-Muy buena presentación, señorita Thorn.- me dijo el profesor- Se nota que ha estudiado.
Sonreí. Eso se debía a Oliver, él me había ayudado durante casi 4 horas.
Después tuvimos Italiano y Física. Ambas muy difíciles y luego volví a casa como siempre. Esta vez, Oliver y Keiel habían quedado para estudiar en la biblioteca y me invitaron, pero no me gusta mucho ir allí, prefiero estar tranquila en casa aunque ese lugar sea muy callado odio los lugares públicos. ¡Y miren, iré a una fiesta obligada por mi mejor amiga donde van a haber millones de personas!.
El jueves cae como la lluvia, tan normal como siempre. Luego de la escuela, los padres de Emma deciden hacer algo diferente.
-Emma, debes alistarte, hemos quedado con Jacob, Zedd y la familia de la tía Mabel para ir a un parque de diversiones.
Mi madre baja las escaleras ya lista y preparada; de la mano lleva a Theodoro que lleva puesto un buso de Hulk y detrás viene mi padre.
-¿Son las 4 de la tarde de un viernes y quieren ir a un parque de diversiones? ¿No podría haber sido un sábado?, día en que me levanto a las 12 del medio día y no estoy tan cansada como ahora.
-Tú decides si venir o no- dice Jamie que de la nada sale del baño.
-Okey. -refunfuñé- Pero solo un rato. Luego me las arreglo para volver.
Tomamos los 5 el auto y conducimos en dirección al parque Wyland Fun. Nos encontramos con Jacob, Zedd, mis tíos y primitos en la parte de juegos extremos.
Fue allí en donde nos dispersamos y en unas horas volveríamos al mismo lugar.
Mi tía con su familia, mis padres y Theodoro se fueron a los mini juegos para niños.
Mis dos hermanos, Zedd y yo pagamos unas fichas para subirnos a un juego extremo. La típica gran torre con únicamente 4 asientos, ésta tiene al rededor de 50 metros de alto y los asientos se mueven de arriba a abajo.
Me senté junto a Jamie y Zedd, los cuatro nos pusimos los cinturones y el juego comenzó.
Agarré fuertemente las manos de mis acompañantes.
Casi podía ver mi casa a esa altura.
-¿Tienes miedo renacuajo?
-¡Cállate!
En ese momento, no estabamos a grandes alturas así que Jacob intentó sacarnos unas fotos.
Forsé una sonrisa pero creo que no me salió.
-¿Está bien señorita?- me preguntó el dueño del juego cuando este paró.
-Si, si, perfecta- respondí antes de caer al el piso.
-Creo que está un poco mareada.
Mi hermano mayor me levantó en brazos y me llevó hasta un banco. Jamie fue a comprarme una botella de agua mientras Zedd me abanicaba con la mano.
-Ésta se nos muere- murmuraban.
Me enchufaron la botella a la boca y la pusieron hacia arriba. Toso el agua ahogándome.
-Si yo no muero ustedes me matan- afirmé.
No entiendo cuál es el sentido o la gracia del juego si sus jugadores no se divierten.
Que torre del demonio
-Me voy a casa- musité.
-¡Todavía no! Quedan muchos otros juegos.
-Sólo uno más y me largo.
Eligieron el más lindo de todos: La Montaña Rusa del Terror.
Nos ponemos los cinturones y el trencito destechado comienza a avanzar a una velocidad insuperable por el rayo de luz. Lo primero que sucedió fue que entramos a la boca de un payaso, luego la velocidad baja a paso de tortuga para disfrutar de la vista que había: millones de maniquíes acercándose a nosotros, Zombies, Brujas y Vampíros. Grité cuando un maniquí tocó mi cara. Luego la escena cambia para mostrarnos a gente sin cabezas que manipulaba cuchillos y tijeras. Después un hacha casi me corta la cabeza y grité como si en verdad eso hubiera pasado. Luego pasamos a un lugar lleno de "arañas vivas" y aunque sabía que eran de mentira grité igual. Las odio. El tren chocó contra una puerta roja que despacio se abría dejandonos escuchar una risa aterradora y de allí solo sale un ratoncito. Todos suspiran creyendo que eso era todo. Pero de la nada sale una chica loca y ensangrentada que empuñaba un cuchillo. Me asombré mucho cuando se para insólita y me mira fijamente. El tren corre a máxima velocidad y nos deposita nueva mente en la estación de La Montaña Rusa del Terror.
