Siempre has sido tú ✔ (EN LIB...

By CMStrongville

21.5M 1.2M 304K

Esta historia se encuentra publicada con NOVA CASA EDITORIAL. ❇❇❇GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA... More

Sinopsis
Epígrafe
Prólogo
01- DOLOROSAMENTE MARAVILLOSO
02- NUNCA ES SUFICIENTE
03-COSA DE SUERTE (1)
04-COSA DE SUERTE (2)
05-UN PASATIEMPO (1)
06-UN PASATIEMPO (2)
07- ¿Y EL NOVIO? (1)
08-¿Y EL NOVIO? (2)
09-INSPIRACIÓN
10-DEMASIADO CONSCIENTE
11-LA ÚNICA EXPLICACIÓN
12- EL GRAN MONSTRUO VERDE
13-LA MIRADA EN ELLA
14-DE UNA VEZ POR TODAS
15- CUANDO ENTRÓ EN MI VIDA
16- SU OPINIÓN
17- ALGO EN SUS OJOS (1)
18-ALGO EN SUS OJOS (2)
19- CULPAS ENCADENADAS
20- SILENCIO APLASTANTE
21- CORAZÓN LACERADO
22- UNA NUEVA EN EL GRUPO
23- HORA DE HABLAR
24- INESTABLE
25- OLVIDO (1)
26- OLVIDO (2)
27- TE ESCUCHO
28- CONFESAR Y DECIDIR
29- LA VERDAD
30- INCREÍBLE (1)
31- INCREÍBLE (2)
32- OTRA CARA
32 [+18]
33- ES RIDÍCULO
34- MIEDO Y DOLOR
35- SU VOZ (1)
36- SU VOZ (2)
37- RESPIRAR DUELE
39- TODO ESTARÁ BIEN (1)
40- TODO ESTARÁ BIEN (2)
41- NUNCA ANTES
42- PUNTOS DÉBILES
43- EL ÚLTIMO HOMBRE
EPÍLOGO
EXTRA

38- DE SU BOCA

336K 22.2K 3.3K
By CMStrongville

DE SU BOCA
***

Canción: This town - Niall Horan.
***


Cuando nos sentamos de nuevo en la camilla Levi me sonrió con tristeza.

—Relájate —pidió al sentir que me tensaba. Había tenido tantos sustos durante esos últimos días que ya estaba preparada mentalmente para algo que podría romperme el corazón—. La verdad lo que tengo es mucho menos grave de lo que los diagnósticos en Internet me hicieron creer. —Sonreí un poco al escucharlo y él tomó mi mano suspirando—. Durante el mes pasado más o menos estuve sintiendo mucha... presión, supongo. Estaba estresado, ansioso... Luego empezó el temblor en mis manos que atribuí a tanta cafeína que tomaba. Me ponía demasiado irritable...

—Lo recuerdo.

—... y los cambios de humor me los señaló Vick, así como la pérdida de peso tan extrema y luego...

—Deja de dar vueltas y ya dime qué tienes —pedí frustrada.

Recordaba cada uno de aquellos cambios y no necesitaba que él los enumerara de nuevo.

—Nada grave, te digo. Al principio el doctor tuvo la sospecha de que podría ser un tumor cerebral y me lo dijo. Me pidió que no entrara en pánico —rio sin humor—, que lo veríamos tras hacer algunas pruebas, como si aquello pudiera reconfortarme de alguna manera.

—Levi, dime ya. Me vas a matar de la angustia.

Una media sonrisa apareció en su rostro.

—Es hipertiroidismo. Al parecer combinado con la ansiedad y el estrés que había estado sintiendo pues... tuvo una reacción en cadena o algo así.

Se encogió de hombros.

Yo fruncí el ceño tratando de recordar todo lo que sabía acerca de aquella condición —que no era mucho— y sentí su pulgar acariciando mis nudillos.

—¿Y... cómo se alivia esto? —inquirí esperanzada.

—Con radiación o removiendo mi tiroides.

—¿Una cirugía?

—Una pequeña —recalcó él—. Y esa fue la alternativa que tomé. Se supone que con radiación no puedo dormir cerca de nadie durante algunos días, por medidas preventivas ya sabes, pero...

