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— ¡No! ¡Yo te amo más! — decía JiMin mientras abrazaba a su novio por el cuello. HoSeok solo sonrió en respuesta y afianzó su agarre en los muslos de su novio.
JiMin había logrado calmarse después de unos tantos minutos y ahora, ambos se encontraban sonriendo como un par de locos enamorados, en camino al lago. HoSeok cargaba al menor y este último le susurraba cosas al oído o besaba esta misma parte.
— ¿Ya estamos cerca? — preguntó por tercera vez el menor.
— No, falta mucho — contestó el mayor.
JiMin instintivamente hizo un puchero y se apresuró a apoyar su mentón en el hombro de su novio. El pelinegro evitó soltar una risita, pues conocía muy bien la zona como para saber que no faltaba mucho para llegar al lugar, lo único que quería hacer era fastidiar a su pequeño amor.
— ¡Te amo, HoSeok! — gritó con todas sus fuerzas el pelirrojo, ocasionando un gran eco entre los árboles. HoSeok soltó una risita e hizo lo mismo, obteniendo el mismo resultado: un eco más.
Ambos parecían muy felices al lado del otro y sus rostros lo demostraban, eran la pareja perfecta, según JiMin.
A los pocos segundos ya se veían despidiéndose del frondoso bosque y dando un grato saludo al hermoso lago, que se caracterizaba por sus aguas claras.
El menor quedó tan maravillado con el lugar que una sonrisa, como la que tenía en su rostro, no era suficiente para expresar todo lo que estaba sintiendo.
— ¿Te gusta? — fue la pregunta que lo sacó de sus pensamientos y lo obligó a regresar a la realidad.
JiMin solo movió su cabeza en una afirmación y gritó con mucha emoción: — ¡Llévame a la orilla! — HoSeok no contestó, solo se limitó a acatar las órdenes y correr con su novio en su espalda hasta llegar a la orilla.
Todo era risas entre ellos, todo era perfecto hasta que se dieron cuenta de que no estaban solos.... TaeHyung estaba ahí.
JiMin de inmediato se bajó de la espalda de su novio y vio a su hermano sentado en la orilla. Sus manos se hicieron puños, pero no lo demostró, no demostró todo el odio que estaba sintiendo en ese preciso instante.
— Quiero hablar con él — susurró con voz fingida, aquel tono de voz que siempre usaba para caerle bien a sus conocidos. HoSeok se negó apenas escuchó esas palabras, no pensaba exponer a su novio a tal peligro.
— No te dejaré sólo — advirtió el mayor. JiMin sonrió y tomó entre sus manos el rostro de su pelinegro favorito.
— Estaré bien — aseguró. Nuevamente, el mayor se negó.
— Él que tiene que hablar con él, soy yo. Le diré que no tiene ningún derecho a golpearte por más problemas que tengan.
JiMin abrió sus ojos en par y al igual que el mayor, negó repetidas veces. Sabía que sería una mala idea dejar que su novio y hermano se hablen, sería la ruina de todo lo que le costó construir, de todo lo que consiguió y de su amor por HoSeok.
— Él se enojara conmigo. Déjame hacerlo solo por esta vez... ¿sí?
Los ojos tiernos y el puchero que JiMin hacía eran más fuertes que sus ganas de poner en su lugar a TaeHyung, por lo que accedió, dejando en claro que les daría privacidad, pero que nunca se iría.
TaeHyung mantuvo su mirada al frente, a pesar de tener a JiMin a su lado. Sus pies se encontraban dentro del lago y la sensación relajante que esta simple acción le entregaba era más importante que el hecho de hacerle caso a su hermano mayor.
— Véte — fue la única palabra que se atrevió a decir el pelirrojo en dirección a su hermano castaño.
JiMin miraba con atención a su mellizo, pero este no le dirigía la mirada, eso lo enojaba en cierta parte.
— No deberías estar aquí — susurró.
— Debería decirte lo mismo — contradijo a la vez que retiraba sus pies del agua.
En cierta parte aquello enojó a JiMin, su ceño ya se había fruncido y eso lo había notado TaeHyung; sin embargo, no hizo nada para calmar a su mellizo, solo abrazó sus piernas y siguió mirando hacia el frente.
— ¡Lárgate! — casi gritó el más bajito. El castaño no le hizo caso y escondió su rostro entre sus piernas, esperando de esa manera, que su hermano se fuera de su lado, eso nunca pasó, al contrario, lo próximo que sintió fue el agua dentro de su ropa, calando hasta su piel y de seguro hasta sus huesos.
Cuando logró salir, lo primero que vio fue a su hermano riendo y al novio de este con una expresión de preocupación. Agradeció mentalmente que HoSeok no lo hiciera, que no se riera, pues no hubiera aguantado tal humillación.
— ¿Estás bien? — iba preguntando el mayor, mientras se acercaba con lentitud al castaño. Este último no hizo nada más que huir, salir corriendo hacia el bosque y no mirar hacia atrás. HoSeok se detuvo al ver aquello y se devolvió hacia su novio, JiMin seguía riendo hasta que...
— ¿Por qué lo hiciste? — toda risa se detuvo y la mirada de tristeza se hizo presente en el rostro del más bajito.
No podía creer que su novio, la persona que él amaba, estuviera viendo por el bienestar de alguien más a parte de él, no podía creer que alguien estuviera preocupándose por su hermano, por la persona que odiaba.
— ¡Diablos! ¡¿Por qué lo hiciste, JiMin?! — insistía el mayor. El aludido desvió su mirada de inmediato y negó con la cabeza.
— ¡Esas aguas siempre están frías! ¡Puede enfermarse! — gritaba HoSeok. JiMin frunció su ceño y las lágrimas no tardaron en agruparse en sus ojos.
El mayor maldijo en voz baja al darse cuenta de lo que había hecho, al ver que su novio ya iba corriendo hacia el bosque, al igual que lo hizo minutos atrás, TaeHyung.
— ¡JiMin! — gritó con todas sus fuerzas a la vez que comenzaba a correr, no arruinaría nuevamente su oportunidad. No perdería al gran amor de su vida por simples suposiciones. Pues sí, por más que HoSeok escuchara a su corazón, su mente le decía que la única víctima era TaeHyung.
Nota actual:
Maratón 9/10