proud ❀ yoonmin

By ohbany

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«donde yoongi está orgulloso de lo que es, y su identidad la lleva como estandarte mientras jimin aprende una... More

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By ohbany

revuelos

—Tú y Min están revolucionando esta facultad —comentó Hoseok con una mirada cautelosa, echando ojo de cada persona que miraba a Jimin como si de pronto le hubiese salido una segunda cabeza.

Jimin no obstante, con una pequeña sonrisa ladeada y su bolso de entrenamiento, ignoró aquellas miradas y echó camino por el ancho pasillo rumbo a los vestidores de chicos, tenía practica y pretendía llevarla a cabo sin que nadie perturbara su paz, aunque todos tuvieran cierta atención en él.

—No somos el rey y la reina ni nada por el estilo —explicó, doblando en una esquina, más personas murmuraron tras su paso—. Sólo somos dos chicos con el pelo anormalmente pintado de naranja y verde, ¿qué hay de singular en eso?

Hoseok se encogió de hombros y se llevó un lolipop a la boca.

—Para mí nada, tu pelo brilla. Incluso Min se ve... uh, ¿más atractivo? —Y se echó a reír, Jimin lo observó con cara de «¿en serio?»—. Lo que digo es que esto cuenta como llamar la atención definitivamente, pensé que te molestaba que te vieran con Min, y más que asumieran que eres...

Jimin bufó.

—Los de la facultad no me importan tanto, Hobi —explicó, más sereno que nadie—. Es la situación con mis padres y familia en general lo que me pone volátil.

Jimin lo había entendido uno punto cinco segundos después de besarse con Yoongi a cuestas de su cama, no hicieron nada más que hervir de deseo y besarse pero la situación valió para que le importara un poco menos lo que el ojo público de la facultad pudiera decir de él, de ellos. Desde Jungkook, Jimin no se sentía tan exasperado con respecto a un hombre, no le hervía la sangre corriendo en cadenas por sus venas, no ansiaba algo sustancioso y de lo cual sostenerse en momentos frívolos y sus más necesitados instantes. Parecía casi increíble que el reacio y activista Min Yoongi rellenara las casillas de Jimin al pie de la letra.

Antes sólo era el chico vestido de negro al final de su fila, un poco misterioso e interesante, un poco demasiado valiente, y atractivo como ningún otro hombre al que hubiese fisgoneando jamás. Ahora seguía siendo lo mismo, con la única diferencia de que podían intercambiar pensamientos, mantener una amena charla, y besarse.

Sobre todo lo último. Cada beso llevaba a Jimin a una galaxia diferente. Una estrella diferente en cada movimiento.

—Me alegra que hayas dado un pasito importante —dijo Hoseok con una de esas sonrisas suyas que ocupaban la mitad de su cara—. Min me agrada.

—¿En serio? —preguntó Jimin con cierta burla en su tono de voz.

Hoseok lo único que hizo fue restarle importancia a su insinuación.

—Sí, sé que piensas que me cae mal por cómo hablamos la última vez. Pero es un chico muy seguro en lo que dice, además, desde que él está a tu lado te ves... más feliz.

Jimin rodó los ojos con sumo dramatismo.

—Cursi.

—Burlate, idiota —chilló para luego golpear sin fuerza el brazo de Jimin—. Iré a hacer pis antes del entrenamiento, nos vemos en el campo.

Hoseok se despidió de Jimin y éste con un asentimiento de cabeza, cogió rumbo a los vestidores. Ansiaba terminar la práctica para dedicarse a su proyecto de expresión creativa aunque respaldado con la excusa de que Yoongi le iba ayudar, era la excusa desde hace dos semanas que se reunían en cafeterías, o en el pequeño jardín que tenía la facultad. También pasaban tiempo en ambos dormitorios e incluso una noche de esas Jimin se había quedado a dormir.

Incluso se sorprendió de su entereza en los momentos más calientes; sí habían llegado a besos húmedos, y algo de toqueteo indecente, pero hasta él mismo sabía reconocer que era demasiado pronto. Una cosa es que estuviera colado por Yoongi desde hace tiempo atrás, y otra lanzarse una vez obtenido su «amistad». Bueno, los amigos no se besaban, pero Yoongi y Jimin eran un poco demasiado especiales para esa etiqueta. Aunque muy apresurado para llegar a la otra etiqueta, la que conllevaba más seriedad y una sincera charla.

Por ahora estaban bien así.

Jimin llegó al campo una vez cambió su ropa y se unió a la rueda que comenzaba a formar el equipo junto al entrenador. El silencio que se formó después fue abrumador, pero no extraño. Jimin ya lo veía venir.

No obstante Wu fue el que por fin tomó la batuta.

—¿No prefieres jugar con muñecas, Jimin? —preguntó con cierta sorna y la mitad del equipo se echó a reír—. Digo, así no te ensucias las uñas. Y mantienes tu pelo gay en su tono brillante.

Jimin a pesar de todo se echó a reír mirando sus uñas, una parte de él si se sentía mal por la forma en la que le estaba mirando Wu, pero la otra, quería hacerle pasar una vergüenza mayor.

—No te preocupes por mis uñas Wu, mejor preocupate por las tuyas. Siempre te las comes cada que anoto un gol. Y mi pelo, pues sí, gracias por lo del halago camuflado.

La otra mitad del equipo que no se había echado a reír musitó una especie de «uuuuuh».

—¿No estarás pensando que eres mejor en el campo que yo? —inquirió con cierta burla. En el fondo se le veía colérico, a punto de romperse.

