Siempre has sido tú ✔ (EN LIB...

By CMStrongville

21.4M 1.2M 304K

Esta historia se encuentra publicada con NOVA CASA EDITORIAL. ❇❇❇GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA... More

Sinopsis
Epígrafe
Prólogo
01- DOLOROSAMENTE MARAVILLOSO
02- NUNCA ES SUFICIENTE
03-COSA DE SUERTE (1)
04-COSA DE SUERTE (2)
05-UN PASATIEMPO (1)
06-UN PASATIEMPO (2)
07- ¿Y EL NOVIO? (1)
08-¿Y EL NOVIO? (2)
09-INSPIRACIÓN
10-DEMASIADO CONSCIENTE
11-LA ÚNICA EXPLICACIÓN
12- EL GRAN MONSTRUO VERDE
13-LA MIRADA EN ELLA
14-DE UNA VEZ POR TODAS
15- CUANDO ENTRÓ EN MI VIDA
16- SU OPINIÓN
17- ALGO EN SUS OJOS (1)
18-ALGO EN SUS OJOS (2)
19- CULPAS ENCADENADAS
20- SILENCIO APLASTANTE
21- CORAZÓN LACERADO
22- UNA NUEVA EN EL GRUPO
23- HORA DE HABLAR
24- INESTABLE
25- OLVIDO (1)
26- OLVIDO (2)
27- TE ESCUCHO
28- CONFESAR Y DECIDIR
29- LA VERDAD
30- INCREÍBLE (1)
31- INCREÍBLE (2)
32- OTRA CARA
32 [+18]
33- ES RIDÍCULO
34- MIEDO Y DOLOR
35- SU VOZ (1)
36- SU VOZ (2)
37- RESPIRAR DUELE
38- DE SU BOCA
39- TODO ESTARÁ BIEN (1)
40- TODO ESTARÁ BIEN (2)
41- NUNCA ANTES
42- PUNTOS DÉBILES
43- EL ÚLTIMO HOMBRE
EXTRA

EPÍLOGO

339K 23.3K 8.3K
By CMStrongville

POR SU AMOR
***

Canción: How long will I love you - Ellie Goulding.
***

Siempre admiré de mis padres su capacidad de amar. Me parecía increíble cómo a pesar de tener sus diferencias, de discutir y discrepar en varias cosas, ellos solo... funcionaban. Eran como dos engranajes: distintos en sus formas, tamaños y materiales, pero parte vital de algo que marchaba a la perfección. Ellos dos estaban hechos para funcionar, para encajar y con el tiempo me di cuenta de que conseguir eso, llegar a ese punto, para ellos no había sido nada fácil.

—Los primeros años fueron los más difíciles —dijo mi madre una tarde mientras los visitaba. Yo les había empezado a preguntar cosas acerca de los casi treinta años de casados que llevaban y ellos se habían mostrado encantados de compartir su historia conmigo—. Yo era demasiado seria y tu padre un fiestero. Fuimos criados de maneras muy diferentes, por lo que discutíamos cada dos por tres, pero...

—A pesar de que tu madre se enojaba hasta por los detalles más pequeños y de que muchas veces estuvimos a punto de tirar la toalla... nos amábamos. Nos amamos —se apresuró a corregir mi padre—, y por eso es que seguimos juntos.

Sonrío al recordar esa conversación. Levi y yo seguimos juntos y, tal y como mis padres dijeron, no ha sido del todo fácil. Él tiene la capacidad de cambiar mi humor en un segundo, ya sea de alegre a molesta o viceversa. Podemos discutir, pero siempre como dos personas civilizadas. Y al final, de alguna manera u otra, Levi termina haciéndome reír. Todavía no decido si amo u odio que me haga carcajear mientras yo intento hacerme la indignada, pero sí sé que lo amo. A pesar de que me hace enojar, frustrar y en ocasiones hasta llorar, lo amo.

Y él me ama a mí.

Durante todo este tiempo hemos mejorado mucho, como individuos y como pareja. Nuestros miedos e inseguridades han menguado considerablemente, aunque de vez en cuando llegan de improviso. Sin embargo, sabemos hacerles frente y salir adelante. Nos hemos vuelto fuertes, juntos y por separado.

Reviso el horno por quinta vez consecutiva y suspiro al ver que el pastel no se ha quemado. Estoy emocionada, siento que mi piel vibra por la anticipación. Hoy es el cumpleaños de Levi —el quinto que compartimos juntos— y yo estoy dispuesta a darle el mejor regalo de todos.

