Striking my boss (Malec)

By Mafe_Caicedo

105K 8K 2.9K

Allí había una mujer de cabello azul, conversaba alegremente con un hombre de cabello verde, los dos me mirar... More

Reflexión
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Bienvenida!
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
MARATON MALEC
Capitulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Epílogo
Extra
Agradecimientos
EXTRAS PROMETIDOS
NUEVA HISTORIA MALEC

Capitulo 19

2.8K 213 49
By Mafe_Caicedo



Pov Magnus



-Alexander tienes que calmarte...

-Pero es que apenas es un bebé...

-Por supuesto que no lo es, tú si lo eres, actuas como uno, Max ya es todo un hombre.

- ¡Pero por supuesto que no lo es! Hasta ahora tiene diez años...

-A los diez años ya sé es grande.

-Pero por supuesto que no.

-Pero por supuesto que sí, Alexander tienes que calmarte en serio, ya llevamos horas discutiendo lo mismo, ya casi vamos a llegar, cálmate por favor Garbancito, por favor, te lo suplico.

-No quiero que mi hermanito resulte lastimado.

-Mira Alexander, los corazones rotos son algo inevitable en la vida ¿Cuántos Corazones rotos tuve que pasar yo para encontrar al amor de mi vida? ¿Para encontrarse a ti? Ni te imaginas, pero todo valió la pena porque ahora soy más feliz que nunca, porque ahora tengo el amor de mi vida conmigo ¿Qué tal si olvidamos eso? No puedes evitar que me resulte lastimado, pero si puedes estar aquí para él cuando te necesite, los dos lo estaremos.

Alec me sonrió brillantemente antes de entrelazar sus dedos con los míos y besar nuestras manos unidas.

-No sé qué haría sin ti Maggs.

-No tendrás que averiguarlo nunca Garbancito, porque no pienso alejarme de ti, ni ahora ni nunca.

-Promételo.

-Lo juro Garbancito, lo juro por el ángel, al diablo, lo juro por nosotros.

Alec me miró con diversión.

- ¿Por qué por nosotros?

-Porque no hay nada en lo que yo creo más.

Mi hermoso ojiazul me miró con una enorme sonrisa en el rostro antes de besarme, tanto hasta que me quitó el aliento.

-Chicos compórtense en el avión –nos reprendió mi padre que estaba sentado justamente detrás de nosotros junto con Max.

Yo solté una pequeña risita mientras que mi Garbancito se sonrojaba completamente, me dio tanta ternura que lo tomé en brazos y lo acuné contra mi pecho, así estuvimos un largo rato hasta que por fin anunciaron que el avión estaba a punto de aterrizar por lo cual deberíamos abrocharnos nuestros cinturones.

Cuando por fin aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Nueva York, mi padre comenzó a sentirse asustado.

-No hay porqué temer –le dijo Alexander.

-Por supuesto que no -intervine yo –Robert y Maryse ya nos han dicho quieren arreglar las cosas padre ¿tú también?

- ¡Pero por supuesto que sí! Ya lo he dicho.

-Excelente, entonces no hay que tener miedo, todos estamos de acuerdo en que es hora de remediar las heridas del pasado, no hay nada que temer, en serio.

Mi padre suspiró y asintió.

-Está bien, si tú lo dices está bien, sólo estoy un poco ansioso.

-Pero no te preocupes, todo saldrá bien –lo alentó Alec –ya verás.

De nuevo mi padre asintió lentamente, lo veía nervioso y sabía que nada de lo que dijéramos Alec y yo lo tranquilizaría, solo lo haría cuando él se diera cuenta que Robert y Maryse no tenían resentimientos.

Mi padre estuvo de acuerdo que era mejor pasar por mi apartamento para que nos duchamos y nos arreglamos antes de ir a ver a los padres de Alec, él fue el primero en arreglarse, aunque por supuesto con su extrema sencillez no tardó mucho, mi padre también se arregló con rapidez por lo cual sólo quedamos Max y yo.

-Hijo –murmuró mi padre –necesito comprar unas cosas, así que me llevaré a Alexander conmigo, hace mucho tiempo que no estoy en Nueva York Por lo cual sé que me perderé.

- ¿Qué cosas? –pregunté con curiosidad.

-Nada importante, te aburrirá.

Yo me encogí de hombros, posiblemente lo haría, por lo cual no pregunté nada más, Alec confundido asintió y siguió a mi padre fuera del apartamento.

- ¿Qué crees que tramen esos dos? –preguntó Max confundido, yo me encogí de hombros.

-No tengo ni idea –indiqué aburrido, pero luego le sonreí abiertamente –así que dime... ¿Te gusta alguien?

El pequeño se sonrojó.

-Por favor déjame en paz –gritó antes de correr hacia mi habitación, yo corrí detrás de él.

–Ey pequeño no te salvarás de mí tan fácil.



Pov Alec



Seguí en silencio a Asmodeo, no parecía para nada perdido, en realidad pero no pregunté, no que quería, sabía que quería que lo acompañara alguna parte y es el padre mi novio ¿qué podría hacer? ¿Negarme? Además este hombre es genial, me caía muy bien y al parecer yo le agradaba seguimos caminando hasta el metro y allí me miro un poco apenado.

-Lo siento, pero hace al menos unos quince años que no viajo en metro ¿sabes cómo funciona?

Yo le sonreí.

-Pero por supuesto que sí ¿dónde quiere ir?

