Sweet Hell (Camren G!P)

By turningpages97

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Camila Cabello tiene dieciséis años, buenas calificaciones, y una familia típica de clase alta; un padre, una... More

Camila Cabello
Lauren Jauregui
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
N/A
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
N/A
Capítulo 17
N/A
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 (Parte uno: "La Final")
Capítulo 20 (Parte dos: "Preparaciones y Charlas")
N/A
Capítulo 20 (Parte tres: "La Fiesta")
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
¡Mi nuevo libro ya está disponible!
Fallas/errores en Wattpad
Capítulo 35
Capítulo 36 (Parte uno: "No Soy Como Ella")
Capítulo 36 (Parte dos: "Única")
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44

Capítulo 33

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By turningpages97

N/A: I'm back bitches (kiddin' I love y'all) ¡Capítulo largo porque se lo merecen! Enjoy! ;) 

Lauren's POV 

Me senté sobre el césped y comencé a tirar inconscientemente de las hojas, arrancándolas de a pequeños puñados. Vero me imitó y se sentó a mi lado, podía sentir su mirada de reojo, ella sabía lo que me ocurría. 

El entrenamiento había acabado y ya todas se dirigían hacia los vestidores para tomar una ducha y cambiarse a sus ropas cotidianas, pero yo no estaba tan de buenas como para soportarlas bromeando sobre mi relación con Camila y cómo mis ojos saltan cada que ella viste falda o leggings. 

Apoyé mis manos por detrás mío y ladeé la cabeza cerrando los ojos. Mi respiración aún intentaba regularse y las gotitas de sudor caían libres por mis sienes mientras el sol daba de lleno contra mi cara. 

"¿Qué tal todo?" Apreté los labios, ya esperaba las preguntas. 

"No lo sé. No ha querido hablar más de eso." No la miré, pero supe que estaba frunciendo las cejas. "Me refiero a que, no es como si hubiese que hablarlo más de lo que ya lo hemos hecho, así que quizás ella... sólo quiera olvidarlo. No quiero que se sienta avergonzada de sí misma cada que me vea." Asintió despaciosamente, comprensiva. 

"¿Qué fue lo que te dijo?" Tomé aire y lo solté pesadamente, agachando la cabeza. 

*Flashback* 

"¡Camila!" Cerré la puerta tras de mí y corrí hacia ella, quien caminaba por la acera a paso apurado, con los brazos cruzados. "Camz, por favor." Tomé su brazo y jalé ligeramente para detenerla. 

"Lauren, no." Intentó zafarse y seguir su camino, pero tiré otra vez y logré darla vuelta de la manera perfecta como para agarrar sus mejillas con mis manos y juntar nuestros labios. El sabor salado de sus lágrimas hizo que mi alma se comprimiera, convirtiéndose en algo semejante a un pequeño cachorro abandonado y lastimado. Tomé su labio inferior entre los míos y me aseguré de demostrarle con firmeza mis sentimientos por ella. Que nada cambiaría por algo tan insignificante como los sucesos de hacía unos momentos. Algunos sonidos que supuse serían sollozos aún se percibían, pero no dudé un segundo en taparlos. Me separé y vi los mares de chocolate más expresivos de este mundo, rojizos y algo hinchados. Su nariz también levemente colorada, sorbiéndose para evitar el temblor que se esparcía por todo su cuerpo al respirar. 

"Te quiero." Volví a besarla, ésta vez más suave al notar cómo sus sollozos y la tiritera cesaban. Acaricié su piel con mis pulgares y dejé otros cortos besos consecutivos antes de alejarme por completo. Sus ojos tardaron unos instantes en abrirse, y cuando lo hicieron tuve que contener las ganas de repetir toda esa demostración de afecto nuevamente. 

"N-no estás..." Empezó pero su voz se quebró y sus dedos se movieron nerviosamente. "¿No estás enfad-dada?" Bajé mis manos hacia las suyas, tomándolas para ayudar a tranquilizar su temblar. 

"Claro que no. Camz, lo entiendo." 

"P-pero yo... Y-yo te... Y tú no querías... S-soy una tonta." Insistió y debí llevar mi dedo hacia su barbilla para alzarla porque se negaba a verme de frente. 

"Shh. Yo sólo te detuve porque tu rostro... No lucía como si... Ya sabes, en verdad estuvieras con ánimos de hacer eso..." Tragué saliva mientras la sentía apretar un poco mi mano, probablemente le había dado en el clavo con mi especulación. "Parecía como si estuvieses... Preocupada por algo, y no quería que te arrepintieras luego." Finalicé y permanecí observándola, esperando alguna clase de señal de que todo al fin se había apaciguado. Mordió su labio inferior, poniéndome más nerviosa. "Escucha, por supuesto que no me molesta... Uhm, que me toques.  Y yo también a veces quiero hacerlo, sólo," Me arrimé y coloqué un mechón de cabello detrás de su oído. "hay que tomarlo con calma, no es necesario apresurar las cosas si no te sientes con ganas de hacerlo." Le regalé una media sonrisa, con ojos esperanzados y brillantes. A su tiempo, Camila asintió y se pasó una mano por el mismo mechón, reafirmando su lugar. 

"Lo siento y-yo... Creí que estarías molesta." Sus brazos llegaron de repente, envolviendo mi cuello mientras su frente chocaba contra el mío. Gracias a todos los santos, mi erección se había calmado prontamente después de salir del auto. Abrí mi boca para hablar pero las palabras se trabaron en mi garganta al oír el timbre de fin del receso. Suspiré, devolviendo la mirada hacia la delicada morena, aún entre mis brazos. 

"Déjame al menos llevarte a casa." 