-Suficiente por hoy para mí, me largo- dije.
Me despedí de ellos y tomé un taxi a casa.
Ya todo lo tenía bien en claro: Jamás volvería a un maldito juego de un parque como esos. La próxima prefiero quedarme en casa.
Me preparé un licuado de frutas y prendí el televisor en busca de una buena película.
-¿Por qué hace tanto calor aquí?
Hablaba sola. Esa es otra de las muchas cualidades que tengo.
La calefacción estaba prendida y no sabía como apagarla así que lo único que se me ocurrió fue quedarme en corpiño. No hay nadie aquí y no lo va a haber hasta muy tarde así que aprovecharé.
Me senté en el sillón con el celular en mano, chateando con Keiel, tomando de a sorbos rápidos el licuado y buscando un canal que pase una buena película. Es muy en serio cuando dicen que las mujeres podemos hacer más de 2 cosas a la vez.
Keiel: Yo que tú me hubiera quedado en el parque.
Yo: ¿Por qué?, lo único que hacía allí era pasarla mal.
Keiel: Porque ahora mismo estoy yendo para allá.
Yo: ¿Qué, para qué?
Keiel: Para coquetear con tu tío, obvio.
Yo: ¿Te das cuenta de que si no estoy yo no tienes excusa para estar con ellos tres, verdad?
Keiel: Ouh, es cierto. No tiene sentido que esté con ellos si tú no estas. Okey, pero para la próxima me avisas cuando estés con Zedd.
Yo: Como quieras. Adiós.
Apagué el celular y justo encontré una película que llama mi atención, se llamaba "Asesinato en la casa Jeensen".
A mitad de película se acabó mi licuado, seguía recostada cuando escuché un raro sonido. Pero los disparos de la película llamaron a mis ojos a que vea el televisor.
El sonido resonó en mi mente otra vez. Pude conocerlo inmediatamente: un juego de llaves que gira en la puerta.
¡Mis padres!
¡No pueden verme de esta forma!
Busqué rápidamente la remera antes de que la puerta se abriera.
Los disparos volvieron a sonar, pero ya no eran de la película. Alguien ejecutaba una pistola allí afuera.
¿¡Dónde está mi maldita remera!?
Alguien entra rápidamente a mi casa. No eran mis padres, ni mis hermanos, no era Zedd, ni Oliver. Ninguno de esos últimos tienen las llaves de la casa. No entiendo por qué esta persona sí.
Grité al ver al extraño entrar mi casa.
¿¡Ustedes qué hubieran hecho!?
Salté del sillón corriendo a la cocina en búsqueda de un objeto que pueda utilizar contra él. Pero ni bien tomo el cuchillo, el sujeto me lo quita de la mano y me obliga a esconderme detrás de la mesada de la cocina.
Escucho pisadas, fuertes y pesadas. Dos personas más entran a mi casa.
-Ni siquiera pronúncies una sola palabra- me dijo el chico.
Las personas entran a la cocina y le dan vuelta a la mesada, pero el chico y yo nos movemos lentamente hacia el otro lado y nos escabullimos al living donde nos escondemos detrás del sillón.
Me clava el cuchillo en la cintura, pero no con intención si no accidentalmente. Lo quito rápidamente y lo escondo debajo del sofá.
