¡Gracias a la Luna Joel me dejó trabajando solo por un tiempo más! Realmente estoy nervioso luego de lo de Gabriel, mi preocupación es tal que he comenzado a eliminar cualquier rastro que puedan dejar mis cacerías y volver a vigilar los límites del que fue el pueblo de Lucía.
Me acerqué a la antigua casa de mi mujer y para mi sorpresa no estaba descuidada como pensé que estaría luego de traerla al Clan, alguien ha limpiado la entrada y el huerto se mantiene bien. Pronto descubro que cada cierto tiempo va Gabriel a la casa y se encarga de las plantas que tanto quería mi caperucita, no se queda mucho tiempo, tiene sus obligaciones y hogar propio no muy lejos de donde vivía mi mujer.
En cuanto a ese hombrecillo llamado Claudio lo descubro en la que los humanos llaman "iglesia" su espacio de adoración a su Dios, despedida de sus difuntos y otras celebraciones mientras los otros dos hombres que los acompañaban se mueven en distintas partes del pueblo, esencialmente en el área de tiendas donde ambos trabajan puliendo y haciendo cuchillos, hachas y cadenas que venden a los hogares, hombres y dueños de carretas. Hay veces que van a dirección al puerto, otras se agrupan con Gabriel, Claudio y otro hombre, uno tan alto como ellos, delgado y con porte elegante, pero con una mirada agria en su rostro acompañada de una boca larga y arrugada. Su piel era morena a causa del sol que resalta con el cabello lacio y canoso que cae sobre su cabeza y sus ojos color miel generaban una sensación poco agradable, recuerdo en mi memoria a ese hombre de algunas veces que vi a Lucía, lo recuerdo con el nombre de César y tiene un cargo importante entre la jerarquía de las personas. Todo ese grupo se juntaba en una de las casas más grandes del pueblo, supuse que era de aquel hombre canoso y de ojos extraños.
Logro cazar algunas aves y un par de conejos por mi cuenta en mi rato de trabajo y los ato con la corteza de un árbol, la misma que mi mujer usa para entretenerse en sus interminables tejidos. Realmente es un material útil, afirma bien las presas y me las puedo llevar en los hombros sin problemas.
Mientras camino escucho un sonido lastimero y unas risas cercanas por donde me estoy moviendo.
Soy curioso por naturaleza no puedo evitarlo, por lo que me acerco con sigilo guiándome por el sonido de dolor que aumenta en mis finos oídos.
Mis pupilas negras parpadean para observar bien y sin creerlo.
Palidezco completamente y pierdo el habla al ver a Loki con tres nocturnos viendo un bulto en el suelo, un lobo muy malherido. Estaba tiritando, tenía marcas de garras y mordidas en sus brazos y espalda sangraba mucho en su cuerpo descubierto. Los que estaban parados lo miraban con una mezcla enojo y de diversión.
Loki gira su rostro hacia mi dirección moviendo sus ojos grises y sin expresión llegando a mis pupilas negras. Logro esconderme de su vista de manera rápida y aguanto la respiración evitando hacer ruido y con el corazón en la garganta.
— ¿Quién está ahí? — habla de una manera trémula y extremadamente calmada que hace a mi corazón, del miedo, moverse por mi pecho.
El muy desgraciado tenía un oído extremadamente sensible.
— Sal si no quieres que te vayamos a buscar— agrega y veo como sus labios se convierten en una sutil mueca de malsano gusto al decir eso.
¡Mierda, no me quedaba otra!, eran muchos, si salía corriendo de seguro sería peor. Con cuidado, me muevo con cautela y aparezco ante él con las presas de caza sobre mis hombros.
Los ojos de Loki son los primeros en verme. El nocturno mueve su cuello de manera pensativa antes de hablar.
— Vaya, vaya— comenta divertido Loki — ¡A ti te conozco!, me habías nombrado como ladrón. ¿Cuál era tu nombre?
— Mi nombre es Velkan— musito de manera cortante y ronca.
— Sí Velkan, como olvidarlo— comenta burlonamente— ¿Cómo estás? — agrega con una sonrisa que no me gusta para nada— Veo que has estado cazando.
No respondo porque no tengo idea que decir, solo trato de mantener la mirada a esos ojos glaciales, pero es algo difícil. Él parece saberlo, porque su boca hace un gesto, una clase de risa que más bien parece una mueca grosera y sicópata. Siento las miradas de los otros lobos sobre mí, generándome un vuelco en el estómago. No estaba cómodo y obviamente ellos lo saben.
Creo que se da cuenta que me abruma como está el lobo herido y decide hablar.
— Oh, de seguro te estás preguntando porque ese de ahí esta tan golpeado.
Trato de no hablar, no quiero. Él toma mi trago de saliva como afirmación.
— No tienes porque asustarte tanto— rio suavemente acercándose a mi — Ese de ahí— señala con su dedo— Es uno de nuestros omegas.
Veo como el pequeño lobo tirita un poco y hace un chillido lastimero al nombrarlo.
— Cállate— ordena fríamente Loki con una entonación tan trémula que me llega a asustar a mí.
Uno de los otros lobos se acerca al malherido omega y hunde su mano sobre su cabeza para hundirlo en la tierra.
— ¡Te dijeron que te calles! — dijo de la misma forma fría el nocturno.
— Lo siento, debió hacer mucho ruido mientras le dábamos su correctivo— se disculpó Loki de una manera no muy creíble— Verás, este es un omega malo, muy malo.
Esas palabras las agregó, haciendo un gesto negativo en la cabeza.
— A hecho mal sus labores y ha tratado de seducir a una mujer de uno de los lobos.
— Yo no... — la voz del omega sonó temblorosa al tratar de hablar, mientras continuaba tirado en el suelo sin mostrar su rostro, algo imposible de ver, por lo hinchado y golpeado que estaba.
Fue callado por una patada de otro lobo en sus costillas, haciéndolo gritar de dolor.
— Dije calladito— Loki mantenía su voz calmada y serpenteante, pero se notaba fastidiado cuando clavo sus ojos en el herido.
El omega nocturno evitó quejarse, pero de su boca tosió un poco dejando escapar manchas de sangre, un suave sollozo se escuchó de su boca que besaba el suelo.
— ¡Este no aprende! — negó con la cabeza Loki— Pero bueno no todos pueden ser obedientes ¿eh? Necesita entender cual es su lugar, mira que este acercándose a una de nuestras mujeres... ¡cómo si tuvieran prohibido reproducirse!
Los omega son lobos de algún Clan enemigo o lobo errante que ha sido atrapado o sometido por otro Clan. En general cuando hay pelea de grupos, matan a los lobos dejando algunos vivos para que sean sirvientes siendo estos los lobos más viejos o los cachorros.
Loki tenía una mirada llena de fastidio al pobre omega, pero no dejaba de dar un mal presentimiento.
— ¡Hey, diurno! — me llama Loki— ¿Cómo castigan a sus omegas o quienes incumplen las reglas?
La pregunta me tomó por sorpresa.
— ¿O acaso son tan blandos que dejan pasar cualquier cosa?
Gruñí por la manera burlona a la que se refería a mi gente ¡Claro que había castigos! Teníamos azotes en caso de algún delito, otras veces exilios cuando el acto delictual era muy grave. Yo recibí algunos golpes por castigo cuando joven y vi otros siendo castigados de manera pública (tanto alfas y omegas). Pero lo que le estaban haciendo a ese omega se salía de todo lo que estaba establecido. Estaban en lo oscuro del bosque y el pobre omega se veía muy mal con la sangre brotando de su cuerpo y su rostro deformado de golpes.
Un escalofrío me rodeo el cuerpo cuando sentí la mano huesuda y fría de Loki en mi espalda.
— Bueno Velkan— sonrió el nocturno con esa sensación que no me gusta — Si quieres te puedes quedar y te diviertes con nosotros, esto es el principio de su castigo por su falta, ¿sabes?
Loki se me acercó y susurró en mi oreja.
— Su falta es tan grave que nos dejaremos todo el día para jugar con él antes de despacharlo al otro mundo. No hay mayor delito del de ver a la mujer de otro ¿no crees?
Mi corazón pareció detenerse del miedo a sus palabras y pareció no querer volver a bombear sangre cuando veo como uno de los nocturnos destruye los restos de ropa del lobo, unos simples pantalones de tela mostrando el resto de heridas que bajan por su espalda y se posiciona detrás de él. De una manera que no vaticina nada bueno.
— ¡Por la Luna, Aaron! — reclama Loki al nocturno que tenía sus manos sobre la cintura del pobre omega — No quieres perder un minuto, ¿verdad? ¡Solo porque tu mujer está embarazada! Bien méteselo como quieras, ¡desesperado! Te damos permiso ¿Hey chicos? ¿No les molesta esperar su turno?
Los malditos enfermos se rieron y yo simplemente quería escapar de ahí. Pero la mano de Loki parecía ser una barrera invisible que evitaba que corriera.
— Hey Velkan, ¿por qué no nos acompañas? — invitó Loki— Como una forma de limar asperezas ¿quieres ver? — agrega con sus ojos grises clavados en mi.
¡Era demasiado!
