H de Harry (BG.5 libro #1) Di...

By darlis_steff

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Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un... More

H de Harry
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Venticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta
Capítulo Treinta y uno
Capítulo Treinta y Dos
Capítulo Treinta y Tres
Capítulo Treinta y Cuatro
Capítulo Treinta y Cinco
Capítulo Treinta y Seis
Capítulo Treinta y Siete
Capítulo Treinta y Ocho
Capítulo Treinta y Nueve
Capítulo Cuarenta
Capítulo Cuarenta y Uno
Capítulo Cuarenta y Dos
Capítulo Cuarenta y Tres
Capítulo Cuarenta y Cuatro
Capítulo Cuarenta y Cinco
Capítulo Cuarenta y Seis
Capítulo Cuarenta y Siete
Capítulo Cuarenta y Ocho
Capítulo Cuarenta y Nueve
Capítulo Cincuenta
Capítulo Cincuenta y Uno
Capítulo Cincuenta y Dos
Capítulo Cincuenta y Tres
Capítulo Cincuenta y Cuatro
Capítulo Cincuenta y Cinco
Capítulo Cincuenta y Seis
Capítulo Cincuenta y Siete
Capítulo Cincuenta y Ocho
Capítulo Cincuenta y Nueve
Capítulo Sesenta
Capítulo Sesenta y Uno
Capítulo Sesenta y Dos
Capítulo Sesenta y Tres
Capítulo Sesenta y Cuatro
Capítulo Sesenta y Cinco
Capítulo Sesenta y Seis
Capítulo Sesenta y Siete
Capítulo Sesenta Y Ocho
Capítulo Sesenta y Nueve
Capítulo Setenta
Capítulo Setenta y Uno (Penúltimo)
Capítulo Setenta y Dos
Epílogo
Extra: Cinco minutos de entrevista con BG.5
Extra: BG.5 acerca de Halle Kaede
Extra: Gira por América
Extra: Acerca de ELLAS
Extra: Un hasta luego
Extra: Tercer bebé Karry
Agradecimientos
Nota final
H de Harry cuenta con Editorial
H de Harry ya disponible en Librerías

Capítulo Veintiocho

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By darlis_steff


CAPÍTULO VEINTIOCHO


Finalmente llegamos al apartamento de Harry, y por "llegamos" me refiero a Harry y a mí, sólo nosotros dos.

Después de seguir en mi auto la hermosa camioneta negra de Harry finalmente estamos deslizándonos por el pasillo, tomados de la mano hacia su apartamento. Me siento como una adolescente a minutos de perder su virginidad, estoy tan nerviosa y ansiosa que estoy temiendo vomitar.

—Uh, creo que los chicos sabían que venía a tu apartamento contigo —digo observando como su llave se adentra en el cilindro de la cerradura.

—Ellos todo lo asocian con pensamientos perversos, así no estuvieras viniendo ellos creerían que vendrías aquí —me indica rodando sus ojos al tiempo que se hace a un lado para dejarme entrar a su espectacular apartamento.

—Entonces ustedes, BG.5, son unos perversos de mente sucia.

Escucho a Harry reír detrás de mí mientras con una sonrisa observo su apartamento con el cual, después de una visita, ya me siento bastante familiarizada.

—De verdad que me gusta muchísimo tu apartamento —digo mientras quito mi suéter de lana siendo consciente de la calefacción que desintegra poco a poco el frío.

—Puedes venir siempre que quieras, nena.

—¿Esa es tu línea? —pregunto riendo mientras me cruzo de brazos.

—Solo quería saber que tan estúpida sonaba esa frase en la vida real, Dexter y yo la escuchamos en una película y coincidimos que era una estupidez de frase.

—Sí que la es, no vuelvas a intentarla, te quita lo atractivo.

—Y desde luego yo no quiero perder mi atractivo —sonríe y pasa una mano por su cabello mientras hace dicha declaración.

Mi mirada se pierde irremediablemente en la pequeña franja de piel que se revela al subir su brazo para que su mano peine su cabello, esa simple línea de piel hace estragos con mi cordura.

Harry capta mi mirada y enarca una de sus cejas al tiempo que esboza una baja bragas, picara y ladeada sonrisa, golpea con su dedo índice su nariz y me estudia con fijeza.

—Me siento como se supone que se sienten las chicas cuando los obreros lanzan palabras al azar al verlas en mini faldas —espeta y yo jadeo horrorizada.

—¡No me compares con uno de esos pervertidos obreros!

Harry ríe fuertemente y yo me mantengo ofendida y avergonzada de su declaración, debo trabajar quizás un poco más en ser más sutil a la hora de desear con tanta fuerza y anhelo el cuerpo de Harry.

En unos cuantos pasos Harry está frente a mí y toma mi barbilla entre los largos dedos de su mano derecha, me estudia con fijeza de una manera en la que me hace muy consciente de su atención. Besa mi nariz y sopla suavemente sobre mis labios húmedos debido a la lamida que he dado segundos antes a éstos.

—Tú no tienes nada de un obrero —me asegura, besa la comisura izquierda de mi boca—. Eres especial —besa la comisura derecha—. Única —besa mi nariz—. Inigualable —ve durante largos segundos mi boca, pasa su lengua sobre mi labio inferior y luego me da esa pequeña sonrisa traviesa mientras se inclina a instantes de besarme—. Y finalmente —dice acercando mucho más sus labios— mía.

Me besa.

Casi estallo de euforia para el momento en que sus labios se abren sobre los míos. Estoy muy consciente de todo, como, por ejemplo, la manera en la que su barba de días está raspando deliciosamente mi barbilla.

Nunca supe que realmente un rastro de barba sería capaz de volverme loca pero, ya ves, después de todo estamos hablando del rastro de barba de Harry Jefferson.

Aferro mis manos en puños sobre la camisa de Harry mientras me pongo de puntillas y siento sus brazos rodear mi cintura de una manera posesiva. No espero por él, mi lengua se desliza y abre paso entre sus labios haciendo que él respire profundamente apretándome mucho más contra sí mismo.

Una de mis manos libera el puño sobre su camisa y se desliza por su pecho hasta posarse en su mejilla cubierta del rastro de barba que pica un poco en mi mano. Mi sentido del olfato se encuentra embriagado del olor a jabón, almizcle y shampoo masculino que desprende Harry.

Después de largos segundos en los que mis labios son succionados, lamidos y mordidos por los de Harry, éstos se abren paso por la barbilla de él mordisqueando y besando todo a su paso, haciéndolo suspirar mientras sus manos descienden y se posicionan sobre mi trasero en donde da un gentil, pero muy sugerente, apretón.

Mis manos no pierden tiempo en enredarse en su cabello en el momento en el que atrapo nuevamente sus labios entre los míos mientras me hace caminar de espalda, arrinconándome contra una pared, haciendo que su cadera colisione con la mía y su evidente erección presione mi bajo vientre. Gemimos al mis tiempo y entonces su boca húmeda desciende a mi cuello.

—Uh, tu camisa es realmente un estorbo —murmura contra mi cuello—. ¿Puedo deshacerme de ella Kaethennis?

En este preciso momento yo le diría que sí a cualquier cosa que él pidiera, por eso no me extraño cuando escucho de mis propios labios salir un ronco "sí". Lo siento sonreír contra la piel de mi cuello antes de que sus hábiles dedos tomen el dobladillo de mi camisa de mangas cortas y comiencen a sacarla de mi cuerpo, dejándome en un sujetador rosa pálido de algodón con bordes de encaje cubriendo mis senos.

Sus ojos se traban en el área de mis senos durante largos segundos, me siento orgullosa de mí misma por estar usando bonita y femenina ropa interior a juego aun cuando no sabía que esto pasaría, mentalmente me doy dos palmaditas en la espalda por ser una mujer lista.

Finalmente Harry me mira a los ojos y pasa lentamente su lengua por su labio inferior y sé que esa es una promesa carnal. Él mismo toma el dobladillo de su camisa manga largas y comienza a sacarla de su cuerpo, quiero protestar porque yo quería hacerlo, pero entonces su maravilloso abdomen y torso están a mi vista y mi protesta se pierde en mi garganta mientras un jadeo totalmente de anhelo abandona mis muy ansiosos labios.

Llámenme superficial, pero estoy fascinada definitivamente con el cuerpo de Harry. Las seis tabletas definidas en su abdomen, el pecho cubierto de una apenas perceptible capa de vello claro y no hay que olvidar mencionar la asombrosa manera en la que la tinta adorna su costado y parte de su pecho con el asombroso árbol tan representativo e importante para él.

—¿Te gusta lo que ves? —me pregunta y no puedo evitar reír.

—Esa también es una línea estúpida de decir.

—Bien, le diré a Dexter que esa también es una frase estúpida —dice tomando mi cintura y pegándome a su cuerpo—. Pero primero me encargaré de ti, de nosotros.

—Suena justo, lo siento Dexter, hoy voy antes de ti —bromeo, haciéndolo reír justo antes de gritar de sorpresa cuando me levanta, haciendo que mis piernas se enrosquen en su cadera y presionando sus manos en mi trasero para sostenerme.

—Esto solo se pondrá mejor —murmura besando mi barbilla.

—Estoy contando con ello.

Sus labios capturan los míos una vez más mientras, a pasos cortos, nos guía a su habitación, mis manos se aferran a sus hombros a su vez siento sus manos agarrarse fuertemente a mi trasero, frotándome inclusive sobre su erección. Estoy tan llena de lujuria.

Cuando llegamos a su habitación no tengo tiempo de reparar en la decoración porque en este momento eso es lo que menos me importa.

Harry me ubica sobre mis pies al tiempo que se inclina y pasa su lengua por el borde de las copas del sujetador haciendo que todo en mí arda mucho más; sus manos se deslizan por mi abdomen hasta llegar al botón de mi pantalón, tras desabrocharlo baja la cremallera y viéndome muy fijamente procede a deslizar mi pantalón por mis temblorosas piernas.

Da un asentimiento de aprobación a mis bragas rosa pálido que al igual que mi sujetador consistían en algodón con bordes de encaje, éstas cubren la mitad de mi trasero y son de corte bajo, por lo que cuando Harry se sienta en la orilla de su gigantesca cama y me ubica de pie entre sus piernas, tiene una visión de frente del tatuaje que tanto ha ansiado observar.

Respira hondo y sus ojos adquirieren una chispa de maravilla detallando "Harry" en cursiva, negra y tres puntos suspensivos justo en la línea de la ropa interior del lado izquierdo, tan bajo que casi queda oculto por mis bragas.

Hace esa pequeña sonrisa una vez más mientras viéndome a los ojos y ubicando sus manos en mis caderas presiona sus labios sobre su nombre, tiemblo y creo que caeré al suelo.

—Sé que es el nombre de tu hijo, pero también quiero creer que en algún momento podrá tratarse también de mí —murmura contra mi piel besando de manera lenta y con adoración su nombre—. Es mucho más hermoso de lo que esperé.

Me empuja hacia él, me da la vuelta presionando mi espalda contra la cama y se quita su pantalón, quedando en un sencillo bóxer color gris corto y ajustado que parece estar a punto de estallar y no poder contener su miembro.

Viéndome con fijeza se acuesta a mi lado, sostiene su cabeza en una de sus manos mientras la otra comienza a deslizarse de manera descendente desde el centro de mis senos.

Los vellos de mi cuerpo se erizan al sentir sus manos masculinas, de dedos ásperos pero palma suave, acariciar con deleite el recorrido que hace. No puedo evitar reír cuando su dedo rodea mi ombligo sintiendo un rastro de cosquillas apoderarse de mí, por lo cual él ríe.

Sus dedos llegan hasta el borde de mis bragas y yo solo soy capaz de respirar hondo en estado de expectación. Entonces sus labios caen abiertos sobre mi cuello y su mano se precipita a mi pecho izquierdo apretándolo de manera firme y gentil, haciéndome jadear inevitablemente.