—¿Pero...?

—Con la cirugía tendré que tomar pastillas de por vida. —Hizo una mueca que expresaba su inconformidad con esto y yo reí un poco—. Además está el asunto de la anestesia general y... ¿sabías que hay una pequeña probabilidad de que nunca despiertes?

—Cristo, Levi. ¿Tú me quieres matar de un susto?

Lo miré con censura y él volvió a sonreír. Parecía alimentarse de mi sufrimiento.

—Me gusta que te preocupes por mí —dijo con dulzura.

—Bueno, pues a mí no me gusta preocuparme, así que deja de darme esa clase de disgustos. Harás que me dé un paro cardíaco antes de los treinta.

Llevé una mano a mi corazón, que había empezado a latir de nuevo con miedo. Ahora Levi había insertado esa idea de no despertar de la anestesia y yo no podría estar feliz hasta que saliera de la cirugía.

Él lo notó.

—Ya, enana. Sabes que estoy jugando...

Le lancé una mirada llena de reproche.

—Pues no me gustan tus jueguitos.

—No te enojes —pidió rodeándome con los brazos.

Yo suspiré, me rendí y recargué mi cabeza contra su pecho. Todavía latía acelerado.

—No me enojo, me agobio, que es diferente.

Sentí que sus labios se posaban en mi sien y entonces murmuró un «todo va a estar bien» que, contra todo pronóstico, me tranquilizó.

El resto de la hora se nos pasó volando. Estuvimos hablando sobre el banquete que tenía que volver a preparar con mi tía en unas horas más y Levi intentó persuadirme para que durmiera, sin embargo me negué. Al día siguiente tenía su cirugía y yo estaba muy nerviosa. Quería quedarme ahí con él, pero al mismo tiempo no quería fallarle a mi tía. Confiaba en mí, además aquel dinero iba a ayudarme muchísimo para continuar pagando la matrícula y la renta del departamento, que era ridículamente barata.

—Creo que a va a entenderlo —dije recostada entre los brazos de Levi. Hacía ya rato que nos habíamos acomodado así, frente a frente, y Levi acariciaba mis labios, mejillas y nariz con la punta de su dedo índice.

—Yo creo que tienes que ir. Voy a estar bien.

—Pero...

—Luce, no hagas esto un drama —pidió sonriendo—. Voy a estar fuera antes de darme cuenta.

Mi mano fue a mi oreja como acto reflejo, pero Levi la interceptó antes de que pudiera volver a ese hábito nervioso.

—Es que estoy asustada, no quiero que te pase nada —admití acercándome más a él y abrazándolo con fuerza.

—Soy Batman, ¿que no sabes? Soy inmortal.

Solté una carcajada al escucharlo y sacudí la cabeza divertida.

—Batman no tiene poderes, tonto.

Su sonrisa me dijo que ya lo sabía y solo quería alegrarme un poco.

—Entonces soy Superman, si eso te reconforta.

—Él también tiene sus debilidades.

—¿Ahora quién está siendo negativa?

Después de eso nos quedamos callados y nos abrazamos durante largos minutos. Sam llegó poco después pareciendo apenada por interrumpir nuestro momento, así que me despedí con un beso de Levi y le dije que lo amaba.

—También te amo, enana —respondió sonriendo—. Nos vemos en unos días.

Salí de la habitación con las palmas sudorosas y el temor corriendo por las venas. Sam iba a mi lado ajena a mis pensamientos. Llegamos al elevador que nos llevaría al primer piso y ella sonrió.

—Me alegra que tu novio esté bien —dijo. Me gustaba la paz que transmitía su voz.

—Sí, también me alegra. Casi muero ahí adentro —reí nerviosa—, con todo el drama y la confusión...

—Comprendo.

Los pocos pisos que faltaban los bajamos en silencio. Por alguna razón me sentía incómoda —no en el mal sentido— hablando con ella. Como que diría la cosa incorrecta en cualquier momento, así que cuando llegamos y ella me dijo que debía hacer su ronda, yo asentí.

—Muchas gracias por lo de hoy.

—No fue nada —respondió colocando una mano sobre mi hombro.