No sé como logré sacar esa mano de mi espalda, pero me di la vuelta y desaparecí de ese lugar lo más rápido que pude. Apenas si pude escuchar un "como quieras" de ese enfermo.
Corrí hasta que se me acabó el aire de los pulmones, una capa de sudor corría por mi rostro y espalda mientras una mezcla de emociones comenzaba a apoderarse de mi persona. Estaba indignado, en otras circunstancias habría hecho algo, pero la actitud de ellos y los ojos fríos de Loki no me dejaron reaccionar.
Por primera vez tuve miedo. Estaba solo con esos lobos nocturnos y vi de lo que eran capaces. Me sentí como aquel pobre omega golpeado y humillado, lo peor es que la tortura continuaba y de la peor forma.
Hice bien en correr, no quería oír sus gritos de dolor cuando ese tal Aaron continuara con lo que pensaba hacer.
Solo esperaba que no soportara tanto o que en algún momento de piedad sus verdugos solamente lo dejaran morir pronto.
Sigo caminando y escucho a lo lejos un lastimero aullido que me hiela la sangre. Decido comenzar a correr.
No vuelvo inmediatamente a casa, me quedo un poco más de tiempo en el bosque tratando de calmar mi ánimo. Estoy temblando un poco de los nervios y no quería que me vieran llegar así al Clan, Harían preguntas que me incomodaría responder a Joel y mis compañeros. Tampoco quiero llegar intranquilo a casa, no quería perturbar la necesaria paz que requería mi esposa para que mejorara.
Mientras camino llego hasta un sector que conozco bien, todavía se encuentran algunos de los arbustos que le mostré a Lucía en nuestra Luna de Miel. Quedaban flores en el lugar y el aroma de los frutos era agradable, tomo uno y lo meto a la boca, tenían un sabor dulce y a mi mente vuelve a una Lucía sentada comiendo de sus frutos, su cabello moviéndose con la brisa y sus ojos brillando por el nuevo paisaje.
Ese recuerdo me tranquiliza. Lucía es una luz de tranquilidad y mi guía en momentos como estos, pronto olvido a Loki, los nocturnos y aquel omega castigado.
Las imágenes son cambiadas por un perfil de piel pálida y capa roja, comiendo moras y manchando sus dedos de manera despreocupada.
Llego al Clan un poco más tranquilo y dejo mis presas a los encargados. Lilly y sus maridos me estaban esperando.
— Velkan ¿Qué te pasó? — comenta Wolfgang.
— Perdón por el atraso— sonrío buscando tranquilizar a mi hermano — Me entretuve buscando unas presas que se veían buenas, pero no logré atraparlas.
— ¿Qué era? — preguntó Wulf— ¿qué te dejó tan entretenido?
— Era un ave muy grande, pero entró a terrenos que me eran difíciles llegar— mentí.
— Bueno, será para la próxima hermano, ¡hasta mañana!
Los tres se despiden de mí y cierran la puerta de mi casa. Al entrar, Lucía está dormida, me he tardado más de la cuenta en llegar y está exhausta. Hoy no cocinaré, mi mujer había comido con Lilly y yo estaba satisfecho de tantas moras en el bosque.
Me acurruco junto a su pequeño cuerpo, su piel es suave y el aroma de sus cabellos me embriaga por dentro, dejando que escape un suspiro de mi boca antes de abandonarme al sueño.
Volvía nuevamente del trabajo, pero Lilly no estaba cuidando a Lucía cuando llegué, mi madre estaba en la casa cosiendo unos pedazos de piel de conejo mientras conversaba con mi mujer de manera animada.
La conversación terminó cuando llegué, ambas me quedaron mirando, Lucía sin una expresión en especial, pero mi madre era distinta. Sonrió al verme achinando sus ojos y marcando unas pequeñas arrugas bajo sus pupilas grises, las mismas que heredaron mis hermanos gemelos.
— ¡Bienvenido a casa! — me saludó dándome un beso en la mejilla.
— Hola mamá— le sonreí —¿Y Lilly?
— Su pequeño Pampin no estaba muy bien y quería estar con él— me explicó.
— ¿Qué tiene? — le consulté preocupado.
— Nada muy grave, un malestar en el estómago— Me calmó mi madre— Algo común, cuando un lobito le gusta meterse todo a la boca. Tu también lo hacías a esa edad.
Me cohíbo un poco cuando dice eso al estar frente a Lucía.
— ¿Te dio vergüenza, lobito? — dice mi madre escondiendo su boca con sus manos antes de reír— Tranquilo, con Lucía hemos hablado mucho y entre esas cosas estas tú, pero descuida, nada comprometedor.
