The Guest || Luke Hemmings.

By Harua_girl

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Por un momento pensé que tener a un chico sexy en casa, sería una buena historia para contar. 📍: Portada de... More

La llegada.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Epílogo.
Agradecimientos.

Capítulo 31.

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By Harua_girl

Dulces heridas.






Sam.

- ¿Quién te hizo esto? -la voz preocupada de Melina se escuchaba por toda la casa. Yo aún estaba paralizada al ver a Luke tan golpeado y débil. No podía razonar en como terminó de esta manera.

Mis padres se reunieron en la sala con la misma expresión de sorpresa. Luke decía que no era para tanto pero las muecas de dolor lo delataban.

No sé que diablos me pasa por la mente. Pero hasta haciendo gestos de dolor no deja de verse sexy. Lo sé, es demasiado cruel de mi parte pensar cosas como esas. No me juzguen por encontrarlo atractivo a pesar de los golpes.

Regresando a la realidad Melina caminó hasta Luke para revisarle de cerca pero el muy orgulloso se alejó diciendo que se encontraba bien.

Mis padres insistían en ir al hospital para estar seguros que ninguna costilla estuviera rota. Pero como dije, Luke es tan terco que no hay manera que alguien lo haga cambiar de parecer, incluso yo que soy su novia.

Quería saber cada detalle de lo ocurrido. Las ganas de gritarle en ese momento se convertían en una opción. Tenía tantas cosas que preguntarle. Cosas como ¿Por qué no contestaba mis llamadas? ¿Qué fue lo que le dijo Ashton? ¿Quién lo había golpeado de esa manera y por qué? Aunque tenía mis sospechas.

Pero decidí esperar a que se calmaran las cosas. Melina ya estaba muy alterada como para que yo también me pusiera igual que ella.

Otra cosa que me impidió actuar como una novia preocupada fue la presencia de mis padres. Si suelto las preguntas de golpe comenzaran a sospechar sobre nosotros. Y lo menos que necesitamos en este momento es que las cosas se pongan peor de lo que ya están.

Ashton subió las escaleras con Luke a su lado. Al parecer su amigo tatuado tenía la fuerza y la paciencia suficiente para llevarlo a su habitación.

- Tranquila, lo importante es que ya está en casa -las palabras suaves de mamá lograban calamar a Melina.

- ¿Quién tuvo la cobardía de golpearlo de esa manera tan brutal? -seguía preguntando Melina mientras se sentaba en el sofá.

Por otro lado, mi padre que estaba a mi lado, no dejaba de ver hacia las escaleras. Estoy más que segura que el aspecto de Ashton no le brindó mucha confianza.

¿Y a quién le inspiraría confianza un chico alto, moreno, tatuado, musculoso y con una cara digna de meterse en problemas?

Me sentía como un adorno en medio de la sala. Quería correr hasta la recámara de Luke para asegurarme de que realmente estuviera bien pero con la fuerza de voluntad requerida, pude contenerme.

Minutos después Ashton apareció bajando las escaleras mientras se retiraba el celular de su oreja.

- ¿Qué fue lo que pasó? -pregunté en voz baja.

- Es mejor que él te lo diga.

Ashton no se veía tan golpeado como Luke. De hecho, no tenía ni un sólo rasguño o señas de enfrentamiento con otra persona. Lo que me pone a pensar que él no estaba con Luke en el momento del ataque.

- Gracias por traerlo -le susurré mientras lo acompañaba a la puerta de la casa.

- No hay problema -sonrió entregándome las llaves de la suburban.

- ¿En qué te irás a casa? -quise saber.

- Acabo de llamar a unos de mis amigos para que vengan por mi -comentó despreocupado.

- Bien, gracias de nuevo.

- De nada, nos vemos, Sam -dicho esto cerré la puerta y caminé hacia la sala.

Luego de que mis padres se despidieran y se fueran a su recámara, me senté al lado de Melina para terminar de tranquilizarla.

- ¿Quién crees que lo golpeo? -preguntó con sus ojos llenos de preocupación y coraje.

El primero en mi lista era Calum. Él tenía razón para hacerlo. Si mal no recuerdo Luke rompió el vidrio de su adorado Mustang.

Pero aún así, los golpes en su rostro eran demasiados como para que sólo una persona lo hiciera. Lo que aumenta la probabilidad que los amigos de Calum estuvieran involucrados.

No iba a comentarle nada a Melina sobre mis posibles ideas. Sería demasiado para ella saber que la pelea fue algo personal. Así que para que no se preocupara más de lo que ya estaba dejaré que piense que pasó por alguna tontería.

