Haylin: A través de tu piel |...

Da YustinR24

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Saga Haylin #1 Basada en el video "Dangerously" de Charlie Puth. Haylin Cooper es una mujer temerosa e ins... Altro

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21/ Parte 1
Capítulo 21/ Parte 2
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo
Noticias
Booktrailer
PUBLICACIÓN EN FÍSICO

Capítulo 10

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Da YustinR24

Haylin

Ya son las nueve y quince. Kerian ha llegado hace algunos minutos. Creo que para él, lo de ayer ha quedado atrás. Sin embargo, para mí, nada ha cambiado, es algo incómodo. Se ha revelado mucho en estos últimos minutos. Me ha contado casi la mayor parte de su vida pasada. Sé que el mismo día en el que le pediría matrimonio a Jennifer, descubrió que le engañaba con su mejor amigo. También sé que ese mismo día ocurrió el accidente que le dejó ciego. Ha de haber sido muy difícil para Kerian sobrellevar toda esta situación sólo-a excepción de su familia que siempre estuvo para él-; sin la mujer que amaba a su lado. He estado maquinando que, la posible raíz de su reacción el viernes pasado sea que, quizá aún, la siga queriendo. Porque de qué otra manera se podría reaccionar cuando te hieren, y más si llega de la persona que más has querido. En alguna parte de mi mente, sin poder evitarlo, esa idea me desagrada.

-¿Puede que aún la sigas queriendo? -propuse. Era la primera vez que hablaba después de que comenzó a hablar. Ese es mi método para con los pacientes: escucharlos, dejar que liberen todo lo que les oprime.

-No -responde de inmediato-. Es decir. Cuando ella llegó a mi apartamento, muchos recuerdos vinieron a mi mente, y pensar en lo que me hizo... me dolió tanto escucharle decir todo aquello. ¿Sabes? Todavía me sigo preguntando porqué llegó después de tanto tiempo... y sólo para decirme que se casaría... -niega confundido-. Mi enfado se vio acrecentado con el simple hecho de recordar todo lo que estuve a punto de hacer por ella años atrás... Sólo en ese momento todo en mí se nubló. Quería desaparecer... dejar de vivir -golpea con su puño tres veces el reposabrazos del sofá-. Pero ahora entiendo que fue un gran error, una enorme tontería sin sentido...-se toma del pelo y suspira profundamente- y bendito sea Dios por haberme mandado a un ángel como tú. -En su rostro una gran sonrisa se extiende, y en mis mejillas, el rubor se hace presente al escucharlo llamarme "ángel".

No sé por qué comienzo a sonreír como una estúpida. Sin embargo, la sonrisa se borra de inmediato cuando un indeseable recuerdo asoma sin esperarlo, sus narices en mi cabeza: "tú eres todo menos un ángel". Esfumo ese pensamiento rápidamente de mi cabeza.

-Gracias. Me halagas Kerian... -logro decirle en un apenas audible susurro. No sé porqué siento como si me hubiera quitado un peso de encima al oírlo decir "no", refiriéndose a la pregunta que le hice por sus sentimientos hacia Jennifer.

-Creo que es hora de irme -murmura minutos después. Se levanta, se ajusta su abrigo azul, toma el bastón y comienza a marchar con paciencia hacia la puerta. Es entonces cuando recuerdo lo que Nata me dijo: "dile a Kerian sin falta que el viernes daremos un paseo, los necesito a ambos para lo que tengo preparado en mente.".

-Kerian -digo algo dubitativa poniéndome en pie. No pierdo nada con decirle lo del viernes. Además, aprovecharé para informarle sobre el día de la próxima cita.

-¿Sí? -se detiene y se voltea.

-Bueno... Eh... quería preguntarte si te gustaría salir conmigo... Es decir... Con Natalia y conmigo mañana -musito de manera atropellada-. Ella quiere que le acompañemos a dar un paseo. Dice que te tiene un regalo y que por eso quiere que vayas. -Vaya mala mentirosa que soy.

