Plenitud {Camren}

Por Lauren5Hpasiva

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Cuando comienzan a desarrollar sentimientos por la otra les va a tocar pasar por momentos buenos como malos... Más

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
,
HOLAAAAJZNAJNZNZ
PERDÓN.
¿Plenitud?

Capítulo 21

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Por Lauren5Hpasiva

Michael vio a Lauren sentada con mi mirada en la pared blanca que tenía enfrente. Soltó un suspiro negando y luego de que el oficial de policía le dijera que podían irse, se acercó a su hija que de inmediato fijó sus ojos verdes en él.

Lauren tragó saliva nerviosa al ver el rostro serio de Michael. Ni siquiera se atrevió a decir una palabra cuando su padre le ordenó que lo siguiera.
Lauren todavía no le perdonaba el haberse ido, le guardaba rencor, pero sabía que sin su padre hubiese estado en problemas, que sin él no tendría nada de lo que tenía. Por eso mismo guardó silencio todo el tiempo siendo consiente de que Michael estaba enojado. Nunca lo había visto tan serio.

—Voy a tomar un taxi en la esqui…

—Sube al auto, Lauren.—Le dijo Michael abriendo la puerta del lado del conductor.

Lauren frunció un poco las cejas y miró a hombre por un momento. Iba a ponerse en modo caprichosa, pero sabía que no era buena idea, no con Michael en ese estado.

—Gracias por sacarme de ahí adentro, pero no quiero ir contigo.—Dijo intentando sonar seria, pero la verdad es que le había salido la voz un poco nerviosa y Michael lo había notado.

—No te estoy preguntando, Lauren. A las llaves de la casa y tu auto las tengo yo y no te las voy a dar. Sube al auto, es la última vez que lo digo.—Lauren abrió la puerta de mala gana y se metió del lado del acompañante ya que las puertas de atrás estaban con seguro y lo había comprobado porque no quería ir junto a su padre.

Lauren iba en silencio viendo por la ventana. A su lado, Michael estaba serio todavía, no podía creer que Lauren había estado con personas que llevaban droga con ellos y habían sido revisados por la policía. Todo esto le hacía pensar y dudar aún más de aquel dinero que le habían “robado” en realidad lo había usado para otra cosa. Estaba decepcionado.

—Es la otra carretera, la del lado contrario.—Dijo Lauren viendo que Michael no estaba dirigiéndose a su casa.—Michael, te dije que es…

—No vamos a tu casa, ¿no entiendes? Me vas a escuchar, me vas a dar explicaciones quieras o no porque soy tu padre.—Lauren simplemente apretó los labios volviendo su mirada a la carretera y suspirando.

Sabía que estaba en problemas. Sabía que le tenía que dar explicaciones a su padre porque debía y porque si no fuera por él, todavía estaría con la policía. Así que pensó en lo que diría, pero lo que no sabía es que la conversación terminaría yéndose por otro lado y aquello que la preocupaba ahora no importaría.

Al llegar a la casa de Michael, Lauren simplemente permaneció en silencio y sin querer avanzar más, decidió quedarse cerca de la puerta “viendo” su teléfono que había logrado tomar del auto donde Michael lo había dejado e ignoró lo que su hija había hecho.
Además, no quería entrar más temiendo encontrarse con la esposa de su padre o el hijo.

—Ven a la cocina y siéntate, no hay nadie, Lauren.—Habló sabiendo en lo que la chica de ojos verdes estaba pensando.

Lauren no quería ver a su alrededor porque todo lo traía recuerdos. Odiaba esa casa. Odiaba estar ahí. Odiaba a su padres por haberla llevado a ese lugar del cual un día decidió irse sin importar que estaría sola. Sola en todos los sentidos por mucho tiempo.

—Puedes decirme lo que quieras rápido. Me quiero ir.—Dijo Lauren comenzando a ponerse nerviosa, enojada  e inquieta.

Michael la vio parada en la entrada de la enorme cocina y supo que esto sería difícil, primero: porque era Lauren y segundo: porque ambos estaban enojados por motivos diferentes. Lauren al ver los ojos de Michael puestos en ella se acercó un poco hacia la mesa sin sentarse. Había un vaso de agua que había dejado su padre segundos atrás, pero ni siquiera lo tocó.

—No, no, Lauren, esto no se trata de decirte rápido y que luego te vayas a hacer quien sabe qué cosa. ¿Entiendes lo serio que es lo que pasó?—Dijo molesto.—Explícame, ¿Qué hacías con esa gente?

Lauren tragó saliva negando. Su padre estaba enojado de verdad.

—Yo no estaba haciendo nada.—Dijo sin mirarlo. No mentía. Lauren no era quien tenía lo que no debía. Lauren simplemente estaba allí con ellos por la misma razón de siempre: no quería estar sola aquel día.—Yo no tenía nada, eran ellos. Y-Y son… No sé, a veces me junto con ellos, pero no hago nada de lo que hacen.

—¿Qué hiciste con el dinero de antes y con lo que me pediste luego?—Preguntó cambiando de tema de una vez y sin vueltas. Lauren lo miró aún más nerviosa que antes, abriendo los ojos levemente ante la sorpresa y negó de inmediato. No entendía porqué no le salía ser indiferente en aquel momento, como siempre lo era.

Quizás era porque estaba cansada mentalmente, porque no se esperaba que nada de lo que estaba pasado, pasase y porque al estar cansada ni siquiera tenía ánimos para sentirse enojada con su padre por… por nada, porque no tenía motivos, pero Lauren quería sentirse enojada y ser fría con él, como siempre, pero ahí estaba sintiéndose incómoda y nerviosa.

—Lauren.—La llamó en un tono más duro.—¿Qué hiciste con el dinero?—Repitió.

—Te dije que me lo robaron.—Michael se pasó ambas manos por el rostro soltando un suspiro a la vez.

—No te creo. No te creo nada y ¿sabes qué? Estoy harto. Harto y decepcionado de ti.—Dijo haciendo que Lauren entre abriera los labios sorprendida.—Te lo doy todo. Te doy todo lo que me pides y lo que no también, no te falta nada, no te falta dinero porque te doy la cantidad que me pides y no te pregunto para qué. Te permito que vivas sola porque no quieres verme, te doy tu espacio y me devuelves todo haciendo estas cosas. ¿Qué te pasa? ¿Por qué haces esto? Ni siquiera estas yendo al colegio.—Soltó logrando que Lauren bajara la mirada al piso al no ser capaz de verlo a los ojos.—Si no me das una explicación de todo esto… Te quedas sin nada. No voy a darte las llaves de tu auto, ni de la casa y vas a volver aquí donde pueda controlarte.

—No, no puedes.—Habló rápidamente y en voz baja.

—Sí puedo. Soy tu padre y si no fuera por mí, no tienes nada.—Lauren apretó las manos en un puño.—Te lo voy a preguntar por última vez, ¿Qué hiciste con el dinero, Lauren?

—No te voy a decir.—Ahí estaba Lauren, la chica que Michael conocía más que de otra forma.—Y no te necesito, tú y tu dinero se pueden ir a la mierda, quédate con la casa, con el puto auto y toda tu porquería, Michael. Y no me voy a quedar contigo, prefiero vivir en la calle.

—No tienes idea de lo que estás diciendo, Lauren. Soy tu padre y me debes respeto.—La señaló con un dedo. Estaba enojado y cansado de que Lauren lo tratara de esa forma.

—Yo no te debo nada.—Dijo riéndose irónicamente.

—¡Soy tu padre, Lauren!—Golpeó la mesa con sus manos haciendo que Lauren se enojara más.—¡Me tienes harto! ¡Acepté todo de ti, lo acepté todo, pero ya es suficiente! ¿¡Qué quieres que haga!? ¿¡Por qué eres así cuando sólo intento hacerte fácil la vida y que nada te falte!?

—¡Soy así por tu culpa! ¡Porque por tu puta culpa mi vida es una mierda! ¡Yo no te debo nada! ¡Quédate con toda la mierda material que me diste porque eso no arregla nada ni todos los años que faltaste en mi vida y todo el daño que me hiciste!—Gritó comenzando a llorar desconsoladamente.

Ese era el momento en el que Lauren explotaba. En el que todo le estaba pasando. En el que realmente no daba más y necesitaba terminar con todo de una vez.

Michael se quedó viéndola a los ojos todo el tiempo. Se equivocaba cuando pensó que eso era todo lo que Lauren tenía para decirle, es que no tenía idea de todo lo que estaba pasando su hija en ese momento. No sabía nada.