Mientras sus labios ascienden de manera mágica desde mi cuello a mi barbilla su mano comienza a masajear lentamente mi pecho izquierdo haciendo que en segundos la habitación se llene de mis muy bajos gemidos. Desesperada por sentir sus labios sobre los míos, guío una de mis manos a su cabello, atrayendo sus labios —que se encuentran en mi barbilla— a los míos.

La humedad de sus labios moviéndose sobre los míos hace que mis instintos casi colapsen, su cuerpo se guía hacia al mío y pronto deja de estar a mi lado para estar sobre mí, entre mis piernas, haciendo que nuestras pelvis se presionen tanto que la ropa interior apenas se siente como una fina capa conteniéndonos de ser uno.

La mano que masajea mi pecho se traslada a mi muslo, acariciándolo suavemente con pequeños círculos mientras su otra mano se desliza bajo de mi cuerpo hasta alcanzar el broche de mi sujetador.

Sus dientes muerden mi labio superior y yo jalo de su cabello haciéndolo reír roncamente.

—Me vuelves tan loco —susurra contra mis labios, haciendo que su mano pase de mi muslo a una de las mejillas de mi trasero, ubico la mano que no jalaba su cabello en su espalda—. Tan loco.

Sus dedos hacen un estupendo trabajo deshaciendo el broche de mi sujetador, quien segundos después está fuera de mi cuerpo.

Mis senos quedan a la vista y sus cimas están erguidas y fruncidas clamando la atención de Harry, lo extraño de la situación es el hecho de que no me siento expuesta, es como si cada célula de mi cuerpo estuviera hambrienta de su pasión.

La manera en la que las pupilas de Harry se dilataron volviéndose muy oscuras ante la visión de mis senos desnudos me hace estremecer. La mano que aún se encuentra en mi espalda me hace arquearme, emite un pequeño gruñido antes de inclinarse y besar mi clavícula lentamente.

Mi vista se nubla a medida que sus labios van descendiendo, dejando un rastro húmedo y enloquecedor en mi piel. Besa la base de mi seno derecho con delicadeza, tomándose su tiempo, lo que claramente está acabando con la poca cordura que aún conserva.

Su lengua hace su trabajo alrededor y luego sopla, alzando la mirada y guiñándome uno de esos espectaculares orbes azules. Me da su pequeña sonrisa de marca registrada justo antes de que su boca deje de jugar y se dedique a deleitar mi seno.

¡Oh Dios! Gracias a los cielos estoy acostada, para el momento que su boca está dándole placer a mi cuerpo a través de su habilidad asombrosa en mi seno.

Siento que mi mundo se sacude, que mi respiración flaquea, tengo miedo de sufrir un para cardiaco por los fuertes latidos que emite mi corazón.

La mano que en su momento acariciaba mi muslo, ahora cubre mi seno izquierdo. Le dedica atención a mis pechos por tanto tiempo que creo que él realmente va a acabar conmigo antes de siquiera llegar al final de este encuentro.

Realmente no sé cuántas veces ruedo mis ojos, que tan alto o bajos son mis gemidos o si el agarre de mis manos en su cabello está resultado doloroso, siendo sincera, en este preciso momento yo apenas puedo pensar.

Libero las hebras de su cabello y llevo mis manos a su masculina espalda justo antes de sentir como una de sus manos libera mi pecho y se abre camino por mi estómago llegando más allá del elástico de las bragas, entonces todo arde. Los dedos de Harry hacen lo suyo bajo mi ropa interior y yo me retuerzo de tal forma que debería simplemente estar avergonzada de ello.

Clavo con fuerza mis uñas en su piel mientras emito un gemido hondo y respiro con dificultad. Siento mi piel tan caliente que sé como el infierno que me encuentro sonrojada por el calor y las sensaciones que experimenta mi cuerpo.

Cuando perdí mi virginidad nada se sintió así, cuando lo hice un par de ocasiones más con el chico con el que perdí mi virginidad, aun cuando dejó de ser incómodo y resulto placentero, no se sentía así.

