—¿Cómo va tu vida de padre de familia? —me molestó Carter por el teléfono.
Me reí y rascando mi cabeza volteé a mirar a Tony y a Lila jugar con unos muñecos de la niña.
—Todo está bien, estamos bien —asentí con la cabeza aunque no me pueda ver.
—Oye, te llamaba para preguntar que llevo mañana —me recordó.
Mañana festejabamos el cumpleaños número 9 de Tony. Diablos, cómo pasa el tiempo.
—Ahm... Espera. ¡Cariño! ¿Que le digo a Carter que traiga? —entré a la cocina.
Ella levantó la vista del libro que estaba leyendo.
—Bebidas —respondió y sonreí.
Era tan linda.
—Ya oiste a la jefa, amigo —bromeé y volví a salir al patio.
—¿Vas a hacer lo que dijiste que harías? Porque tengo ilusión, Lee —me exigió.
Reí agachando mi cabeza y metí mi mano libre en el bolsillo del pantalón.
—No lo sé, estoy nervioso —suspiré.
—Matthew, ¿de qué estás nervioso? Y no me digas de que te rechace porque nadie rechazaría al padre de su hija —se ríe él.
—No, no me refiero a eso. Me da nervios no ser lo suficiente para ella —admití y escuché a Carter suspirar del otro lado de la linea.
—Oye, son perfectos juntos. Nada puede salir mal, son una linda y fuerte familia.
Sonreí de lado.
—Gracias, hermano... Nos vemos mañana.
—Hasta mañana, Lee —se despidió y corté la llamada.
Guardé mi teléfono en mi bolsillo y vi a mi hermosa novia salir con Lila en brazos.
—¿Ves que está aquí? —le habló a la niña señalándome.—Creía que te habías ido sin despedirte —mi pequeña me estiró los brazos y segundos después ya la tenía conmigo.
—Papá jamás se iría sin decir adiós —le dije negando.
Ella rió.
—Cariño, voy a preparar la cena, ¿si? —me dijo mi reina comenzando a caminar hacia la casa nuevamente.
Asentí y le estiré los labios. Ella rodeó los ojos y riendo corrió a darme un beso en los labios antes de entrar.
Admiré a Lila mientras analizaba su alrededor. Era una niña preciosa, su perfil idéntico al de su madre. Adoro cómo le queda esa corona de flores de distintos colores.
No podía creer que mi primera hija tenía 2 años.
Le acaricié su cabello castaño y me miró. Me dio un beso en la mejilla y me pidió bajarse para correr hacia su casa de juguete.
Tony salió a buscar uno de sus balones de baloncesto y me miró unos segundos.
—¿Estás bien? —me reí al verlo preocupado.
—Claro que si, ¿por qué? —me senté en la pequeña banqueta que había y él vino a sentarse en mis piernas.
—Estás callado, papá —me dijo frunciendo el ceño.—Siempre hablas mucho con mamá o bromeas.
Tony me había comenzado a decir papá luego de que Landon se haya mudado a Italia y se borrara de su vida, a sus 7 años. Fue muy dificil para su mamá y para mí explicarle que su padre lo había abandonado otra vez.
Y recuerdo todo como si fuese ayer.
Tony dijo "No importa, porque ahora tengo a Papá Matt, mami, y él me va a cuidar cómo si fuera mi papá de verdad".
Jamás volvió a mencionar a Landon y acabé por pasar de ser "Papá Matt" a simplemente "Papá".
—Estoy bien, campeón. Solo estoy pensando que gran sorpresa podría haber mañana en tu fiesta —él sonrió.
—Mejor te dejo así lo piensas bien —reímos y se fue corriendo adentro.
[•••]
—Hoy Tony me preguntó si estabas enfermo, ¿tu sabes algo? —me preguntó ella mientras se quitaba el sostén y se colocaba su camiseta para dormir.
—Supongo que está preocupado por la fiesta de mañana —mentí encogiéndome de hombros.
La miré desde la cama quitarse su pantalón y admiré su figura y su bello trasero. Se colocó el short con el que dormía y gateó hasta recostarse en mi hombro.
—No quiero nisiquiera pensar en mañana, muchos niños —apretó los ojos y le di un beso en la frente.
Siempre se había esforzado por celebrar los cumpleaños de Tony, desde antes de que estuvieramos juntos. Fui invitado a cada uno de ellos, pero claro no por ella, sino por Tony. Debo admitir que hacía un exelente trabajo cómo madre soltera.
Al principio no le gustaba que le comprara cosas a Tony. Creía que era una obligación para mí y se encargaba de hacérmelo entender, mientras yo le trataba de hacer entender a ella que no lo hacía por obligación, sino por afecto y cariño.
Comprendió que yo quería ser el papá de Tony y me permitió ayudarla.
—Mañana va a ser un día largo —le acaricié el brazo hasta el hombro.
