacer.—le digo cerca del odio.

El asiente y mantiene su vista en la carretera.

El llamado comienza a flotar y a brillar al igual que mi los lazos.

Quiero compartir esto con Nicolás, y lo voy hacer.

¡Θέα!—grito con todas mis fuerzas.

(Visión)

Nicolás acelera como nunca y pega un grito de alegría, río como estúpida y mi visión esta mejor que nunca. Miro el cielo y veo una paloma blanca volar puedo ver una pequeña cicatriz en su pico y sus ojos negros, el final de cada ala es de color dorado.

Y eso no es todo.

Tomo todo el oxígeno que puedo y abro mi boca.

— ¡Υψηλός!—vuelvo a gritar con la vista en el cielo.

(Alto)

La paloma queda detenida en medio aleteo, miro la carretera y los autos están detenidos también, la motocicleta pasa entre ellos como si nada.

Nicolás comienza a reír y me uno a él, puedo ver los autos que están a un kilometro de distancia, puedo ver las personas que están en ellos, vuelvo a cerrar los ojos y poner mi cabeza sobre su espalda. Paso mis brazos por su cintura y descanso mi cabeza. Solo quería gritar con mucha fuerza.

Unos minutos después la motocicleta se detiene y abro los ojos.

Me bajo de esta y Nicolás también, estamos en lo que parece ser un estacionamiento, en el solo hay dos autos y se cuales son.

El cielo esta de un color naranja y morado, varios tonos de azules y amarillos.

—Son las 6:57 p.m.—me indica Nicolás.

—¿En donde están los demás?—le pregunto.

—Por acá.—Nicolás comienza a caminar y lo sigo, me conduce por un camino realmente bello, una acera cubierta por varios arboles en fila a cada lado de está, los árboles forman un túnel con sus ramas y hojas.

Mis pies se tropiezan con raíz de árbol y cuando estoy apunto de tocar el suelo él me sujeta. Lo miro y trago con fuerza, Nicolás me pone en pie y coloca un mechón de cabello que esta sobre mi nariz detrás de mi oreja, me comienzo a perder en sus ojos y los rayos que pasan por las hojas verdes le dan una especie de luz violeta.

Automáticamente me acerco a él y coloco mis manos en su rostro, el me toma de la cintura y me trae mas. Y lo beso. Lento y dulcemente.

Una canción me llega al oído, es lenta y dulce... solo se que dice: estoy muriendo, ¿acaso no me ves ? estoy muriendo por ti, por nuestro amor. ¿Acaso no lo vez?

El siempre lo dice pero ahora es mi turno, ambos nos separamos y pongo mi cabeza en su cuello.

—Te amo.—y lo digo enserio.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora