Striking my boss (Malec)

By Mafe_Caicedo

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Allí había una mujer de cabello azul, conversaba alegremente con un hombre de cabello verde, los dos me mirar... More

Reflexión
Capitulo 1
Capitulo 2
capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Bienvenida!
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
MARATON MALEC
Capitulo 19
Capitulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Epílogo
Extra
Agradecimientos
EXTRAS PROMETIDOS
NUEVA HISTORIA MALEC

Capitulo 3

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By Mafe_Caicedo


Pov Alec

-Así que tú eres el nuevo sumiso de Magnus –me dijo un chico de tez bronceada y ojos tan oscuros como su cabello mientras me sonreía brillantemente.

- ¿Disculpa? –pregunté confundido.

-Quedas perdonado –murmuró aquel chico.

-Basta Raphael, déjalo en paz –reprendió una chica de cabellos azules, la misma que me había preguntado que necesitaba momentos antes.

-Está bien, sólo quería socializar con el nuevo chico –dijo aquel moreno.

La chica le dio un golpe fuerte en la cabeza.

-Déjale en paz –lo reprendió.

-Está bien, lo siento, solo quería conocerlo.

-Está bien Alexander Lightwood, te presento a Raphael Santiago, él es asistente de Ragnor Fell, uno de los editores, Raphael, él es Alexander Lightwood y no es sumiso de Magnus, es su nuevo asistente personal, ahora que ya lo conoces, lárgate.

Yo no entendí nada de aquello, sólo los miraba curiosos aunque un tanto sonrojado.

-Lamento su comportamiento –me dijo la chica tan pronto como él se alejó.

-No te preocupes.

-Por cierto, soy Catarina Loss, editora.

-Es un gusto conocerte –me dijo ella.

-Hola, soy...

-Yo sé quién eres, Alexander Lightwood, asistente de Magnus y posiblemente, su próxima víctima, ten cuidado –me advirtió.

Yo me sonroje al tiempo arqueaba una ceja.

-No sé a qué te refieres.

-Mira, Magnus es como mi hermano, lo conozco de toda la vida, por lo cual te digo, ten mucho cuidado, ya te he dicho, lo conozco de toda una vida y noté cómo te ha mirado.

- ¿Y cómo me ha mirado? –pregunté curioso.

-Con deseo –me soltó ella y yo me sonroje inmediatamente.

-Creo que estás confundida.

-No, en realidad no, ya te dije, lo conozco de toda la vida –me repitió de nuevo –y por favor lo digo por tu bien, eso no es bueno, él es un cazador, un bisexual irresponsable, le gusta divertirse, ha perdido muchos asistentes por coquetear con ellos, eres un chico responsable, eso se nota y apenas llevas unos minutos aquí, pero quiero darte una advertencia... una sugerencia en realidad, tú decides si tomarla o no, Magnus Bane es como mi hermano y se nota que tú eres un buen chico, pero si quieres mantener tu empleo, separara los sentimientos del trabajo, separa cualquier relación personal de tu responsabilidad para con Magnus, es lo mejor.

Yo asentí dos veces con lentitud, ella me sonrió complacida antes de tomar mi mejilla y halarla.

-Me caes bien Alexander, se inteligente, es por tu bien lo que te digo.

Aquella chica me lanzó una brillante sonrisa antes de irse caminando con lentitud a su oficina y yo suspiré, había quedado encantado con Magnus Bane, pero aún si quisiera desobedecer o ignorar el consejo que me acababa de dar Catarina, no lo haría por dos razones, la primera es que mis padres no sabían que era gay, por lo cual me había alejado de cualquier oportunidad de tener alguna relación y segundo, no podía perder aquel empleo, sería un soporte económico para mis hermanos, mis padres tenían bastante dinero, muchísimo, pero eran tan rígidos que no les dejaban gastar demasiado a ellos demandando que eran gustos estúpidos, y bueno, no sé, quizás lo fueran, Jace lo gastaría en productos para el cabello como si fuera una chica, Isabelle en ropa y Max seguro que lo gastaría en videojuegos, en revistas de anime o en libros, pero si mis padres no querían darles gusto, yo sí lo haría, y si tenía que conservar un duro trabajo, por supuesto que lo haría, pasé varias horas haciendo labores para Magnus, llevarle café, ordenarle algunos papeleos, organizarle una cena para el con sus amigos, bueno, en realidad todo era para organizar su vida personal, casi nada del trabajo, aunque después de todo me estaba pagando muy bien por ayudarle con ello, así que por supuesto que no me quejaría.

El teléfono timbra por décima tercera vez en el día diga, contesté sonriente sabiendo quien era.

-Alexander –dijo la voz de Magnus que llamaba desde su oficina – ¿crees que podrías llevarle unos papeles a el nuevo editor?

-Sí, por supuesto, yo me encargo.

-Excelente, ven a recibirlos y se los llevas, te diré que pisó y cuál es el número de su oficina.

-Excelente –colgué el teléfono con una sonrisa tonta en el rostro.

