Traición es pagada con sangre

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Ante el lamento de Acacia y por otras razones más, Artemisa formó un ejército de guerreros, miles de hombres griegos con la intención de declararle la guerra a su hermano, quién aceptó y también formó su propio ejército, por una noche el cielo se quedó sin estrellas. Sumido en oscuridad, cuando Artemisa la diosa de la caza disparó su flecha directamente al pecho de su hermano un trueno sonó y un rayo impactó contra la flecha destruyéndola por completo, una figura se formó entre los restos de la flecha. Zeus miró a su hija y negó lentamente, Artemisa tragó con fuerza y lo miró desafiante.

El Dios del rayo tomó una larga respiración, mira a sus dos hijos con desaprobación. Pero sabe que tiene que tomar cartas en el asunto.

–Esto es absurdo y ridículo.–habló el Dios de Dioses.–Ambos habéis comenzado una guerra disparatada, sois una vergüenza para el olimpo.

–Padre.–le interrumpió Artemisa.–Apolo ha hecho cosas perversas y crueles.

–Es vuestro hermano Artemis.–le replica el Dios del rayo.

La castaña señala a su hermano y escupe el suelo.–Esa alimaña no es nada mío.

–El sentimiento es mutuo, indeseable Artemis.

Zeus hizo un corto movimiento de muñeca y en un instante los ejércitos de ambos Dioses desaparecieron.–Tomar la justicia por vuestra mano no te hace mejor Artemis. Y tú.–dijo mirando a Apolo.–eres una desdicha.

El Dios de la destrucción levantó una de sus negras y pobladas cejas.–Me lo dice el Dios que ha cometido cientos de actos fatales.

–Conservad tus palabras Apolo.–articulo Zeus.

Pero el hijo del Dios del trueno negó con su cabeza y sonrió cínicamente a su padre.–Esa corona te queda grande padre.

–Si no lo matas tú lo terminaré matando yo.–aseguró la Diosa de la caza.

–¿Queréis mi corona?–preguntó el padre de ambos, Artemisa negó mientras que su hermano sonrío.–Ni Cronos pudo contra mí, ¿creéis que tu si vais a poder?

–Soy el Dios de la destrucción.–Artemisa se acercó a su padre y lo miró dudosa.

–No vas a luchar...

–Silencio Artemis, él sabe cuáles son las reglas.–Apolo camino hacia ellos. Zeus se volteó y miró a su hija.

–También tendré que castigarte, o la hija de la musa morirá. Es vuestra decisión.

Artemisa miro a su padre y asintió lentamente.–Protejo la nueva vida, ella lleva una niña en su vientre. No puedo matarla padre.

Zeus sonrió, habían muchos Dioses en el olimpo, pero pocos tenían el corazón de Artemisa. Ni él tenía un corazón así de puro.–Vuestro sacrificio valdrá la pena Artemis.

El Dios del trueno estiró la mano derecha y en esta apareció una espada dorada.–Gracias.

La espada dorada atravesó el pecho de Artemisa, el Dios del rayo vio como el rostro de Artemisa se iba convirtiendo en partículas de polvo dorado hasta desaparecer por completo. Zeus se volteó y observó a Apolo a solo unos metros de él.

–Nunca pensé que mataras a la más inocente de tus hijas.–comento sin sentir ningún lamento por Artemisa.

–Acabos con esto. Hijo.

Apolo sonrío y en su mano aparecieron dos espadas, el Dios de la destrucción comenzó a mover sus muñecas en círculos batiendo ambas espadas en el aire. Apolo dio un saltó y las enterró en la tierra provocando que esta se abriera, con su mano izquierda libre, Zeus hizo un ligero movimiento de muñeca y una lluvia de rayo comenzó a caer sobre Apolo.

El Dios de la destrucción desenterró sus espadas del suelo y comenzó a bloquear a una velocidad impresionante los rayos que le caían del cielo, el último rayo impactó a solo unos milímetros de él.–Buen truco, yo también tengo algunos.

Apolo choco ambas espadas y estás comenzaron arder en fuego, pero no cualquier fuego. Fuego arcaico. Zeus frunció el ceño, Apolo se acercó a él a una gran velocidad y arremató sus espadas contra su padre, el Dios del rayo bloqueó ambas espadas.

–Estáis buscando más poder, el fuego arcaico está prohibido. Incluso para los Dioses.–El rostro de ambos estaban a solo centímetros de distancia .

 –Magia es magia.–respondió Apolo.

–Toda magia tiene un precio Apolo.–le recordó su padre y lo empujó con fuerza hacia atrás al Dios de la destrucción, pero este se resistió.

–No soy el único que quiere verte caer Zeus, tu adorado olimpo está plagado de serpientes traicioneras. Y no todos son Dioses.

Zeus desapareció al instante y apareció a unos metros de distancia de Apolo.–Todo aquel que quiera usurpar el trono mío y de mis hermanos morirá. Traición es pagada con sangre hijo.

Apolo comenzó a reír.–¡No podrás contra todos!–gritó avivado.–¡Somos la nueva era de Dioses!

Zeus negó lentamente, no quería hacer lo que iba hacer, pero no le quedaba otro remedio. Su hijo no tendría el mismo destino que Artemisa, no se lo merecía.

El Dios del rayo soltó su espada y esta cayó al suelo, Zeus empezó a mover ambas manos con gran rapidez y unas cuerdas doradas comenzaron rodear y presionar el cuerpo de Apolo.–¡Volveré y mataré a tus amados mortales! ¡Algún día reinaré este mundo y tú no podrás evitarlo!–gritó con voz demoniaca el Dios de la destrucción.

Con un último movimiento de manos, Zeus cerró el lazo y en menos de un segundo Apolo dejó de existir.
Dejando a un Zeus un poco intrigado, sabía que a más de algún Dios le disgustaba la forma en la que él y sus hermanos gobernaban, pero no sabía a qué se refería Apolo con ¡Y no todos son Dioses".    

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora