Sweet Hell (Camren G!P)

By turningpages97

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Camila Cabello tiene dieciséis años, buenas calificaciones, y una familia típica de clase alta; un padre, una... More

Camila Cabello
Lauren Jauregui
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
N/A
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
N/A
Capítulo 17
N/A
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 (Parte uno: "La Final")
Capítulo 20 (Parte dos: "Preparaciones y Charlas")
N/A
Capítulo 20 (Parte tres: "La Fiesta")
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
¡Mi nuevo libro ya está disponible!
Fallas/errores en Wattpad
Capítulo 35
Capítulo 36 (Parte uno: "No Soy Como Ella")
Capítulo 36 (Parte dos: "Única")
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44

Capítulo 31

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By turningpages97

Camila's POV

"Casi muero de la vergüenza, no se hacen una idea de lo incómodo que fue ese momento." Escondí mi rostro con una almohada. Dinah estaba que se partía las costillas de la risa, tirada en el suelo. Normani la acompañaba, revolcándose por la alfombra mientras que Ally jadeaba sorprendida. 

"¿¡Y qué paso después!?" Preguntó con curiosidad la más bajita. 

"¿Te pusiste a tartamudear como la gallinita que eres, Chanch?" Se burló la polinesia. 

"Muy chistosa." Respondí con sarcasmo. "No. Clara simplemente se dio la vuelta y se fue... Antes de salir dijo que trabásemos la puerta." Me sonrojé profundamente al recuerdo y para distraerme de sus risitas burlonas revisé la hora en mi celular. "Oh, rayos, ¡ya deberíamos haber salido!" Las chicas intentaron recomponerse y emparejar sus blusas, que quedaron arrugadas en  algunas partes. 

Dinah había insistido la noche anterior en que debía darles los detalles de mi tarde con Lauren lo antes posible, por lo tanto Normani no tuvo mejor idea que sugerir que nos juntásemos a charlarlo en la mañana, antes de entrar a clases. 

"Pero entonces ¿La dejaste que te tocara?" Inquirió Dinah en el trayecto hacia su auto. Apreté los labios, no quería entrar demasiado en profundidad sobre el tema. 

"Algo así..." Respondí sin revelar nada realmente. 

"Chancho..." Hizo una mueca desconforme en mi dirección y Ally se carcajeó. 

"Bien. Sí, yo le di permiso para que me tocara, pero en ese momento fue cuando Clara nos interrumpió y no pudimos continuar, por obvias razones." Rodé los ojos ante su insistencia y subí al asiento de atrás junto a Ally. 

"Si su madre no dijo nada entonces, no veo por qué no continuaron lo que empezaron." Rió por lo bajo y observó mi reacción desde el espejo. Normani largó una risita y se concentró en retocar su labial con ayuda del espejo lateral. 

"Ustedes están locas." Mis mejillas sonrosadas, ya que por dentro sabía que me hubiese encantado seguir sintiendo las caricias de la ojiverde. Dios, no había parado de pensar y revivir las imágenes en mi cabeza, su tacto aún persistía sobre mi piel, y de hecho a causa de un pequeño descuido, literalmente pequeño, había una marca algo rojiza y apenas morada por arriba de mi clavícula. Por supuesto que las chicas no tenían idea de aquello gracias a las capas de maquillaje que llevaba sobre la diminuta decoloración, de otro modo creo que hubiesen explotado al enseñárselas. 

"No estamos locas, Mila. Sólo creo que yo en tu lugar," Ojeó a Dinah y Ally como asegurando que hablaba por todas. "no hubiera podido mantener mis manos lejos de Laur." Se encogió de hombros y volvió a su tarea, que ahora constaba en emparejar su delineado. ¿¡Cómo demonios le hacía estando dentro de un coche en movimiento!? "Quiero decir, sólo mírala; es alta, tiene una sonrisa encantadoramente blanca, unos ojos que volverían loca a cualquier chica, unos abdominales con los que podrías tranquilamente lavar tu ropa... Yo no podría detenerme." Dijo, y cerró su cajita de maquillajes con una expresión neutra. Sabía que Lauren no era el tipo de Mani, así que sus palabras no causaron nada más que un ligero rubor y varias escenas subidas de tono paseándose descaradamente por mi mente. 

"No es lo mismo, Mani. Chancho es más reservada y tímida. Tú probablemente le harías una mamada en cuanto tuvieses la chance." Abrí mis ojos de par en par y la palma de Normani enseguida se encontró con el brazo de la polinesia. 

"¡Claro que no! Eres una guarra. Yo hablaba de... No lo sé, quizás hacérselo con la mano. Eso sería un comienzo..." Me recordé a mí misma por qué antes no había querido dar detalles y juré nunca repetir este desliz. Era peligroso hablarlo con ellas. "Pero no digo que debas hacérselo, Mila. Como dijo Ally, todo a su tiempo." Sonrió de una manera amable y comprensible, como si quisiera apaciguar mi timidez y las dudas que cruzaban de aquí por allá en mi cerebro, donde una Camilita rondaba con cara de pánico. 

"G-gracias," Más que por la plática, agradecía por su sincera sonrisa y los chistes de Dinah, que lograban distraerme de mis propios nervios. "pero no creo estar preparada para eso aún. Ni siquiera sabría qué hacer..." Las chicas asintieron, estando de acuerdo con mi decisión y enfocándose en otro tema al instante, como si el anterior no hubiese sido la gran cosa. Pues claro, ellas me conocían tanto como para saber que yo no era capaz de tales actos. No tan temprano en la relación. 

En unos pocos minutos llegamos al estacionamiento del instituto y avisté el auto clásico negro, Lauren saliendo de él con un par de carpetas y libros en la mano, colocándoselos a la cadera. Definitivamente se veía sexy en todo momento. Apuré el paso en cuanto pude desabrochar el cinturón de seguridad y la vi agitando su mano, primero hacia mí y luego a las chicas. Vestía unos jeans oscuros, sus botas negras de cuero y una camisa a cuadros que marcaba de manera esplendida sus brazos. 

La famosa y brillante sonrisa hizo su aparición, derritiéndome en el interior y sacándome una media tímida sonrisita, que duró hasta que un cuerpo considerablemente alto, pero no tanto como el de Lauren, se interpuso en medio de mi llegada. Una cabellera larga hasta un poco más de los hombros, castaña clara, casi rubia y desconocida que se lucía al viento. Un vestuario a la moda y rostro muy posiblemente atractivo. El conjunto de perfecciones poseía una postura recta y decidida frente a Lauren. 

MI Lauren.

Me reprendí a mí misma por esa idea. Lauren no era un objeto que pudiera poseer.

Mala Camilita. 

Tuve que quedarme en mi lugar, me di cuenta de que no había otra que esperar cuando la chica comenzó a hablar de algo que no pude entender desde donde me encontraba parada como una idiota. Charlaron por unos dos minutos en los que alcancé a ver el más que perfecto perfil de la rubia cuando llevó una mano hacia el bolsillo trasero de sus jeans y le extendió su teléfono a Lauren. Manicura sobresaliente y dentadura que lucía como perlas lustradas. 

Pero mis dientes también lucen así de blancos, ¿verdad...? ¿Debería visitar a mi dentista por un blanqueamiento? Mierda, su pelo se ve suave y bien cuidado. 

Tranquila, Camilita. Sólo debe de ser una compañera de clase con la que tiene que hacer un trabajo. Sí, seguro es eso.

Una risa melodiosa se escapó por la boca de la muchacha y Lauren asintió con una gran sonrisa para después despedirse con un movimiento de mano. Ella asintió de vuelta y se marchó alegre, cargando una carpeta y un bolígrafo. 

¿De qué se reía? ¿Cuál era el chiste? Yo también puedo ser graciosa, ¿o no? Lauren siempre se ríe de mis chistes.

"¡Hey! Camz, ¿por qué no me dijiste que querías venir con las chicas? No me hubiese molestado en lo absoluto, ¿sabes?" Se acercó y envolvió mi cintura con sus brazos, mirándome con esos ojos matadores. 

"¡N-no! Fue de improviso, Dinah se ofreció y no quería que vinieras caminando a casa cuando puedes venir con tu auto." Sonrió y sentí como si ella supiera algo que yo no. 

"Te ves hermosa." Soltó de la nada, colocando un mechón de cabello detrás de mi oído. Me tomó por sorpresa a pesar de que unas dos horas antes me había arreglado y había elegido mi ropa con ayuda de las tres chifladas que tenía como mejores amigas. 

"Y no importa, no tienes que darme explicaciones." Era demasiado buena para ser real. 

Suspiré levemente. "Aunque tampoco me molestaría caminar hasta tu casa si luego puedo verte." Agregó y fui capaz de sentir mi piel fundirse de a poco en el pavimento. Su rostro se arrimó al mío y eso me hizo recobrar el sentido, estábamos en medio del estacionamiento, donde cualquiera podría ver. 

Pero quiero que me bese... 

¡Contrólate Karla! Todos te están viendo. No todavía. 

"L-Lo, no... no creo que debamos t-todavía." Susurré cuando sus labios estaban ya a medio camino. Abrió los ojos y recorrió el lugar con ellos, dándose cuenta de que lo que decía era cierto. Cerró su boca entreabierta y se alejó para asentir medio sonriendo. 

"Sí, lo siento." Rió bajo y rascó su nuca claramente avergonzada. "Creo que será mejor que entremos, las chicas ya se aburrieron de esperarnos y lo hicieron hace rato." Me giré, y efectivamente, las chicas ya no estaban ahí. 

"Seguro. ¿Qué clase tienes ahora?" Achicó los ojos esforzándose por recordar y al parecer fracasó, porque luego comenzó a revolver entre sus cuadernos, en busca de lo que supuse era su lista de horarios. Acerté. 

Deslizó su dedo por la hoja hasta dar con la primera hora del día. "Literatura." Sus facciones de inmediato parecieron alivianarse. 

"Oh, yo también ten..." La boca se le curvó en una sonrisa. Era auténticamente indescifrable. "¿Q-qué... Qué ocurre?" Pregunté confundida. La jugadora de softball se quedó mirando el camino en frente por unos segundos. Su sonrisa permaneciendo. 

"Nada, sólo recordé algo." Formé una diminuta 'O' con mi boca y asentí despaciosamente. 

El silencio nos inundó por unos minutos en el camino. 

Apreté los libros contra mi estómago. "¿Crees que mi cabello es suave?" 

-

Era algo también nuevo para mí eso de tomarnos de las manos, y como no lo hacíamos en los pasillos, la mano de Lauren ahora siempre se aventuraba debajo del pupitre para tomar la mía. Lo hacía cuando el profesor o profesora me pedía que leyese algo en voz alta, o me daba un apretoncito de valor cuando me hacían pasar al frente a resolver cálculos en matemáticas. 

Por desgracia, todo lo bueno dura poco, lo cual hacía que las clases con Lauren fuesen las más cortas. Y yo, luego de lo que se sentía como algunos pocos minutos en vez de dos horas, me encontraba sentada en esa estúpida banca, en frente de esa estúpida mesa, comiendo mi estúpido almuerzo mientras que ella se encontraba en el campo entrenando. 

Bufé. 

"Y, ¿quién era esa?" Alcé la vista de mi ensalada y llevé un trozo de pollo con un cubo de queso y lechuga a mi boca. 

"¿Quién?" Fingí desentenderla. Dinah alzó una ceja, sin tragarse mi actuación. 

"Tú sabes de quién hablo. La rubia del estacionamiento." Mis nervios tomaron control y el tenedor cayó de mi mano. Lo levanté y negué furiosamente, evitando sus ojos y los de Normani. Ally jamás era de acusar con la mirada y estaba sentada junto a mí, así que no tuve que necesariamente verla. 

"N-no sé. Supongo que alguna compañera de clase o algo por el estilo... ¿No?" Traté de confirmar que todo era solamente una mínima paranoia mía y en realidad no había visto a esas chicas en las gradas, con cara de emoji ojos de corazón mientras admiraban a la ojiverde batear... Ni tampoco a las que saludaban en los pasillos, o las que le preguntaban cómo hacer un simple ejercicio matemático, o las que... UGH. 

"Hmm... Sí, eso tendría sentido." Carraspeó la polinesia. 