En realidad me divertía que Magnus siempre me pidiera el favor, en mis antiguos trabajos e incluso trabajando con mi padre siempre me gritan todo, pero no él, era un caballero pidiéndome el favor como si yo tuviera opción de decirle que no.

Entré en su oficina, Magnus estaba revisando su teléfono pero cuando entré lo bajo y me lanzó una sonrisa deslumbrante, tuve que obligarme mantener la compostura, siempre que Magnus me miraba, me sonreía y eso me desarmaba, tenía una sonrisa bellísima, la sonrisa más hermosa que yo haya visto jamás.

-Son estos -Magnus señaló un par de papeles que estaba encima de su escritorio, los tomé con extrema delicadeza, como si de cristal se tratara –excelente, es en el piso treinta dos, oficina número catorce, por favor entrégalos.

Yo asentí.

-Sí, por supuesto.

-Excelente Alexander, oh, por cierto y luego haz una reservación en el club en el restaurante que te envié en mi lista de lugares favoritos, para dos por favor.

- ¿Reservación para hoy? –pregunté torpemente aunque recordé inmediatamente que hoy cenaría con sus dos amigos. Magnus también parecía recordarlo y me arqueó una ceja –lo siento ¿para cuándo quieres la reservación?

Magnus mordió su labio y yo lo miré fijamente, pero al darme cuenta que lo estaba haciendo agaché la mirada mientras me sonrojaba, escuché la suave risa de Magnus mientras que se inclinaba hacia mí.

- ¿Cuando estás libre?

Yo alce la cabeza y mis ojos estaban completamente abiertos.

-Bueno, en realidad estoy libre todas las noches –admití sonrojándome avergonzado por mi patética vida social.

-Bueno entonces haz la reservación y sorpréndeme –me dijo el sonriendo abiertamente, yo asentí una vez, pero antes de retirarme lo mire con timidez.

- ¿Algo más?

Magnus negó mientras que me guiñaba un ojo.

-Por ahora no necesito nada más –yo volví a asentir y me retiré, casi que corriendo de su oficina, tropecé con mis pies pero no me dejé caer y antes de cerrar la puerta escuché una suave risa a mis espaldas.

Me apresure rápidamente al piso y el número de oficina que se me fue indicado, toqué la puerta dos veces y escuché un suave "siga" antes de poder entrar, lo primero que miré fue una oficina pudorosamente ordenada, pintada de blanco, los muebles allí también eran color blanco, todo estaba perfecto, entré lentamente y allí vi un joven de cabellos rubios, casi blanco, su piel era pálida y sus ojos eran de un hermoso verde que me dejaron embobado, aquel joven era maravilloso.

- ¿Puedo ayudarte? –me preguntó sin esconder su diversión, yo sacudí la cabeza rápidamente sintiendo mis mejillas calentarse.

¡Qué idiota! Me había quedado mirándolo atarantado.

-Sí, lo siento, el señor Bane me ha enviado para traerle estos papeles.

El joven los recibió.

-Oh ya veo, el tema para mi próximo artículo, perfecto, lo revisaré y te llamaré cuando estén listos.

Yo asentí una vez.

-Muchas gracias –musité antes de girarme.

- ¡Espera un momento! –me dijo el joven por lo cual lo miré sobre mi hombro – ¿puedo saber tu nombre?

-Yo soy Alexander Lightwood.

-Alexander Lightwood, lindo nombre...

-Pero puedes llamarme Alec –me apresuré a decir es decir –sólo si quieres.

-Alec... me gusta, es corto y lindo, como tú –yo me sonrojé inmediatamente pero no encontré nada inteligente que decir, por lo cual me límite a agachar la cabeza –me llamo Jonathan ¿tienes algo que hacer esta noche? –Yo negué con lentitud – ¿no es muy apresurado si te invito a por un café? Si quieres tú escoges el lugar.

-Bueno...yo... es que yo...

- ¿Tienes novia? –Me preguntó con diversión, yo negué precipitadamente y aquel chico sonrió mostrando una fila de hermosos y perfectos dientes blancos y relucientes – ¿tienes novio? –Yo volví a negar –excelente, entonces no hay más de qué hablar, pasaré por ti a las siete, ahora puedes retirarte.

Yo asentí una vez antes de salir de su oficina, una vez entré en el ascensor, dejé salir una bocanada de aire que ni siquiera sabía que estaba reteniendo.

¡Genial! Tendría una cita con el chico de tan hermosos ojos.

Suspiré recargándome en la pared del ascensor.

Quizás este día no sería tan malo como pensaba.

¤~¤~¤~¤

Las horas pasaron rápidamente y comencé a sentir los nervios a flor de piel, quería salir con aquel chico, era maravilloso, no podía negarlo y aunque me había sentido completamente atraído por Magnus tan pronto como lo vi, debía seguir el consejo de Catarina, después de todo, como ella misma ha dicho, lo conocía desde hace mucho tiempo, él era un casanova y no quería alguien así, nunca en mi vida he tenido ninguna relación, pero no quiero una en la cual esté con un chico al cual sólo le gusta estar con una persona sólo para jugar, Jonathan por otra parte se veía un chico maduro, era encantador y también había sentido una conexión inmediata con él, además él había sido quién me había invitado a salir a mí, era atractivo, me había gustado y yo no tenía nada con nadie, mis padres estaban muy lejos de aquí así que no tenía ninguna excusa para rechazarlo y no lo hice.

