Capítulo 22 : "Una salida... Un nuevo encuentro"

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Capítulo 22

"Una salida... Un nuevo encuentro"

Harold:

    Haber ganado, había hecho que el equipo se sintiera tan animado, hasta el punto que querían salir a celebrar esa noche. Y yo era parte de ese equipo, aunque mis ánimos realmente estuviesen por el piso y yo no quisiese salir esa noche. Pero era consciente que quedarme encerrado en mi habitación tampoco me era bueno y de nada me servía añorar algo que ya no era mío.


    Era momento de buscar a alguien. Seguir con mi vida. Dejar el pasado en el olvido, como muy bien lo había hecho una vez.


    Me uní a los chicos y salimos en la noche a un nuevo club que habían abierto esa semana.


Ariana:

    Entré a aquel local en brazos de mi novio. De Robert. Sintiéndome aún más fuerte que antes. Harold era parte de mi pasado. Y aunque la vida se empeñaba en reencontrarnos de diversas maneras, yo estaba dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva. Y hacer como si nunca nos hubiésemos conocido.


     Aquella noche fui el centro de las miradas cuando entré junto a Robert. En parte me sentía algo incómoda por eso. Aun cuando él se sentía halagado de que todos me admiraran.


Harold:

    Me giré hacia la derecha y mi mirada se posó ante una pareja que había entrado en ese instante y se unía a un grupo que estaba algo cerca de nosotros.


¿Robert y Ariana?


¿Podía ser cierto?


Mi suerte iba de mal a peor.


—¡Robert! ¡Ariana! ¡Al fin se han dignado a aparecer esta noche! Pensábamos que no vendrían. —le había saludado eufóricamente Andrew, el mariscal de campo de UCLA Bruins.

—Perdonen... Sólo ha sido culpa mía... Estaba algo indecisa. —admitió Ariana y luego inconscientemente miró hacia su izquierda. Encontrándose con mi mirada.


    Su rostro me hizo ver la impresión que le había causado el verme allí.


—¡Harold! ¡Vamos a bailar!­— me había expresado una de las rubias del equipo de porristas. Trayéndome de nuevo de regreso—. Hemos venido a celebrar, ¿o no?

—Cierto...—dije admitiéndome aquello. Aunque volvía a mirar hacia donde estaba Ariana—. Sí, vamos a bailar.


   Intenté hacerme el fuerte. Pero algo internamente me carcomía. ¿El dolor de lo perdido? ¿La culpa de lo que había hecho? ¿La resignación de ver ante mis ojos que nada podía cambiar?


   A veces la verdad duele. Duele de una manera que jamás nos imaginamos. Y ante mí había una verdad que no podía ignorar. Yo podía odiar a Robert porque la tenía a ella. Y sin embargo, le agradecía el haberle devuelto la alegría que yo le había robado.

Dije que te amaba... Pero mentíWhere stories live. Discover now