-¿Ah sí? -enarca la ceja de la cicatriz y sonríe de medio de lado-. ¿Tú no quieres que vaya también? -su sonrisa se extiende y mis manos comienzan a sudar de los nervios.

-Eh... Claro que sí... -la lengua se me enreda y no sé qué más decir.

-Dile que está bien, que me encantaría ir con ustedes. -Lo dice con una encantadora sonrisa-. Dile a tu amiga que podríamos ir con mi chofer, si gusta, claro está.

-Le diré -murmuro veloz-. Hasta luego Kerian... Y tu próxima cita es el próximo miércoles a las cuatro de la tarde -me despido.

-Lo tendré apuntado en mi cabeza. Hasta mañana, Haylin. -Su voz es profunda cuando pronuncia mi nombre. Sale del consultorio y me vuelvo a reclinar sobre el suave asiento. Respiro profundo y me desabrocho un botón de la camisa blanca. ¿Por qué de pronto tengo tanto calor? "Es Kerian Haylin..." me susurra inocentemente el subconsciente.

***

Ya es viernes, y mis nervios por estar cerca de Kerian aumentan con cada segundo que pasa. Ya le he dicho a Nata sobre lo del chofer de Kerian y se ha impresionado mucho por saber que él tiene uno. Además, me dijo que sería aún mejor ir así que pagar un taxi. Todavía sigo sin saber qué tiene planeado Nata, pero yo confío en que no será nada malo. Eso espero... Ayer, antes de irme, le he dicho a Gina con antelación que cancelara las citas de hoy. Ella, como últimamente se ha comportado, amablemente se encargó del asunto.

Estoy empezando a impacientarme, y al parecer Nata también, porque no deja de golpear incesantemente su tacón contra el suelo de hormigón. Llevamos esperando cerca de veinte minutos a Kerian aquí fuera del edificio. Vuelvo a ajustarme el bolso contra el hombro y resoplo pesadamente. ¡Qué estrés! Miro de reojo a Natalia y disimuladamente inspecciono su vestimenta. Va totalmente informal, pero elegante a la vez: unos jeans en negro que se amoldan delicadamente a sus estrechas caderas, una blusa de seda con escote en gris plateado-la cual combina con su cabello-, un bolso de cuero en caqui y unos tacones altos del mismo color que sus jeans. Su cabello gris va discretamente amarrado en una coleta alta. Yo voy un poco parecida a ella: blusa de seda con un escote levemente pronunciado en color ciruela, jeans azules, tacones bajos en negro y el cabello suelto.

-¿Qué las mujeres no deberían tardarse más que los hombres? -se queja Natalia.

-Sí, pero no sabemos que esa sea la causa por la que esté tardando tanto-le murmuro.

Asiente y suspira.

-Pues quién sabe, pero sí te digo que se hace tarde, ya casi son las nueve, y sabes que después de las diez el tránsito comienza a ponerse pesado.

-Pero todavía falta mucho para eso Nata, tranquilízate... -le digo para calmarla.

-Disculpen por tardar tanto. -Escuchamos la voz de Kerian y nos giramos. Está guapísimo... Nata me observa de reojo y sonríe. No puedo evitarle mirarle embelesada. Kerian va con una camisa blanca de cuello uve, una chaqueta deportiva en azul, vaqueros del mismo color que la chaqueta y unos tenis deportivos en negro; además, lleva las gafas oscuras y su cabello va perfectamente engominado hacia atrás-. Mi hermana vendrá con nosotros. Pero no se preocupen, ella se quedará en su trabajo y nosotros continuaremos con nuestro camino... a donde quiera que sea que vayamos -nos dice.