-Alexander –Magnus que acababa de salir de la oficina de Catarina –recuerda que a las siete puedes irte a casa.

Yo sentí vigorosamente.

-Sí, por supuesto señor Bane.

- ¿Qué te he dicho Alexander? –me reprendió él en tono cariñoso, yo sonreí con timidez.

-Sí, lo siento, lo he olvidado y sí, sé que puedo irme a casa a las siete... Magnus –musité con un hilo de voz –solo tengo que terminar tu horario de mañana.

Aquel moreno me sonrió encantado.

-Eso está mejor ¿Sabes? Me gusta que me llamen por mi nombre el "Señor" me hace sentir muy viejo.

Yo le sonreí de medio lado.

-Bueno, eres muy joven, así que no tienes por qué sentirte viejo –dejé escapar antes de pensar, por lo cual me sonroje.

Magnus caminó lentamente hacia mí y se apoyó en mi escritorio.

-Pero que encantador es aquel rojo en tus mejillas –noté como mi cara se calentó aún más ¡demonios! Me había sonrojado peor –res simplemente adorable –musitó Magnus.

Mi cara estallaría si él continuaba con tales halagos.

- ¿Listo para irnos? –preguntó una voz para Magnus.

Yo miré sobre su hombro y Magnus se giró rápidamente.

- ¿Jonathan? –Inquirió el moreno.

- ¿Cómo te va?

- ¿Tu saldrás con Alexander? –preguntó y noté un tanto de resentimiento en su ojos.

Jonathan me guiño el ojo yo me sonroje de nuevo.

-Esa es la idea –respondió aquel rubio – ¿listo para irnos Alexander? –preguntó de nuevo.

Yo miré el reloj, aún no eran las siete, antes de que fuera a contestar, Magnus intervino.

-Aún no ha terminado la hora laboral, por lo cual no puedes marcharte todavía, es más, tú deberías estar trabajando –señaló Magnus con un tono un tanto brusco.

-Sí, lo sé, pero he terminado todos mis papeles, además sólo faltan dos minutos para las siete.

-Horario Jonathan, todos los empleados a que tienen que cumplir un horario.

-Está bien, yo sigo en el edificio.

-Sí, pero Alexander no puede retirarse de su puesto de trabajo –espetó Magnus ahora un poco más molesto.

-Está bien -Jonathan se sentó en uno de los sillones de la sala de espera –aquí estaré dos minutos cariño –me habló Jonathan a mí.

Yo asentí.

Magnus frunció el ceño.

-Alexander necesito pedirte un favor ya mismo en la oficina –indicó el moreno antes de retirarse, yo lo seguí mientras que miraba Jonathan fulminarlo con la mirada.

Cuando entré, Magnus estaba sentado en su silla tras su escritorio, tenía el ceño profundamente fruncido y los brazos cruzados.

- ¿Saldrás con él? –me preguntó.

Yo asentí lentamente y miré a Magnus resoplar ¿había algún problema con ello?

-Jonathan no me agrada para nada –espetó.

Me molestó un poco que dijera aquello, pues a mí el rubio me parecía encantador, era un chico bueno, no como él, Jonathan parecía serio y bueno, Magnus... Magnus por lo que sabía era un casanova.

-Qué bueno que seré yo el que salga con Jonathan y no tú.

Al parecer a Magnus le sorprendió mi respuesta, porque me miró con incredulidad.

-Como sea –gruñó – ¿hiciste la reservación para el restaurante que te dije?

Yo negué con lentitud, demonios lo he olvidado ¡Que idiota!

-Hazla para mañana.

-Creí que yo escogería el día.

Magnus enarcó una ceja.

- ¿Tienes planes para mañana?

-No, en realidad no.

-Entonces no veo porque no puede hacerla para mañana –me señaló él y otra vez se escuchaba molesto, yo asentí.

-Sí, tienes toda la razón bien.

-Mañana a las ocho donde te he dicho.

Yo asentí vigorosamente.

- ¿Algo más?

-Sí –Magnus se puso de pie y caminó hasta donde yo estaba, me tomó del brazo acercándome a él, su pecho chocó con el mío y yo me aterré, quise alejarme, pero sus brazos me rodearon –ten mucho cuidado con que Jonathan me manoseé demasiado la mercancía.

Yo lo miré sorprendido y sin entender a qué se refería, simplemente asentí.

Magnus me soltó mientras que sonreía completamente.

-Buena suerte y recuerda lo que te he dicho.

Yo asentí antes de retirarme.

Qué suerte, ya eran las siete, podía retirarme.

Deje salir una bocanada de aire tan pronto como salí de la oficina de Magnus, Jonathan me miró con curiosidad.

- ¿Ha pasado algo con Magnus?

Yo miré a que el chico rubio y le sonreí tímidamente.

-Ni te imaginas –le contesté mientras me acercaba a él – ¿nos vamos?

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