Ella estaba dispuesta en ir a curarle las heridas con su botiquín de emergencias. Pero me dejó a cargo de hacerlo. Por su puesto que no me negué, al contrario la apoye diciéndole que fuera a descansar.

Y aquí estoy, frente a la puerta de Luke con el botiquín de primeros auxilios en mis manos. Giré la perilla de la puerta y sin pedir permiso entré a su habitación.

No se encontraba a mi vista pero después de escuchar unos ruidos en el baño me dispuse a sentarme sobre la cama colocando el pequeño maletín blanco en mi regazo.

Luego de unos segundos, Luke sale del cuarto de baño con el mismo rostro lleno de golpes, heridas y moretones que hacen que el corazón se me parta en pedacitos. Verlo en este estado simplemente me hace sentir culpable y más aún si Calum tuvo que ver en esto.

Los vaqueros todavía se encontraban en su cuerpo. Había sustituido su playera por una camiseta blanca de tirantes y sus convers desaparecieron dejando sus pies totalmente descalzos.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó a la vez que se limpiaba la sangre de su ceja con una toalla.

¿En serio? Creo que es la pregunta más absurda que he escuchado ¿qué pensaba? ¿Qué me iría a dormir tranquilamente sabiendo que se encuentra así?  Pues está muy equivocado.

- Vine a curarte -agite la cajita blanca. Trato de sonreír pero rápidamente hizo una mueca al intentarlo-. Ven siéntate -ordené golpeando con la palma de mi mano el espacio libre de la cama que estaba a mi lado.

Sin protestar se sentó quedando frente a mí. De cerca las heridas se veían abiertas y con colores vivos. Divise que su ojo derecho comenzaba a hincharse y su labio inferior sangraba levemente.

Y yo que pensaba que ese tipo de golpes sólo las veía en las películas de Rocky Balboa.

De manera involuntaria hice una mueca de disgusto al recorrer su rostro. Con tan solo verlo siento como si yo hubiera recibido los golpes. No me imagino la intensidad del dolor que debe estar sintiendo Luke en estos momentos a pesar de que trate de hacerse el fuerte.

- Iré por una bolsa de hielo -me levanté de la cama, dirigiéndome a la puerta.

- ¿Sam? -cuando escuché su voz, me giré para encararlo.

- ¿Dime?

- ¿Puedes traerme también helado de vainilla? -preguntó con una ligera sonrisa.

Rodando loa ojos salí de la habitación y me desplace hasta la cocina. De forma rápida tomé la bolsa de hielo y el bote de helado de la nevera para luego regresar a su cuarto.




***




Después de haber recibido quejas de Luke mientras le colocaba alcohol en las heridas logré terminar de poner pequeñas curitas blancas en su rostro.

Tomamos cinco minutos de descanso para alimentarnos del helado de vainilla para tranquilizar el ambiente.

Y como siempre cada vez que introducía un bocado de nieve a mi boca, Luke miraba fijamente mis labios como si quisiera probar el helado con su boca pero con las condiciones en la que estaba no se veía muy animado.

Una vez que el bote de helado quedó vacío me concentre en sanar tanto la herida de su ceja como su labio inferior dando ligeros toques con el algodón.

- Luke, deja de moverte -me quejé.

- Auch... Eso me arde -protestó mientras el algodón llegaba a la herida.

- Obviamente tiene que arder, es parte de la sanación -dije a la vez que agregaba alcohol.

- Que se joda la medicina. Deberían crear métodos para que esa cosa no ardiera como el infierno.

- En vez de estar quejándote como niño, mejor ponte la bolsa de hielo en el ojo antes de que solo puedas ver con uno -contesté dándole la compresa fría.

- Tss esta fría -dijo cuando lo colocó en su parpado.

Mi paciencia está disminuyendo.

- ¡Como te quejas! -imite sus palabras con voz grave-. Esa cosa arde...ay esa cosa está fría.

- ¿A poco así se me escucha la voz cuando hablo? -pregunta divertido.

- Mejor cállate.

- No me provoques, Sam -cuando continuó hablando su voz se volvió chillona imitando la mía-. ¡Como te quejas! Pareces un niño, bla, bla, bla...oh sí, bésame y házme tuya, Luke...

- Oye, lo último no lo dije -lo interrumpí.

- Aún no -presioné el algodón en su labio herido-. ¡Auch!

- Deja de hablar entonces -dije, intentando ocultar una sonrisa.

Luego de haber terminado completamente con su rostro, coloqué las cosas en el botiquín.