Sam era tan bonita y tenía una voz tan calmada, una actitud tan luminosa, que sentí que me reconfortaba solo con ese gesto. Hizo un asentimiento con la cabeza como despedida y entonces la vi marcharse. Y llamé a quien menos me imaginé que llamaría en aquellos momentos.

—Hola, ma.

***

—Tu padre quería venir —dijo cuando abrí la puerta del asiento pasajero—. Dice que ya hace mucho no te ve.

Suspiré colocándome el cinturón de seguridad y me acerqué para besar su mejilla.

—¿Cómo estás?

No contestó mi pregunta de inmediato, dado que estaba demasiado concentrada intentando salir del hospital sin golpear ningún auto, y aquello me causó gracia.

—Bien, algo cansada. Hay mucho trabajo estos días y estas llamadas en plena madrugada...

—Lo siento —me disculpé.

—No importa, estaba terminando unos avances.

—Eso es bueno, ¿no?

—Claro —dijo ella riendo. Y ese sonido me indicó que se encontraba de buen humor a pesar de las horas que eran y que seguramente ya estaba cansada.

—¿Cómo sigue papá?

—Ya sabes, bien. Molesto por la dieta.

—¿Comiendo dulces a escondidas?

Ella volvió a reír y entonces comenzamos a recordar la última vez que había ido a visitarlos; cómo ella y yo lo encontramos saliendo de su oficina con el bigote lleno de migas de pan y chocolate.

—En serio que ese hombre es imposible —dijo ella sin despegar su vista de la carretera. Yo, a su lado, me sostenía el vientre de tanto reír. Las cosas con mi madre nunca habían sido así de... ligeras y fáciles, pero me gustaba poder ver su lado suave.

Desde la operación de mi padre había cambiado un poco su actitud hacia mí. Ya no era tan dura ni crítica, y aunque no sabía el porqué de ese cambio, me gustaba. Me sentía más cómoda a su lado.

Una hora de camino se nos pasó volando mientras oíamos y cantábamos las canciones que a ella le gustaban. Fue genial. Durante muchos años, desde pequeña, me había sentido insuficiente pensando que nunca le bastaba lo que yo hacía, que nunca era lo suficientemente bueno... y aquel sentimiento se había reforzado un poco al conocer a Levi, pero me había hecho fuerte. O eso me gustaba creer.

Recargué mi cabeza en el respaldo y miré a mi mamá mientras ella me contaba algunos planes que tenía para cuando mi padre se jubilara, pero la verdad no estaba poniendo mucha atención. Lo único en lo que podía pensar era:

—¿Por qué?

Mi madre me miró confundida durante un segundo entero y entonces me di cuenta de que había formulado la pregunta en voz alta.

—Bueno, en esa época del año no hay tantas tormentas y...

—No, lo siento. No me refería a eso. —Sentí que el rostro se me encendía de vergüenza y desvié la mirada al exterior, a la calle poco transitada. El silencio se apoderó del lugar.

—¿Entonces qué querías saber? —cuestionó un minuto después.

Sonreí con tristeza.

—Nada.

—Lucette... Anda, dime ya.

Suspiré.

No estaba segura de querer decirlo en voz alta. Mi corazón latía lleno de pánico solo de pensarlo, pero en el último mes había aprendido a no guardarme las cosas que me molestaban. Estas por lo general solo terminaban por desgastarme, así que tomé una profunda respiración y me armé de valor.

—Nada te bastaba —inicié. Mi corazón golpeó dolorosamente contra el pecho, las manos comenzaron a temblarme, al igual que la voz—. Siempre sentí eso. Por más que me esforzaba, aunque lo diera todo de mí, tú decías que no era suficiente de una manera u otra. Y siempre me he preguntado por qué, si yo... —Me encogí de hombros cuando un nudo en la garganta me impidió terminar la oración.

Mis pensamientos comenzaron a correr aprisa. Le había abierto al fin mi corazón. A ella, a quien siempre había temido decepcionar. A mi madre, quien tenía tanto poder para lastimarme con un solo par de palabras. Al fin le había dicho lo que pensaba, lo que sentía, y aunque seguía con miedo, también sentía que me había liberado de una gran carga. Mi corazón latía con rapidez y miedo. Ella estaba en silencio, pero no importaba. Cuando pude ver el sendero que llevaba al club, se lo indiqué a mi madre y ella hizo un sonido de asentimiento. No esperaba una respuesta por su parte, por lo que me sorprendió cuando comenzó a hablar.

