"Así que tu madre te dijo que yo estaba muerto", bufó el hombre de cabellos negros a su hijo, quien no dejaba de tiritar en el suelo con miles de lágrimas cayendo de sus mejillas, mirando al vacío infinito perdido en sus pensamientos, "¡Estupendo! Esa mujer nunca dejará de hacerme la vida imposible"
"N-No... puedo... e-entenderlo...", apenas lograba pronunciar el castaño, preocupando al hombre mayor, "¿C-Cómo...? ¿P-Por qué...?"
El de cabellos azabache acarició suavemente la cabeza del más joven, en un intento de calmarlo, mientras que con su otro brazo lo abrazaba.
El Alium no sabía como reaccionar. Tenía miedo, no podía creer que el hombre que siempre deseó conocer por fin estaba frente a él, pues nunca estuvo muerto como él pensaba.
Tenía tantas preguntas, que no sabía si preguntarle al mayor, pues a pesar de ser su padre de sangre, jamás había hablado con el en su vida. Era un completo extraño para el castaño, por lo que no sabía si confiar en él.
"Ay, Freddy...", suspiró el mayor, "...Me gustaría saber porqué esa mujer hace las cosas que hace"
"¡No!", exclamó el castaño, ya dejando las lágrimas de lado, "¿Por qué? ¿Por qué me mintió? ¿Y por qué ahora? ¿¡Por qué justo ahora!?"
El hombre miraba como su hijo se alteraba mientras miraba para todos lados, como si tratase de encontrar respuestas. Por un momento, Freddy se sintió como los mil demonios. Más lágrimas amenazaban por caer, a la vez que su cuerpo cada vez se sentía más débil.
¿Esto en serio estaba pasando?
"Freddy... Tranquilo... Mira, yo tampoco sé porque Elisa hizo lo que hizo, pero eso no importa ya", dijo el pelinegro, acariciando los cabellos de su hijo suavemente, "Lo importante es que por fin estamos juntos, reunidos después de tantos años", el hombre decía contento, ya dejando los cabellos castaños en paz para sujetar a su hijo cerca de él, para abrazarlo fuerte.
El ojiazul más joven no podía seguirle el juego a su padre, no podía después de todo lo ocurrido. Ese sentimiento que siempre imaginó que se sentía hacia un padre, en él estaba totalmente muerto.
"¿C-Cómo me encontraste?", preguntó el castaño. La verdad fue la pregunta más estúpida que le podía haber hecho, habiendo tantas en su cabeza en aquel momento. Lamentablemente, estaba completamente nervioso y asustado. Confundido y aturdido, no pensaba con claridad.
El ojiazul mayor rió, "Oh, no fue difícil, solo pregunté escuela por escuela hasta-"
"¡Aléjate de mí!", gritó el castaño, interrumpiéndolo y a la vez apartándose del mayor, lo que dejó boquiabierto a este mismo, "¡Suenas como un acosador!"
"Pero, Freddy-"
"¿¡Por qué debería confiar en ti!?", gritaba desesperado el castaño, poniéndose de pie para poder distanciarse lo más posible del pelinegro, "¡Eres un desconocido para mí!"
El hombre solo suspiró, mientras se pasaba la mano por sus cabellos oscuros frustrado, "Freddy... Soy tu padre... Yo-"
"¡Si eres mi padre, entonces ¿dónde estuviste todos estos años?!", preguntó por fin algo lógico el joven Alium, aún así tratando de alejarse de él.
Pensaba seriamente en salir huyendo de ahí, y regresar al internado como si nada hubiese pasado y olvidarse de este encuentro con su padre. Su mente ya no podía más, era algo que no podía procesar. Trataba de llamar a su otra personalidad, que era mejor tratando con situaciones difíciles, pero era inútil, pues Fred seguía en estado de shock.
"Definitivamente, nada de esto era lo que me imaginaba de volver a verte, hijo", habló en un suspiro el pelinegro. Claramente, estaba decepcionado.