*Fin de flashback*

"No está molesta, ¿verdad?" Negué furiosamente. "Sólo lo pensé porque, ya sabes, a veces las personas parecen molestas con uno cuando en realidad solamente lo están con ellos mismos." Solté una diminuta risa aireada, casi como un mínimo exhalo. 

"No lo está. Ella creyó que yo podría estarlo, y cuando le dije que no pareció tranquilizarse, pero ya no sé. Quizá todavía la incomode al recordar el momento." 

"Sólo tienes que darle tiempo, estas cosas... Es normal que sucedan, mucho más si es su primera relación." Razonó y entrecerré mis ojos. 

"También es mi primera relación." Hizo una cara extraña y reí, le había roto su teoría. 

"Es distinto. Tú tienes a tu amigo ahí debajo, y aunque en mi opinión sería igual que no lo tuvieras, da cierto toque al rol de 'dominante' en la pareja." Alcé las cejas, sorprendida por su conclusión. Bueno, tal vez lleva la razón ahí. "¿Piensas entrar a cambiarte o prefieres caminar por los pasillos con la camiseta empapada en sudor?" Rió animadamente y golpeé su hombro con mi puño. 

"No, gracias. Mejor me apresuro antes de que adivinen el código de mi casillero y hurguen entre mis cosas." Me puse de pie y sacudí la hierba de mi ropa. "¿Te veo en el almuerzo?" Pregunté todavía inclinada, pasando las manos por mis shorts deportivos. 

"No lo creo, invité a una chica a almorzar en Jack's." Levanté ambas cejas con una sonrisa pícara.  Sus mejillas se enrojecieron y un atisbo de puchero tomó lugar en su rostro. "Ya, no me veas así." Me eché a reír y esquivé el codazo que estuvo a punto de dar en medio de mi estómago. 

"Como quieras, te veo luego entonces." Entrecerró los ojos amenazante y le guiñé un ojo, ya trotando hacia la entrada de los vestidores para evitar el inminente apaleo que debería tragarme si me quedaba por más tiempo. 

-

Llegué antes de que las chicas pudieran husmear en mis cosas y me cambié a mi ropa casual, un estilo no necesariamente producido. Sólo quería estar cómoda durante el resto de mis clases, y por supuesto, me eché algo de un nuevo perfume que mis abuelos me habían regalado hacía unas semanas. Nunca está de más el oler bien.  

Cerré mi casillero y me di la vuelta. Logré reconocer la cabellera rubia y la característica manera de caminar suya, toda una diva. Me apresuré a su lado y toqué su hombro justo antes de que girase en la esquina del pasillo. 

"¡Santa madre, Lauser!" Colocó una mano en su pecho. "Podrías tener más cuidado, casi me matas." Se abanicó el rostro con la misma. 

"Lo siento, no era mi intención." Sonreí pidiendo disculpas con la mirada y Dinah rodó los ojos para luego devolver la sonrisa. 

"Como sea. ¿Qué ocurre?" Torcí el gesto mientras rascaba mi nuca, intentando pensar en cómo decirlo sin sonar demasiado desesperada. Aunque sí, estaba lo suficientemente desesperada. 

"Uh, tú... ¿Por casualidad sabes en dónde se encuentra Camila?" Alzó las cejas, como si la hubiese tomado por sorpresa con mi pregunta. Frunció el ceño y miró hacia otro lado, pensando. 

"Pues, creí que estaría contigo." Esa respuesta hizo que mi expresión cayese un poco más. "Dijo que llegaría a eso de las once de su cita con el doctor, así que," ¿Doctor? ¿Qué? ¿Por qué? Corrió la manga de su suéter blanco y revisó la hora en su reloj, mientras tanto yo por dentro sufría de una dolorosa ansiedad. "Ya debería de estar aquí... ¿Supongo que con Ally o Mani?" Sugirió medio encogiéndose de hombros. Después de unos segundos de digerir la nueva información, asentí, no pudiendo ocultar la preocupación en mis ojos. 

Había llamado a Camila en la mañana, pero ella me había dicho que no haría falta pasar a buscarla, y que llegaría tarde al instituto en cuanto terminase de resolver algunos "asuntos pendientes" junto a su madre, según sus propias palabras. ¿Esos eran los asuntos pendientes? ¿Acaso estaba enferma y no quería decírmelo? Tragué saliva al pensar en todas las posibles cosas que podrían sucederle. 

¿Y si...? No. No, no y no.

Debía tranquilizarme si no quería alarmar a Dinah, quien ahora me veía casi aterrada por mi estado de ausencia. 

"¿Todo en orden?" ¿¡Cómo es que podía estar tan calmada!? Abrí la boca, pero volví a cerrarla, tal vez ella sabía algo que yo no y sólo quedaría como una idiota en frente suyo. Calma Lauren.

"Sí. Uhm, gracias, ya debo... Ir a clases." No era del todo una mentira, efectivamente ya iba cinco minutos tarde a mi clase de biología, pero aquello no podía importarme menos en esos momentos. Debía encontrarla. 

Recorrí varios pasillos apurada, encontrándome con mil personas que me saludaban o preguntaban qué tal mi día. Quizá hubiera apreciado mucho más tales gestos si no hubiese estado buscando a la pequeña morena como una loca. Me giré a mitad de corredor cuando creí ver una falda como las que ella usa y cabello largo oscuro, pero no se trataba de Camila sino de otra chica desconocida, quien se sonrojó al notar mis ojos en esa parte de su cuerpo. Murmuré  'Lo siento' repetidas veces mientras gesticulaba con las manos y me alejaba hacia la cafetería. Troté hacia la entrada y me llevé una fuerte oleada de decepción cuando no vi a nadie más que algunos estudiantes esparcidos por las mesas, leyendo o charlando entre sí. 