"Esa es la presidenta del comité estudiantil, Barbara. Es una buena chica según he oído." Habló Ally en voz baja y siguió con su ensalada. 

"¿Barbara? ¿Quieres decir Barbara Palvin?" La más baja asintió con la boca rebalsando de lechuga y pollo. "¿No era esa la que intentó acostarse con el capitán del equipo de fútbol americano?" Esta vez la pequeña rubia negó y tragó la comida. 

"No, esa era Vanessa." Normani y Dinah rodaron los ojos. 

"Barbara, Vanessa, es todo lo mismo. Ambas son rubias." Ally rió. Yo me hallaba bastante perdida en el asunto. 

"Barbara es más un castaño claro." Añadió con una dulce voz. "Y el rubio de Vanessa no es natural." Tapó su boca como si hubiese revelado un secreto de estado y volvió a reír. 

"Como sea. ¿Entonces no es una posible roba novios? O en este caso novias..." Normani echó una risotada.

"No es mi novia..." Musité con la cabeza gacha. Ninguna de las tres me oyó. 

"No lo creo. Como dije, sólo he oído cosas buenas de ella." Se encogió de hombros. "Está en el cuadro de honor." Dinah y Mani resoplaron al unísono. 

"Esas perras suelen ser las peores. Quizá mucho peor que la Rata." Me causaba furia e impotencia su sola imagen, pero no quedaba más que contenerla. Emily ya no iba a joderme la vida. Nunca más. 

"¡Ya la recuerdo! Hace poco escuché que no era nada mala en la cama, pero viniendo de los trogloditas del equipo de baloncesto... Tal vez sea sólo un invento." Dijo Mani. La información llegó a mi cerebro como un dardo, dando justo en el blanco. Aunque fuese mentira lo de ser buena en la cama, Barbara era muy bonita... Y yo... Yo era Cabello, la anti-social del trasero gordo y pechos inexistentes. 

"Chicas, no quiero hablar de ella ni de ninguna otra." Suspiré. "¿Han anunciado algo sobre el viaje de estudios?" Cambié de tema a uno que tenía pocas posibilidades de tocar los anteriores, o eso esperaba. 

"¿Ansiosa por pasar tiempo a solas con Lolito en una tienda de campaña?" Mi yo interior se pegó con la palma en medio de la cara. 

¿Por qué, Jesús? ¿¡Por-Qué!?

Tomé aire y lo liberé pesadamente.

-

Lauren's POV

"¡Atrapa esa, Laur!" La pelota voló hacia mí y posicioné el guante encima de mi cabeza, corriendo a la derecha del campo. Maia se pegó en el muslo cuando vio que la había atrapado en el aire. Si estuviésemos jugando, sería un excelente out. 

"Ya ríndete, sabes que voy a atraparlas todas." Dije mientras trotaba en su dirección. Rodó los ojos, le gustaba jugar a hacerse la ofendida cuando no podía ganarme. 

"Bah, te dejé ganar para que impresionaras a esas chicas de la tribuna." Fruncí el ceño y miré los asientos a un costado del campo. Había unos tres o cuatro grupos de chicas esparcidos por distintas zonas de las gradas. 

"¿Qué hacen todas aquí? ¿No deberían estar en receso?" Pregunté genuinamente intrigada, pues algunas incluso llevaban sus almuerzos sobre su regazo y charlaban entre ellas mientras el sol les daba de lleno, ¿acaso no tenían calor?

"No lo sé, pero no creo que sea saludable para ellas permanecer ahí sentadas por mucho tiempo. La comida podría echarse a perder rápido." Moví la cabeza coincidiendo. Usé mi mano para bloquear los rayos de sol mientras escaneaba de punta a punta los asientos. Había más de diez chicas ahí. 

"Eso mismo pensé. Iré a hablarles, espero que no se enfaden conmigo." Dio una palmada y un empujoncito en mi hombro. Comencé a caminar hacia las rejas que separaban las tribunas del campo. "¡Pero conste que yo gané!" Grité y pude oír un gruñido de parte de Maia. Reí animadamente y le guiñé un ojo, chasqueando mis dedos. 