De pronto, un automóvil negro aparca junto a nosotras; es un Audi bastante lujoso. Un tipo rubio con gafas oscuras que va vestido formalmente de traje negro, se baja del automóvil y se acerca hasta nosotras. El hombre transmite cierto grado de autoridad y seriedad, y es bastante atractivo. Se quita las gafas; sus ojos son de un profundo verde esmeralda. Saluda a Kerian, que está a mi lado con un simple: "buenos días señor". Nata se le queda mirando, quizá con cierto grado de descaro. Lo recorre de arriba abajo.

-Buenos días Stewart, y te vuelvo a decir que me llames sólo Kerian, ese "señor" me hace sentir un poco viejo -le musita Kerian jovial-. Ah, y te presento a mis nuevas amigas: Haylin Cooper y...

-Natalia McCarthy -le interrumpe Nata, la cual se acerca a Stewart con una brillante sonrisa en el rostro mientras le extiende la mano-. Un gusto. -Stewart parece dudar en darle la mano, pero seguro por no ser descortés, con cierta reticencia, se la estrecha.

-Encantado señoritas -le murmura Stewart con una grave voz. A Nata las mejillas se le sonrojan y aparta su mano rápidamente de la de él. ¿Qué? Natalia ruborizada...

-Un gusto también -le digo a él y con un pequeño asentimiento de cabeza, me saluda.

-¿Listos? -pregunta Stewart dirigiéndose a Kerian.

-Sólo falta... -una chillona voz interrumpe a Kerian.

-¡Aquí estoy!

Una mujer baja de ojos azules se detiene junto a nosotros. Su cabello corto es castaño, su rostro es redondo y pálido, similar al de Kerian. Lleva un largo enterizo de seda azul y una faja dorada, acompañada de un bolsito negro a juego con unos tacones altos del mismo color.

-Hola... -nos sorprende a mí y a Nata con un beso en la mejilla-, soy Fabiola, la hermana de Kerian.

-Soy Natalia McCarthy -le responde sonriente Nata.

-Haylin Cooper -digo sonriendo-, encantada de cono... -un efusivo abrazo me interrumpe.

-Ya sé quién eres, no hace falta que me lo digas, y muchas gracias por... -algo le detiene. Se separa de mí. Mira de reojo a Stewart y no dice nada-. Olvídalo -musita nerviosa.

-Nos vamos -murmura Kerian algo incómodo por el momento.

-Vamos -dice rápidamente Fabiola-. Creo que ya voy tarde para el trabajo.

***

Puedo afirmar con absoluta seguridad que, sumaré este momento a la lista de uno de los más incómodos de mi vida. El ambiente en el auto me está ahogando, y no precisamente tiene que ver con la temperatura porque el aire acondicionado del auto está encendido. Nadie ha cruzado palabra alguna desde que nos subimos al auto. Ni siquiera Natalia, por raro que parezca. He notado ciertas miradas allí adelante, en donde Fabiola y Stewart se encuentran. El ambiente se ha tornado pesado... incómodo. Natalia también lo ha notado y me ha estado haciendo gestos de: ¿qué rayos pasa ahí? Lo único que hago es encogerme de hombros a modo de respuesta. De vez en cuando giro mi cabeza hacia el lado donde está Kerian, en el centro, entre Nata y yo. Le miro disimuladamente. Su pose es recta y va sentado con las manos colocadas en el bastón a modo de apoyo. En ocasiones, vagamente trato de descifrar que podría estar pensando; lo que sus ojos puedan estar ocultando detrás de esas gafas. ¿Será que él también note la tensión que hay en el auto?

El carro aparca a un lado de la autopista, frente a lo que parece ser una joyería. Ésta pone en letras cursivas con un brillante color dorado: Grayson Jewerly. Fabiola se despide de nosotras, diciendo que le agradó conocernos y que espera pronto, podamos salir juntas a algún lugar. Nata asiente encantada al igual que mí. Pero antes de bajarse del auto, nos advierte:

-Cuiden a este chico. Es todo lo que tengo aquí en New York. -Señala con la mirada a Kerian, el cual niega, seguro avergonzado ante las palabras de su hermana. -Adiós Kerian. -Se despide de su hermano y baja del coche.

