NERD.

By xxniallersflowerxx

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-Feo. -Okay. -Insoportable. -Okay. -Te detesto. -Okay. -Apestoso. -Okay. -... Te amo. -O... ¿Qué? Daphne Hur... More

NERD. |Harry Styles|
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Epílogo
¡Gracias!

Capítulo 53

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By xxniallersflowerxx

                                                                       

Suspiré aliviada cuando la pastilla se deslizó tranquilamente por mi garganta. Abro la puerta del baño y salgo cojeando un poco; debo acomodarme la venda en el pie de nuevo. Él me mira y sonríe con pena, y yo río un poco, algo nerviosa aún. Aferro la toalla a mi cuerpo y muerdo mi labio, quedándonos callados y mirándonos en silencio por algunos segundos. Me sentía muy extraña, mi cuerpo... no era el mismo, en definitiva. No sabía cómo explicar aquella sensación de falta, pero estaba ahí; agradecía a mi mente el no aturdirme tanto con la idea de haber dejado de ser virgen anoche. ¡Ni siquiera sé porqué...! Demonios. <<Basta, Daphne>>, me advirtió mi subconsciente de manera relajada como quien pierde la virginidad a diario, mientras mi niña interior abraza a sus piernas y se balanceaba sobre sí aún intentando asimilar lo sucedido.

—¿Cómo amaneciste, bebé? —me preguntó con inmensa dulzura, y el resentimiento casi desaparece por completo. Se acercó a mí y acarició mi mejilla con adoración, mirando con atención cada facción mía—. ¿Estás bien, Daph?

—Sí —asentí despacio, y de inmediato me aferré a él como un pequeño koala—. Te amo. Tengo ganas de golpearte. —Acepté, y las razones variaban.

Él vacila, y se aleja un poco de mí, mirándome con gracia. Hago un mohín.

—¿Y qué hice ahora?

—¿Qué no hiciste? —Corregí, y suelto una pequeña risa. Niego—. Olvídalo, eres un cerebrito muy tonto.

—¿Cómo es eso? —me miró confuso. Rodé los ojos e hice un ademán dándole a entender que no debía preguntar más.

Sólo a él se le puede olvidar usar preservativo. A él y un millón de chicos más.

Y sólo a mí se me puede olvidar advertirle aquello. A mi, y a mil chicas.

—Oh, traje el desayuno, amor —retrocedió y caminó a su escritorio, tomando una bandeja en manos y tambaleándose hasta llegar hacia su cama. Me pregunté cómo hizo para hacer el desayuno con prácticamente una mano, hasta que recordé la noche anterior, en donde el dolor realmente parecía haber desaparecido; si de él trato—. Espero que te guste —sonrió.

Me senté con cuidado en la cama, y solté un quejido agudo. Él mordió su labio, pero luego sonrió, con divertido sonrojo en las mejillas.

—Lo pillo.

—Por supuesto que lo haces —lloriqueé, echándome por completo entre las sábanas ya cambiadas. El ligero punzón que sentía en mi zona baja se estaba haciendo insoportable a medida que el tiempo pasaba, sólo esperaba que pasase a la misma velocidad dentro de poco, o terminaría acusada de homicidio.

Oigo su risa y las ganas de golpearlo se hacen más grandes. Si él cree que va a librarse de mí después de esto, está muy equivocado.

—No puedes volver así a casa, Daph, y quiero pasar más tiempo contigo —murmuró sentándose a mi lado tras dejar la bandeja lo suficientemente estable, y toma mi mano—. No tengo ganas de ser acribillado por Bill Hurley, porque sé lo que pasará si te ve con la pierna herida y, 'oh, sorpresa', está adolorida tras no llegar a casa cuando se le dijo que debía —ríe, aunque con cierto nerviosismo. Sonrío, y doy un ligero apretón a su mano.

—Pediré permiso para pasar más tiempo contigo ahora, pero no te sorprendas si no podemos salir durante la semana siguiente.