—¡Si tú no te hubieses ido yo estaría bien, yo sería feliz, yo no me hubiese sentido sola nunca, mamá no hubiese hecho lo que hizo, no hubiese dejado sola tampoco!—Gritó aún más fuerte.—¡Gracias a ti mi vida es una mierda, porque te fuiste y me dejaste, nos dejaste y mandaste todo a la mierda porque eres un egoísta!—Sus palabras salían con odio, pero sobre todo ese odio existía dolor, dolor que se notaba en cada palabra y estaba destruyendo por dentro al hombre frente a ella.—¡Ni si quiera soy feliz! ¡Ni un poco! ¿¡Y sabes qué es lo mejor de todo!? Que mientras tu tienes tu familia de mierda yo estoy sola.—Agregó lo último en voz baja sin más fuerzas para gritar.

—Tu elegiste eso.—Murmuró un Michael llorando en silencio, estaba completamente destrozado por las palabras de su hija.

—No…—Negó mirando a su padre a través de las lágrimas.—Te equivocas, tú elegiste esto para mí el día en el que te fuiste sin que importase nada. Tú tienes la culpa de todo lo malo en mi vida. Tú.

—¡Yo no la amaba! ¡Yo no podía seguir ahí fingiendo tener una familia feliz cuando no lo éramos por su culpa!—Gritó tirando el vaso de agua al piso al pegarle con fuerza, logrando que este se rompiera en mil pedazos en el piso. Lauren dio un paso hacia atrás asustada y llorando más que antes, si eso era posible.—¡Y te busqué! ¡Quise verte, quise tenerte conmigo, pero tu madre no me dejaba, ella me alejó de ti!—Lloró.

—Eso es mentira.—Lauren negó desviando la mirada.—Es mentira. Estás mintiendo. Pudiste buscarme más tiempo y sin embargo no lo hiciste. No lo hiciste porque ya tenías otro hijo, ¿verdad? Claro, y que mierda importa la niña estúpida que te esperaba cada puto día.—Habló sin poder evitar llorar desconsoladamente.—No me vengas con esta mierda, Michael.

—Lo estoy intentando, pero no me dejas.—Se limpió sus lágrimas.—Me equivoqué, pero lo que te dije no es mentira. Y lo siento.—Agregó logrando que Lauren soltara un sollozo.—Lo siento, hija, perdóname. Yo jamás quise hacerte daño. No se trataba de ti, pero tu madre… Ella…

—Cállate.—Le pidió.—¿Para qué vas a seguir si ya no está? Se mató, Michael.—Dijo con odio.—Ella y tú me arruinaron la vida.—Habló con dolor.—Me metieron en medio de todo su problema y me hicieron daño. Por su culpa soy esto, así que no me vengas con tus sermones de mierda y déjame en paz. Quédate con tu familia feliz y déjame en paz.—Terminó en voz baja, casi ahogada por el nudo que tenía en la garganta.

Salió de la cocina dispuesta a irse sin importar dónde ni qué haría.

—Las llaves están junto a la puerta.—Escuchó la voz quebrada de Michael. Pero no se dio la vuelta, ni siquiera tomó las llaves y sin más se fue cerrando la puerta detrás de ella con un poco de fuerza.

Ahora sí, no elegía ni quería estar sola, necesitaba estarlo.

*

—Hola chicas.—Camila las saludó sin prestarles mucha atención y comenzó a caminar junto a ellas.

—¿Quién era ella?—Preguntó Normani refiriéndose a quien estaba hablando con Camila hace unos minutos.

—Es Ally. Una amiga de Lauren.—Dijo girándose para ver la expresión de Dinah.—¿Alguna la vio?—Las tres chicas negaron a la vez.—Porque no aparece en su casa hace dos días y tiene el teléfono apagado. Su padre la estaba buscando y no saben nada de ella.—Dijo soltando un suspiro.

—¿Cómo que no saben nada de ella hace dos días, Camila?—Normani estaba sorprendida y preocupada.—¿Ya hablaron con la policía?—Camila asintió.

—Su padre llamó esta mañana para informar que desapareció.—Se quedó viendo el piso mientras se acercaba a su casillero.