"¿Y qué esperabas? ¿Qué corriera felizmente a tus brazos como un niño de 5 años gritando "papi"?", exclamó enfurecido el más joven, aguantando las lágrimas que querían salir de sus ojos, "¡Vamos! ¡Contéstame! ¿Dónde estuviste todos estos años? ¡Si no estabas muerto, ¿dónde estabas?! ¿¡Dónde estabas cuando más te necesitaba!?"
El ojiazul de mayor edad no hizo más que entristecerse. Se dio a si mismo un momento de silencio, y dirigió su mirada al adolescente exasperado parado lejos de él. Lo miró de pies a cabeza, para admirar cada detalle del niños que trajo al mundo hace 16 años. Le recordaba a si mismo cuando era joven, solo que Freddy era un tanto más delgado que él, se notaba que no hacía mucho ejercicio.
Su actitud defensora y enfadada le recordaban mucho a su ex esposa, Elisa, cada vez que peleaban por algo. Era obvio que heredaría esa parte de ella, si fue ella quien lo crió sola.
El pelinegro se sintió tan mal en aquel momento. Era cierto, él no estuvo con su hijo durante los periodos más hermosos para un niño, y tampoco en los peores donde tal vez necesitaba de un hombre que lo apoyase y aconsejase.
"Freddy... Es más complicado de lo que parece...", fue lo único que le dijo el mayor, pues sentía, que al estar recién conociéndose, no sería bueno que le explicase todo lo que vivió durante esos años.
"¿No vas a decirme...?", lloraba el castaño, "¿Cómo se supone qué confíe en ti si ni siquiera me quieres decir el por qué te alejaste de mí?"
"Yo no me alejé de ti...", explicaba el hombre mayor, "...Me alejaron de ti"
Entonces, antes de que si quiera pudiera procesar las palabras del ojiazul mayor, escuchó fuertes alaridos provenientes de la oficina de la secretaria del internado.
"¡Señora, no puede pasar sin haber llenado los papeles!"
"¡Necesito ver a mi hijo, es urgente!"
"¡Señora, es protocolo!"
"¡Me da igual su protocolo!"
Freddy reconocía esa voz, y muy bien conocía como la palma de su mano.
"¿Elisa?", se preguntó el pelinegro al escuchar la voz de su ex esposa discutiendo con la secretaria.
Entonces, la puerta de la oficina donde los dos varones estaban se abrió abruptamente. La madre de Freddy, Elisa, había entrado a pesar de las quejas de las secretaria. Apenas vio a su hijo junto a su ex marido, corrió a abrazarlo de forma protectora y a alejarlo más de aquel hombre de cabellos oscuros.
"¿¡Mamá, qué haces aquí!?", preguntó completamente confundido el castaño, definitivamente NO correspondiendo al abrazo de su madre.
Ella simplemente lo ignoró, e inmediatamente desvió su atención a su ex esposo, "William, no deberías estas aquí"
"¡Por dios, Elisa!", se quejó el pelinegro, "¡Todo está bien conmigo, por algo estoy aquí!"
"¿Cómo lo encontraste?", preguntó desafiante, sin soltar a su hijo del abrazo.
"Creo que eso es lo de menos", decía el hombre seriamente, "¿Podrías explicarme por qué le dijiste a Freddy que yo estaba muerto?"
"¿Por qué? ¡Porque no quería que tuviera nada que ver contigo, por eso!", exclamó la mujer castaña, complemente iracunda, olvidando que su hijo estaba presente.
"Espera, ¿qué?", reaccionó el joven Alium, separándose del abrazo de su madre bruscamente, rechazando su afecto, "¿Me mentiste?"
La mujer se quedó helada al ver como su hijo se había enterado de la verdad. Ella no sabía que estupideces le haya dicho su ex marido antes de que ella llegara, pero seguramente en la mente de su niño, ella estaba quedando como la villana, "Freddy, escúchame... Déjame explicarte..."