Con Jake era increíble, teníamos química sexual, pero nunca, jamás, se sintió de la manera en la que se siente en este momento con Harry. Son tantas emociones que me confunden, no puedo pensar, solo pienso en él y lo que sus atenciones me está haciendo sentir.

Me aferro con fuerza a su espalda y respiro hondo.

—Harry... Por favor —imploro en un susurro—. Vas... Vas a matarme.

Lo escucho reír, entonces sus labios dejan mis pechos y van subiendo hasta llegar a mis labios en donde me besa lentamente.

—Ahora, esa sería una linda forma de morir —susurra contra mis labios, llevo mis manos hasta su muñeca, la muñeca de la mano que se encuentra bajo mi ropa interior.

—Por favor... No quiero morir antes de haber estado completamente contigo.

Ríe nuevamente y saca su mano de mi ropa interior, enganchando posteriormente sus dedos en la cinturilla de las bragas y deslizándolas por mis piernas, dejándome totalmente desnuda.

Enarcando una de mis cejas tomo la cinturilla de su bóxer y lo deslizo con su ayuda por sus trabajadas piernas. Exhalamos hondo al estar tan cerca y desnudos.

Puedo sentir su masculinidad en mi vientre, dura, fuerte... grande.

Respiro hondo y una de mis manos decide curiosear, conociendo con roces y caricias el lugar más íntimo del cuerpo de Harry. Me gusta que tiemble ante mi caricia y gima mi nombre, me hace saber que él se siente de la misma manera en la que yo me siento cuando él me toca.

Besa tiernamente mis labios mientras retira mi mano de su masculinidad, me da una sonrisa ladeada al tiempo que se levanta con rapidez de la cama y se dirige por su pantalón.

Por un momento estoy confundida y temo que me abandone, pero luego lo veo buscar en su billetera y sacar un paquete de tres preservativos, me guiña un ojo y sube y baja las cejas continuamente haciéndome reír.

Ese es Harry, el hombre que aun teniéndome locamente caliente, puede tomarse el momento de hacerme reír sin arruinar el momento. Mi Harry.

Me enderezo en la cama, levanto la sabana y me deslizo hacia arriba, me acuesto de manera que mi cabellera se esparza por toda la almohada. Él respira hondo y niega con su cabeza.

—Esta sin duda es la vista más hermosa que he tenido en la vida —asegura mirándome de una manera que hace que me sienta especial—. La vista más hermosa, Kaethennis.

—Yo tampoco me quejo de la vista

Él ríe una vez más negando con la cabeza y tomando uno de los preservativos, me lo enseña.

—Vamos por el primero.

Esta vez yo soy la que niega riendo con la cabeza, mi risa muere en el instante en que se ubica entre mis piernas con la protección cubriéndolo y haciendo que las partes correctas se rocen.

Acariciando una de mis piernas me hace doblarla haciendo que la posición sea favorecedora. Sus labios comienzan a rozar mi barbilla y más que pasión, siento algo más fuerte, me siento mucho más conectada a él, quiero aferrarme con todas mis fuerzas a esa sensación

Con una de mis manos tomo su barbilla mientras la otra se pierde en ese lugar en el que tanto ya se funde, su cabello.

—Quiero... Quiero decirte algo —murmuro haciendo que me vea a los ojos, él asiente con su cabeza y yo respiro hondo—. No sé exactamente quién soy en este momento...

—Vale... —dice desconcertado.

—Pero sé quién no soy.

—¿Y quién no eres? —pregunta retirando mi cabello de mi rostro y acariciando con sus dedos mi rostro.

—No soy la mujer que huye de los sentimientos que tiene por ti —acaricio su rostro—. No soy la chica que renuncia a Harry Jefferson. No lo soy.

Acaricia mi mejilla, inclinándose para besarme tiernamente en la nariz hasta mis labios.

—Y yo no soy el hombre que solo está para una noche —me susurra—. Estaré por tanto tiempo me quieras, me tienes.