Al voltearme noté que varias en los grupitos ahora me miraban con disimulo, otras no tanto. 

"¡Hey, chicas!" Llamé la atención de todas y un muchacho delgado con cabello rizado. "Y chico..." Le sonreí cortésmente. "Siento... Uh, interrumpir sus almuerzos o sus charlas, pero el sol está realmente fuerte hoy y no sería bueno que alguna o alguno se desmayara o se le echase a perder la comida. Es una simple sugerencia, no me gustaría que ninguna se sintiera mal luego..." No entendía mucho el silencio que llenó el lugar, pero pronto fue reemplazado por algunos murmullos y me sentí algo confundida. 

"Es tan linda..." Oí a mi izquierda, viniendo de una pelirroja con pecas y ojos azules. "¡Mira sus ojos!" Susurró una a otra. 

"Tienes razón, sólo queríamos estar aquí para vert-" Otra de las muchachas le pegó un codazo en el brazo a la castaña que hablaba. "Quiero decir," Se aclaró la garganta. "veníamos a verlas practicar, nos encanta el softball, ¿no es así, chicas?" Ojeó a sus amigas y todas asintieron fervientemente. 

"Ahh, sí. Bueno... Pueden venir a vernos cuando lo deseen, pero procuren no quedarse por mucho tiempo bajo el sol, es peligroso." Volvieron a asentir con grandes sonrisas y corrí los ojos hacia los demás grupos. "Lo mismo para todas, por favor tengan cuidado." La mayoría solamente suspiró y rasqué mi nuca bastante incómoda. ¿Qué les pasaba? 

El calor ya les ha afectado...

Las chicas del equipo ya iban empacando sus pertenencias para cuando llegué a los vestidores. Tuvimos una charla luego del 'incidente Ratajkowski', como a ellas les gustaba llamarlo, en la que todas aseguraron no tener problema con mi condición. Varias aseguraron que los penes no eran su 'cosa' así que daba igual, y otras solamente no le dieron vuelta al asunto. Lo importante era que no estaban incómodas con ello, y eso me quitaba un enorme peso de la espalda. Era como estar entre hermanas. 

En los días soleados y de calor insoportable, las duchas calientes o siquiera tibias, no eran una opción. Por lo que me vi obligada a tomar una ducha fría, aquello no me molestaba, amaba las cosas frías.

Solamente restaban unos minutos para que la última clase de Camila terminara y la vería en el estacionamiento para irnos juntas a su casa. Sonreí contenta, no podía ser más afortunada. 

"¡Oye Jauregui, vas a acabarte toda el agua del instituto!" Escuché la voz de Tori al otro lado de la pared. Las risas del equipo resonando a lo lejos, incluida la de la coach Benson. 

"¡Ya salgo idiotas!" Devolví. 

"¡Ya deja de masturbarte ahí dentro, el culo de Cabello se pondrá rojo de tanto pensar en él si sigues así!" Okey, eso sí ameritaba una ducha helada. 

"¡Cierra el pico Tori!" No quería ponerme dura en ese momento, así que obligué a mi mente a que divagara sobre otras cosas, como la corta pero interesante charla que había tenido con Barbara, la presidenta del comité estudiantil, hoy en la mañana. Mientras más lejos de mis pensamientos estuviesen Camila y su precioso trasero, mejor. 

La propuesta de la castaña era muy llamativa y convincente, pero yo no me veía siendo parte de ese entorno, tal vez lo pensaría por unos días. 

"¡Nosotras ya nos vamos, dile al conserje que cierre la puerta cuando salgas!" Anunció Maia. 

"¡Ten un lindo día, Laur!" Deseó Kate, una de las jugadoras suplentes. Era tan adorable. 

Podría llevarse muy bien con Allyson...

"¡Ustedes también, chicas! ¡Adiós!" El ruido de cierres de mochilas retumbó por el lugar y los pasos fueron desvaneciéndose fuera de los vestidores. Algunos "Adiós" llegaron a mis oídos antes de que la puerta de metal golpeara el umbral y todo quedara en silencio. 