Suspiré y coloqué las manos en mis caderas, negando derrotada mientras caminaba hacia los baños. Llegando a la puerta, estaba a punto de empujar y abrirla cuando oí esa  voz que hace que las mariposas vuelen libres dentro de mi estómago y mi pecho. 

"Ya estoy aquí, papi. Mhm, te dije que te llamaría. No, no he comido nada aún. Sí, lo haré ahora. Bien, ajá, ya sé. Papá..." Gruñó la última palabra y sonreí, tapando mi boca con una mano para que la risa no saliese. "Sí, yo también te amo. Adiós." Rió y asumí que la llamada ya había terminado, pues liberó un bufido y escuché un sonido que no reconocí. Decidí que ese era mi momento para hacer mi entrada. Empujé la puerta y al doblar hacia la derecha, enseguida avisté a Camila recargada contra la pared de espaldas. Levaba unos shorts de jean simples con una blusa blanca sin mangas, un cárdigan gris con bolsillos, y unas Adidas blancas con las típicas tres tiras de color rosa plateado. 

En cuanto me vio sus ojos se abrieron grande y se paró derecha, despegándose del muro de azulejos y acomodando nerviosa su abrigo. "L-Lo... No sabía que estabas ahí." Quise sonreír para tranquilizarla, pero no pude. La preocupación regresaba para desbordar mi sistema. 

"¿Por qué no dijiste que irías al doctor?" Los ojos se le abrieron más que antes y pareció atracarse con su propio aliento, abrió la boca y volvió a cerrarla reiteradamente, cosa que me hizo caer aún más profundo en el terror de que algo malo le sucediese. "Camz,-"

"Lo siento, y-yo no quería preocuparte por eso no lo mencioné." ¿No quería preocuparme? ¿¡Y por eso creyó que sería mejor ocultármelo!? 

"Por favor sólo dime que no hay nada malo con tu salud. ¿E-estás... enferma?" Hice mi rostro hacia un lado, haciendo notorio mi miedo. 

"¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! S-sólo fue un chequeo anual que tenía pendiente, ya sabes, para asegurarse de que todo ande bien-" 

"Oh, gracias a dios." La interrumpí, más aliviada que nunca, y como un rayo me acerqué para abrazar su cintura y pegar mis labios a los suyos en un profundo pero suave beso. Atrapé su labio inferior y lo succioné con ansias, queriendo cobrar todos esos besos que pude darle en la mañana si ella me hubiese dejado acompañarla al doctor y traerla al instituto. Sus brazos fueron directo hacia arriba, enredándose alrededor de mi cuello al mismo tiempo que mi lengua pidió permiso para pasar dentro de su boca, y rápidamente Camila separó sus labios para tomarla y frotarla con la suya lenta y delicadamente. Me separé y volví a besarla de la misma manera casi otras tres veces antes de llegar a sentir que tenía suficiente de sus labios y su cuerpo presionado contra el mío. Pegué nuestras frentes y la miré a los ojos, que se abrían despaciosamente, como si el beso la hubiese dejado algo perdida y agotada a la vez. "Casi haces que me muera de un ataque." Dije. Las respiraciones se mezclaban entre sí. 

La morena largó una risita y arrugó la nariz adorablemente. "No exageres." 

"¿Exagerar? ¡Sólo me preocupo por ti!" La risita volvió y ahora sus dedos se colaban entre mi cabello. Plantó un besito en mi mejilla y se alejó pestañeando, con un precioso rubor en la cara. No podía ser más bella, ¿o sí?

"Te quiero." Sonrió. 

Claro que sí puede.

"Yo también te quiero, pero no vuelvas a ocultar algo así por favor. La próxima vez sólo dilo y podría ir contigo. Podría darte la mano mientras te extraen sangre." La sonrisa se extendió, dejando ver sus blancos dientes. Dejó un tímido beso por encima de mis clavículas justo antes de que el timbre sonara. Ya había perdido una clase entera de biología, y en serio me valía un comino. 

"Tienes razón, lo siento y gracias por la oferta, suena genial." Tú lo eres. "Muero de hambre." Chilló y se frotó el estómago con cara de sufrimiento. 

"Las chicas ya deben de estar en la cafetería, vamos." Tomé su mano y salimos del baño. El ligero nerviosismo de Camila era claro como el agua al caminar por entre la gente. Unos nos veían con un rango extenso de expresiones faciales, desde sorpresa hasta enojo. Otros cuchicheaban en susurros, y algunos ni siquiera le ponían atención al detalle de nuestras manos juntas. Fuera como fuera, me daba igual. Pero por parte de Camila, no parecía tener la misma falta de impacto. 

"Aquí viene la pareja más caliente del insti." Exclamó Dinah. 

"¡Shh!" La chistó riendo Normani, pegándole un manotazo en el brazo. 

"Bueno, ya. Tengo buenas noticias." Anunció aplaudiendo con emoción y una sonrisa gigante. "Es el aniversario de mis padres y mis hermanos irán a casa de mis tíos en Georgia, así queeee... ¡Tendré la casa para mí sola!" Se señaló a sí misma con ambos dedos índices e hizo un bailecito de victoria. Ally dio un mini saltito en su asiento y rió entusiasmada. 

"¡Llevaré galletas y ositos de goma!" Dijo la más baja. 

"Claro, si nos dejas remojarlos en vodka." Agregó la polinesia por lo bajo.

Allyson la miró con los ojos entrecerrados. "No me gusta el vodka." 

"Bien, bien, no habrá vodka." Rodó los ojos. 

