Dije que te amaba... Pero men...

By adricrp

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Harold Spencer es el chico más popular y el capitán de fútbol americano del instituto. En el último año de pr... More

Dije que te amaba... Pero mentí
Prólogo
Capítulo 1: "Recordando el ayer"
Capítulo 2: "Una mañana más... Un encuentro más"
Capítulo 3... Dos años atrás...
Capítulo 4: "Estudiando álgebra y llegando a ella"
Capítulo 5: "Inaccesible"
Capítulo 6: "Un nuevo sábado"
Capítulo 7: "Odio las motos"
Capítulo 8: "Fingiendo"
Capítulo 9: "If You Had My Love"
Capítulo 10 : "No Juegues con fuego"
Capítulo 11 : "No confío en él"
Capítulo 12 : "Empezando su juego"
Capítulo 13 : "¿Harold y tú?"
Capítulo 14 : "Sin más nada que perder"
Capítulo 15 : "Un corazón Apunto de ser roto"
Capítulo 16: "En medio del corazón y una apuesta"
Capítulo 17 : "How To Break A Heart"
Capítulo 18 : "Todo lo que me has dejado es el ayer"
Capítulo 20 : "Un encuentro inesperado"
Capítulo 21: "Una verdad que duele"
Capítulo 22 : "Una salida... Un nuevo encuentro"
Capítulo 23 : "Hermosa mentira"
Capítulo 24 : "En la playa de Malibú"
Capítulo 25 : "En medio de una verdad aún no dicha"
Capítulo 26 : "Realmente lo siento"
Capítulo 27 : "En frente a Robert"
Capítulo 28 : "¿Por qué Robert guardó silencio?"
Capítulo 29 : "Yo sólo estaba tratando de enterrar el dolor"
Epílogo :"¿Le podrías decir adiós al ayer?"
Nota del escritor
Información

Capítulo 19 : "El pasado en frente de nosotros"

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By adricrp

Capítulo 19

"El pasado en frente de nosotros"

Ariana:

             Verlo de nuevo, por segunda vez, entrar a mi lugar de trabajo me enardecía por completo. No me parecía justo todo aquello que estaba pasando de nuevo en mi vida. Lo había desterrado en mi vida. Lo había desterrado en mi corazón hacia tanto tiempo, para que el pasado volviese aparecer de esa forma a mi vida.


         Y parecía que mi suerte iba de mal a peor.


—¿Qué tienes que decirme, Robert?—le pregunté al encontrarnos en el cafetín de la universidad.

—Jessica se ha lesionado en la última práctica de las porristas al hacer una doble voltereta al ser lanzada. Las chicas necesitan urgentemente a una nueva integrante...

—¿Y qué tengo que ver yo con todo eso?

—Sencillamente... Te he recomendado.

—¡¿Qué has hecho qué?!

—Recomendarte...—sonrió con cara de inocente a pesar de ver mi rostro—. Eres buena bailarina y una vez me contaste que deseaste ser una, pero cuando conociste a las integrantes del equipo de tu preparatoria te negaste a formar parte de ese grupo. Jessica y las demás chicas son diferentes. Tú misma me lo has dicho.

—Sí, pero...

—¿Pero qué?

—Pero ya no soy la misma de esos días... Ni siquiera cuando entré a la universidad pensé formar parte del equipo de porristas que animaba el equipo de fútbol americano. ¿De qué te ríes? ¿Qué hay gracioso en todo esto?

—Sencillamente, que me gustaría verte antes de cada juego, moverte como lo hacen ellas... Sí que harías que me anime en cada juego.

—¡Robert Brenner! ¡No juegues con mi paciencia!

—Amo cuando te enojas y recuerdas mi apellido...—expresó con picardía atrayendo a Ariana a sus brazos— Ariana... Formar parte sería una oportunidad para ti. Y para tu beca...

—No lo sé...

—Hazlo por mí, ¿sí?


Miré a Robert y lo pensé uno segundos.


—¿Estás seguro que no es una locura?

—¿Por qué tendría que ser una locura?—me abrazó con ternura y me besó con picardía—. Además recuerda todos los beneficios que tendrás desde el instante en que formes parte de UCLA Bruins. Incluye uniformes gratuitos y equipo de entrenamiento de Adidas. También tendrías la oportunidad de viajar por todo el país de forma gratuita para animar a nuestro equipo... Y yo estaré allí.

—Buen punto... ¿Cómo voy a perder la oportunidad de ver al mejor receptor (Wide Receiver) del equipo?

—¡Exacto! ¿Cómo vas a perder esa oportunidad de verme allí haciendo una de mis mejores jugadas?


       Y así hice, empecé a entrenar con ellas sus rutinas, aprendiéndomelas. Y siendo lo que antes no me había imaginado ser en aquella universidad.


—¿Qué?—le pregunté a Robert al verlo acercarse a mí, después de una de esas prácticas. Admirándolo con su uniforme de fútbol americano.

—Lo siento... Es solo que no puedo evitar mirarte como un tonto...

—Me haces sonrojar, Robert...

—A veces me preguntó porque cuando te conocí no creías en el amor... Nunca me has hablado sobre eso. Solo te limitaste a decirme que no querías enamorarte otra vez... Tuve que mover cielo y tierra para que me creyeras cuando te dije que era diferente. Si alguien había lastimado tu corazón. Yo quería curarlo...—siguió rozando mi rostro. Mirándome con esa picardía que me encantaba de él.

— No me gusta hablar sobre ese ayer...—dije secamente sin querer. Jamás le había hablado sobre aquel pasado cuando la vida nos había unido al conocernos.

—Perdóname...

—Perdóname tú a mí...—expresé al recostarme en su pecho—. Y gracias. Gracias por no darte por vencido y haberme dado una nueva oportunidad para creer en el amor.