—No nací sabiendo todo. Fui aprendiendo lo que sé ahora sobre la marcha. Cómo ser buena hija, buena hermana, buena estudiante... —suspiró—. Mi madre casi nunca estaba en casa. Tus tíos y yo nos criamos solos, nos ayudamos mutuamente. Como hermanas mayores, tu tía y yo hicimos lo mejor que pudimos, pero los más pequeños tomaron rumbos no del todo correctos. No fue fácil crecer así, por eso me dije que no quería eso para mis hijos. Me dije que yo sería una madre diferente a la mía, que sería una mamá genial... —Sonrió con tristeza—. Sé que no soy perfecta, hija. Me he equivocado muchísimo, no tengo un carácter de lo más fácil, pero te amo. Te crie como creí conveniente y no me arrepiento, me hace feliz ver la mujer que eres ahora.

»Siempre he querido lo mejor para ti —continuó—. Deseaba hacerte sentir valiosa y querida, inteligente, quise que vieras que eras capaz de ser la mejor en lo que quisieras, de lograr lo que te propusieras. Por eso insistía en que podías hacerlo mejor. Nunca quise que dudaras de ti misma, que te alejaras de mí. Eso es algo que nunca he sabido cómo arreglar. Un peso con el que tengo que cargar todos los días... y duele. Duele ver a mi única hija alejarse de mí. Si supiera cómo arreglar el daño que te he hecho sin querer, lo haría.

Me mordí el labio inferior cuando este comenzó a temblar como resultado de sus palabras. Los ojos me ardieron, los pulmones me quemaron, no supe qué decir. Solo miré por la ventana e intenté suprimir las fuertes emociones que bullían en mi interior. Observé en silencio los árboles que se extendían a ambos lados del camino e intenté no llorar, entonces el edificio del club apareció frente a nosotras, en el horizonte. Ya habíamos llegado y yo temía no poder hablar sin echarme a llorar. Una garra invisible me oprimía la garganta y me había dejado sin voz. Mamá estacionó el auto frente a la puerta principal y me giré para despedirme, sin embargo su triste semblante hizo que me quedara quieta.

—No estoy buscando excusarme, Lucette —explicó—. Sé que me equivoqué mucho y no puedo dar marcha atrás, pero quiero que sepas una cosa.

—¿Qué?

Sonrió.

—Estoy muy orgullosa de ti. Estoy orgullosa de la gran persona en la que te has convertido a pesar de todo. Eres la mejor hija que pude tener. Te amo y no cambiaría nada de ti. Perdón si alguna vez te hice creer lo contrario —concluyó. Sonrió insegura y, al ver sus ojos brillar con lágrimas, yo me adelanté para abrazarla con fuerza.

Había deseado durante mucho tiempo oírle decir aquello. Me había torturado con preguntas que no sabía si algún día serían respondidas y ahora, al escuchar aquellas palabras salir de su boca, me hacía muy feliz. Durante mucho tiempo había olvidado que mi madre también era una persona normal, imperfecta, que cometía equivocaciones... Pero eso no significaba que no quisiera lo mejor para mí.

Cerré los ojos con fuerza al tiempo que ella aumentaba la presión del abrazo y un sollozo escapó de su boca.

—Te amo, ma.

—Y yo a ti, mi chiquita.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee
  

Continue Reading

You'll Also Like

437K 43.2K 22
🔻NO HAGAS PDF🔺 Jimin es un omega que conoce a su Alfa predestinado, pero este solo está con él porque su olor es igual al de su omega Hanna, con la...
21.5M 1.2M 49
Esta historia se encuentra publicada con NOVA CASA EDITORIAL. ❇❇❇GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA EDICIÓN DE COLECCIONISTA❇❇❇ Ojos dulces...
168K 5.2K 8
7 RAZONES PARA DECIR ADIÓS. Catia C. | 2019 © Prohibida su copia o adaptación. Todos los de...
57.8K 3.6K 10
El amor duele... y más cuando sabes que era tuyo pero se fue.