Extrañé a Lucía en la noche, he descubierto que tengo una manía con oler y juguetear con su cabello enmarañado y salvaje antes de dormir. Me ha costado pegar los ojos, haciendo que me despierte de vez en cuando en la oscuridad.
Mis hermanos parecen no tener problemas al dormir, pero es incómodo compartir la cama con ellos. Cuando niños solíamos dormir juntos, pero ahora de adultos y casados se mueven mucho y balbucean dormidos.
Me obligaron a quedarme en el medio de ambos para evitar que saliera en la noche, algo que debo admitir que lo pensé mucho y no podía evitarlo ante las dudas que me nacían en la noche ¿Lucía seguirá asustada? ¿estará durmiendo o está igual de despierta que yo?
Lo más incómodo de estar en el medio de los dos es que puedo oír sus balbuceos y buscar abrazarme mientras dicen "Lilly" en sueños.
Los dos idiotas la extrañan y se nota por la manera en que me tocan y cantan su nombre en sueños, tengo que darle un codazo a Wolfgang quien se despierta un poco, ya que comenzaba a abrazarme por la cintura.
Realmente me sorprende la paciencia que debe tener Lilly con mis hermanos. Se que es perfecta para ellos por la manera en que los controla en casa y como se comportan con ella. Lilly tiene un carácter fuerte que pareciera inexistente ante su pequeño tamaño y rostro bondadoso, supongo que debió adoptarlo por su trabajo con hombres y luego de la historia de como mis hermanos la encontraron es más que obvia. Lidiar con hombres duros, molestos y que tenían una cosa en mente con ella no debió ser fácil en todos esos años. De lo que recuerdo, a Lilly no le fue difícil integrarse al grupo de mujeres y llamaba la atención con sus dos marcas recién hechas sobre sus hombros, algo que no es común en el Clan, eso también le trajo respeto entre los hombres lobos al haber aguantado dos anillos en el mismo momento. De alguna forma siempre me pareció una mujer interesante por su personalidad fuerte y decidida, algo que casi no existía entre las mujeres a nuestro alrededor. Lucía tenía algo de ella en el fondo, mi caperucita era distinta entre las mujeres que me rodeaban y que la hacía tan especial: su amor incondicional a su familia, por más que esta no se la mereciera, su fuerza de voluntad para trabajar, el cariño a la tierra, un temperamento fuerte que contrarrestaba a su físico delicado y unos ojos tan puros que podías distinguir en ellos lo que pensaba su alma.
Lo único que sabía es que Lucía era la persona que me debía acompañar en mi vida y esperaba que todo mejorara pronto.
No logré dormir bien anoche y amanecí muy cansado, no estoy lo suficientemente concentrado para trabajar, por lo que debo estar buscando formas de alertarme para mantener mí cabeza en el trabajo. Algo difícil, ya que pienso en dormir y ver a Lucía al mismo tiempo. Aunque debo admitir que más lo primero en momentos de laburar.
Logro terminar el día, pero apenas ante mi cansancio, camino a casa y me encuentro con las mujeres que se mueven en conjunto al finalizar sus actividades. Puedo ver la capucha roja de mi mujer quien viene tomada del brazo a Lilly, mi cuñada le habla animadamente, haciendo a mi Lucía sonreír. Se ve muy bonita.
Me quiero acercar a ellas pero dos fuertes brazos me detienen.
— ¿A dónde vas? — Wolfgang me detiene de un brazo y me observa con sus ojos grises.
— Quiero hablar con Lucía.
— ¡Qué lastima! — comenta Wulf con una sonrisa — pero todavía no puedes, Lucía todavía necesita su tiempo. Mamá nos lo dijo.
— ¡Qué! — exclamé enojado — ¡No es justo!
— Lo sé, para nosotros tampoco— respondió Wolfgang.
Y nuevamente me encuentro durmiendo con mis hermanos esa noche, esta vez debo darle una patada a Wulf cuya pierna no paraba de moverse y querer entrelazar con mi cuerpo. Al día siguiente, decido ir a ver un lobo médico, quien me recetó unas hierbas para dormir en la noche. Es un analgésico muy fuerte que me duerme el cuerpo, permitiéndome dormir sin soñar. También obligué a mis hermanos a que la consumieran mientras estuvieran en mi casa, no pensaba despertar en la mañana con mis hermanos en las peores posiciones sobre mi cuerpo
Han pasado siete días y apenas si veo a Lucía de manera lejana, siempre rodeada de mis cuñadas. A veces sus ojos me alcanzan y puedo ver algo que me duele en ellos. Sus iris siempre han sido claros en lo que piensa y me tiene miedo.
No ha cambiado en todo ese tiempo.
Mis pensamientos se desvanecen cuando siento una mano gruesa sobre mi hombro. Reconozco inmediatamente el tacto de Fausto quien me observa con esos mismos ojos negros.
— ¿Podemos hablar?
Su mirada se ve algo preocupada, algo que hace tiempo no veía en él. Por lo general Fausto siempre ha tenido una actitud tranquila y relajada con una sonrisa en los labios. Ahora es extraño verlo con los ojos caídos y una curva que asemeja una sonrisa algo apagada.
— Claro — le respondo.
Nos alejamos un poco a petición de mi hermano. Llegamos hasta una de las fogatas del Clan, por la hora comenzaban a estar encendidas para que la gente se reuniera a conversar. A la que fuimos era pequeña y no había mucha gente, me invita a sentarme en unos troncos cortados y diseñados para aquella acción antes de hacer lo mismo a mi lado derecho.