Asmodeo me explicó que quería ir a una clase de bodega donde la gente millonaria guardaban sus tesoros más preciados que quedaba cerca de Central Park, tomamos el metro más rápido que no llevará allí, el viaje fue largo y por lo que pude notar para el padre de Magnus no fue muy cómodo, después de todo no lo sería para un hombre que está acostumbrado a andar en su Lamborghini por todo Londres, supongo que para alguien como él esto era algo ordinario, noté como se relajaba cuando por fin nos bajamos de aquel metro y caminábamos afuera.

-Ha cambiado tanto desde la última vez que estuve aquí... aunque en realidad no mucho.

- ¿Como era antes? –Pregunté sinceramente curioso.

Sabía qué Nueva York siempre había sido una gran ciudad, pero supongo que al pasar los años había cambiado al menos un poco.

-Bueno en realidad siempre ha sido tan atestada, aunque nunca veías cosas tan extravagantes –Asmodeo señaló a una mujer que tenía la mitad derecha de su cabello rosa y la otra mitad morado, tenía unas grandes tacones de aguja y estaba vistiendo con ropa llena de purpurina –por supuesto cuando tu hijo es Magnus Bane te acostumbras a tanto brillo –dijo aquel hombre y yo reí, era cierto Magnus y la purpurina eran uno solo.

Seguimos caminando hasta que llegábamos a aquel lugar, era un edificio gigante, moderno y muy hermoso, seguí al padre Magnus hasta el interior y ahí habló con la recepcionista, ésta asintió y le Indicó que esperara.

- ¿No tienes ni un poco de curiosidad de porque estamos aquí? –preguntó al fin el hombre mientras caminábamos hacia una oficina a la cual lo habían llamado, yo lo miré con sorpresa.

-Bueno sí, pero no quise molestar.

Asmodeo rio con diversión.

-Pero chico ¿Por qué siempre te preocupas por molestar? No eres molesto, pero ni un poco así que no te preocupes tanto.

Mis mejillas se sonrojaron un poco.

-Lo siento.

-Eres imposible –el padre de Magnus revolvió mi cabello –ya entiendo porque tienes encantado a mi pequeño.

Yo le sonreí abiertamente, me encantaba la forma tan cariñosa que hablaba de Magnus, como si fuera su bebé, supongo que será siempre su bebé, no importa qué tan grande fuera Magnus, era su hijo y por ello siempre sería su bebé, pero aquello me pareció demasiado tierno.

-En fin muchacho, te traje aquí porque voy a darte una gran sorpresa.

- ¿Y cuáles?

-Ya lo verás, esa es parte de la sorpresa.

-Bueno yo nunca he sido muy bueno para las sorpresas.

-Esta te va a encantar.

-Seguro que sí –dije sin convicción.

-Por supuesto que sí –aseguró aquel hombre.

Yo asentí decidiendo a confiar en él, cuando entramos en la oficina, el padre de Magnus habló con un hombre y éste le dio una llave de lo que yo supuse yo era una de las bodegas.

Vaya que esto sí era bastante seguro, ya entendía porque guardaban las cosas en este lugar, pero me preguntaba yo que era lo que el padre Magnus tenía tan bien guardado y que era tan pero tan importante para él como para que lo tuviera que guardar en este lugar.

Las bodegas quedaban en el sótano y fuimos allí en un ascensor en el cual sonaba una música que era una suave balada clásica, el camino hacia la bodega era silencioso pero un silencio bastante cómodo, una vez estoy más en frente a la puerta Asmodeo me sonrió brillantemente.

-Esto es muy importante para mí, espero que para Magnus y para ti sea igual o incluso más importante.

Yo asentí lentamente, Asmodeo introdujo la llave para abrir la puerta pero cuando la abrió, noté como su piel morena se tornaba casi blanca.

- ¿Pasa algo malo? –Le pregunté preocupado pero al alzar la vista miré que en esa enorme bodega estaba de pie un hombre rubio con aspecto duro vestido de motociclista.

-Asmodeo Bane, un gusto verte de nuevo –dijo tomando del brazo al padre Magnus y lanzándolo lejos. Yo inmediatamente me puse a la defensiva, intenté atacar el hombre pero sacó un arma de fuego de su cazadora y me apuntó con ella –tú debes ser Alexander Lightwood, supongo que te han hablado de mí –yo lo miré con confusión y con terror –yo me llamo Valentine Morgenstern –me explico antes de golpearme con el arma en la cabeza logrando, así que cayera inconsciente al suelo, mi último pensamiento fue Magnus y el arrepentimiento de no haberle dicho lo mucho que lo amaba, quizás hubiera sido mi última oportunidad.


Sé que es un capitulo corto, pero he tenido que

ir a unas terapias despues de la cirugía y
no he tenido mucho tiempo para escribir
lo siento muchisimo, prometo escribir más cuando 
me sienta mejor, aun así intentaré actualizar lo más pronto posible

ñ.ñ L@s amo, nos leemos despues 

Continue Reading

You'll Also Like

266K 18.8K 35
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
500K 51.2K 128
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
67K 4.1K 27
Emilio esta enamorado de su profesor de aritmética, Joaquín tiene problemas con su novio, a lo que Emilio siempre lo consuela debido a que el idiota...
267 55 14
En el bullicioso barrio de Brooklyn, una serie de asesinatos ha sembrado el pánico entre los residentes locales. Los crímenes, cometidos de manera ap...