-Hasta luego Fabi -responde Kerian tímido. Fabiola se apoya en la puerta del conductor y le lanza un beso a Kerian. Luego, cierra la puerta del auto y camina con soltura hacia la joyería hasta perderse entre los grandes ventanales de vidrio. -Mi hermana... -niega Kerian sonriente. He podido notar el amor que se tienen. Son tan lindos...

El coche se mueve y nos adentra a un tránsito que poco a poco comienza a volverse denso. Cuando ya estamos dentro de la vía, Stewart pregunta:

-¿Hacia dónde nos dirigimos ahora? -pregunta apoyado al volante. Miro a Nata y la aliento a responder; ella es la única que sabe a dónde vamos.

-Al H&M. -Murmura Natalia-. ¿Sabes en dónde queda?

¿Qué? ¿A una tienda?

-Claro señorita. Conozco toda New York. -Stewart, detrás de sus gafas oscuras, mira a Natalia de soslayo con cierta arrogancia. Miro de soslayo a Kerian, quien permanece callado. Me parece vislumbrar la sombra de una sonrisa en sus labios. Natalia tuerce el gesto y no dice nada más. Minutos después, doblamos por Broadway hasta la 5th avenida. Segundos después llegamos a un edificio de vidrio. En la puerta de entrada, con grandes letras rojas pone H&M. Stewart busca un lugar adecuado para aparcar.

***

Nata camina sin cansancio alguno por la enorme tienda; yo le sigo obedientemente mientras encuentra lo quiere. Kerian ha decido quedarse esperando en un asiento fuera. Minutos después, llega con el rostro iluminado y varios vestidos en la mano.

-¿Para quién son esos vestidos? -inquiero curiosa. Nata tuerce el gesto con evidente irritación.

-Hayl, ¿eres lenta o te haces? ¿Por qué crees que estamos en una tienda?

Me encojo de hombros.

***

-Pruébate este -me extiende Nata un gran vestido plateado. Mira con desagrado el que llevo puesto.

-Nata-le digo agotada-, mírame, ¿acaso este tampoco te gusta? -señalo un hermoso vestido azul-, ya es el quinto que me pruebo -casi le estoy rogando para que elija uno. Ya le he dicho que esto no es necesario, que yo tengo algunos guardados en mi closet. Ella niega cada vez que le menciono eso. Dice que ha visto los que tengo y que absolutamente todos son espantosos.

-Vamos Hayl. No seas amargada. Ese se te ve tan soso. Tienes que estar rompedora para mañana. Debes opacar a esa perra de Jennifer -cruza una pierna sobre la otra sentada en un mullido asiento blanco con una revista en la mano.

-Está bien -murmuro rendida-, aunque para los anteriores dijiste lo mismo.

-No importa Hayl -chasquea la lengua-. Y rápido, que todavía falta tu bombón.

Entro al vestidor una vez más. Sin ganas, me quito el vestido de seda, y lo coloco en un gancho. Luego, con la poca paciencia que me queda, me pongo este otro vestido. Con el cabello suelto, admiro como el vestido se acopla a mi cuerpo. Es perfecto. Este llega hasta el suelo, tiene un pronunciado escote en V y sin mangas, unos diminutos tirantes dorados lo sostienen a mi cuerpo. Lo que lo hace realmente hermoso son, los delicados volantes que se deslizan y extienden con suavidad hasta el suelo. En el abdomen, llevo cruzada una especie de faja cruzada del mismo color que el vestido. En conclusión, la prenda resume elegancia pura. Me aliso el vestido y salgo una vez más del lugar.

Natalia levanta la vista de la revista y abre los ojos como platos al verme.