— ¿Cómo has estado? — me pregunta.
— Bien — respondo a secas antes de devolverle la misma pregunta de manera automática.
— Pues bien — responde de manera apagada mientras se rasca sus cabello negro liso que remataba en las patillas del mismo color.
Es algo incomodo hablar con Fausto en este momento luego de lo ocurrido hace una semana.
— Yo... —Fausto le complica hablar. Se nota por la forma en que toquetea su pelo y el inicio de su barba. —Me quiero disculpar por como actué el otro día contigo.
Oh, quiere hablar de eso.
— Mira— comenzó a hablar nuevamente mi hermano mayor — Verte en ese estado me hizo recordar muchas cosas de las cuales tengo un pésimo recuerdo. No te acuerdas mucho de Zeeb, pero tienen algunas cosas en común.
Fausto bufa agotado. Yo trato de hablar.
— Wolfgang me habló un poco de eso— comenté— Lo que ocurrió en el pasado y como te afectó.
— No sabes cuanto me afectó — susurra.
— No lo sé — le confirmo —Era muy niño en ese momento.
— El siempre hablaba cosas bonitas de ella ¿sabes? —me habló— Su rostro se iluminaba de una manera muy especial y siempre quise saber porque alguien que todavía no estaba con él le podía producir algo así.
El sonríe.
— Es lo que sentí cuando encontré a Lucía — le hablo— Es algo que no se puede explicar, únicamente sentir ¿verdad?.
Vuelve el brillo y la sonrisa en el rostro de mi hermano, vuelvo a encontrarme con el Fausto antes del incidente: el sonriente y de mirada vibrante.
— Ese sentimiento es maravilloso— dice mi hermano — Cuando vi a Rue fue así.
Una sonrisa más radiante aparece en su rostro que se desvanece tan rápido como el paso de una brisa.
— Me afectó mucho el suicidio de Zeeb— comenta— Lo que hizo y la manera en que enfrentó las cosas, lo consideré un cobarde. Cobarde por no enfrentar la muerte de Camila y que estuviera con nosotros. Luego conocí a Rue.
Lanza una suave pero jovial sonrisa.
—Conocerla fue como nacer de nuevo, ¿sabes? — sonrió Fausto— De seguro te pasó algo semejante cuando viste a Lucía, viste algo especial, eso que te complementa.
Yo asentí con una sonrisa.
— Rue fue tan amable conmigo— sonrió Fausto — Había sido dañado por una trampa y mi pierna casi se rompe, lloré y grité mucho Velkan. Pensé que me moría, me desmayé y Rue me despertó y curó mi herida.
Mueve su cabello con sus manos, se le ve algo nervioso y cohibido.
— Nunca nadie se había portado así conmigo salvo mi familia y ella fue tan comprensiva, buena y risueña. ¡Su manera de sonreír y ese aire de positivismo que la rodeaba me enseñó tanto, pero tanto!
Hizo una pausa corta, en la cual me quedó observando.
— Luego de eso, descubrí que no quería que nadie la dañara, incluyéndome— se observa sus manos— También comencé a entender porque Zeeb hizo ese último acto. La sensación imperdonable de haberle hecho daño a esa persona y vivir con la culpa. Es por eso que busco ser cuidadoso. ¡Somos animales, Velkan! siempre lo seremos por más que nos mezclemos con humanos. El lado salvaje no desaparece, somos híbridos que siempre estaremos más cerca de la bestia que tiene fuerza que el ser que tiene razón hermano, a ti casi te pasa. ¿Qué harás si en un momento la atacas y realmente la dañas?
Mi estómago se revuelve al pensar en eso y rememoro la cara de Lucía a punto de llorar mientras mi mente era atrapada por el lado bestial y lo único que quería era morder la carne de mi mujer.
Respiro fuertemente y escondo mi rostro, buscando quitar ese pensamiento, pero es imposible. Fausto tiene razón, ¿qué pasaría si realmente la daño? No podría vivir con eso, si llegase a matarla partiría con ella en busca de su alma y de seguro haría algo tan terrible como Zeeb, que la Luna lo tenga en su gloria.
— No lo haré— le susurro a Fausto— No pienso hacerlo luego de lo que casi hago.
—Si lo haces — me comenta mi hermano — Ten por seguro que yo te mato.
—Feliz que tu seas mi verdugo.
Nos reímos un poco y nos abrazamos fuertemente, cerrando esa conversación y el mal rato que hice pasar a mi hermano. Es maravilloso volver a hablar con él luego de todo lo ocurrido. Lo extrañaba mucho.
— Te amo, hermano — me dijo Fausto.
— Yo también — le respondo en medio del abrazo.
Recuperé a mi hermano, pero se que volver con Lucía y que me acepte será más complicado. Lucharé por eso, únicamente necesito conversar con ella, que la Luna me otorgue paciencia para obtener una oportunidad.
Este precioso trabajo la hizo kuroiifox en facebook, se lo pedí y me hizo de una manera preciosa!
Una ilustración que hice de la Suricata aka Isabel
Otra ilustración de Lucía e Isabel que había subido en instagram para probar estilos.
Ojalá hayan disfrutado esto
PEQUEÑA DINÁMICA/PREGUNTA
Esta idea la tenía hace mucho tiempo en la cabeza pero en ¿qué otro universo ven a los Personajes de El Cortejo de Velkan? Por ejemplo en sagas juveniles, animes, series, etc.
Me gustaría su opinión :)