—¡Oh, vamos! —lloriqueó, y yo reí. Se acerca a mí y me abraza con cuidado pudiendo sólo rodearme con un brazo, hundiendo su rostro en mi húmedo cabello y depositando un beso ahí luego—. Tendremos que aprovechar las horas en la escuela entonces... Maldición, ojalá pudiésemos saltarnos las clases.

Abrí los ojos de golpe.

—¿Harry? —me alejé un poco de él, y lo observé confusa. Llevé mi mano hacia su tez, sus mejillas, queriendo comprobar su temperatura—. ¿Estás bien, cariño?

—Eres tan hermosa, Daphne —sonrió bobamente, sin siquiera prestar atención a mi mano en su rostro y mi pregunta.

—Estás alucinando —negué con diversión—. ¿Desde cuando mi nerd chico quiere saltarse las clases? ¡Eso es de otro mundo!

—Pues lo considero ahora que tu padre va a prohibirme verte. ¿Qué puedo decir? Quizás me tienes obsesionado... Eso es peligroso, ¿sabes? —rió un poco. Sonreí negando, y él besó tiernamente mis labios antes de que pudiese decir algo más—. Pero no vamos a saltarnos las clases, Daph, porque no quiero que bajes tus notas, ¿si? Todos necesitamos buenas calificaciones, y a mí sinceramente me alegra que ahora te vaya mucho mejor en la escuela. Estoy muy orgulloso de ti, Daph, te lo juro.

Miré sus ojos, los observé, los adoré. Y vi reflejado en éstos tanto amor, tanto, tanto amor... Él sonrió, y mis dedos tocaron sus labios suavemente, a la vez que mi corazón volvía a latir rápido y con fuerza contra mi pecho. Me acerqué y él se acercó también, sellando nuestros labios en un dulce beso.

Él me tiene tan enamorada... Cielos, y eso me aterra.

—Te amo, Harry —susurré sobre su dulce boca—. Te amo como no tienes idea. Te quiero, te adoro, me haces muy feliz y... y no puedo creer lo estúpida que fui al punto de llegar a perderte por un momento —murmuro, y el miedo me quiebra un poco la voz. Lo abrazo fuerte y oculto mi rostro en su cuello,presionando los ojos para resistir ponerme a llorar como tantas agotadoras veces.

Harry suspira y acaricia mi cabello, lo cual me hace soltar un pequeño sollozo ante la nostalgia que me causa. Me aleja con cuidado y besa mis lágrimas, mis párpados, llenándome de ternura infinita.

—Eso es lo que no entiendes, Daphne —susurró—. Nunca dejé de ser tuyo... No hubo segundo alguno en el que dejé de serlo. Aún si tú no me quisieras, yo habría estado ahí para ti, aun si me querías lejos, habría estado ahí... siempre para ti. Siempre lo estaré, Daphne, cuentas conmigo para lo que sea. Nunca lo olvides, por favor... nunca me olvides.

Y sus palabras se marcaron tanto en mi mente y corazón, que mi niña interior me observaba con rabia y moría por golpear mi cabeza contra la pared una y otra vez hasta que me quedase en claro el que jamás debería volver a cometer la estupidez de querer alejarme de Harry Styles, mi primer verdadero amor.

Él me sonríe con inmenso cariño, y limpia mis lágrimas con la misma intensidad. Nos acomodamos en la cama frente a frente y posa la bandeja con el desayuno entre nosotros.

—Espero que lo disfrutes mucho, nena.

—Lo hiciste tú, Harry. Claro que lo haré —reí un poco y él sonrió con las mejillas carmín.

Desayunamos los dos tranquilamente, y aunque de a momentos Harry se asustaba por cómo me recibiría papá en casa, decidimos pensar sólo en que esto valía cualquier castigo. Debo decir también que me era imposible imaginar a Harry saltándose las clases, pero ahí estaba, sorprendiéndome con esa propuesta... Loco, está loco. Me encanta, y el Harry algo rebelde también.

—¿Segura de que no podemos? Cielos, no, olvídalo. ¡Estoy siendo un mal ejemplo! —dramatizó, haciéndome reír ante su mueca.

