Striking my boss (Malec)

By Mafe_Caicedo

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Allí había una mujer de cabello azul, conversaba alegremente con un hombre de cabello verde, los dos me mirar... More

Reflexión
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Bienvenida!
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
MARATON MALEC
Capitulo 19
Capitulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Epílogo
Extra
Agradecimientos
EXTRAS PROMETIDOS
NUEVA HISTORIA MALEC

Capitulo 12

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By Mafe_Caicedo


Pov Alec



-Hermano lo siento tantísimo –me dijo Jace abrazándome y palmeando mi espalda, yo correspondí mientras que apoyaba mi cabeza en el hombro de mi hermano – ¿qué ha dicho el doctor?

-Ha ingerido demasiadas pastas, tuvieron que hacerle dos juagados estomágales, Magnus está... –se me rompió la voz mientras un sollozo que intenté retener se me escapó –está muy delicado de salud, necesitan que lo cuiden bien durante meses, quizás años para que vuelva a ser el de antes, tiene una dieta estricta que me ha pasado el doctor y tendrá que permanecer como mínimo tres meses sin hacer ningún esfuerzo físico.

Isabelle se unió a nuestro abrazo.

-Lo importante es que está vivo eso y es algo muy bueno y cuidarás de él.

-Y nosotros te ayudaremos –apoyó Jace.

-Gracias, no se quería sin ustedes –les dije con sinceridad.

Los dos besaron mis mejillas y yo sonreí de medio lado, mis hermanos eran los mejores.

- ¿Cuándo podrás verlo?

-Tan pronto como lo pasen a una habitación, le darán de alta en unos días, pero por ahora tendrá que permanecer aquí.

Jace palmeó mi espalda.

-Bueno, pues aquí estaremos los tres... bueno yo creo que los cuatro.

- ¿Los cuatro? –pregunté confundido.

-Max estaba completamente furioso porque no lo trajimos, no creo que soporte que vengamos de nuevo y él no, adora a Magnus y cuando le conté lo que había pasado lloró a mares, nunca lo había visto así... bueno, en realidad sólo dos veces lo había visto tan desesperada, cuando tú estabas en el hospital, ese pequeño estaba destruido, de verdad Magnus se ha ganado su cariño.

-Espero que no lo pierda cuando se entere de la verdad la cual verdad –murmuré suavemente, pero Jace me escuchó.

- ¿A qué te refieres? –preguntó él es confundido.

Isabel y yo nos miramos un momento antes de responder.

-Bueno... verás Jace –comencé yo, y los dos nos dedicamos a contarle toda aquella alocada historia...

-Quiero golpearlo -declaró Jace tan pronto como terminamos de contarle todo.

-Tranquilo hermano –dijo Isabel –yo también, pero ya te lo hemos dicho, Alec e incluso yo misma, comienzo a creer que algo le ha hecho mi padre a Magnus para ganarse su odio.

-Pero eso no justifica lo que le hizo a Alec -espetó con molestia.

- ¡Ya te lo dijimos! Parece que no oyes, la tintura te ha estropeado el cerebro –gruñí molesto, Isabelle rio pero Jace me fulminó con la mirada –es en serio, Magnus no quería hacerme daño, bueno... si quería con aquello de las cartas porque estaba celoso, pero el punto es que toda la golpiza iba para mi padre, conozco a Magnus.

- ¿En serio lo conoces tan bien como para saber que era un estúpido vengativo?

- ¡Jonathan Cristopher Herondale no voy a permitir que hables así de Magnus! Sí, cometió un error.

- ¿Un error? ¡Casi te mata!

-Lo sé, pero no iba para mí, mira, si quieres juzgarlo, está bien, pero no lo hagas frente a mí, ni me pidas que yo lo haga, porque quiero escuchar su historia, si no me convence y si no tienen los argumentos suficientes, lo dejaré, eso está más que claro, pero Jace, yo primero voy a escucharlo... bueno en realidad primero lo cuidaré, me aseguraré de que se recupere, porque te guste o no, yo amo a Magnus y no quiero que nada malo le pase.

-Quisiera golpearte –me dijo mi hermano aunque se encontraba sonriendo, luego lanzó un sonoro suspiro –eres tan gentil que a veces eso se vuelve en idiotez, cualquiera en tu lugar lo mandaría al diablo y lo dejaría su suerte.

-Yo no soy cualquiera.

-Lo sé hermano –me dijo el rubio –eres el mejor, el idiota de Magnus Bane tiene muchísima suerte de tenerte en su vida.