"¿A qué hora?" Pregunté, abriendo mi mochila en busca de mi almuerzo. 

"A partir de las séis pueden llegar cuando se les antoje." Estaba bien por mí, los horarios coincidían y no tenía planeado nada muy relevante para hacer en la tarde. Giré el cuello y miré a Camila en busca de su confirmación. Ella copió mi acción y asintió con mejillas rosadas y una sonrisa retraída. 

"Paso por ti." Oí un tenue y dulce 'Okey', y ojeé a Dinah, quien me guiñó un ojo.  

-

Camila's POV

Dejé mi libreta de cálculos sobre la mesa junto al libro y me dirigí hacia el refrigerador por un vaso de jugo. Una vez conseguido el maldito vaso, por el que debí trepar la encimera, serví el jugo de naranja y regresé a mi lugar, lista para adelantar algo de tarea antes de que Lauren llegase por mí. 

"¿Qué haces mi niña?" Advirtió su llegada mi madre, con un cesto lleno de ropa a la cadera. 

"Tarea. ¿Por qué llevas la ropa?" Curioseé, era raro que mi madre juntase la ropa sin la ayuda de Betty, la nana de Sofi y una especie de 'señora de la limpieza'. Una mujer muy educada y amable que siempre anda con una sonrisita a todos lados. 

"La nieta de Betty pescó un resfriado anteayer, parece que no para de estornudar y toser." Hizo un puchero y se fue hasta la habitación del lavadero, contando en voz muy alta los detalles. "Dijo que podíamos llamar a su hija más chica si necesitamos ayuda, pero no quiero molestar. Y además, puedo hacerlo yo, todavía no he perdido mi toque." Reí y Sinu me guiñó un ojo divertida. Me puse al trabajo y resolví unos cuantos ejercicios antes de ver a mi madre entrando nuevamente a la cocina, ésta vez con las manos vacías y obviamente en busca de un refresco para beber luego de subir y bajar las escaleras tres veces. La miré y le sonreí, pero ella me vio con una expresión sospechosa, lo que aumentó mis nervios. "Si aprietas más el lápiz partirás la punta." Habló entretenida por el espectáculo que le presentaban mi nerviosismo y torpeza en equipo. Una combinación explosivamente penosa. 

"Tengo que... Tengo que terminar esto rápido." Entrecerró los ojos y se cruzó de brazos. 

"¿Y por qué tan apresurada?" Tomó el vaso con refresco y lo llevó a su boca, dándole un traguito. "¿Esperas a alguien?" Mierda. Lo sabía, ella siempre lo sabe todo.

"L-Lauren vendrá por mí dentro de poco." Alzó ambas cejas y volvió a bajarlas, con una gran sonrisa satisfecha. No sería capaz de mentirle a mi madre, y si lo fuese, ella se daría cuenta de todos modos. 

Le di un sorbo a mi jugo para ocupar mis sentidos en otra cosa, pero lo que escuché después hizo que tosiera como una estúpida. "¿Una cita?" Una vez que conseguí tragar el resto de la bebida, escaneé el perímetro con los ojos por un mínimo de cuatro veces, rezando por que mi padre no estuviese temprano en casa. "Tu padre sigue en la compañía, no vendrá hasta las nueve. Sofi está jugando en su cuarto con las nuevas muñecas que le regalaron tus tíos." 

"N-no es-" 

"Sabes que no diré nada. Las vi besándose hace unas semanas y me lo he tenido que guardar para mí misma." Refunfuñó. Fruncí el ceño y la observé con reproche, aunque mis mejillas ardían de cualquier manera. ¿Acaso quería hacer pública mi relación? "¿Qué? Mi hija tiene su primer amor, muero por contarle esto a mis amigas."

"¿Estás bromeando, verdad?" 

"¡Claro que no! Yo también tengo amigas con las que charlo sobre mi vida, no sólo ustedes los adolescentes tienen relaciones." Arrugué la nariz, asqueada por la imagen que vino a mi cabeza. 

"Ugh. Mamá, por favor ya para." Rió fuerte, apoyando una mano en su estómago. 

"No hablaba de ese tipo de relaciones, mija. Tú solita lo asumiste." Se estiró desde su taburete y dio un toquesito en la punta de mi nariz. "Pero ya en serio, quiero que me cuentes qué tal todo con ojitos." Descansó sus codos sobre la isla y su barbilla encima de sus palmas. 

"Yo n-no lo sé, bien supongo." Su cabeza se movió hacia adelante, inclinando su barbilla hacia atrás, como si quisiera presionarme con la mirada. "Creo... Creo q-que... estoy enamorada." Dije lo último más preguntándolo que afirmándolo. En realidad, yo ya estaba enterada de mis sentimientos, pero costaba decirlos en voz alta frente a mi madre. 

"Por supuesto que lo estás, y ella de ti." Recorrió un camino por sobre la encimera de granito con su mano y la colocó encima de la mía. "Así fue con tu padre, ¿sabes? Recuerdo que él solía llevarme a una gasolinera a cenar luego de salir del trabajo. Por esos tiempos él aún fumaba y yo me escapaba de las últimas dos horas de instituto para verlo cargando pilas de ladrillos y escombros en las construcciones." Miraba al horizonte, faltaba que suspirase como en las novelas de televisión. 

¿Y qué tiene que ver esto con Lauren y yo?