—Muy segura, Styles —sonreí, y deposité un beso sobre su mejilla—. Y no eres un mal ejemplo, cariño. Ahora preocúpate de rezar... Ojalá mamá haya logrado calmar a papá, o estará que bota humo por las orejas y... no es que lo haya visto enojado muchas veces, pero créeme, esa es la razón por la que da miedo —él suspiró, e hizo un pequeño mohín.

—Estoy muerto —suspiró con pesadez, y yo negué, queriendo desvanecer un poco el peso en sus hombros—. Daph, amé el día de ayer. ¡Lo juro! Fue perfecto... —mordió su labio, y la sonrisa que apareció en sus labios luego hizo que las mejillas me ardieran de tanto calor. Él presionó suavemente su mano en la mía—. Pero ahora me gustaría vivir más, y sé que Bill Hurley piensa lo contrario.

—¡Pero qué ocurrente eres! —chillé y él soltó una carcajada, haciéndome reír a su vez—. Pero no es una mala suposición.

Y así fue todo el camino, con un Harry lleno de ideas terroríficas en mente sobre como mi padre lo descuartizaría y tiraría su cuerpo al mar, o cómo papá iba a quitarle la piel muy lentamente para luego dejar su cuerpo sin vida en la casa de sus padres; leer libros de terror le estaba dañando la mente, y a mí él me asustaría si no fuese de mi padre de quien habla. Tuve que dejarle en claro que mi padre no lo mataría, puesto que si eso quería, lo hubiese hecho tiempo atrás.

—¡Eso no me ayuda!

—Te amo, él lo sabe. Jamás te lastimaría, Harry —reí, y besé sus labios fugazmente. Suspiró por milésima vez, y detuvo el auto una vez que las rejas de casa se abrieron a nuestra llegada. Me quité el cinturón y él hizo lo mismo, aunque no salió del auto y tuve que acercarme a la ventana. Suspiré y solté un bufido—. Harry, me está doliendo todo el cuerpo —gruñí—. Y si no bajas ahora mismo, seré yo quien tirará tu cuerpo al mar, ¿escuchas? Y te cortaré los dedos para entregárselos a tus padres en una cajita rosa. Por todos los cielos, ya te dije que papá...

—Está en la puerta. Y mirándome. Está apuñalándome y con sólo una mirada, nena —susurra apenas, mirándome... podría decirse que asustado.

Cielos, en serio estaba aterrorizado.

Abrí la puerta y jalé de su mano sana, él tropezó un poco, pero se recompuso de inmediato y se paró tan recto como un soldado. Un soldado muy adorable y con un brazo vendado. Sonrió al frente aunque el nerviosismo y la pena era clara en su rostro. Saludó a mi padre, y yo sostuve su mano, notando así más aún lo tenso que se encontraba.

—Harry, respira —le susurré, y no sabía si me había escuchado siquiera. Supuse que no, seguía luciendo como un robot.

—Buenos...

—Entre, Hurley —señaló papá hacia el interior de la casa con un leve movimiento de cabeza, sin quitar la mirada de Harry. Abrí la boca tenuemente, y pretendía decir algo, pero en un segundo dirigió su mirada hacia mí y tuve que soltar la mano de chico. Suspiré y me giré hacia Harry, mirándolo apenada. Me acerqué para darle un abrazo, pero papá habló antes—. A su habitación ahora, señorita Hurley.

—¡P-pero papi...!

—No vienes al horario en que ordené, ¡y encima con el pie herido! —gruñe, niega, señalando nuevamente al interior de la casa—. Uno.

—¡Mamá...!

—Dijiste que vendrías temprano, nena —chilló, negando despacio, suspirando luego—. Bill, no seas tan duro con ellos. Daph me pidió permiso anoche, ¿si? Ya están aquí, es lo que...

—Les di un horario, Margareth. Sobre todo al niño, quién claramente parece no haber entendido lo que dije o le llegó altamente. Daphne, a tu habitación.

—P-pero, papá...

—Dos, Daphne.