-Sin duda Hayl, con este, atraerás la atención de muchos. -asiente deslumbrada. ¡Por fin!

Minutos después, Natalia llama a una bella mujer rubia platino de ojos azules. Supongo que debe de ser una de las dependientas de la tienda; por el uniforme rojo. Ya lo he visto en varias mujeres más. Nata le murmura algo al oído y la mujer de labios rojo cereza, asiente y se va. Segundos después, ésta le trae un mismo modelo del vestido, pero en negro. Frunzo el ceño. El plateado era bonito. Natalia le echa un vistazo, me mira y luego, vuelve a intercambiar unas cuantas palabras con la dependienta. Nata le entrega el vestido a la rubia platino y ésta, con el rostro iluminado, se marcha.

-Comprado -dice acercándose a mí con el rostro lleno de victoria-. Ahora vamos por Kerian.

Poco tiempo después, Kerian está dentro del vestidor probándose un traje escogido por Natalia. Se mostró un poco confundido al principio cuando Natalia le dijo lo de comprarle un traje. Dijo que no era necesario, pero Nata le dijo que lo tomara como una especie de regalo. Al final, él terminó aceptando el regalo-sospecho que fue por la irritable insistencia de Natalia. Cualquiera desistiría, pienso.

-Nata, ¿de dónde vas a sacar tanto dinero para pagar esto? Deben de ser muy caros -le pregunto de pronto un poco preocupada.

-No te preocupes Hayl. Puedo permitírmelo. Y si hace falta, ya me hecho amiga de Joselyn, la rubia. Puede que ella me haga una rebaja en los precios...

Asiento, aunque poco convencida con su respuesta.

-Kerian, ¿seguro que no tienes problemas allí dentro? -Le pregunta Natalia elevando la voz.

-Eh... -le escucho decir-, te mentiría si te dijera que no. No encuentro el pantalón del traje.

-Hayl -me susurra Nata-, ve y ayúdale.

¿Qué?

-¿Por qué no vas tú? O llama a Joselyn-le susurro lo más bajo que puedo.

-Anda Hayl, no te hagas del rogar. Aprovecha...-alza las cejas a modo sugerencia -. Y no te atrevas a llamar a nadie. Sólo ve y ayúdale. Ni que te fuera a morder...

Suspiro enfada.

-¿Está todo bien por allí fuera? Necesito ayuda urgente... -murmura Kerian desde el otro lado.

-Tranquilo Kerian. Ya va Haylin en camino -le murmura mientras me sonríe maliciosa-. ¿No es así Hayl? - me escruta alzando una ceja. Maldita...

-Sí, allá voy -contesto lo más firme que puedo. La fulmino con la mirada mientras me dirijo a los vestidores. Me las vas a pagar Natalia.

-¿Estás vestido Kerian? -le pregunto al entrar. Cierro la puerta. Al otro lado de las cortinas de seda roja debe de estar él. Frunzo el ceño al no obtener su respuesta. Me adentro un poco más y le vuelvo a llamar; nadie responde. Cierro los ojos por si acaso.

-Kerian... Voy a entrar... -le advierto un poco nerviosa antes de hacerlo.

Me detengo y abro los ojos despacio; estoy frente a un espejo. De pronto, mi respiración es irregular y mis pies se debilitan. En el reflejo del espejo, a tan sólo unos metros detrás de mí, se encuentra Kerian, semidesnudo... Con tan sólo un bóxer azul encima. Mi mirada se deleita durante algunos segundos en sus pectorales, en su vientre enmarcado y en la cicatriz que surca su abdomen... Es tan atractivo... El ámbar de su iris es más visible, oscuro y peligroso. En sus manos sostiene un pantalón negro.

-Creo que ya lo encontré. -Su voz es ronca y sonríe de medio lado.

-Entonces... ya no necesitas ayuda -reacciono y mi voz tiembla. Cierro los ojos y me muerdo el labio. De pronto siento un calor recorrer mi cuerpo.