"No creas que no vi cómo la mirabas cuando arregló los frenos de mi auto la semana pasada. O cuando cortó el césped el sábado pasado, o cuando se quitó la camiseta para limpiarse la grasa de la cara." Ups. Mi cara se coloreó de rojo y comencé a jugar con la manga de mi cárdigan. No me gustaba que Lauren trabajase para mi padre, pero debía admitir que cuando se ofrecía a ayudar en todas esas duras tareas, no me era posible quitarle los ojos de encima. "No tienes por qué avergonzarte, Camilita. Es completamente normal sentirse atraída de esa manera, mucho más a tu edad. Estoy segura de que Lauren pasa por lo mismo cuando te ve a ti." Agaché la cabeza, apenada y a la vez deseando que así fuese. 

"¿Cómo se supone que no tenga vergüenza? N-no estoy acostumbrada a todo esto y... Cuando nos besamos se siente muy bien, p-pero ella hoy me agarró de la mano y-y todos estaban viéndonos y s-sabes que no me siento cómoda con tanta atención sobre mí. Los ataques de ansiedad ya no vienen seguido, pero no quiero que vuelvan, y con ellos mirando..." Mi madre se puso de pie y me abrazó con toda su fuerza y cariño. 

Se separó lentamente y besó mi frente. "¿Y Lauren está al tanto de eso?" Preguntó mientras corría un travieso mechón oscuro de mi rostro. Negué cabizbaja. "Pues yo creo que deberías decírselo mi niña, no sería bueno dejarla creer otra cosa." Eso me inquietó. ¿Dejarla creer en otra cosa? "Si no tiene idea de lo que en verdad te atormenta, es posible que crea que tú no quieres que te vean con ella, ¿lo habías pensado?" Mis ojos se ensancharon. 

"P-pero... Yo le dije que quería ir de a poco, no que... Yo jamás le dije algo así." Refuté en mi defensa. 

"Puedes decir muchas cosas, pero tus acciones son las que definirán lo que piense el otro." Dios, tiene razón. "¿Cuánto tiempo llevan?"

"Casi tres meses..." Demonios. No, no quería que Lauren creyese algo así. Ella no era el problema, el problema eramos yo y mi maldita ansiedad. 

"Creo que tienes algo que hablar con ojitos." Me sonrió amenamente y plantó otro beso en mi frente. "Y sé que puede asustar algo el exponerte, pero todo lo que vayas a hacer dentro de cuatro paredes, en privado, con ella, no saldrá de ahí. Mantén la relación al privado, pero no en secreto. Te sorprendería lo excitante que puede ser, saber todo lo que puede suceder a solas y que el resto ni siquiera se lo imagine. Además, si lo que te preocupa es ir demasiado rápido, todos sabemos que Lauren nunca te presionaría, de eso puedes quedarte tranquila. Ella sólo se moverá cuando tú se lo indiques." Guiñó un ojo y después el otro como solía hacerme de niña para que riera y se marchó, no sin antes darle un apretoncito a mis manos. Me quedé medio congelda, tratando de absorber todo lo que había acabado de oír. Jamás creí poder tener una conversación así con mi madre, pero me había abierto increíblemente los ojos. 

El timbre de la casa sonó y di un saltito, sorprendida. Verifiqué la hora en mi teléfono. 7:27 p.m. Bien, supongo que terminaré con mi tarea en otro momento.

Agarré mi bolso, le metí algo de dinero, una bolsa con dulces y galletas, mi teléfono, y corrí a abrir la puerta. Lauren vestía lo mismo que en la mañana al igual que yo, y una brillante sonrisa adornaba sus atractivas facciones. 

"Hey, siento el retraso, tuve que llenar el tanque de mi bebé en el camino." Apuntó con su pulgar hacia atrás, donde su coche permanecía en reposo al lado de la acera. 

"Está bien, al menos ahora no corremos riesgo de quedar varadas en medio de la calle." Bromeé y rió, haciéndome suspirar por dentro. 

"¿Lista?" Asentí segura y tomó mi mano para llevarme a su auto. Abrió la puerta por mí como siempre, y pronto ya estábamos en movimiento. El viaje era corto, Dinah no vivía a más de veinte calles y hasta podría haber ido caminando, pero claro que prefiero pasar esos diez minutos viendo cómo Lauren conduce mientras tararea una canción de John Mayer. 

Llegamos a destino y Dinah abrió la puerta, engulléndonos a ambas en un apretado abrazo de oso que me quitó el oxigeno de los pulmones. 

"Sólo faltaban ustedes, par de tórtolas." Dio una palmada en la espalda alta de la ojiverde que la hizo avanzar unos pasos. En la sala de estar nos encontramos con Ally y Mani, quienes comían palomitas. 

"Estamos a mitad de maratón de Grey's Anatomy, así que siéntense y cierren el pico." 

Tan Dinah.

"Sé amable con tus visitas DJ." Exigió Ally en un tono autoritario. Dinah rodó los ojos y se desplomó sobre el sofá más grande junto a las chicas, dejándonos el pequeño a mí y Lauren. La pelinegra ni siquiera se quejó y tomó asiento, invitando segundos después a que me uniese. 

Una hora y media después, habíamos terminado de ver la primera temporada. Comimos hamburguesas con macarrones y de postre esparcí el montón de dulces en la mesita ratona frente a la tele. Ally sugirió ver alguna película de comedia e inmediatamente me puse a su favor, pero la discusión finalizó cuando Normani accedió a ver una de suspenso/terror y perdimos por tres a dos. 

Ni siquiera a un cuarto de película yo ya me tapaba los ojos con las manos y escondía el rostro en el cuello de Lauren, quien enseguida me movió a su regazo y dejó que me aferrase a su torso como si mi vida dependiese de ello. A mitad de la película comencé a sospechar que esa sombra en el pasillo a la derecha era más que la sombra de un simple perchero. Mis pesadillas empezaron a volverse realidad al notar que la luz de ese mismo pasillo parpadeaba tenebrosamente, llevaba un buen tiempo haciéndolo.