El timbre sonó indicando el comienzo de la primera clase y como le tocaba entrar con Dinah, se quedó a esperarla mientras sacaba sus libros. Caminaron en silencio hasta el salón y se sentaron juntas como siempre.
Camila estaba seria, en silencio y con la mirada en su hoja en blanco que de a poco iba quedando dibujada con garabatos y palabras cualquieras.

—¿Estás bien?—Dinah habló en voz baja mientras acomodaba el pelo de Camila detrás de sus hombros.—Mila, ella debe estar bien. Es Lauren.

—¿Y tú qué sabes?—Camila frunció las cejas.—Nunca te agradó y ahora seguro sabes dónde está, seguro sabes más cosas que yo y no me las dices.

Dinah la miró sorprendida y preocupada. Ella no sabía nada, pero seguro Alfredo sí, porque el chico hace dos días salió de su casa rápidamente diciendo que un amigo lo necesitaba y Dinah pensó en que quizás ese amigo era una amiga, Lauren.

—Dinah, sé que no debí alejarme de ella, pero ya es suficiente, necesito verla y no me importa qué pase, si ella quiere o no, necesito saber que está bien.—Le dijo Camila con lágrimas en los ojos.

—Yo no sé dónde está.—Negó viendo a su mejor amiga dejar caer algunas lágrimas.—Puedo hablar con Alfredo y preguntarle, pero no creas que sé cada cosa que ellos hablan o hacen.—Dijo un poco dolida por la desconfianza de su amiga.—Va a estar todo bien, Mila.—Le limpió las lágrimas que caían por sus mejillas.—Mira, en cuanto esa estúpida aparezca le voy a poner una soga para que la lleves contigo siempre porque me tienen harta las dos con estas peleas y con que luego andan  hechas un trapo de piso.—Camila se rió.—Déjame hablar con mi chico y si sabe algo me lo va a decir porque sino le termino.

Camila la miró sorprendida.

—Bueno, no tan así, pero me hago la enojada hasta que me lo diga. Créeme que siempre funciona.—Se rió.—Bueno, pero no te preocupes que va a estar todo bien.

*

—¿Qué pasa, fugitiva?—Lauren empujó el hombro de Alfredo mientras pasaba a la pequeña casa que habían encontrado hace semanas atrás.

La casa era pequeña, tenía una sola habitación y un baño, estaba situada a un lado de la carretera cerca de un bosque. La habían limpiado y acomodado para ocuparla cuando quisieran, así que Lauren llevaba dos días ahí. Alfredo es la única persona que sabía dónde estaba y desde que él se enteró por Dinah que el padre de Lauren le había avisado a la policía, decidió que sería mejor que lo supiera para que decidiera qué hacer. Además, Camila había llorando mientras Dinah le decía que si sabía algo sobre Lauren le dijera porque quería verla.

—¿Qué te pasa a ti?—Lauren se pasó una mano por el pelo y fue a cubrir lo que estaba dibujando mientras su amigo se sentaba en uno de los sillones que habían conseguido para llevarlo allí.

—A mi nada, princesa.—Lauren rodó los ojos. Odiaba que le dijera así.—Vine porque tienes que saber que no solo te anda buscando Camila, sino que tu padre y la policía.—Lauren se dio la vuelta rápidamente.

—¿Camila?—Alfredo soltó una carcajada porque a Lauren le importaba más Camila que cualquier otra cosa, estaba confirmado.—Es mentira.—Dijo decepcionada al no saber el motivo de la risa de Alfredo.—No es gracioso, imbécil.

—Hey, pero no es mentira.—Dijo más serio.—Fui a ver a Dinah y estaba ella. Me dijo que una amiga tuya fue a preguntarle por ti al colegio y le dijo que tu padre te estaba buscando. Creo que es mejor que des señales de vida antes de que tengas más problemas.

Lauren miró por una ventana de tamaño mediano que daba hacia el vacío bosque. Soltando un suspiro se cruzó de brazos. No quería volver, no quería ver a nadie y estar sola, pero si se trataba de Camila todo cambiaba e implicaba a la morena. La quería a ella.

—No quiero volver.—Dijo con los ojos llenos de lágrimas.—Quiero estar acá un poco más.—Se mordió el labio.—Pero si Camila quiere hablar conmigo quizás es por algo.—Alfredo asintió rascándose la nuca.—¿Te dijo algo más?