-No te vayas todavía... Aún necesito tu ayuda Haylin. Sólo tú me la puedes dar...

Sus palabras me congelan. De repente, me siento como una planta seca, sedienta de agua, en donde el único que me puede proporcionar este recurso, es él. En estos instantes, estoy sedienta de él. Pero, con una fuerza sobrehumana, marcho decidida hacia la salida, pensando que aquello no es correcto. Abro la puerta y salgo. Miro hacia todos lados buscando a Natalia. No está... Respiro profundo. Una. Dos. Tres. No puedo dejarle ahí. ¡A la mierda con lo correcto! Mis pies se mueven ansiosos hacia la puerta de los vestidores. Cierro con seguro al entrar.

Me quito desesperada la blusa y la tiro al suelo. Salgo de los tacones. Estoy perdiendo el control de mis sentidos... Me desabotono el jeans y lo bajo hasta quitármelo del todo. Doy un paso al lado y salgo de él. Ahora, sólo me acompaña un sujetador negro y unas bragas del mismo color. Deslizo mi cuerpo por la cortina y vuelvo a entrar al vestidor.

-¿Haylin? -pregunta de pie en el mismo lugar que lo dejé.

Escuchar mi nombre de sus labios... Todo sucede deprisa. Le sorprendo abalanzándome sobre él. Kerian trastabilla un poco por mi impulso. Me cuelgo a él con las piernas. Kerian me sujeta a alrededor de su cuerpo con sus manos. Explora suavemente mis muslos desnudos con su dedos. No nos besamos aún. Sólo me quedo observando su rostro, ese rostro que confunde, ese rostro que me enciende. Le acaricio las mejillas, sintiendo el calor que transmite su piel. Kerian cierra sus ojos, dejándose llevar por el suave toque de mis manos.

-¿Estás...? -no le dejo terminar. Le callo con un ardiente beso.

Mi lengua encuentra la suya y la devora con deseo. El beso aumenta de temperatura con el pasar de los segundos. Una de sus manos acaricia mi espalda desnuda. Ésta asciende hasta llegar al broche de mi sujetador. Con cierta dificultad logra desabrocharlo. Luego, con ambas manos, me baja el sujetador, lo toma con una de sus manos y lo deja caer. Ahora, mis pechos quedan libres, apretados contra su pecho. Por ningún motivo, separamos nuestros labios.

-Me... encantas... tú. Tu... dulce aroma. -murmura entre cada beso. Luego, su boca abandona la mía para posarse sobre mi cuello. Lo tortura con su lengua, y gimo de placer ante su caricia. Sé que él también lo disfruta, lo puedo notar en su entrepierna. Giro mi cabeza para facilitarle el acceso. La imagen que me regala el espejo es completamente erótica. Mi cabello cae en suaves ondas hasta mi espalda-. ¿Qué tienes Haylin? -besa mi garganta-. ¿Por qué te deseo tanto? -desciende hasta el hueco de mi garganta. Voy elevando la cabeza mientras sus labios avanzan-. Tu piel es tan suave, tan tersa... que podría perderme en ella...

Mi mente se nubla ante el deseo por lo prohibido. No sé si esto vaya a tener consecuencias, realmente no me importa. Me dejaré guiar por esa frase: "las reglas fueron hechas para romperse". Sí, voy a romperlas de esta forma; dejarme llevar por una vez en mi puta vida. Ni siquiera me importa que estemos escondidos tras los vestidores de una tienda apunto de ser descubiertos. Anhelo con fervor entregarme a él, aquí y ahora...

-No lo pienses más. Piérdete en ella -susurro entre gemidos. Kerian devora con ímpetu mis pechos, acariciándolos y tentándolos a su paso-. Oh... -Gimo de placer.

-Con mucho gusto, Haylin...

Capítulo largo e intenso... Muchas gracias por leer!!! Bendiciones a todos!!!

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