-No lo sé, quizás le he complicado la vida –mis ojos se aguaron e Izzy me abrazó contra ella.

Las horas pasaron lentamente, Isabelle y Jace se habían retirado a comer, también se habían ido a darse un baño y traerme algo de ropa, yo no había querido irme así que insistieron en que me traerían algo para que comiera, no tenía apetito, no quería nada, lo único que quería era ver a Magnus y asegurarme que estuviera bien.

Después de otro largo rato y cuando ya me estaba quedando dormido, alguien me tocó en el hombro, yo abrí los ojos de golpe y allí se encontraban Catarina, Ragnor y Raphael, no se veían muy felices ¿pero quién lo estaría en este momento?

-Magnus Bane es como mi hermano ¿por qué no me has avisado que estaba en el hospital? –me espetó Catalina.

-Tuvimos que enterarnos por un pequeño llamado Max quien llamó a la oficina para saber si alguien allí sabía algo sobre Magnus.

Ay Max... me has metido en aprietos.

- ¿Por qué no has llamado? –preguntó Raphael molesto.

-Lo siento mucho –dije con total sinceridad –miren, no lo pensé, lo único en lo que estaba pensando en Magnus, cuando lo vi en el piso tirado y creí que moriría yo... –mi voz estuvo a punto de romperse pero aclaré mi garganta antes de continuar hablando –solo pensé en salvarlo, en que sobreviviera y después llamé a mi hermana para que me acompañara, sé que cometí un error al no llamarlos y en serio me disculpo.

Por un momento todo se quedó en silencio, pero luego sentí que Ragnor palmeaba mi espalda mientras que Catarina posaba sus labios en mi mejilla.

-Muchas gracias Alexander –dijo la chica –por estar aquí para él, gracias por amarlo.

Antes de que yo pudiera añadir algo, una enfermera se acercó a nosotros.

- ¿Familiares de Magnus Bane?

Yo me paré de golpe.

-Soy su novio.

- ¿Alexander Lightwood? –preguntó la mujer, yo asentí –lo siento pero no puede verlo.

La mujer retrocedió un paso por lo cual me di cuenta que la mirada de odio que le di, fue más fuerte de lo que me imaginé.

- ¿Qué dice? –pregunté con ira apenas contenida.

Raphael y Ragnor se hicieron cada uno a mi lado y me sujetaron de los brazos.

-Lo siento, pero el señor Bane ha dejado bastante claro que no quiere verlo.

- ¡Al diablo! ¡¿En qué habitación está?! –pregunté.

-No le puedo decir porque el señor...

- ¡Entonces tendré que buscar habitación por habitación!

Pero no escuché nada más, me liberé del agarre de los chicos y fui corriendo hacía donde se encontraban aquellas habitaciones para los que estaban internados recientemente y busqué en cada uno de los tableros, pero en ninguno decía Magnus Bane, quise gritar de impotencia pero un doctor se me acercó.

-Disculpe ¿Busca a alguien en especial?

-Sí, busco a mi novio, Magnus Bane.

-Excelente, acaba de ser transferido, sígame –dijo aquel hombre y yo me sentí completamente agradecido.

Lo seguí, pero tan pronto como entré y Magnus me vio, apartó la mirada de la mía.

-Vete –me dijo con voz ahogada y supe que estaba a punto de echarse a llorar.

-Amor por favor...

-Señor –intervino el doctor –si el caballero no quiere verle.

-Señor por favor, dame cinco minutos con él, luego me iré.

-El señor Bane debe tener reposo, se encuentra bastante delicado de salud y no puede tener fuertes emociones.

Yo me pase varias veces la mano por la cara para aclararme, me sentía desesperado.

-Sí, lo entiendo, pero por favor, se lo imploro, se lo suplico, déjeme cinco minutos con él.

El doctor nos miró por un largo momento y creí que se iba a negar, pero en cambio me palmeó el brazo.

-Cinco minutos –me dijo antes de retirarse yo me acerqué lentamente.

-No Alexander, vete por favor.

Yo suspiré pero no le hice caso, en su lugar me senté junto a él.

- ¿Por qué no me quieres ver? Creo que es lo mínimo que merezco... Magnus cuando creí que habías muerto... –mi voz se rompió y varias lágrimas que había intentado contener se deslizaron fuera de mis ojos, ni siquiera intenté retenerlas más, tampoco apartarla, simplemente dije que cayeran libremente.

Magnus me miró preocupado y débilmente apartó las lágrimas de mi mejilla.

-Por favor mi amor... Garbancito, no llores.