Gruñí, queriendo golpear mi zapato contra el suelo, frustrada, pero mi pie herido me lo impedía y lloriqueé aún más fastidiada por no poder demostrar mi enojo como debía. Me acerco a Harry y lo abrazo brevemente, susurrándole un pequeño 'lo siento' y debiendo irme pronto. Si papá me daba tres segundos para obedecer, debía hacerlo. El mundo debía hacerlo o ardía.

Subí las escaleras torpemente —no sólo por culpa del pie herido, debo agregar—, y observé hacia la puerta desde lo lejos, sin poder oír del todo lo que mi padre le decía a Harry, aunque por el silencio que guardaba mi chico, no debía ser nada bueno. Me quedé ahí esperando unos diez minutos tras la pared que encontraba los pasillos del segundo nivel, hasta que escuché que la puerta fue cerrada y tuve que correr aún resistiendo el dolor, o me pillarían. Y ese sería mi fin.

Pero, lamentablemente, me quedé con la curiosidad, y me vi obligada a salir de mi habitación cuando escuché el nombre de Harry en su conversar. Esperé fuera de su habitación, ansiosa, curiosa por saber qué dirían sobre él ahora.

—Harry es un buen chico, Hurley —sentí a mamá rodar los ojos—. Y una vez más, me vuelves a interrumpir cuando estoy hablando, Bill —gruñó mamá, y al parecer lo golpeó, pues papá soltó un quejido—. Y te vas olvidando de...

—L-lo siento, lo siento, nena —se disculpó. Papá podría ser serio con todo el mundo, el más malvado si alguien cometiese la torpeza llamarlo así... Pero, por todos los cielos, Dios sabe que mamá lo tiene a sus pies—. Sólo... necesitaba dejar a ese niño en su lugar, ¿de acuerdo? No puedo dejar que dañe a Daph de nuevo, y aunque ella me diga que fue su culpa, pues sigue siendo mi niña y para mí ella jamás será la mala de la historia, punto —bufó—. ¿Crees poder hablar después con ella? Ahora debe estar molesta conmigo por haber corrido a Harry, pero contigo no lo está.

—Pero tendrás que hacerlo de igual manera tú después, cariño, lo sabes —dijo, y sentí su sonrisa suave. Casi la imaginaba acariciando tiernamente el rostro de mi padre—. Son jóvenes, Bill, déjalos vivir su relación, ¿de acuerdo? Está bien tomar medidas al respecto, pero no estuvo bien eso de amenazar a Harry con que lo quemarías vivo si volvía a atreverse a secuestrar a Daphne —rueda los ojos—. Debes ser más delicado, amor.

—Pero... Bah. Nena, se la llevó cuando le advertí que debía traerla —gruñe—. Les he dado permiso otras veces, sí, pero no ahora. Y estuvo mal, Margie. Ahora... ¿Crees que quiera ella además hablar sobre...? Ya sabes, el chico este, ¿cómo se llamaba? El que ha venido temprano.

Fruncí un poco el ceño al escucharlo, confusa, y me apegué más a la puerta para escuchar mejor.

—¿Austin? Su ex novio, Bill —mamá rió despacio. Y me tensé al escuchar a quien recordaba—. No lo sé. Pero es algo de lo que tenemos que hablar igual, el chico parecía preocupado. Me pregunto que podría ser de tanta urgencia.

Y me alejé de la puerta, con miles de pensamientos pasando volando con fastidio en mi mente. Caminé hacia mi habitación muy despacio y cerré la puerta tras de mí... Austin había estado aquí, en mi casa. Había realizado una visita, muy urgente.

Él estaba preocupado por lo que sea que quisiera hablar... conmigo. ¿Por qué estaría él buscándome?

Tomo mi teléfono, dispuesta a llamar a Austin o siquiera escribirle y preguntarle lo que era tan urgente, aunque recuerdo luego que borré su teléfono. Opto entonces por escribirle a Jazmín, quizás ella pueda saber un poco... Entonces recibo un nuevo mensaje.

"¿Podemos hablar en persona después, Daphne?... Por favor, Daph, no lo resisto más. Lamento lo que ha pasado entre nosotras, me he comportado como una tonta. ¿Podemos volver a ser amigas? Te quiero mucho, Daph."

Es Maddie.

                                                                                                                      


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