—Mhm —asintió.—Todos los dias son largos con tu hija —bromeó.—¿Sabes que me preguntó? ¡LA NIÑA DE DOS AÑOS ME HA PREGUNTADO SI SE PUEDE CAMBIAR EL NOMBRE A VIOLETA! ¿¡Para qué uno le pone Lila si se va a querer cambiar a Violeta!? —solté una carcajada por su indignación y también por el planteo de mi pequeña.
—¿En serio me lo dices? —le pregunto y asiente y rió.
—Matthew maldito, es igual a ti —esconde su rostro en mi pecho y acaricié su cabello.
—Eh, que lo dices como si fuera algo malo, la niña es inteligente —me reí mientras ella refregaba su rostro.
—¿Sabes si hay mermelada abajo? —me preguntó separándose y se acabó por levantar de la cama.
—Eh, si, hay una sin abrir aún —asentí.—¿Para qué?
—Tengo ganas de comer tostadas con mermelada —me dijo abriendo la puerta de nuestro cuarto.
—Pero tu no comes mermelada nunca —fruncí el ceño.
Ella miró a su derecha, luego a la izquierda y nuevamente a mí.
—Hoy... hoy probé y me gustó —respondió rápidamente y salió de la habitación.
Negué riendo y me di cuenta cuánto amo a esta mujer.
[•••]
Carter palmeó mi hombro y Nash se nos aproximó.
—¿Lo tienes? —asentí y toqué otra vez mi bolsillo para comprobar que la caja estaba en su lugar.
—Quiero ver su rostro —Nash rió emocionado.
Carter me miró orgulloso.
—¡Ese es mi amigo! —chocamos puños y suspiré soltando el aire por la boca.—No te va a rechazar —rodeó los ojos.
—¿Crees que te va a rechazar? —el ojiazul frunció el ceño.
Negué mirando a la mujer que tenía mi corazón, estaba sirviendo algunas cosas para comer con ayuda de Taylor y de Nina, la mamá del mejor amigo de Tony. Era hermosa. Sinceramente no sé cómo terminó con un idiota como yo.
—Ella es demasiado para mi —me encogí de hombros.
—No te debes menospreciar asi, ella te ama. No tienes de qué preocuparte, va a decir sí, la conozco y está enamorada —Nash me aseguró y sonreí.
Lila corrió hacia Carter y él la tomó en brazos.
La niña se rió y señaló el rostro de mi amigo.
—Tio chino —dijo y volvió a reír.
—MATTHEW, ¿POR QUÉ LE ENSEÑASTE ESO A LA NIÑA? —me gritó Carter mientras Nash y yo nos partíamos de la risa.
—Los niños no mienten, Carter —le dije riendo.
La fiesta de Tony comenzó y todos los niños corrían de un lado a otro. En el patio ubicamos una mesa para los adultos; amigos, familiares. Mi chica estaba sentada a mi lado, yo rodeando sus hombros y ella apoyada en mi cuello.
De vez en cuándo hacía algún comentario sobre lo que Tony estaba haciendo con sus amigos y me decía que no podía creer lo grande que estaba su niño.
Lila estaba en brazos de Taylor, jugando con una muñeca.
—Tengo que decirte algo —le dije cuando sentí que ya era el momento.
Ella me miró algo asustada.
—Yo también debo contarte algo... —ambos nos levantamos de nuestros lugares y todos enfocaron su atención en nosotros.
El silencio reinó y sólo se oían los niños a lo lejos.
—Eh... Entonces, ¿quién primero? —mis manos comenzaron a sudar.
Vi por el rabillo de mis ojos a Carter acomodándose en su lugar.
—Podemos decirlo ambos al mismo tiempo —me sonrió nerviosa.
Ambos asentimos y comenzamos a hacer la cuenta regresiva.
3... 2... ¡1!
Rápidamente tomé la caja de mi bolsillo y mientras me arrodillaba la abrí y se la extendí.
—¿Quieres casarte conmigo?
—¡Estoy embarazada!
Una exclamación de toda la mesa se escuchó y mis ojos se abrieron muy grandes. Los de ella también y cubrió su boca mirando el anillo en la caja.
—¿E-estás embarazada? —mi voz salió emocionada.
—Me has propuesto matrimonio... —me levanté del suelo y me aproximé a ella.—¡Si! —ríe a punto de llorar.
—¿"Si" estás embarazada o "si" quieres casarte conmigo? —pregunté con la caja aún en mis manos abierta hacia ella.
—¡Ambas! —me tomó del cuello y me besó.
La abracé y la levanté unos segundos del suelo. Iba a ser padre otra vez.
Al separarnos todos aplaudieron y entre risas le coloqué el anillo en el dedo.
Lo miró y luego a mí. Acaricié su mejilla y limpié la lágrima que caía.
—Te amo, Espinosa —me susurró cerca de mis labios.
—Te amo mucho —le dije tratando de aguantarme el llanto.
No podía pedir nada mejor ahora. Esto es Todo lo Que Siempre Quise.