—No, simplemente que necesitaba verte y hablar contigo.—Lauren asintió.—Escucha… No puedes pasarte toda la vida aquí porque no quieren enfrentar tus problemas—Habló tranquilo teniendo la atención de Lauren.—Si quieres hacer las cosas bien y demostrarle a Camila, sobre todo, que estas cambiando, empieza por dejar de escapar, de alejar todo lo malo que te pasa y enfréntalo. Primero, deberías llamar a tu padre y decirle que estás bien para que termine con lo de la policía que es un asunto serio. Y segundo, debes hablar con Camila, escucharla, darle las explicaciones que te pida y bueno, princesa, empieza a hacerlo bien está vez.

Lauren lo miró cruzada de brazos desde dónde estaba y sonrió de lado. ¿Qué había hecho bien para que un chico como él fuera su amigo, la cuidara y comprendiera tanto como lo hacía? Alfredo era una persona increíble.

—Gracias, feo.—Dijo Lauren.—De verdad, no sé que hubiese hecho todos estos días sin ti.

—Estarías presa.—Asintió.—Ah no, espera, ya estuviste.—Lauren rodó los ojos y Alfredo soltó una risa.—Ven aquí, princesa ogro.—Dijo soltando un suspiro mientras se levantaba del sillón para abrazar a Lauren.—Sé que quieres mostrarme que estás bien, pero no lo estás, lo sé y te prometo que ya va a pasar todo.—Lauren asintió llorando en silencio contra el pecho de Alfredo.—Voy a decirle a Camila que le diga a sus padres que va a pasar la noche con Dinah así puede quedarse contigo hoy.

—No va a querer.—Lauren negó rompiendo el abrazó.

—No lo sabemos hasta que le pregunte.—Dijo viendo a su amiga limpiarse las lágrimas.—Por ahora llama a tu padre y le dices que estás bien. Dile lo que sea, pero logra que calme a todos, ¿sí? Más tarde te llamo o sino… vuelvo a traer a Camila. Si quiere.—Lauren asintió.

—Gracias.—Lo vio a los ojos.—De verdad. No tienes idea de lo bien que me hace saber que estás conmigo en todas.

Lauren no mentía. Alfredo se había vuelto importante en su vida y estaba a agradecida de contar con él en un momento así de su vida.
En un momento en el cual necesitaba estar bien por una vez.

*

Sinu entró a la habitación de Camila sin golpear la puerta, pero se detuvo cuando vio a su hija llorando, quien torpemente intentó secarse las lágrimas. Preocupada se acercó a Camila que estaba sentada en la cama viendo sus manos ahora.

—Cariño, ¿estás bien? ¿Qué tienes?—Se sentó a su lado abrazándola contra ella. Camila sabía que podía confiar en su madre, ¿pero debía hablar sobre lo que estaba pasando?—Hija, dime. Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea.

—Lo sé… Nada, no es nada.—La verdad es que lo era todo. Estaba triste. Soltó un sollozo sin querer y se abrazó a su madre que prefirió quedarse en silencio bastante preocupada, pero quería dejar que si hija estuviera más tranquila para hablar.—Es Lauren.—Dijo llorando.

—¿Qué pasa con Lauren?—Preguntó en voz baja acariciando la cabeza de Camila con cariño. En su mente pasaban mil cosas ahora mismo, se hacía una idea de lo que estaba pasando y no estaba sorprendida tampoco.—Lo que sea que pase, dilo, cariño.

—Que la quiero, mamá.—Soltó llorando más fuerte.—La quiero, pero es tan difícil porque ella todo el tiempo hace cosas que… que nos aleja, que lo pone difícil.—Sinu cerró los ojos soltando un suspiro.

Claro, era eso. Ya lo imaginaba. Tantos “trabajos” del colegio, tantos “paseos” con Lauren, tantas cosas “que estudiar” cada vez que la oji verde iba a su casa era eso, pasaban cosas y conocía perfectamente a su hija, no hacía falta que dijera nada más. Esas sonrisas bobas de Camila cuando estaba con su teléfono, las fotos pegadas en la pared de su habitación, el hecho de estar todo el tiempo hablando de Lauren con cara de tonta era eso, estaba enamorada. Su hija estaba enamorada y no era necesario que se lo dijera porque Camila cuando quería, quería de verdad, no era broma.

