Tomé mi billete y con cuidado lo introduje en la máquina expendedora, ya mirando qué aperitivo iba a seleccionar.
La máquina me devolvió el billete y maldecí. Busqué otro y volví a intentarlo. Esta vez tuve exito y presioné los números 012 para luego ver cómo la bolsa de gomitas con formas de ositos se dirigía hacia el frente y después caer.
Me agaché a tomar la bolsa y al incorporarme, alguien me tocó el hombro derecho. Volteé hacía ese lado y no habia nadie; volteé hacia la izquierda y ahí estaba Cameron riéndose de que haya volteado en vano.
—Que idiota eres —me besó la coronilla y rodeó con uno de sus brazos mi hombro.
Le di en la boca un osito de goma y luego me dio un beso en los labios de agradecimiento.
—¿Qué hacías? —preguntó caminando junto a mí por el pasillo.
—Acabo de salir de Economía, me dio hambre y preferí gastar mi dinero en gomitas que en eso —señalé la pizarra fuera del comedor, que era por dónde estabamos pasando, en la que indicaba que el menú de hoy era puré de verduras y carne.
—Lo más triste es que son verduras que no viste en tu vida y carne de vaya a saber Dios qué animal es —me reí por su chiste soltando una horrenda carcajada.
Me miró sonriendo mientras yo me cubría la boca.
—Cállate —imitó mi risa y no pude evitar volver a reír.
—Tu risa es música para mis oidos —lo miré con cara de "¿En serio, es lo mejor que tienes?" y me sonrió con complicidad.—Sabes que te amo —blanqueé los ojos.
—Sabes que odio mi risa —asintió.
—Y la imito para ver si la comienzas a aceptar conmigo riéndome igual —mordí mi labio por su boba lógica.
—Tu risa me da gracia —le dije recordando cuando se ríe y se pone todo arrugado y muestra toda su dentadura.—Pareces un caballo.
Se rió por lo bajo.
—¿En serio, un caballo? ¿Ni siquiera un pony? —cuestionó fingiendo estar dolido.
—Es que los ponys son lindos —se golpeó el pecho del lado del corazón.
—Aquí me dolió —ambos reímos luego de la mini pelea de bullying mutuo y me besó mientras nos dirigíamos a afuera, para sentarnos en el césped a ver cómo practicaban los chicos del equipo de Lacrosse.
—Mamá quiere invitarte a cenar —le dije llevándome un osito a la boca.
—¿A mi? —lo miré obvia.—Ya. Pero, ¿para qué? —me encogí de hombros.
—Creo que quiere empezar a hacer de eso una costumbre. Quiere que vayas a cenar todos los viernes porque te quiere integrar más y no sé qué —rodeé los ojos.
—¿Cómo integrarme más si casi vivo más en tu casa que en la mía? —reí.
—Tal vez quiere que conozcas a papá —su rostro se transformó.
—¿A tu papá? —me reí.
—¿Acaso te da miedo? —lo molesté.
—En todos los años que nos conocemos no lo he visto una sola vez —dijo mirando a la nada.
—No respondiste a mi pregunta —le dije sonriendo.
Volteó a mirarme y sonrió de lado.
—Para nada... —negó con una sonrisa fingida.
[•••]
La cajera me dio mi vuelto y estuve a punto de dirigirme a la puerta con mi latte en mano, pero escuché mi nombre y me volteé.
Una chica algo familiar me hizo señas de que me aproximara a la mesa en la que estaba sentada. Al llegar cerca fruncí el ceño.
—No sabes quién soy, ¿cierto? —negué.—Ni porqué se tu nombre.
—Lo siento si no te recuerdo —dije apenada.
—No te dije que tu me conocías —me sonrió con cierta superación.
Me sentí algo ofendida.
—¿Disculpa?
—Siéntate, tengo algunas cosas que contarte... —me señaló su silla y la miré cómo si estuviera loca.
Comencé a retroceder hasta alejarme un poco y voltear para salir del local.
—¡Es sobre tu novio, Cameron! —exclamó y la pude oír sobre todas las voces.
Frené en seco y giré a verla. Su expresión demostraba que había conseguido lo que quería; tener mi atención.
—¿Conoces a mi novio? —se ríe.
—Mejor dicho, ¿quién no conoce a tu novio? —pestañeé, abrumada por tanta confianza y seguridad en sus palabras.—Siéntate —aún algo sorprendida, me senté lentamente, dejando mi mochila a un lado.
—¿Por qué me conoces a mí y a mi novio? —pregunté queriendo comenzar desde el principio.