"Hm..." Me hundí aún más en el sofá y justo cuando alcé la vista hacia el televisor, todo se tornó negro. 

"¡Hijo de perra! ¡Estaba a a punto de ver cómo el demonio poseía a la tipa esa!" Gritó una furiosa polinesia. 

"¿L-Lo...?" Tartamudeé, apretujando su brazo con mi mano. 

"Aquí estoy Camz. Sólo fue un corte de luz, probablemente regrese en unos minutos." Normalmente no tendría miedo de la oscuridad, pero esa película había dejado mucho más susceptible a mi pobre y asustadizo cerebro. 

"S-sí, tienes razón." Normani encendió la linterna de su teléfono y nos alumbró. 

"¿Qué horas son?" Preguntó Dinah, intentando pararse, y topándose con la mesita en su camino. 

"Como las dos." Respondió Mani. 

"¿¡Las dos!? Pero si..." 

"Tardamos demasiado en comer y luego tú te pusiste a enseñarnos covers de Beyoncé." Añadió Lauren. 

"Bien, ya... ¿Dónde está Ally?" Normani se volteó e iluminó a la pequeña, que yacía profundamente dormida en el sillón. "Supongo que tendremos que llevarla a la cama si no queremos que mañana despierte con el cuello torcido." Rieron y se levantaron del sillón. "¿Van a quedarse ahí, o van a ayudar a limpiar todo este chiquero?" Movió la cabeza, indicando el desastre de paquetes de caramelos, paletitas, latas de refresco, y ositos de goma en la mesa ratona. Lauren murmuró un 'Lo siento' y yo negué mientras nos parábamos. 

"Oye Mani, lleva a Ally a mi cuarto y enciende algunas velas si quieres." Escuché a Dinah desde la cocina. La morena acató las ordenes y cargó a la mayor en brazos con algo de dificultad, Dinah se acercó a ayudarla antes de que pudiera subir la escalera. Me giré y Lauren seguía juntando envoltorios y latas. "¡Y ustedes dos, no pienso dejarlas dormir cerca nuestro! No quiero despertarme oyéndolas hacer sus asuntos." Vociferó en un susurro alto, mientras nos señalaba desde el primer escalón. 

"¿Dónde vamos a dormir?" Cuestioné confundida. 

"La habitación de invitados, acabamos de remodelarla la semana pasada." Recordé la famosa habitación de invitados, que solía ser la sala de juegos de los hermanitos de Dinah, pero cuando la mayoría de los más pequeños se convirtieron en pre-adolescentes, ya consiguieron sus propios cuartos con computadoras y televisiones. No la necesitaban más para eso. "El otro pasillo, al fondo a la derecha. Tiene baño incluido." Miré a Lauren y ella me sonrió, apretando mi mano mientras con la otra sostenía las latas. Le asentí a ambas y con eso Dinah, la dormida Ally y Normani desaparecieron de la sala. 

"Camz, ¿me pasas esa otra pila de latas?" Apunté con mi linterna y divisé una pila de cuatro latas. ¿Cuánto refresco pueden beber cinco chicas? La respuesta les sorprendería. "Hay que dejarlas en el cesto grande, los demás están llenos." Musité un 'Okey' y me dispuse a terminar con la tarea. A mitad de camino en la cocina, una estúpida advertencia en mi celular hizo apagar la linterna y sin poder ver por dónde rayos andaba, me choqué con la isla. Las latas volaron de mis manos e intenté atraparlas en el aire, pero solamente una tuvo la suerte de no aterrizar en el piso. 

"Rayos, ¿te encuentras bien?" Oí la voz de Lauren a poca distancia y asentí, para después recordar que estábamos a oscuras. 

Idiota.

 "Sí, solamente me salpiqué toda la ropa." Gruñí molesta conmigo misma. 

Gracias a dios, mi cárdigan favorito se encontraba sano y salvo, colgando del perchero junto a la entrada principal. 

"Lo mismo aquí." Abrí bien los ojos y gracias a la poca luz que entraba desde el ventanal alargado en la pared, llegué a distinguir su silueta. 

"¡Oh dios, lo siento tanto!" Me disculpé. 

"Nah, no es nada. Será mejor que esperemos hasta mañana para limpiar todo, podríamos resbalar y lastimarnos en serio." Le di la razón y salimos de la cocina lo más lenta y cuidadosamente posible. Las chicas parecieron no darse cuenta de nuestro percance, cosa que no sabía si agradecer o qué. 

Podrían haber resbalado y muerto desangradas en el suelo, y nadie hubiese estado ahí para socorrerlas. 

Ya cállate.

Al dar con la puerta de la habitación de invitados, Lauren la abrió y con su teléfono iluminó la cama. Una en la que fácilmente cabrían tres personas, quizás cuatro si se acurrucasen.  

"¿Qué lado quieres?" Era una pregunta simple, pero atenta. ¿Por qué tiene que ser tan tierna? 

"Me da igual." No dije que me daba igual mientras pudiese abrazarla, pero algo era algo.

"Hum, bueno, entonces... Yo iré al izquierdo." 

"B-bien." Paré unos centímetros antes de tocar las colchas. Mi ropa aún estaba mojada y pegajosa por el refresco. "Uh, Lo... V-voy a quitarme la blusa, ¿sí?" 

"Claro, sí, yo también quiero quitarme la camiseta, si no te molesta..." Sentí ganas de quitársela yo misma. 

"No, c-claro que no." Antes de que los nervios me inundasen, me metí debajo de la colcha. Lauren se metió poco después y así permanecimos, cada una de su lado, quietas. O al menos yo, que no movía un dedo. 