Empiezo a patalear y gemir de dolor. Él me toma del abdomen y interrumpiendo la sangre que comienza a salir, me tapa la boca, pone mi espalda contra su pecho y mi cabeza en su hombro. Sigue apretando su mano contra mi boca.
Los dos sujetos entran nuevamente al living e inspeccionan la casa.
-Aquí no hay nadie- dice uno.
Ambos encaminan sus pasos a la puerta. Salen.
Me levanto rápidamente y quito sus manos de mi cuerpo, tomó el cuchillo que está debajo del sillón.
-Oye, oye, tranquila- dijo queriendo tocarme, pero me alejé.
-¡Tranquila nada!, ¿¡cómo voy a estar tranquila si eres un maldito extraño que entra a mi casa como si fuera suya!?
-Perdóname. Sólo usé tu casa para refugiarme de ellos es todo- dice.
-Pues mi casa no es ningún maldito refugio para bastardos como tú que andan escapando.
Mira mi pecho.
-¿Qué miras idiota?
-Lo siento es que...tú...no tienes...Eso no importa, tengo que aclararte que no soy ningún ladrón, estaba caminando a casa cuando me salen dos hombres amenazándome con matarme si no les entregaba dinero.
-¿Por qué justo en mi casa?. Ahora esos tipos vendrán a questionarme y...
-Y les dirás que yo no estuve aquí, ¿okey?
-¿Cómo conseguiste las llaves de mi casa?
-Estaban en la cerradura y por eso se me ocurrió entrar aquí.
Una punzada de electricidad me recordó mi herida del cuchillo. Suspiré.
-Deberíamos curar eso- dijo.
-Tú me llegas a tocar y te mató- amenazé.
Entró a mi baño y buscó una venda y cinta.
-Yo voy a ponerme la venda, dámela.
-No, déjame hacerlo. Yo te herí. Realmente lo siento, no quise lastimarte, estaba muy nervioso.
Me senté en el sillón donde él pasó la gasa un par de veces y me puso cinta. Me miró a los ojos y yo miré los suyos. Sus suaves dedos tocaron mi cintura lastimada y pálida.
El es alto, delgado, castaño claro y tiene unos ojos verdes impactantes. Sus labios son finos y su rostro es digno de un ángel.
¡Silencio!, él es el estúpido que entró a tu casa sin pedir permiso. Cállate Emma--hablaba la voz interna dentro de mi cabeza.
-Sí, estoy seguro de que era esta casa- comenta una voz fuera de mi hogar.
Los sujetos.
-Rápido, hay que escondemos.
Sin esperar mi respuesta me cargo y corrió escaleras arriba, abrió una puerta lentamente y justo tuvo que ser la de mi habitación donde está mi cerdo descansando. Por suerte éste no se despertó, el chico me depocitó en el suelo y se arrastró debajo de la cama, luego se puso a mi lado.
Estoy ayudando a un delincuente. Esto no puede ser, tendría que haber salido de aquí y gritado que acá se encuentra lo que buscan y librarme de problemas. Pero mi cuerpo se niega a ponerse en contra de este chico y algo me dice que no es él el bastardo, sino los otros dos que están allí afuera.
Ojalá que lo que me ha dicho sea verdad y que no sea un criminal.
Los sujetos subieron e inspeccionan todo lo que pueden, por suerte nos se les ocurre investigar debajo de mi cama. Ven al cerdo descansando y ni siquiera se acercan a él, pero el animal se despierta y huele todo a su alrededor.
Él vino a buscarme debajo de la cama y quería sacarme de allí. Apreté mis labios con toda la fuerza que pude, el cerdito me mordía fuertemente.
Un hombre tomó el pie del chico y el otro tomó el mío.
-Aquí está- dijo.
El chico le dio una patada el las partes bajas al hombre quién se tiró al suelo. Él otro me agarró a mi y quizo golpearme, lo hubiera hecho si el chico no me hubiese rescatado, se hizo con un arma disparó a ambos quedando éstos gravemente heridos.