—Voy a ser directa contigo; Cameron fue mi novio —no me sentí sorprendida.
Se del pasado de Cameron; me ha nombrado a algunas chicas con las que salió y sé que tiene un historial... extenso.
Pero de todos modos, nuestra relación comenzó con la promesa de que él cambiaría. Y así fue; un año y dos meses con todo en perfecto orden.
—No entiendo que tiene que ver conmigo todo esto, si tienes algun asunto sin resolver con él o algo... —me interrumpe.
—Tiene que ver contigo porque él es una farsa, cariño —entre abri mi boca para responderle pero las palabras se escaparon en el aire.
—Mira... —me quedé callada, sin saber su nombre.
—Katty —no pude evitar reírme.
Siempre supe que Cameron era capaz de salir con una Katty o Cindy.
—Mira, Katty, —dije con cierto asco.— lo que tu tengas que decir sobre mi novio se lo dices a él. No sé si esto lo haces de resentida o porque estás obsesionada con Cam, pero no me interesa.
—Él es una farsa, espero que te des cuenta de eso al menos. No te voy a retener si no quieres oirme, pero deberias hacerlo, por tu bien —me reí irónicamente.
—Deja de acosar a mi novio, porque claramente lo haces. Déjanos en paz y aléjate de mi —tomé mi mochila y me levanté del lugar con mi latte.
—No tienes idea, cariño, con la persona que estás saliendo.
Me reí.
—Eres ridícula —negué mientras me iba.
Salí del local y comencé a caminar a la parada del bus.
[•••]
—¿Por qué estás obsesionado con eso? —le pregunté a Cameron mientras giraba y giraba el globo terráqueo que estaba sobre mi escritorio.
—Jamás tuve uno —me reí y dejé el vaso de jugo en la bandeja. Me tiré en mi cama a tomar mi teléfono.—Oye —me volteé a él.—Ven aquí.
Rodeé los ojos y me levanté, dejando mi teléfono en la cama. Fui hasta él y me senté en su regaso.
Me miró satisfecho. Rodeé con uno de mis brazos sus hombros.
—Cameron... —me miró atento.—Hoy... —suspiré.—Hoy cuando fui a comprar un Latte en la cafeteria una chica me llamó —esperó que yo continúe hablando.—Me dijo que fue tu novia —frunció el ceño.
—¿Ella te dijo eso? —asentí.—¿Cómo se llama?
—Kitty —al parecer si fue su novia, porque apretó los ojos, cómo si se lamentara de algo.—¿Lo fue?
—Si, como hace dos años... —suspiró.—¿Qué querías?
—Decirme que tu eres una farsa. Lo decía a cada rato, "tu novio es una farsa", "tu no sabes con quién estas saliendo", y cosas así tratando de hacerme sentir mal, no lo sé... —negué y lo miré a los ojos, en ellos no había una pizca de preocupación.
—Ésa chica no sabe nada de mí —negó.—Ni siquiera salimos por 4 meses, fue todo una completa estupidez. Yo... la dejé por otra chica y por eso me odia. Enserio. ¿Tu me crees? —me quedé en silencio.—Necesito que me creas.
No sabía que hacer. Quiero creerle, pero no sé si hacerlo. He escuchado tantas cosas sobre Cam que ya no se si creerle a él o a los rumores.
—Y-yo... —me sentí mal por no poder terminar de convencerme y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Escucha... Sé que he hecho cosas... cosas malas, en especial a todas las chicas con las que salí. Pero créeme, por favor, cuando te digo que contigo es con quien quiero estar... —suspiró.— el resto de mi vida. Y que cambié. Llevamos un casi un año y medio juntos, ¿acaso la he cagado en algún momento? —negué y acarició mi mejilla.
—¿Por qué ella me dijo esas cosas horribles sobre ti? —susurré abrazada a él.
Inhaló aire y lo soltó por la boca.
—Porque yo salía con ella cuando te conocí. Y la dejé porque estaba sintiendo cosas cuando estaba contigo... que con ella nunca iba a sentir. Entonces la dejé —me separé y me miró con miedo a lo que iba a decirle.
—Ay, Cam... —mordí mi labio.
—Cuando te conocí jamás creí que sentiría eso, ¿sabes? Pero... me encantaba pasar tiempo contigo y acabé siendo adicto a tí —reí y lo besé.
—No me importa lo que diga la tal Katty o cualquiera.
Me sonrió feliz.
—¿Me crees?
—Supe que no mentías porque en tu mirada vi seguridad. Porque cambiaste —le acaricié el rostro y feliz me llenó de besos la cara y el cuello.