Pov Magnus
- ¡Magnus tienes que parar! –me exigió aquel molesto y hermoso ojiazul entrando a mi oficina.
Yo cerré de golpe una carpeta marrón que tenía y la dejé en mis piernas para que él no la viera pero Alec por supuesto siendo tan inteligente como siempre, me miró con las cejas arqueadas, creí que me preguntaría que era, pero lo ignoró y me fulminó con la mirada.
-En serio Magnus, tienes que parar ahora mismo.
-Lo siento cariño, pero no sé a qué te refieres –murmuré recostándome sobre mi escritorio.
-Me envías rosas y chocolates todos los días, no me molesta que salgamos con frecuencia los dos siendo amigos, pero Jonathan está molesto.
-Pues termina con él –sugerí.
Alec me fulminó con la mirada.
-Quiero a mi novio.
Yo suspiré exasperado.
-Y sigues con lo mismo.
- ¡Lo quiero! –exclamó molesto.
-Está bien Alexander ¿Entonces por qué sigues aceptando seguir conmigo si sabes que eso lo hace poner furioso?
-Porque a mí nadie me dice que hacer.
-Al menos dime que te gusto un poco.
- ¿Qué ganas con todo eso?
-Yo nada, pero quiero que seas honesto contigo mismo.
-Pero Jonathan y yo...
- ¡Deja de pensar en Jonathan! Piensa en ti.
Furioso me puse de pie y me acerqué hacia él, sentadme en la orilla de mi escritorio.
- ¿Por qué no admites que te gusto aunque sea un poco?
- ¡Eres un estúpido! –me gritó Alec antes de tomarme de mi corbata y atraerme hacia él para besarme.
¡Un beso de verdad!
Mi cerebro estaba a punto de estallar y mi corazón se iba a salir de mi pecho, yo correspondí inmediatamente, rodee su cintura con mis brazos al tiempo que los suyos enredaban tras mi cuello atrayéndome más hacia él, nuestros cuerpos estaban completamente juntos, lo único que estorbaba era la maldita ropa y si no estuviéramos en la oficina me desharía de ella, pero estábamos... y no sería el lugar más apropiado.
Aun así me senté en mi escritorio abriendo mis piernas para que Alec pudiera estar entre ellas para que estuviera más cerca de mí mientras que mis piernas rodeaban su cintura.
Aquel ojiazul tan inexperto me robó todo el aliento y nos separamos cuando ya no podíamos respirar, nos miramos como si fuera la primera vez, los hermosos ojos zafiros de Alec estaban brillando y me parecieron aún más bellos que de costumbre, estábamos encerrados en nuestra burbuja personal hasta que un aplauso nos interrumpió, lento y sarcástico, los dos nos giramos para ver quién era y allí de pie con su cabellera dorada se encontraba Jonathan.
-Muy bien hecho Alexander ¡Qué espectáculo! Me lo esperaba de Magnus ¿Pero de ti? ¿Qué cayeras tan bajo? –su voz estaba rota y varias lágrimas se resbalan por un su mejilla, pero no sentí lástima porque eso había sentido yo cuando Alec decidió irse con Jonathan y no conmigo.
-Jonathan...
-No, espera, no me des excusas Alexander, es lo menos que quiero oír ahora –le espetó aquel rubio –espero que sean muy felices –musitó antes de irse.
-Jonathan, por favor, no, espera...
Alec se veía triste se veía roto y por un segundo le creí de verdad le gustaba Jonathan, que de verdad lo quería.
-Ve detrás de él –le dije –te entiendo.
Sentí mi corazón romperse.
-Magnus yo...
-No digas nada, solo ve por él.
-Lo lamento tanto Magnus.
-No importa.
Alec se giró corriendo para alcanzar a Jonathan y eso solo hizo que mi sed de venganza aumentó aún más.
Pov Alec
- ¡Jonathan por favor espera! –grité siguiéndolo por la calle.
No me importaba que la gente me mirara extrañada, quería arreglar las cosas con Jonathan, parecía tan dolido, no quería lastimarlo, no quería aquello, me gustaba y mucho, pero Magnus... oh mi dulce Magnus, el solo besarlo había sido el mejor momento de mi vida, no tenía palabras que le hicieran justicia a lo que había sentido cuando besé a Magnus, excepto...
-Amor... -murmuré apoyándome en la pared, Jonathan lo escuchó y me giró para mirarme con furia.
-Dos meses Alexander, dos meses de ser novios ¿y tú me dices "amor" después de que te besaste con Bane?
-No, yo...
- ¡Creí que me querías! –gritó él con la voz rota, haciendo que varias personas nos miraran con interés.
Oh no, no podía soportarlo, las personas se detuvieron a mirarnos con interés, molestia y algunos me miraban con furia, era insoportable.
-Jonathan quizás deberíamos hablar de eso...
- ¿POR QUÉ? ¿TE DA PENA QUE TODOS SEPAN QUE ERES UN INFIEL? ¿QUÉ ME LASTIMASTE?