—¿Qué es lo que pasó?—Sus brazos la envolvieron protectoramente.

—Muchas cosas. Vamos, venimos, estamos bien y mal. Así todo el tiempo, pero hace más de dos semanas ni siquiera hablamos, estaba muy mal, se le notaba. En la fiesta de Alfredo me gritó llorando que lo estaba intentando y que a mí no me importaba, pero no sé porqué lo hizo. Simplemente estaba allí gritándome y llorando desconsoladamente.—Se limpió sus lágrimas.—Y ahora hace dos días nadie sabe nada de ella. La estaba llamando, le envié mensajes y nada. Tengo miedo porque es una tonta y su vida es un desastre lo que la hace ser así, ¿Entiendes? No quiero que nada malo le pase. Quiero hablar con ella y hacer lo que sea para que estemos bien, para que esté conmigo porque cuando estamos juntas es diferente, ella es otra persona y me necesita por eso.

La mujer jamás se habría esperado escuchar esas cosas. Estaba pensando en una simple pelea tonta, pero se equivocaba.

—¿Por qué no hablaste conmigo antes, Camila?—Frunció las cejas suspirando.—Mira como estás, mira todo lo que estuviste pasando y no me lo dijiste.

—Es que no te cuento todo mamá, son muchas cosas. Y no son lindas.—Agregó llorando otra vez.

—Papá y Sofi no van a volver por un rato, te escucho. Confía en mí.—Le limpió las lágrimas con sus pulgares y volvió a abrazarla nuevamente.

Camila le contó todo. Absolutamente todo lo que había pasado entre Lauren y ella desde el principio. Le contó lo que había pasado con la familia de la oji verde sabiendo que podía confiar en su madre como en nadie. Era la primera vez que podía decirlo todo sin guardarse nada porque sabía que su madre no iba a juzgarla, no iba a decirle nada más que lo correcto y lo que la hiciera feliz. La iba a apoyar en lo que sea siempre.
Así se pasó una hora y media en la que habló con su madre mientras lloraba. Sinu, al final la abrazó fuerte y le prometió que todo iba a estar bien. Sorprendida, bastante la verdad, le dijo lo que pensaba y cuando debió preguntar, preguntó obteniendo una respuesta sincera de parte de su hija.

—Son cosas que pasan cuando te enamoras y las cosas son difíciles, hija. ¿Pero sabes qué? Se trata de enfrentar cada situación, de superarla, de aprender de ellas y que te hagan más fuertes. De los errores se aprende y por lo que me dices a Lauren cada situación la ayuda a darse cuenta. La entiendes y la quieres, pero no tienes idea de lo difícil que debe ser estar en su lugar, cariño. Tú tienes una familia, siempre lo tuviste, creciste feliz porque papá y yo siempre intentamos darte todo, pero ella no, no tenía no tiene ni la mitad de todo lo que tú sí. Es triste, me pone triste, pero quiero que sepas que decidas lo que decidas papá y yo vamos a estar aquí para ti, para ella también. Solo… Solo no dejes de estar con ella si la quieres, porque siempre es bueno tener a alguien bonito en tu vida y no hablo de lo físico, eres una persona increíble y le debe hacer demasiado bien tenerte.—Camila sonrió limpiándose las lágrimas.—El punto aquí, es que a veces las personas son moldeadas por las situaciones que les toca vivir y Lauren a pesar de ser un poco desastrosa—dijo con media sonrisa.—Es una chica que está lastimada, pero es fuerte. Y si de verdad está cambiando por ti y hace el intento de que lo veas entonces vale la pena. No esperes que todo pase de golpe, dale tiempo, pero sigue sus pasos. ¿Bien?

Camila se mordió el labio asintiendo. Sin decir nada se abrazó a su madre mientras dejaba caer algunas lágrimas más.

—Te quiero mucho, mamá. Gracias por estar conmigo. Te prometo que yo también voy a hacer las cosas bien.—Sinu le dio un beso en la cabeza.—Estoy muy agradecida con la vida por haberme dado padres como ustedes.

—Y yo por haberme dado una hija como tú. Te quiero mucho más y gracias a ti por confiar en mí siempre. Va a estar todo más que bien porque eres una persona buena y Lauren también lo es. Solo… Es cuestión de ser fuertes y si de verdad se quieren al final van a seguir juntas sin importar nada.