Deseo ver de una vez su semblante y, por una ocasión, ser yo quien le entregue un presente inolvidable. Estoy esperando que vuelva a nuestro apartamento para poder comenzar la celebración privada.

Después de más de dos años de relación, al fin —hace un año atrás— acepté su propuesta de vivir juntos de manera oficial porque, a decir verdad, ya no tenía mucho sentido que yo siguiera pagando renta de un lugar en el que ni siquiera dormía. Prácticamente comenzamos a vivir juntos a pocos meses de haber iniciado nuestra relación, sin embargo, a mí siempre me ha gustado tomarme mi tiempo y pensar las cosas bien antes de tomar una decisión y por eso me había negado a traer todas mis cosas a su lugar. Esperé hasta terminar la carrera y conseguir un trabajo para siquiera comenzar a considerar la idea. Así que el día que recibí mi certificado como profesionista, cuando Levi me dio una pequeña cajita con una llave dentro —una llave que ya era mi propiedad— y me pidió que me mudara oficialmente con él, yo tomé la cajita en mis manos, la cerré con cuidado y me puse de puntillas para darle un beso en la barbilla y susurrarle:

—Algún día.

La misma respuesta que le di un par de meses después cuando me habló sobre otro tema delicado.

—Me encantaría tener un niño nuestro correteando por ahí, ¿a ti no?

Estábamos recostados sobre el colchón justo antes de ir a dormir cuando sacó el tema y yo solo pude verlo, sorprendida. No me sentía preparada en ese momento para tener un bebé, sentía que todavía tenía mucho por vivir antes de iniciar una familia, pero debo admitir que tener un hijo de Levi sonaba muy tentador, así que, como siempre, le dije:

—Algún día puede ser.

El aroma del pastel comienza a llenar la cocina y cierro los ojos imaginando la reacción que tendrá al ver su regalo. Es algo que no tiene comparación, a pesar de que en mi cumpleaños pasado me dio algo con lo que estoy segura no se puede competir. Ambos regalos son inolvidables en diferentes maneras.

Aquel día en mi cumpleaños número veintitrés llegó con una bolsa de regalo gris y yo, pensando en lo increíbles que eran siempre sus regalos, no podía esperar para abrirlo.

—Esto lo dejamos hasta el último —había dicho con esa sonrisilla de medio lado que tanto me gusta. Después me obligó a cambiarme y me llevó a cenar. Fue una noche maravillosa. La pasamos increíble y, cuando volvimos al piso, se acomodó sobre el sofá y me hizo sentar sobre sus piernas antes de pasarme el regalo.

—Ahora puedes abrirlo —susurró en mi oído, abrazándome con fuerza y besando mi cuello. Me fue casi imposible pensar en algo más que sus labios sobre mi piel, pero me obligué a abrir la bolsa y sacar el paquete envuelto.

—¿Qué es? —cuestioné rasgando el papel, sonriendo como una niña en navidad.

Sabía, en el fondo sabía, que el regalo a continuación sería increíble, inolvidable... pero jamás pensé que sería algo tan significativo. Tragué saliva al terminar de retirar el envoltorio y encontrarme con su presente descubierto. Acaricié la superficie con manos trémulas, sin aliento. Me había sorprendido demasiado.

—Levi —susurré al borde de las lágrimas. Ahí frente a mí estaba el primer ejemplar impreso de mi historia. Esa que tenía tanto de mí entre las letras, esa que significaba tanto para mí—. ¿Cómo...?

Sentí un nudo formarse en mi garganta al comenzar a hojearlo y me sorprendí al ver que un sobre blanco caía de entre las páginas.

—Ábrelo —me instó abrazándome con más fuerza.

Sentí que su barbilla se posaba sobre mi hombro y su aliento hacía cosquillas a mi oreja, pero no dejé que aquello me distrajera. Abrí el sobre con prisa y saqué primero una notita decorada con su caligrafía.


«No dejes que nadie nunca te convenza de que no eres suficiente, ni siquiera tu propia mente. Eres una mujer increíble que hace magia con las palabras. Quiero verte llegar muy lejos, quiero que vueles... Y si te da miedo desplegar tus alas, yo te presto las mías. Esto es para que no dudes de lo buena que eres en lo que haces. Te amo, enana. Estoy muy orgulloso de ti. Encanta a los demás como lo haces cada día conmigo».