Casi lloro, y creo que él lo sabe porque nos pone al día dándome un beso profundo y pasional al tiempo que se remueve entre mis piernas y se presiona hacia adelante causando que poco a poco se vaya volviendo parte de mí.

Sinceramente me gustaría guardar este momento para toda mi vida: sus labios sobre los míos, sus ojos azules fijos sobre mis dilatados ojos, mientras su cuerpo se adentra en el mío.

Por instinto mis piernas se enredan en su cintura haciéndolo ir incluso más profundo. Una vez está totalmente dentro de mí permanece inmóvil viéndome muy fijamente mientras su aliento sale en espirales de sus labios inflamados y sonrosados.

—Eres hermosa —susurra mientras respira hondo conteniéndose—. Pasé dos jodidos años y medios pensando en ti, y ahora estás aquí.

—Y... No pienso irme —nos aseguro a ambos.

—No, no lo harás.

Y entonces comienza a mover sus caderas suavemente contra las mías, haciendo que la habitación se llene de nuestros gemidos y jadeos.

Mis dedos se clavan a su piel, mientras él va y viene, entra y sale. Mi cuerpo parece adaptarse óptimamente a su invasión. Mis labios se deslizan por su barbilla, sintiendo el picor de su rastro de barba contra mi lengua.

Durante minutos sus movimientos son lentos y profundos, es una sobrecarga sensorial. Lo siento en todas partes: sus labios, su cuerpo, sus manos. Todo.

Pasados un tiempo sus movimientos incrementan en velocidad y van mucho más profundos, entonces la habitación parece un concierto de gemidos y jadeos.

Soy una mujer agradable en la cama, me encontrarás gimiendo y jadeando, pero jamás gritando, hablando, diciendo "oh mi Dios" o cosas sucias, y al parecer lo mismo aplica para Harry.

Todo lo que necesita ser dicho aquí, está siendo dicho por nuestros cuerpos. Soy muy consciente de la capa de sudor entre mis senos, en mi frente y nuca, así como el de Harry cubriendo su frente y espalda, sinceramente no me importa.

Muerdo con fuerza mi labio inferior cuando siento la tensión acumularse en mi vientre mientras Harry aumenta la velocidad de sus embestidas, nunca llegando a ser brusco, solo dándonos placer.

Aprieto con fuerza mis manos sobre su trasero mientras jadeo un poco y cierro mis ojos con fuerzas. Solo es cuestión de minutos para que mi mundo estalle y mi vientre libere la tensión dando fuertes descargas de placer por todo mi cuerpo, haciéndome gemir con fuerza y apretar mi rostro contra el de Harry.

Abro los ojos a tiempo para ver como él alcanza su propio placer.

Estamos minutos jadeando, tratando de recuperar el aliento mientras no aferramos el uno al otro.

Nunca me he sentido así... Tan conectada a alguien.

Él esconde su rostro en mi cuello y deposita un casto beso en él, a pesar de encontrarse cubierto por una fina capa de sudor. Acaricio su espalda suavemente y no puedo evitar la sonrisa que se esparce por mi rostro.

Lo he hecho, lo hemos hecho, y ha sido indescriptible. Yo, una escritora, me quedo sin palabras para poder definir lo que acaba de pasar.

—¿Te quedaste dormido? ¿fue tan aburrido? —bromeo y lo escucho reír aun escondido en mi cuello.

—Para nada aburrido —asegura sacando su cabeza y viendo directo a mis ojos con su pequeña sonrisa—. Solo estaba buscando la manera de definir lo que acaba de suceder aquí.

—No la hay.

—Sí, ya me di cuenta —besa mis labios y se pone en pie—. Debo deshacerme de las pruebas.

Soy lo suficiente rápida para darme cuenta que habla del preservativo, me guiña un ojo y se adentra al baño de la habitación.

Suspiro como solo una mujer satisfecha puede hacerlo, arrastro la sabana para cubrirme y salgo de la cama, estirando mi cuerpo.

Tres años sin sexo, hoy se rompió esa fecha.