Mis shorts también se habían mojado y el pegote era de lo más molesto, pero no quería moverme. ¿Qué pasaría si Lauren estuviese durmiendo y la despertara? Dios, no quería eso. 

Los minutos pasaron y se sentían como horas en las que ni el zumbido de una mosca se percibía. El reloj de pared emitía un insoportable tic tic cada segundo, que sabía que en otra media hora, haría explotar a mi cabeza. Tomé aire, aguantándome el chillido que quise largar cuando la zona pegajosa de mis shorts se despegó de mi piel y volvió a pegarse. Solté el aire. 

¡UGHHHHHHH! 

De repente, el cuerpo de la ojiverde se movió hacia un lado, y segundos después hacia el otro. En ese mismo instante supe lo que le ocurría. No soporté más el silencio y la incomodidad. 

"¿Lo?" El ir y venir se detuvo y supuse que la ojiverde había asumido que yo estaba dormida, por eso se sorprendió al oírme. 

"Creí que te habías dormido." No podía ver nada, pero de alguna manera supe que ahora estábamos cara a cara. 

"No puedo dormir. Mis shorts están mojados y pegajosos." Tenía la mano debajo de mi mejilla, una costumbre mía desde pequeña. 

"Igual que mis pantalones." Mordí mi labio inferior, reprimiendo una inesperada sonrisa. 

"Quítatelos." Hubo un corto silencio. "Yo también quiero quitármelos." Aclaré. 

"¿Segura?" Hice un sonido de afirmación con la garganta, y en un minuto comencé a oír cómo ella se movía. La imité, desabotonando mis shorts y deslizándolos despaciosamente por mis piernas, todo por debajo de las sábanas. Finalmente los aventé al suelo y me giré, a la espera de que Lauren terminase de quitarse lo suyo. Tardó un poco más que yo, pero al final, ella también se acomodó. 

Mi mano inquieta, comenzó a tirar la tela de la funda de la almohada, y mis pies a jugar, frotándose uno con el otro. Quería sentir su cuerpo contra el mío. El colchón se hundió más cerca. Ella quería aquello tanto como yo. Mi corazón se alborotó. 

"Hey." Su baja y ronca voz habló. Debía hacer mi movimiento. 

Con tentativas manos, que dieron a parar sobre su pecho, una subió hacia el comienzo de su cuello, y la otra prefirió quedarse ahí, donde su pulso se acrecentaba animadamente. 

"Hey." Devolví en un susurro y me acerqué, subiendo mi mano hacia su mandíbula arrimándome a su cuello. Inhalé una nueva y embriagadora colonia que seguramente habría comprado hacía poco tiempo. 

Me encantaba.

Me di cuenta de que no quería esto con nadie más, sólo la quería a ella, para que me sujetara entre sus brazos y me acariciase el cuerpo con los labios. Sí, sus labios en mí, eso quería. Lo quería casi más que a su cuerpo contra el mío. 

Presioné dos besos sobre su clavícula. 

"¿Camz?" Sonaba tranquila, sin un temblor en la voz. Pasé una mano por su hombro e hice mi camino con ella debajo de su brazo, descansándola finalmente sobre su omóplato. Miré hacia arriba, donde sabía que estaba su boca. 

"Quiero besarte." Dije, y presioné otro besito en su mandíbula. 

"También yo." Admitió y el pecho se me llenó de ansias, por tenerla y por que ella me tuviese a mí. No hizo falta decir mucho más para que nuestros cuerpos accionaran, y pronto, sentí su aliento a centímetros de mí. Esperé unos segundos para subir mi mano hacia su rostro, donde tanteé con mi pulgar. Una de sus manos tomó mi cintura, atrayéndome hacia ella, y se inclinó para tomar suavemente mis labios con los suyos. Lentamente, saboreando el momento con delicadeza. Su lengua tocó la mía con ganas, apasionada, amando cada pasada y profundizando mientras las respiraciones se agitaban. 

Más. La necesitaba.

"Más cerca." Demandé algo jadeante, y me jaló hacia ella. Quedé enteramente contra su cuerpo. Su piel parecía quemar, nuestros vientres se tocaban al tomar aire llegó un punto en que tuvimos que entrelazar las piernas para encajar adecuadamente. 

"Jesús, eres..." Apretó su agarre en mi cintura. "Perfecta." Y la corté fundiendo mi boca con la suya. El tacto era fascinante, toda mi piel ardía por más, y sin notarlo comenzamos a rozar nuestros cuerpos entre sí. 

Era puramente eso, sentir la piel de la otra, la suavidad y la delicadeza del amor que transmitía cada poro, cada toque. A esto se le llamaba adicción.

Las yemas de mis dedos acariciaron su espalda alta y jadeé en medio del beso mientras ella bajaba su mano a mi cadera, rasgando el camino sutilmente con sus uñas. Me empujó y caí hacia atrás, de espaldas, llevándomela a ella encima, lo que no le impidió el continuar su misión de llenar mi cuello con húmedos besos. 

Las chicas estaban arriba durmiendo, y yo estaba en otra habitación, en una cama, mordiendo mi labio para no soltar un gemido mientras sentía el bulto, ahora frotándose leve y despacio sobre mis bragas. 

"Ah..." Apreté mis párpados entre sí. La piel de su espalda era tan tersa, que me daba lástima tener que rasguñarla, pero no tenía otra opción. Ella no me dejaba otra opción. No mientras la tuviese arriba mío, con su dura rigidez haciendo fricción contra mi sexo. Mis bragas ya se habían arruinado para cuando ese primer gemido escapó, y estaba segura de que el vidrio de la ventana se había apañado gracias a mis pesados suspiros. 