-¿¡E intentas convencerme de que no eres un delincuente!?- dije.
-Luego me agradeces...
Antes de salir me detengo a observarlo. Vaya que tiene un rostro lindo y un cuerpo que cualquier chico desearía.
Me froté la frente.
Sonrió al ver mi expreción y no pude encantarme más con su sonrisa: linda, de dientes blancos y perfectos, radiante.
Salí de allí y esperé a que él lo hiciera también. Arrastró a los cuerpos inconscientes y los depocitó afuera.
Luego volvió a entrar a casa.
Seguía pensando en una sola cosa, después de tantos hechos y lios, olvidé ponerme una camiseta.
Tarde.
Mamá, Papá, mis 3 hermanos y Zedd llegaron. Y allí estaba yo, su hija, en corpiño y con un chico en el living de su casa. Nada más normal.
-¿¡Emma, explícanos quién diablos es él y por qué demonios estás con éste, sola, en casa y en ropa interior!?- a mi padre se les callaron las llaves de la puerta.
-Yo no...realidad él...no pasó nada, es que...Yo jamás estaría...- ¿cómo explicó lo que pasó hace 20 minutos atrás?
-Yo creo que mejor me voy. Adiós- el chico corrió quitando del paso a mis padres y perdiéndose entre las oscuras sombras de la noche.
¿Q-qué? ¡No! ¡Ayúdame!
-Conque para esto pediste irte antes del parque...- comentó mamá- Nunca pensé que nos ocultarías está clase de cosas ¡Sólo tienes 16 años!
-Mamá no es lo que parece...
-A tu habitación señorita. No quiero ninguna explicación, estás castigada el resto de tu vida.
Bufé.
Y sin decir otra palabra subí las escaleras para darle un portazo a la puerta de mi habitación y cerrarla con llave. Metí al cerdo en su cuna y le ofrecí unas cerezas que había guardado para él. Pero no sólo las devoró él sino que compartimos ya que se ve que hoy no cenaría.
Cherry.
Así será su nombre: cereza en inglés.
Me había puesto el pijama y estaba lista para ir a dormir pero alguien tocó la puerta.
Zedd.
-Renacuajo. ¿Estás despierta?
Abrí la puerta.
-Sí, Bobo.
-Te traje un poco de la cena- tomé el plato de tortilla de papá de sus manos.
-Gracias. Moría de hambre.
-Sí, lo sabía. Okey, yo te hice un favor, debes devolverlo.
-¿Ahora qué quieres?- pregunté.
-Quiero saber qué pasó entre ese sujeto y tú está noche.
-Zedd, tú sabes que yo nunca haría ese tipo de cosas.
-No respondes mi pregunta. Emma, hablo muy en serio. Necesito saber que pasó.
-Nada -mentí.
-Emma...-insistió.
-Grité sin querer porque me había lastimado y él tocó la puerta para saber si estaba bien. Me clavé un cuchillo cuando cortaba Kiwis para un licuado de frutas y él me ayudó a curarme. Nada más. Estaba a punto de irse pero justo llegaron.
-¿Y por qué estabas sin remera?- interrogó.
-Porque el cuchillo se me había safado y me clavé el metal en la cintura. No en la mano.
-Okey. Necesito creerte. ¿Puedo explicar esto a tus padres? -preguntó.
-Hagas lo que hagas, ya me castigaron. Nada lo va a remediar.
Él sale por la puerta con mi plato de comida vacío.
Cuando voy al balcón a ver si estaba Oliver, miro hacia abajo y los cuerpos de los hombres habían desaparecido.
¡Hey!
Aquí les dejo el capítulo en dónde comenzó todo.
Espero que ustedes dejen su marca😄🌼
Nuestro Lachowski en multimedia como el chico que apareció de repente.
Éste va a hacer grandes cambios😏⚘
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Besos
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