-Jonathan...
-PUES QUE TODO EL MUNDO SE ENTERE, ALEXANDER LIGHTWOOD ES UNA PEQUEÑA MIERDECILLA –ahora estaba llorando con fuerza –ES UN IDIOTA.
-Jonathan... amor yo...
Y sentí mi mejilla arder, me había golpeado, me había abofeteado cual Isabelle peleando con una chica por el único par de zapatos que le gustaba.
-Yo te amo Alexander, tú lo elegiste a él, tú lo quieres a él –oh no llores Jonathan, te quiero, no llores por favor –te amo de verdad Alexander y solo pedía a cambio que tú también me amaras –seguía llorando con desesperación – ¿no piensas decir algo?
Oh por el ángel... perdóname Magnus, por favor perdóname, no quería lastimar a nadie, pero tarde o temprano lo haría, lo siento tanto.
-Sí... Magnus me besó a mi... sabes que soy nuevo en esto del amor, no sabía qué hacer, me sorprendió...
Lo siento, lo siento tanto Magnus, de verdad, perdóname por favor...
-Te vi, tenías tus brazos alrededor de su cuello.
-Trataba de halarle el cabello intentando que se alejara –mentí.
-Entonces... ¿no lo quieres?
Oh Magnus, te quiero, te quiero mucho, de verdad lo hago, pero Jonathan... no quiero que sufra... él no hizo nada malo, él no se merece esto.
-No, no quiero a Magnus... po-porque...
- ¿Por qué Alexander?
-Porque te amo Jonathan.
Pov Magnus
Me alejé de la ventana tras ver cómo Alec besaba con todo el amor del mundo a Jonathan, no quería ver eso, no me apetecía, me dolía y aunque quería convencerme a mí mismo de que Alexander no me importaba ni un poco y que lo utilizaría para vengar a mi madre, era una mentira demasiado grande, porque aún lo quería y mucho y tuve la esperanza de que pudiéramos estar juntos cuando nos habíamos besado, porque para mí había sido completamente maravilloso, el sentir los labios de Alec sobre los míos había sido completamente el paraíso, me había encantado, pero ahora Alexander y Jonathan estaban de nuevo juntos.
Volví a mi trabajo intentando sumergirme en mi trabajo, para no prestarle atención el dolor que sentía de saber qué Alec había vuelto con Jonathan.
Cuando salí para almorzar Jonathan estaba de pie junto a mi puerta con los brazos cruzados.
Alec había ido a comprar un café el cual le había pedido por teléfono.
-Bane, tenemos que hablar.
-Sí, Jonathan tenemos que hacerlo –le entregué a un papeleo –quiero columnas sobre tu opinión al maltrato animal, mejor si es algo positivo, no quiero tener quejas, también quiero que...
- ¡Cállate! Quiero hablar de Alec...
-Sí, te gusta presumir a tu novio, pero una columna sobre la relación gay con tu novio no creo que sea muy buena idea, aunque si quieres hablar sobre la homosexualidad...
Sonreí cuando noté que estaba furioso porque no me estaba comportando con seriedad.
-Mira maldito idiota, estoy hablando de Alexander, me contó lo que pasó.
Yo me crucé de brazos mirándolo interesado.
¿Qué mentira le dijo Alec a este rubio de pacotilla para que volvieran?
- ¿Y qué te ha dicho?
-Me ha dicho que tú lo besaste y que él te haló del cabello para alejarse de ti y tú no lo soltabas, así que deja mi novio en paz.
Yo miré con incredulidad a Jonathan, así que eso era lo que había dicho Alexander... interesante.
-Sí, bueno no sé qué tengo que ver con eso, él sigue siendo tu novio.
-Escúchame Magnus Bane, él te quiere y eso lo tengo claro, así que déjate de él porque amo Alexander y él me ama a mí.
-Tú sí que eres crédulo –me burlé, una sonrisa enorme apareció en el rostro de Jonathan.
-Yo no lo soy, tú sí, él me lo ha dicho hoy, me ha dicho que me ama.
Y ahí fue cuando mi corazón se destrozó completamente.
- ¿De qué hablan? –preguntó Alec acercándose a nosotros, su mirada estaba llena de preocupación.
-Nada, sólo que Jonathan me estaba comentando sobre tu declaración amorosa ¿aquello es verdad? –le pregunté con amargura y no té como Alec quedaba tres tonos más pálido, por lo cual no necesité respuesta, simplemente palmee el hombro de Alec –felicitaciones chicos, espero que sean muy felices.
Fue lo único que dije antes de tomar bruscamente el café de las manos de Alec y marcharme a mi oficina.
El trabajo se fue al caño, estuve pensándolo muy bien toda la tarde, si comenzaba ya no habría vuelta atrás.
Y lo decidí.
Mi venganza contra los Lightwood's comenzaría al día siguiente.
Cositas bellas y sexy's