Cerré la llave del agua y con una toalla chica sequé mi cabello, seguido del resto de mi cuerpo, con una toalla más grande que al finalizar envolví en mi cadera. Me puse un top deportivo blanco que había dejado preparado en la puerta de la ducha y colgué la toalla pequeña de mi cuello. 

"A lonely night, baby girl I loved you on a lonely night, ohh," Caminé fuera de las cuatro paredes y me dirigí hacia mi casillero, a unas tres filas de distancia. "It was the only time and if I led you on then I apologize, ohh," Silbé el ritmo de la canción. Desde que Abel, o mejor conocido como 'The Weeknd', había lanzado su último álbum, no podía sacarlo de mi cabeza. Era uno de los mejores álbumes de todos. Abrí mi casillero y retiré mis bóxers blancos. "Baby girl I loved you, know I loved you, know I loved you baby, na-na-na-na..." Deshice el nudo de la toalla. 

Clack, clack, clack. 

Pasos.

Paré en seco con las manos todavía sosteniendo la toalla y giré la cabeza para ver la delicada figura con maravillosas curvas y cabello ondeado en las puntas. Impecable como siempre, su falda sin una sola arruga y sus manos jugueteando frente a su vientre. Reajusté el nudo, dejé mi mano donde estaba sobre el mismo, y me volteé completamente hacia ella. Su expresión se veía intranquila, algo le molestaba o la tenía pensando. 

"Camz, ¿qué sucede-" 

"¿Qué te dijo esa chica en el estacionamiento?" Soltó de pronto y me sobresaltó. Parpadeé, asimilando su pregunta. La respondería de todos modos, pero me daba curiosidad saber a qué venía la repentina curiosidad. 

"Uhm... Ella me preguntó si quería formar parte del comité, ¿por?" Sus manos no paraban de jugar, inquietas. 

"¿Ella es tu amiga?" Esta vez me miró, dándome a entender que por alguna razón, la respuesta era importante para ella. Tragué saliva. 

"Bueno, yo... Es la primera vez que hablamos. N-no creo que pueda llamarla mi amiga," Aclaré mi garganta. "pero parece una chica muy agradable, supongo que podríamos convertirnos en amigas." Camila negó, presionando sus párpados. "¿P-por qué la pregunt-¡Hmm!" El bóxer cayó de mi otra mano cuando Camila soltó las suyas, apretó los puños y caminó hasta mí rápidamente. Cerré mis ojos al sentir unos exigentes labios estampándose con los míos, besándome con una fiereza nunca antes vista. Los describo como exigentes porque eso hacían, exigían mi atención, mi permiso para que nuestras lenguas se juntaran y enredasen entre sí. Los pequeños dedos de Camila sujetaban mi mandíbula. "Mmm-Camz..." Continuó callándome con besos. Los sonidos de nuestros labios encontrándose y separándose se volvían adictivos, al igual que el contacto. La mano que sostenía la prenda de ropa interior ahora sostenía algo mucho más suave, a ella. "¡C-coño!" Por descuidada terminé cayendo sentada en la banca de madera detrás nuestro. Apreté mi agarre en su piel y por suerte, también en el nudo de la toalla. Por dios, no llevaba nada debajo. Ella cayó junto conmigo, pero no se detuvo. Se acomodó sobre mi regazo, sus piernas a cada lado de las mías, sus manos en mis bíceps y sus besos bajando hacia mi cuello. 

Dulce. Jesús. 

Parecía que se había vuelto totalmente salvaje, y yo agonizaba de gusto debajo suyo. Chupó en ese punto justo bajo mi oído y no sé si por fortuna o desgracia, sus uñas cosquillearon uno de mis costados, yendo hacia mi abdomen. Ahí fue cuando percibí una placentera punzada, porque por supuesto, mi polla no podía soportar por mucho más todo ese rejunte de sensaciones. 

¿Qué rayos estaba pasando? No comprendía de dónde había salido todo esto. Lo único que sabía por seguro, era que estaba dura. En menos de un minuto estaba más dura de lo que había estado en mi vida. Podía verme a mí misma haciéndole tantas cosas, pero en el momento no podía más que seguir sus pasos. 

Mi mano se puso tensa alrededor de su cintura, debía aguantar, y no sabía cuál era un buen momento para preguntar '¿Puedo tocarte el trasero?' 