Inmediatamente me levanté y presione suavemente mis labios contra los suyos.

-Nunca vuelvas a hacerme eso, por favor nunca.

-Alexander, vete

- ¿Qué fue lo que pasó? –pregunté mientras me volvía a sentar, pero no solté su mano, en cambio la acuné entre mis manos y comencé a besarla con suavidad –¿qué fue lo que pasó? –pregunté de nuevo.

-Ya sabes... las pastillas ¿no te lo dijeron los médicos?

-No Magnus, no me refiero a eso, vale entiendo que hayas querido hacer lo de las cartas, no te justifico, pero no estoy enojado, te amo y te perdono eso, pero ¿la golpiza hacia mi padre? Quiero saber qué te hizo él.

Magnus pareció sorprendido.

- ¿Por qué crees que me ha hecho algo?

-Magnus, te conozco lo suficiente como para saber que tú no le harías eso a alguien si no hubiera razón así que dímelo.

-Alexander... lo... lo de tu padre fue porque... –Magnus cerró sus ojos, cuando los abrió estaban inundados en lágrimas –sólo quería hacerte daño a ti, no a tu padre, fue una mentira lo que escribí en la carta.

Yo solté su mano por un segundo, vi el dolor brillan los ojos de Magnus e inmediatamente supe que era mentira.

-¡Dime la verdad! –exigí volviendo a tomar su mano y entrelazado mis dedos con los de él.

-Esa es la verdad.

-No, no lo es, Magnus llevo bastante tiempo contigo para saber cuándo mientes y cuando no ¡Eres un terrible mentiroso! No sabes ocultar tus emociones, así que dime la verdad ya misma ¿qué te hizo mi padre?

Magnus negó.

-Con todo esto ya he aprendido que es mejor dejar el pasado atrás, ya no importa.

- ¡A mí sí me importa!

-Alexander vete por favor –insistió.

Yo solté su mano y me puse de pie.

-Está bien, me iré, pero Magnus... volveré y volveré sabiendo que es lo que ha pasado, no eras mala persona, eso lo sé.

- ¿Cómo puedes saberlo? ¡Casi te mato Alexander! Y luego te dejé ciego... tanto tiempo sin ver esos ojos zafiros que amo tanto –su voz se rompió y varias lágrimas se escaparon de sus ojos –lo siento mucho Alexander, lo siento, lo siento.

-Tranquilo Maggs, ya no importa, estoy bien, sólo quiero que me digas la razón, no iba para mí, ya lo sé, iba para mi padre, pero ¿por qué? ¿Qué hizo mi padre para que se mereciera aquello? Yo sé que no es un santo, pero no pienso que sea lo suficientemente malvado para merecer aquello, pero tú no eres malvado tampoco, sé que no lo harías sin ninguna razón, amor por favor te lo pido, te lo imploró, dime la verdad.

-Lo siento Alexander, pero no puedo, no puedo verte sin que me recuerde a él, lo intenté y lo intenté de verdad, quería superar el pasado pero no puedo, eres y siempre serás un Lightwood, eso no va a cambiar por nada del mundo, así que no puedo –ahora estaba llorando con fuerza –no puedo estar más contigo, lo siento de verdad.

-Magnus por favor...

-Alexander vete o le diré al doctor que llame a los guardias, no quiero verte más, lo siento pero tienes que irte, adiós Alexander, yo sólo te haré daño, porque aunque quiera dejar el pasado atrás es muy difícil si tú estás conmigo.

-Pero Magnus, por favor, lo que sea lo superaremos juntos, te ayudaré.

-Alexander vete, no quiero volver a verte.

-Por favor Magnus.

-Por favor, lo siento mucho.

-Vale está bien... te amo Magnus, te amo, te amo muchísimo –caminé rápidamente hacía la salida pero antes de irme escuche las palabras más maravillosas que podía pronunciar Magnus.

-Aku cinta kamu.

Me quedé estático momento mirándolo sobre mi hombro, me estaba mirando fijamente y deseé volver hacia él, tomarlo en mis brazos, besarlo y nunca dejarlo ir, pero me prometí que volvería... después, una vez supiera la verdad, volvería a escuchar esas bellísimas palabras y volvería a estar junto Magnus porque él era mío y nadie cambiaría eso.


Bueno amores mios, esto es todo por un par de dias o semanas porque ayer me sacaron las muelas del juicio (como les digan en sus respectivos paises) y fue una cirugía bastante complicada por ende tengo que guardar resposo y no podré escribir estos dias, prometo actualizar cuando me sienta mejor.

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