Más tarde la puerta de Camila de abría sin permiso nuevamente, pero  esta vez no era su madre, sino que Dinah con una sonrisa divertida en su rostro.

—¿Puedo pasar?—Preguntó tirándose sobre la cama de su mejor amiga.

—Ya pasaste y estás en mi cama.—Camila la miró incrédula y luego le dio un empujón que ni siquiera movió a Dinah.—¿Qué haces? ¿Otra vez te invitaste sola a cenar?—Preguntó riéndose.

—No. Vine por otra cosa.—Dinah la miró apoyándose en un codo.—Estabas llorando.—Afirmó haciendo que Camila bajase su mirada.

—Hablé con mamá.—Suspiró.—La dije sobre Lauren.

—¿Qué? ¿Le contaste?—La morena asintió.

—Le dijo absolutamente todo. Me encontró llorando y bueno, le dije qué me pasaba. No creí que fuera a reaccionar tan bien como lo hizo, me apoya y… bueno, supongo que algún día cuando pase, si es que pasa, nos apoya a ambas.—Dijo un poco triste porque no tenía idea qué iba a pasar con Lauren.

—Ahora que me acuerdo.—Dijo de repente sentándose en la cama.—Cuando llegué tu madre me dio unas galletas que estaban buenísimas así que me quedé comiendo algunas, luego vine aquí para decirte que Alfredo nos está esperando para que vayamos a mi casa. Bueno, en realidad tienes que mentir, dile a tu madre que vienes a dormir conmigo, pero te vas con Lauren que está por ahí.—Se encogió de hombros.—Alfredo me dijo que te pregunte si querías, ¿pero sabes qué? No te estoy preguntando.

—¿Qué?—Camila no entendía nada.—¿Dónde está Lauren?—Dinah se encogió de hombros.—¿Voy a ir con ella?

—Sí, Camila así que mueve ese culo grande y latino, prepara una mochila con ropa para está noche, si es que la vas a usar—dijo levantando las manos al aire.—Una manta por las dudas y pasamos por comida en el camino.

El corazón de Camila estaba acelerado golpeando contra su pecho. Es que iba a ver a Lauren. Parecía mentira, no se esperaba aquello.

Mientras Camila armaba su mochila rápidamente, Dinah sacó su teléfono y le envió un mensaje a Alfredo diciéndole que se estaba tardando por culpa de Camila para no decirle que se había pasado casi media hora comiendo galletas y hablando con la mamá de Camila.

—¿Lista para ir a buscar a tu ogro de ojos verdes?—Camila asintió y tomó su teléfono antes de salir de a habitación.

—Espera.—Detuvo a Dinah del brazo y cerró la puerta dejando a ambas dentro de la habitación otra vez.—¿Por qué tú estás haciendo esto? Digo, vienes a buscarme, estás “contenta”—Dijo haciendo comillas con sus dedos.—Pensé que Lauren no te agradaba.

—Bueno, verás… ¿Nunca te pasó que… que ves las cosas de otra forma, en este caso a otra persona de otra manera? Quiero decir, Lauren es una idiota de mierda y a veces le quiero partir la cara porque te hace sufrir, pero la quieres y no me gusta verte mal entonces… como que… que pensé: “Dinah, es hora de que aceptes que tu mejor amiga está enamorada de una idiota que por más que se peleen y toda la mierda, vas a tener que soportar siempre escuchar de ella y verla porque se quieren. Posdata: Eres hermosa.”

Camila soltó una risa abrazando fuerte a Dinah que sonrió un poco devolviéndole el gasto con mucho cariño.

—Te quiero, China. Nunca dejes de ser mi amiga, nunca me dejes, por favor.—Le dio un beso en la mejilla y sin más tiró de su mano fuera de la habitación.

Yo también te quiero.” Pensó Dinah. La quería de verdad, la quería tanto que hasta había decidido dejar de ser tan borde con la chica que su amiga quería. Había decidido que cuando las cosas estuvieran más calmadas y tranquilas, era el momento de empezar de creo con Lauren y por supuesto, iba a dejarle cosas en claro por última vez porque no quería ver nunca más a Camila de la forma en la que había estado en los últimos días.

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