¿¡Hay un buen momento para preguntar eso!?

Por eso que las manos de la morena hayan tomado las mías, incluyendo la que sostenía el nudo, y las haya hecho viajar de su cadera, lentamente hacia su trasero, me puso peor de lo que ya estaba... ¿O debería decir mejor? 

Sus labios regresaron a los míos, reclamándolos. ¿Por qué? Ni idea. Tampoco importaba demasiado. 

"Camz, harás que-Oh, mi dios..." Sus caderas se movieron hacia adelante no lo suficiente como para rozarme, y jadeé con apenas un hilo de voz. No estaba segura de si había algo más que su ropa interior bajo su falda, pero rezaba por que lo hubiera, porque sino... Iba a volverme loca.

Sentí las manos de la ojimarrón aferrándose a mi espalda, sus besos tornándose imposiblemente feroces en mi cuello, dejarían marca más tarde. Gruñí, Camila me estaba matando. Tenía que alejarla, no quería asustarla ni precipitar las cosas. Y como si ella pudiese leer mi mente, y quisiera joder mi existencia, sus caderas se arrimaron. 

"Ca-Camila..." No había tiempo. Para cuando lo había pensado, ya no podía hacer nada.  

Su cadera se movió otra vez. Su centro se rozó con mi erección. Su maldito sexo se había frotado sobre mi polla, que para ese momento latía como nunca. "S-santa-Mierda..." Gemí entre dientes. Algo en mi cerebro hizo cortocircuito y mis ojos probablemente ya habían dado una vuelta completa hacia atrás. Apretujé su trasero como acto reflejo, atrayéndola a más no poder contra mi pulsante miembro, deseando poder arrancar sus bragas de una vez y hacérselo encima de esa puta banca de madera hasta que me faltase el aire en los pulmones. Meneé mis caderas manteniendo mis ojos cerrados como si mi vida dependiera de eso. Escuché cómo la respiración se le atascó.

Volví a hacerlo. "Ah..." Otra vez. "¡A-ah!" Su espalda se arqueó y hundí mis dedos en sus nalgas. "¡Nghh! ¡Lauren!" Su aliento chocó con mi cuello, en un gemido agudo que emergió de su boca y erizó cada pelo de mi cuerpo. 

Acto seguido: ella paró en seco. 

Todo movimiento cesó y su rostro se alejó velozmente de mi cuello para mirarme. Parecía que tenía a un fantasma frente a ella. Su respiración salía entrecortada y juraría que la oí tragar pesadamente. Su pecho se expandía y se contraía, tratando de recuperar el aire. Obviamente, me quedé congelada, Camila... había gemido mi nombre. 

Su cara se hallaba totalmente enrojecida como un tomate. Agachó la vista hacia donde más temía que viera, pero para mi fortuna, la toalla me cubría lo suficiente. Aún así, se podía apreciar la animada erección debajo de la tela blanca. Logré distinguir un casi imperceptible jadeo de su parte, y luego se puso de pie, acomodando su falda y su suéter con manos sudorosas. 

"Camz..." Estiré la toalla levemente hacia arriba. Era un tanto inútil, ya que igualmente se veía bien claro el bulto que la levantaba desde abajo. Además, no era una buena idea tocarlo. 

"Llévame a casa, ¿p-por favor?" Se frotó el antebrazo con la mano. Me dieron ganas de abrazarla y pedirle disculpas, pero ¿quién rayos querría un abrazo de alguien que la tiene parada como un maldito poste de luz? ¿Qué tal si se había asustado? Oh dios, ¿¡qué haría ahora!?

"Sí... D-dame... Dame unos minutos." Recogí el bóxer del suelo y apresuré el paso hacia las duchas. Me maldije a mí misma. Sobre todo, porque aún estaba dura.

Nota: Esto del comienzo de clases me tiene agotada todos los días, perdonen. Tengo sueño incluso cuando duermo las siete horas que debería :'(

PD: Camilita mala...

Si les gustó, por favor voten, comenten, compartan, pásense por mi otro fic, (que voy a intentar actualizar mañana o pasado) y tengan un esplendido día/noche *heart emoji*

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