Y a continuación venía un documento informándome que mi historia Condena eterna contenía los elementos necesarios para ser publicada bajo el sello de una editorial muy reconocida y prestigiada.

—Sé que te daba miedo enviar tu manuscrito y ser rechazada. Sé que tenías miedo de que no fuera lo suficientemente buena, Luce... y por eso me atreví a enviarla yo —comenzó a decir al sentirme tensa entre sus brazos—. No quise molestarte, pero quería que vieras que no debes temer. De vez en cuando hay que arriesgarse, ¿sabes? Puede que una sorpresa nos espere si decidimos hacerlo, así como en este caso.

Parecía temeroso por mi reacción y me hablaba con suavidad, estaba malinterpretando mi tensión. No era porque estuviera molesta, sino porque temía romper en llanto. Aquel regalo era mejor que cualquier cosa que hubiera podido desear. Aquel detalle era... demasiado. No había palabras para describirlo. El corazón me dolía intentando contener el enorme amor que sentía por aquel hombre. Sentía que el pecho iba a explotarme en aquel instante, así que me puse de pie y un segundo después me senté a horcajadas sobre sus muslos, para así poder ver su rostro.

—Gracias —dije antes de acariciar sus labios con los míos. Tomé su rostro entre mis manos y profundicé aquel beso intentando demostrarle lo mucho que me había gustado su regalo—. Gracias por creer en mí. Gracias por todo.

—No tienes que agradecerme.

Cada vez que recuerdo ese día, ese momento en especial, la piel se me eriza.

Miro mis brazos y sí, en definitiva tengo piel de gallina por todos lados. Sonrío. Levi, después de estos años, no es completamente consciente de todo lo que provoca en mí. Este amor apabullante, este deseo demencial, esta poderosa necesidad... Esta total felicidad.

Cualquier miedo, cualquier duda, cualquier inseguridad que tuve algún día sobre nosotros, ha desaparecido por completo.

Sonrío al escuchar que la puerta principal se abre. Me asomo por el marco y encuentro a Levi aflojándose el nudo de la corbata, su saco ya está doblado sobre el respaldo del sofá. Hace alrededor de un año —poco después de que me hubiera mudado con él— comenzó a ejercer su profesión trabajando en un bufete de abogados y me encanta verlo tan feliz, a pesar de que muchas veces llega exhausto. Lo que más me gusta, debo admitir, es que pasó de vestir informal a usar trajes todos los días... y Levi en un traje debería ser ilegal. Es algo digno de ver. Soy capaz de levantarme temprano todos los días solo para verlo vestirse, que es casi tan erótico como verlo quitarse la ropa.

Lo veo desabrochar los primeros dos botones de su camisa y él me mira sonriendo de medio lado porque sabe lo que tengo en mente.

—Hola, enana.

Acorta la distancia entre nosotros con un par de largas zancadas y me besa, primero con ternura y luego un poco más profundo.

—Hola —digo cuando nos separamos. Su sonrisa sigue presente.

—¿Qué huele tan rico?

—Tu pastel —digo dándome media vuelta y volviendo a la cocina. Mi celular suena con una notificación y sonrío al ver que es un tweet en el que me etiquetaron.

—¿Es otro condenado? —cuestiona.

Pongo los ojos en blanco y asiento.

—Una eterna, de hecho.

Levi se ha empeñado en llamar así a los lectores de mi libro. A los hombres les dice condenados y a las chicas, eternas. Es lindo, sin embargo. A pesar de que el lanzamiento del libro fue hace casi un año, se ha mantenido como el más vendido en diez países y ha sido traducido a tres idiomas. Me emociona mucho cada vez que alguien me etiqueta en mis redes sociales, ya sea una frase de mi libro o una foto de ellos con un ejemplar. Sigo sin poder creer que mis palabras sean capaces de mover a tanta gente. Es simplemente increíble, mágico, hermoso, y llevo en mi corazón a cada una de esas personitas que me apoyan.

Después de que el pastel se enfríe, lo desmoldo sobre un plato y comienzo a decorarlo. Siento los brazos de Levi rodearme mientras yo trato de concentrarme en lo que hago, pero su pecho se presiona contra mi espalda, sus manos abiertas se posan sobre mi vientre y costillas, su calor me alcanza, su olor me rodea... Es imposible que mi atención se centre en el pastel y no en él.

—¿Cómo haces para verte cada día mejor? —pregunta depositando un beso en mi cuello. Yo me río sintiendo que me falta el aire y me despego un poco de su cuerpo.

—Estás loco. Ves cosas que no son.