—No es algo que sólo piense. No tienes que ser un genio para mirar las posiciones y darte cuenta que yo soy el capitán del equipo —respondió y fue más respaldado por los «uuuuuuh».

—¡Por favor! Mejor ve con Min y juega con sus pelotas.

—Prefiero jugar con esta —expresó, señalando la pelota que estaba en el campo—. Y demostrarte que mis inclinaciones no son ningún impedimento para patear tu culo. Además, ¿qué tienes con Yoongi? Me contó que lo hostigabas, ¿no será que te gusta y esto en realidad en una rabieta de celos?

Todos, sin excepción de nadie, se echaron a reír, incluso el entrenador escondió una risilla detrás de su puño, pero luego para poner el orden sonó su silbato.

—Bien chicos, ha sido suficiente. Lleven sus problemas maritales fuera de mi campo. Por las próximas tres horas ustedes van a practicar. ¿Estamos... Wu, Park?

Jimin sonrió encogiéndose de hombros.

—Yo estoy.

—Yo también.

La práctica se llevó en paz y en esa, más que en ninguna otra, Jimin se encargó de que Wu, como capitán del equipo rival de turno, mordiera el polvo. Fue fácil después de todo, Kris estaba cegado por su ridícula homofobia y hastío en contra de Jimin y Yoongi, eso definitivamente echó a perder su estrategia. También truncó su técnica y por consiguiente terminó perdiendo el partido.

De una u otra manera Jimin siempre de salía con la suya.

🌈

—Escuché que pateaste el trasero de Wu, de varias formas.

Jimin, bañado y con las pilas más renovadas se había encontrado con Yoongi en su dormitorio. El chico le cayó de sorpresa con dos cervezas bajas en alcohol y comida japonesa empaquetada, fue una imagen agradable, tanto que no le importó el murmullo de los que transitaban alrededor; haciéndose a un lado, dejó pasar a Yoongi e incluso le dio un beso en la mejilla.

Estaba tomando más impulso y si que se sentía bien.

—Pues qué te puedo decir. Empezó a decir tonterías al inicio de la práctica, necesitaba cerrar su enorme bocota.

Yoongi sonrió en sus anchas y luego de dejar la bolsa de comida en la mesita de escritorio de Jimin, procedió a besarlo, también en sus anchas. Algo de los labios del peliverde se había vuelto adictivo en pocos días, quince para ser exactos. Tal vez Jimin le adjudicaba la velocidad a lo diferente que estaban los tiempos, pero ya no podía evitar entregarse en un simple beso, era algo así como rutinario, como si por años esa fuera su fiel bienvenida al mundo del confort.

Nada mejor que abrazar y oler ese agradable aroma que desprendía Yoongi, nada mejor que sus besos para cerrar con broche de oro un día, fuese cual fuese las circunstancias que merodearon en todo momento.

—Dulce. Rico.

Jimin sonrió.

—Puede que comiera uno o dos caramelos para hacerme más adictivo —siseó, volviendo a besar al chico.

—Tú ya eres adictivo —le dijo—. Y estoy orgulloso de cómo enfrentaste la situación hoy. Tenía miedo de que alguien se metiera contigo.

Jimin caminó hasta la bolsa de comida y luego hacia el lugar donde tenía algunos platos guardados, él también se sentía un poco liberado y orgulloso de sí mismo, de la manera en la que había actuado, y secretamente era la valentía que imprimía Yoongi con sus palabras día a día.

—Es sólo que... odié que te mencionara, también que tratara de avergonzarme sólo porque me gustan los chicos.

Jimin tembló sólo un poco, era la reacción de un reducido grupo de personas, pero su familia, ¿cómo lo iba a tomar?

—No tienes que tener miedo si yo estoy contigo para patear traseros —prometió Yoongi, afianzándolos a ambos en un suave abrazo. La espalda de Jimin estaba contra el pecho de Yoongi pero se sentía bien, podía sentir sus latidos, y su calor. Sentir y estremecerse por los besos de cuello que le estaba repartiendo aquí y allí—. Y con respecto a tus padres... sé que hallarás la forma de estar bien, y yo te apoyaré. Yo creo en ti, Jimin.

Se volteó porque necesitaba un poco más de respaldo a esas palabras. Cuando lo halló en su mirada, una sonrisa curvó sus labios. Era realmente todo lo que necesitaba.

Unos instantes después, entre algunos besos de cuello, gemidos quedos, la puerta de Jimin sonó al tono de dos golpeteos. Ambos dejaron su labor para mirarse a los ojos.

—¿Esperabas a alguien?

Jimin negó.

—No, pero debe ser Hoseok. Estoy seguro que ni siquiera ha comprado los materiales para su clase, quizá viene a pedir los míos.

Yoongi rodó los ojos, pero con una sonrisa y otros cuantos besos cortos más, dejó ir a Jimin para entregarse a la comida mientras éste iba rumbo a la puerta.

La cuestión es que detrás de la dura madera, no estaba Hoseok, ni por asomo. Un poco más alto, delgado, trajeado y con notorias entradas, estaba el padre de Jimin.

—Estaba de paso por Seúl, pensaba invitarte a comer —dijo, sin decir hola y sorprendido por la visita de labios hinchados que tenía su hijo sentado en la cama—. Pero claramente estás ocupado.

Joder, su mayor temor revelándose a continuación.

🌈

Holaaaaaa, estoy viva, y más yoonmin trash que venezolana 😅

Espero les esté gustando esta cosa a la que oso llamar fanfic, no más digale qué tal ¿? ✨

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