Miro a mi alrededor detallando la habitación de Harry, es totalmente masculina y una de las paredes está repleta de dibujos de fans, lo cual es impresionante, son muchísimos dibujos.

Con curiosidad me acerco a dicha pared y empiezo a observar alucinada tantos dibujos como puedo antes de sentir el calor del cuerpo de Harry en mi espalda.

—Estos dibujos son impresionantes —murmuro fascinada.

—Lo son, cuando los fanáticos me lo entregan, siento que tengo tesoros en mis manos.

—Ellos realmente te admiran Harry.

—Uno de estos dibujos es de tu hermana.

Lo miro con incredulidad. ¿Katherine? Desconocía que mi hermana dibujara, quizás solo se destaca haciendo un muñeco de palitos con baquetas.

—¿Katherine?

—Sí, me lo dio el día que nos rencontramos, cuando vinieron a Londres a la reunión.

—¿Y es bueno?

—¿Nunca has visto un dibujo de tu hermana? —me pregunta con incredulidad. Avergonzada niego con la cabeza, que mala hermana.

—Muy bien, cierra tus ojos.

Obedezco y siento cómo toma mi mano, deposita un beso en mis nudillos y ubica dicha mano sobre uno de los dibujos.

—Abre tus hermosos ojos —susurra en mi oído.

Los abro y miro muy sorprendida el dibujo sobre el cual se encuentra mi mano. Es asombroso.

Normalmente cuando los dibujos contienen muchos colores lucen chillones y molestos a la vista, pero éste no es el caso.

Es un dibujo a color de Harry, en su batería, rodeado de fanáticos y pancartas, es un dibujo lleno de vida y que inevitablemente tú debes amar.

Mi hermana Katherine hizo, creó y dibujó algo tan asombroso como esto. Y yo no lo sabía... Creo que nadie de la familia lo sabe.

—Nos dio uno a cada miembro, si éste te asombra tú debes ver el de Dexter, ese es asombroso.

—Ella tiene un increíble talento... No lo sabía.

—Lo tiene, se lo dije, incluso le dije que debería trabajar en perfeccionarlo, veo un futuro en ella con respecto a esto.

Sonrío como lo que creo parece una madre orgullosa, doy un último vistazo al dibujo y me doy la vuelta enfrentando a Harry.

—¿Qué pasa con la sabana? —me pregunta.

—¿Cómo que qué pasa con la sabana?

—¿Por qué te estás cubriendo con ella?

—Porque es lo que las mujeres hacemos la primera vez que dormimos con un hombre.

—Pues, querida, debes recordar que yo te vi dando a luz, podríamos decir que te conozco íntimamente.

—¡Oh, cállate!

—Deja ir esa sabana y déjame ver lo que ya he visto esta noche... Tú siendo perfecta sin nada más que tu esencia.

—¡Dios! Como se nota que escribes música.

Riendo comienza a jalar la sabana haciéndome gritar y reír mientras me aferro a ésta. No tengo ningún inconveniente con mostrarme a Harry, pero negarme es mucho más divertido.

—Bien, bien. Tú ganas —digo riendo, dejando caer la sabana y ubicando mis manos en mis caderas, Harry se da la vuelta y vuelve rápidamente a mí—. ¿Ahora qué?

—¿Ahora? —pregunta dándome su sonrisa registrada, abre la palma de su mano y me muestra un preservativo—. Ahora vamos a probar si éste está en buen estado como el primero.

Me extiende su mano libre y con una sonrisa la acepto, siendo abrazada de espalda mientras nos encamina a la cama.

—Mi chica —murmura contra mi cabello.

—¿Tu chica?

—Mi chica —asegura comenzando a besar mi cuello, empezando una vez más a encargarse de que la habitación se llene de gemidos.





Para los que no lo conocían conozcan algo del sexo Karry haha okno. Pero Espero y como han hecho con los anteriores disfruten de este capítulo.

Se siente genial leer una vez más esta historia mientras la voy actualizando.

Espero y lo disfruten.

Un beso.

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