"¿Te gusta?" Preguntó proporcionándole una afectiva caricia a mi mejilla con su pulgar. 

Cuánto hubiese dado por verla. Sus antebrazos a cada lado de mi cabeza, sus músculos abdominales contrayéndose y descontrayéndose... 

Ahora sólo imagina cómo sería si en verdad lo estuviesen haciendo.

"Mmhhm." Asentí furiosamente y Lauren tomó eso como su permiso para seguir adelante. Empujó con más fuerza una vez. "Hah." Dios, eso se sentía tan jodidamente bien. Empujó otra vez. "¡Hah-" Volví a morder mi labio, hasta que otro par de labios se posó sobre los míos, forzándome a soltarlo. 

"No van a oírte, bebé." Aseguró y me besó, la necesidad se palpaba y a continuación, una seguidilla de embestidas me tomó por sorpresa. 

"¡Ah!" Una, dos. "¡Hah!" tres, cuatro. "¡Hahh!" Cinco, séis. "¡S-" Siete, ocho. "¡Sí!" Mis uñas se enterraron profundamente en su espalda y temí lastimarla, pero el extasiante cosquilleo en mi feminidad era tan grande que no me dejaba siquiera pensar correctamente. "¡L-Lo! ¡Sí!" La oí jadear. 

No pude creer lo bueno que era todo, en cierto punto, mi yo interior tenía la razón. Si esto se sentía increíble, ¿qué tan bien se sentiría tenerla dentro? La sola imagen de la ojiverde arremetiendo en mi interior hacía que me estremeciera en el mejor de los sentidos, deseosa por más. 

"¡Mmh!" Pegó su boca al punto exacto en mi cuello, succionando, y el instinto de moverme junto con ella me ganó.

"Mierda." Gruñó entrecortado. La dureza de su miembro me estaba llevando al borde y tiré mi cabeza hacia atrás, más cerca que nunca de tocar el cielo con la punta de los dedos. Sus caderas se movieron hacia adelante y abajo, apretando su erección imposiblemente cerca. Mis ojos rodaron hacia atrás y no pude soportarlo más, los jadeos y gemidos comenzaron a salir uno detrás del otro mientras la ojiverde me ayudaba a alargar las sensaciones con su incesante vaivén. 

"Oh, d-dios..." Solté hecha polvo, completamente fuera de mí, en un lugar mucho más brillante y repleto de colores que juraba no haber visto en mi vida.  

Intentando recuperar el aire luego de el más que maravilloso orgasmo, abrí vagamente mis ojos. La ojiverde no paró, pero lo sobrellevó con lentos roces, aminorando la velocidad de a poco. Cuando las replicas acabaron, Lauren se quedó quieta encima mío. Algo de luz se colaba por las persianas de una pequeña ventana y supe que podía verme mejor de lo que yo a ella.  

"¿Estuvo bien?" Raspó su voz. No pude creer que preguntase eso, ¿acaso mis gemidos no le dieron una idea de qué tan bien lo había hecho?

"M-muy b-bien." Asentí. 

"No quería que nuestra primera vez fuera en casa de alguien más, y no llevo condones encima, pero esta fue una buena alternativa." Se inclinó y me besó de una forma que me dejó un tanto mareada. Acto seguido, se dejó caer a mi lado, a lo que yo velozmente abrí bien los ojos y coloqué una mano en su pecho. 

"¡N-no! Es... espera, tú... Tú no..." Entendió a lo que me refería cuando traté de bajar mi mano hacia sus bóxers. Sus abdominales se tensaron y quise llorar de lo mucho que me gustaría poder acariciarlos todo el día. 

"No te preocupes por mí. Eso puede esperar, preciosa. Ahora será mejor dormir, vi las bolsas bajo tus ojos y vienes de un chequeo médico en donde te extrajeron sangre, eso implica no haber comido por unas doce horas, si no me equivoco." Razonó. Iba a decir algo, pero no pude. Efectivamente llevaba la razón, y me había dejado muda. "Ven aquí." Me incitó pasando un brazo por debajo de mi torso, acercándome a su cuerpo.

Cabizbaja pero comprendiendo su punto, asentí. "Está bien." Apoyé la cabeza sobre su pecho y me acurruqué a su figura, suspirando, amando el calor que emanaba. "Buenas noches, Lo..." 

"Descansa princesa." 



Nota: ¡Pido mil disculpas por el retraso! Pensaba subir este cap el domingo pasado, pero todavía faltaba una escena por terminar y tenía que hacer dos trabajos para el colegio, así que en la semana me fue prácticamente imposible escribir más de un párrafo o dos por día. Además, el viernes fue mi cumpleaños (¡Por fin 17!) y la verdad es que mis amigos, más mi familia, me han tenido de acá para allá todo el fin de semana. Agotadísima. Agradezco muchísimo a algunxs de mis lectorxs con los que mantengo conversación, muchas gracias por las felicitaciones y los lindos mensajes, me llenan el alma de amor.

PD1: Casi 7K palabras. Wow. Estamos de acuerdo en que nunca voy a estar conforme con el acabado del capítulo no importa cuán largo sea, así que si en verdad les gusta o encuentran algún error, por más pequeño que sea, ¡háganmelo saber! 

PD2: Muy pronto subiré algo nuevo. No tengo una fecha pactada, pero sí les aseguro que será dentro de poco, así que si les interesa enterarse ni bien lo suba les recomiendo que me sigan para recibir la notificación al instante ;)

Si les gustó, por favor voten, comenten, compartan, pásense por mi otro fic, (que pronto voy a actualizar) y tengan un muy bien día/noche *heart emoji*

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