Llevo el pastel a la mesa y con un gesto de la mano le pido a Levi que se acerque. Justo al lado del pastel tengo una caja mediana y sonrío al recordar lo que hay dentro.

—Bueno... —Me siento a su lado cuando apoya la barbilla sobre su puño—. Ya sabes que mis regalos nunca son tan buenos como los tuyos, pero este lo es. Sé que te va a encantar. —Tomo la caja y la coloco frente a él—. Es algo que has estado queriendo durante algún tiempo... Dos o tres veces me lo has comentado y no me he olvidado. —La sonrisilla que llevaba pintada en el rostro se le borra poco a poco y una mirada de desconcierto la reemplaza—. Vamos, ábrelo.

Levi mira con cautela a la caja, como si un gato salvaje fuera a salir de ella, pero entonces la toma y muy despacio quita la tapa. Saca lo que hay dentro e inhala con brusquedad cuando el significado le llega de golpe. Sus ojos buscan los míos y puedo ver que quiere una explicación, por lo que sonrío.

—¿Lucette? ¿Qué es esto? —pregunta sacudiendo el diminuto zapatito blanco frente a mí.

—Eso que estás pensando —confirmo—. Cuando me pediste que me casara contigo hace ya varios años, ¿recuerdas qué fue lo que te dije?

—Algún día.

—Sí, lo mismo cuando me pediste que nos mudáramos juntos y lo mismo que te dije cuando...

—Te dije que tuviéramos un bebé.

Mira el pequeño zapatito sobre la palma de su mano y lo veo tragar con dificultad.

—Sí... Uno de esos días llegó hace meses cuando acepté que nos mudáramos juntos... y ahora está llegando otro. —Levi me mira con ojos cristalizados y sonrío leve al llevar la mano a mi vientre y decir—: Feliz cumpleaños, papá.

Antes de que me dé cuenta, Levi ya me está abrazando con fuerza y yo río mientras rodeo su espalda con mis brazos.

—Te amo —susurra contra mi cuello.

Y a mí no me queda ninguna sola duda de que dice la verdad.

En todos estos años que tenemos juntos me lo ha demostrado, cada día, a cada segundo, y poco a poco ambos perdimos todos esos miedos e inseguridades, esas culpas que nos carcomían y nos tenían encadenados al pasado. A pesar de todo lo que tardamos en aceptar que las cosas son como son, que el pasado no puede ser cambiado, pero que sí podemos dirigir nuestro futuro, nuestro destino, en todo este tiempo hemos estado completamente seguros de algo: el amor que nos tenemos no va a terminar.

Estamos dispuestos a pelear contra lo que sea, afrontaremos cualquier problema, cualquier obstáculo, y lo superaremos. Porque amores así como el nuestro solo hay uno en la vida y vale la pena luchar por él.

Me acerco a él una vez más para juntar nuestros labios y nos besamos como si fuera la última vez. Nos separamos de vez en cuando, sonreímos y sin palabras nos decimos todo lo que hay que decir.

—Te amo. ¿Lo sabes? ¿Puedes sentirlo?

Volvemos a besarnos, a acariciarnos.

Volvemos a probarnos como siempre hacemos, a sentirnos como siempre hicimos, a amarnos como siempre haremos... y estoy segura de que este sentimiento nunca va a acabar; de que nada podrá acabar con nosotros, jamás.


FIN x2

Les invito a seguirme:
Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee

Gracias a todas las personitas que le dieron una oportunidad a esta historia, a las que me han acompañando desde el principio, a quienes se fueron sumando poco a poco y a quienes son nuevas :3 gracias por acompañarme, por aguantar mi drama /o\ ♥ los quiero muchísimo, en serio. Una línea en este epílogo está dedicada para todos ustedes. ¿Adivinan cuál? :')

Una vez más les digo: ¡Gracias!

Continue Reading

You'll Also Like

34M 2.6M 91
Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente...
981K 65.2K 114
La vida de Kendall cambió cuando un día le dieron la peor noticia de todas, la única noticia que consiguió ponerle los pies en la tierra. Su enfermed...
313 101 17
Sentimientos y sensaciones, escritos que te transportarán al dolor ajeno, al sufrimiento, tal vez al amor, tal vez a la esperanza, quedate y leelos p...
434K 24.6K 70
La guerra mágica esta aquí, pero recordemos como esta gran bruja llego a ayudar a derrotar a Lord Voldemort. Esta es la historia de la gran: Alexa Li...