"¡NO!", gritó completamente iracundo el joven de ojos azules. La oficina cada vez se encontraba más fría, "¡ME MENTISTE TODA LA VIDA! ¡ME PRIVASTE DE TENER UN PADRE TODA MI INFANCIA Y ADOLESCENCIA! ¿CÓMO PUDISTE?"
"¡Freddy, por favor escúchame!", suplicaba la mujer ojiambar, su corazón destrozándose por dentro al ver como su hijo le atacaba verbalmente.
El pobre castaño estaba tan harto de la actitud de su mamá, que ya no resistía más guardarse aquel dolor. Tantos sentimientos en contra de aquella mujer que a lo largo de los años se había simplemente guardado, más el reciente descubrimiento, fue la gota que derramó el vaso.
"¡NO! ¿ES QUÉ ACASO NO VES QUÉ LO ÚNICO QUE HACES ES HACERME DAÑO?", gritaba con toda su ira acumulada el joven de ojos azules, a la vez que miles de lágrimas caían por sus mejillas, "¿ES QUE ACASO PIENSAS QUE SOY IMBÉCIL? ¿QUE TODAS LAS DECISIONES QUE HAZ TOMADO EN MI VIDA SON PARA BIEN?
¡GRACIAS A TI, SUFRÍ DE ABUSOS EN MI NIÑEZ! ¡PORQUE TU NO QUISISTE HACER NADA PARA EVITARLO!
¡GRACIAS A TI, HE VIVIDO TODA MI VIDA CON MIEDO A MI MISMO! ¡PORQUE TU ME TEMES!
¡GRACIAS A TI, ME TERMINÉ ENEMISTANDO CON LA ÚNICA PERSONA QUE ME ENTENDÍA Y ME APOYABA! ¡PORQUE A TI TE DABA MIEDO!
¡GRACIAS A TI, HE VIVIDO UNA MENTIRA TODA MI VIDA! ¡PORQUE RESULTA QUE MI PADRE SIEMPRE ESTUVO VIVO!
¡TÚ ME HICISTE LO QUE SOY!
¡TÚ ME CONVENSISTE DE COSAS QUE NO SON!
¡TÚ ME INTERNASTE AQUÍ A PESAR DE YO NO QUERÍA!
¡TÚ ME MENTISTE TODA LA VIDA!"
Ambos adultos se quedaron completamente mudos ante las palabras del castaño, que después de haber gritado tanto, tosió un poco por el dolor de garganta. Las lágrimas caían tanto de los ojos azules más jóvenes, como de los ojos color ámbar de la mujer.
"F-Freddy..."
"¡No quiero escuchar ninguna de tus excusas!", lloró el castaño, ya cansado su maldita vida imperfecta, "¡Solo admite que es verdad!"
"¡No, F-Freddy!", sollozaba la ojiamarilla, "J-Jamás querría lastimarte... Y-Yo solo q-quiero lo mejor p-para ti..."
"¿Mintiéndome? ¿Escondiéndome la verdad? ¿Logrando que yo mismo le tema a mis poderes?", seguí insistiendo con el corazón roto el castaño. Ya ni siquiera tenía fuerzas para seguir discutiendo con ellos, ni con su madre ni su padre. Por primera vez en su vida, solo por unos segundos, deseó ser huérfano.
La mujer iba a contestarle, cuando fue interrumpida por su ex marido, "¿P-Poderes?"
Ambos castaños pararon en seco al escuchar la confusión del ojiazul mayor. La mujer enseguida se puso rígida por los nervios, y en seguida miró a su hijo, quien miraba a su padre a la vez que se secaba algunas lágrimas.
"Y-Ya sabes, mis poderes...", explicaba el castaño ya serio, tratando de calmar su respiración.
"Freddy", habló seria la mujer castaña, "Será mejor que te calles"
"¿Qué?"
"No, no, deja que hable Elisa", frunció el ceño el hombre mayor, mirando amenazante al chico más joven, "Volveré a preguntar, ¿QUÉ PODERES?"
El joven Alium se asustó completamente al ver ese cambió tan drástico de actitud de parte de su padre, que de pronto se pudo muy agresivo.