—¿Cómo pretendías que no lo hiciera, si cuando te vi, supe que eras la mujer con quien quería compartir el resto de mi vida? A veces pensaba que odiabas a todos los que portáramos un uniforme de fútbol americano.

Harold:

           Verla de nuevo, después de dos largos años sin saber de ella, había marcado a mi vida. Torturándome una vez más con su recuerdo y con lo que yo había hecho.


—Jugando un juego. Creyéndome el ganador. Lo que hice fue perder...—respiré hondo, después de haberle dado un golpe a la pared, mientras veía hacia la ventana—. Nadie más que yo ha sido el culpable... Tú viniste a mi mundo, y yo arruiné todo por aquella estúpida apuesta que me seguirá como mi sombra. ¿Podría reemplazar lo que me diste, Ariana?... Nunca he podido encontrar a alguien como tú. Ahora que te he vuelto a encontrar es que me he dado cuenta de lo que perdí... Te veías tan feliz junto a tu novio la segunda vez que nos volvimos a ver.


           A la mañana siguiente teníamos un juego con la universidad de UCLA. Y teníamos que ir a aquella universidad. Sabía que no era la primera vez que iríamos a jugar allí, pero ella estudiaba allí. Siempre lo había sabido. Era su sueño entrar a aquella universidad, mientras yo entraría a una privada. Y no niego que desde la primera vez que había puesto un pies con el equipo de fútbol de mi universidad, la había buscado en medio de la multitud deseando saber de ella. Verla. Pero jamás lo había conseguido y conocía tan bien las razones. Ella odiaba todo lo que le hiciese recordarme o hiciera que nuestros caminos se unieran de nuevo. Ahora en esa ocasión no me preocupaba buscarla en medio de la multitud, porque sabía que la vida me restregaría que la había perdido y le pertenecía a otro.


            A alguien mejor que yo.

Ariana:

        Entré a mi trabajo, en aquel horario que me habían modificado para mí debido a que ya formaba parte de las porristas de UCLA. Mi jefe era un egresado de esa universidad y había formado parte del equipo de fútbol americano hasta el día en que una lesión lo hizo retirarse. Y ahora era dueño de ese local de comida rápida que había heredado de su padre.


—Amiga...¿Acaso no me vas a saludar?—le expresó alguien que se había acercado a mí, después de que yo terminará de atender a unos clientes en sus mesas.

—¿Jennifer? ¿Cuándo llegaste?—dije al abrazarla al reconocerla. Hacia tanto tiempo que no la veía.

—Solo he venido por pocos días... He venido a sorprender a Simon.

— ¿A Simon? ¿Él también se encuentra aquí?

—Sí, ha venido a visitar a sus padres y yo he venido a hacer lo mismo. Pero sin que él lo sepa. Quiero sorprenderlo...—expresó con picardía.

— ¿Siguen siendo novios?

—Sí... Quién lo diría, ¿no?... Pero él me hace ver que no tengo que buscar en otra parte lo que encontré al conocerle. Me quiere mucho y realmente es un gran novio.

— Me alegro por ti... Siempre supe que él era sincero con sus sentimientos...

— Y tú con Robert, ¿cómo van las cosas?

—Bien...

—¿Y hay algo nuevo que tengas que contarme?—preguntó con extrañeza al ver un gesto en mi rostro.


Guardé un corto silencio.


—Voy a pedir un café para que no te llamen la atención y me sentaré en la barra que está a la derecha... Quiero todo los detalles de por qué has puesto esa cara. ¿Están peleados?


     Le serví el café en un vaso mediano y se lo llevé, mientras ella agradecía y al mismo tiempo, esperaba mi respuesta.


—Robert es un novio maravilloso. Simplemente a veces creo que es un regalo del cielo que posiblemente no me merezco. Fui tan odiosa con él cuando lo conocí... Pero no es eso el motivo de mi cara...—le miré a los ojos— He vuelto a cruzarme con Harold...

— ¿Qué? ¿En dónde? ¡¿No me digas que ese imbécil te ha buscado?!

— No, ni que lo intenté... Sabes que no quiero saber de él. Y me vale un penique lo que él quiera hacer con su vida.

—¿Entonces?

—Nos hemos vistos dos veces en este local... Nunca se esperó verme trabajar aquí. Y yo que él entrase a un local como éste.... ¡Me ha disgustado tanto verlo!

— No es para menos... Pero no es bueno hablar del pasado. ¿Intentó hablar contigo en esas ocasiones?

—No... Simplemente que volverlo a ver me ha enervado la sangre como no tienes idea. Me ha hecho recordar lo estúpida que fui al creerle y de enamorarme de él. Han pasado dos años, pero sus palabras: "Dije que te amaba... Pero mentí..." me siguen como una pesadilla. Verlo de nuevo revivió esa sensación que pensé que había desaparecido.

Harold

          No podía creer aquella casualidad de la vida. Sabía que aquel receptor del equipo contrario lo había visto antes, pero no encontraba en dónde. Hasta ese momento. Era uno de los jugadores del equipo de fútbol americano de UCLA Bruins. Lo había reconocido cuando lo había visto acercarse a una de la porristas.


A Ariana.


       ¿Podían estar engañándome mis ojos de nuevo? ¿O era su manera de torturarme y llevarme al pasado?


      De pronto sentía que mi mundo se venía sobre mí de nuevo.


—¿Qué te pasa, Spencer?—me había preguntado Steven. Uno de los receptores de mi equipo.

—Nada...


        No podía todavía creer aquella casualidad.


             No puedo hablar nada en contra de aquella persona. Sinceramente pude comprender por qué Ariana lo había elegido. Él la hacía sonreír ahora y realmente se podía ver que la amaba.

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