Eso no ayuda a mi estado, siento un calor en las mejillas causado por lo embarazoso que era pensar que mi madre estuviera hablando de mí con Lucía.
Luego de un tiempo, se despide. Lucía abraza a mi madre un largo rato antes que se fuera.
El tiempo de curación de Lucía había terminado. Ya era de noche y revisaba su herida o lo inexistente de ella. Había vuelto a su blanco natural salvo por unas marcas de mordidas perfectas que generaban un relieve en su piel.
Quedaba mucho del ungüento que el lobo médico nos entregó junto a la hierba que debía tomar. Las guardé en un cajón cerca de la entrada. Es bueno cuidar esas cosas en caso de emergencia, debía recordar preguntarle al lobo que otras utilidades podría tener esa medicina.
Lucía se siente incómoda cuando tomo su pie para revisar su marca, pero mañana volvería a sus actividades en el Clan y quería estar seguro de que no había peligro alguno de una infección.
— ¡Ay caperucita! — exclamo contento al ver que no hay nada de que preocuparse— Creo que has salido victoriosa de tu encuentro con esa serpiente.
Lucía me observa con una mueca de disgusto a la cual le dedico una suave sonrisa en respuesta.
Mis dedos acarician relajadamente la planta del pie de mi mujer. Incomodándola por las cosquillas que le estoy produciendo.
— ¡Qué sensible! — sonrío travieso antes de continuar ese delicado cariño.
Las plantas de sus pies están rasposas por el trabajo en la tierra. En esta época las mujeres suelen estar sin calzado para trabajar y por el calor del ambiente. Es obvio lo fácil que debió ser para esa serpiente morder la delicada piel de Lucía.
Mis ojos se posan en esas dos marcas casi invisibles de lo que fue la mordida. Acerco mis labios a esos puntitos y los beso con delicadeza ante la mirada seria de la dueña de esa piel.
Creo que me tocará cambiar esa expresión el día de hoy.
Tomo delicadamente su pie y continuo mi lenta inspección con mis labios.
— Lobo... — la voz de Lucía apenas se escucha, pero abre una parte de mi mente que comienza a perder el control.
Mi nariz roza la suave piel y percibo su aroma que he memorizado luego de tantos años.
— Velkan...
Su voz suena ausente y lejana, pero hace que mi corazón lata más fuerte, llevando sangre al resto de mi cuerpo, ¡Cómo puedo sentirme así por aquel detalle! Acaricio con mis dedos su pantorrilla de manera suave, uniéndolo a pequeños besos que pasan a ser más ruidosos y lentos con el tiempo.
Hoy volvería a tenerla como quiero, de la manera que ella se lo merece. Mi camino de besos sube moviendo las telas de su vestido.
— ¡Basta!
Siento un golpe en las costillas que me quitan la respiración y me sorprenden, me ha hecho empezar a toser un poco de la impresión. Había sido Lucía con su otro pie.
— ¿Qué te pasa? — le interrogue preocupado y sorprendido de su reacción.
Mi pregunta es respondida por unos ojos fríos y azules en el rostro de Lucía, sus labios tenían una mueca de molestia que nunca había visto, se estaba mordiendo el labio de rabia. Su expresión me incomoda mucho, ¿Acaso no le estaba gustando lo que le estaba haciendo?
— ¿Por qué lo hiciste? — susurra enojada con sus ojos fijos a mis negras pupilas.
— ¿De qué estás hablando? — le pregunto de manera atropellada.
Sus cejas se juntan marcando enojo.
— ¿Por qué mierda me salvaste lobo? — me grita— ¿Por qué mierda se te ocurrió salvarme la vida?
— ¿Qué? — sus palabras me han tomado por sorpresa.
Sus ojos comienzan a brillar, tratando de no soltar unas lágrimas traicioneras que querías caer de sus pestañas.
— ¡Por qué no me dejaste morir imbécil! — grita encolerizada— ¡Me hubieras hecho un gran favor maldito!
Y de alguna forma todo parece oscurecerse ante mí.
En relación al capítulo, vemos que las cosas parecen ponerse más complicadas para Velkan, bueno entiendan a Lucía. Creo que en su lugar muchos quisieran morirse.
Para terminar les muestro esto que dejé en el facebook de la historia.
Lilly me encanta y traté de dibujarla de la manera en que me la imaginé en el diálogo con los gemelos. Velkan esta de adorno aquí.
Lo otro es esto, no soy de las que buscan un actor o persona como para personificar a su personaje (yo me los imagino en mi cabeza, bien vieja escuela) , pero este modelo se me hizo tan igual a Velkan que con un poco de retoque en photoshop quedó bien igualito a como me lo imagino.