Sin darse cuenta, sus piernas nuevamente le temblaban, pues se había puesto muy nervioso.
"Freddy", insistía la mujer, "Vuelve al internado, ahora"
"¿No ves que estoy hablando con el niño? ¡Deja de interrumpir!", el hombre exclamó, acto seguido de sujetar a la castaña de la muñeca y empujarla agresivamente, logrando que ella cayera fuerte contra el suelo. Algo que dejó completamente boquiabierto al más joven de la oficina.
"¡HEY!", le gritó el joven enfurecido al mayor, "¡Ni si te ocurra volver a tocarla!"
Puede que esté completamente enojado con su madre, pero seguía siendo la mujer que le dio la vida. Quien lo crió y amo toda su vida, obviamente no iba a tolerar que abusasen de ella, y menos un cualquiera como él.
Cuando vio que el pelinegro lo ignoró y cada vez se iba más a acercando a su madre, quien seguía tumbada en el suelo, recordó su entrenamiento de hoy temprano, y con sus poderes formó una gruesa pared de hielo entre el pelinegro y su madre.
El hombre se quedó completamente quieto, mirando con horror la pared de hielo que se formó frente a él. Inmediatamente, se volteó con una mirada indescifrable para el joven ojiazul.
"¡E-Eres un A-Alium!", exclamó sin aliento el hombre de cabellos oscuros, sacando un horrible miedo de parte de la ojiambar y una mirada confusa de parte del menor. ¿No era obvio? Además de que vino a verlo al internado FNAF High School, el cual todo el mundo conoce como una escuela de Aliums.
"¡Freddy, huye!", le gritó la mujer castaña desde el otro lado de la pared de hielo, desesperada. El ojiazul más joven no podía entender la desesperación de su madre, hasta que de pronto sintió un fuerte dolor en el cuello y tenía problemas para respirar.
Sus pies ya no tocaban el suelo, y sus pulmones no recibían aire.
Con dificultad trató de ver lo que estaba pasando, y entonces vio a su propio padre con una mirada lunática con ambas manos sobre su cuello, apretándolo con todas sus fuerzas.
El castaño estaba completamente aterrado con lo que estaba pasando, y con las pocas fuerzas que tenía debida a la falta de aire, trataba de zafarse del agarre del hombre.
"¡FREDDY!", gritaba la mujer detrás de la pared de hielo, quien rápido busco algo a su alrededor que sirviera para romper el hielo e ir en ayuda de su hijo.
"¡MALDITO MONSTRUO!", gritaba el hombre pelinegro mientras apretaba su agarre en el cuello del menor, "¡TU NO ERES MI HIJO, ENGENDRO DEL DEMONIO!"
La visión del joven Alium cada vez se hacía más difusa, por la falta de oxigeno en su cerebro. Ya casi no le quedaban fuerzas para seguir forcejeando, tanto así que hasta sus lágrimas dejaron de caer.
Fred le alentaba a que siguiera luchando, que no se diera por vencido, pero parecía inútil. Hasta que en uno de sus débiles forcejeos, el menor pateó accidentalmente la entrepierna de quien lo ahorcaba. El dolor para el pelinegro fue tal que soltó su agarré en el cuello del menor para retorcerse de dolor.
El castaño entre tanto cayó al suelo, tosiendo como loco, sus pulmones desesperados en busca de aire. Apenas podía moverse.
Justo en ese momento, Elisa rompió el hielo que impedía su paso con una lámpara que había allí en una mesita de arrimo.
Enseguida corrió a socorrer a su hijo mientras gritaba desesperada por ayuda.
El tiempo pasaba lento para el joven Alium. Podía oír como los sonidos parecían desvanecer y hacerse más lejanos.
Oía gritos, nada más que gritos que no podía distinguir.
Pocos segundos pasaron desde que sintió que más gente entraba a la oficina. Entonces perdió la conciencia.
¿Qué acababa de pasar?
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ESPECIAL PARTE 2
-Natta