- ¿Cómo te sientes? -pregunté, sentándome más cerca de él.

- Ya no duele como al principio -dijo con una media sonrisa.

- Eso es bueno -contesté.

Cuando nuestros ojos se encontraron no pude apartar mi vista de su mirada. Su mano apareció en mi mejilla para luego retirar un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Mi pulso comenzó a acelerarse al sentir su tacto y el calor de su mano en mi piel. Cuando mi lengua mojó mis labios los ojos de Luke bajaron hasta mi boca provocando que miles de chispas se encendieran en mi estómago como fuegos artificiales.

Cada vez que sus ojos se posicionan en mis labios hace que raras y placenteras descargas se apoderen de mi cuerpo. Su vista no dejaba de mirarlos con deseo y hambre.

Sintiendo la presión de la lujuria acerqué mi rostro hacia la de él para cerrar la distancia. Su mano que se encontraba descansando en mi mejilla se deslizó hasta mi barbilla y me fue acercando hasta que nuestros labios se conectaron.

Y lentamente se fueron uniendo hasta que se completó el proceso de fricción. Sus labios se abrieron despacio dejando que los míos entraran en acción. Con suaves y ligeros movimientos nuestras bocas encajaron entre sí. Los sonidos que nuestros labios creaban al chocarse provocaban que un calor radiante invadiera mi sistema.

En momentos siento que hace una mueca de dolor cada vez que mi boca roza con su labio inferior herido. Pero aún así él no se detiene. Se contiene y comienza a profundizar el beso a pesar del disgusto que este puede causar.

Sus fuertes manos sujetan los lados de mi cara para tener más control en nuestros besos. Mis manos viajan hasta su cuello y se quedan allí por unos segundos. Luego se van deslizando hacia abajo sintiendo su tenso pecho. Después mis dedos van bajando hasta su abdomen definido a través de la camiseta.

Mis manos recorren las partes de su abdomen con delicadeza disfrutando como sus músculos se tensan y se estremecen.

Cuando mis dedos se mueven a un costado de su estómago Luke rompe el beso con una mueca.

- ¿Estás bien? -pregunté, con preocupación.

- Sí, lo siento. Es sólo que me duele -se quejó, con la respiración agitada.

Recuperando el aliento logré ponerme de pie.

- Déjame ver -dijo colocando mis manos en mis caderas.

- No es para tanto, Sam. El dolor se irá con los días.

- Luke... -dije con tono de advertencia.

Poniendo sus ojos avellana en blanco, se acuesta boca arriba sobre la cama con sus brazos detrás de su cabeza y mirándome de forma tentadora.

Ignorando sus gestos pervertidos levanto su camiseta hasta la altura de su pecho. La luz que genera la lámpara de su habitación no es de mucha ayuda pero aún así se logra observar un gran círculo morado casi negro a un lado de su abdomen. No quiero ser dramática, pero era un espeluznante moretón.

- Es enorme -murmuré.

- Y eso, que no lo haz visto -dijo, arrugando la frente.

- Estúpido -respondo negando la cabeza-. Luke, ¿con qué te pegaron?

- En esta parte -señala el círculo morado-. Con un tubo de acero.

Mi mandíbula se abre más de lo normal al escucharlo. Ahora más que enfadada me siento preocupada. Un golpe en la cara con una de esas cosas y te distorsionan el rostro.

- Tal vez tienes alguna costilla rota. Iré por papá para que nos lleve al hospital.

- Sam, no es necesario -me interrumpe-. Si fuera alguna costilla en este momento no hubiera podido ni moverme.

- Pero te duele -protesté con amargura.

- Es sólo por el golpe, con alguna pomada se me quita.

Buena idea. Por lo menos eso ayudará a contrarrestar la molestia. Sin dudarlo abro de nuevo el botiquín y tomo la pomada ideal para ese tipo de golpes.

Mis manos se llenan del producto espeso y lentamente voy masajeando la zona afectada. Veo como Luke cierra los ojos y suspira con fuerza. Sé que le duele pero esto hará que desaparezca el horrible color de su herida.

Cuando mis dedos tocan su piel una oleada de calor se apodera de mis mejillas. Su abdomen contorneado no deja de ponerme nerviosa. La calidez de su piel atravesando mis dedos me ponen a pensar cosas que no son adecuadas en este momento.

Luego de haber terminado, enrollo la parte abdominal con una venda blanca. Con la ayuda de Luke logro colocarla a su alrededor.

- ¿A dónde aprendiste primeros auxilios? -preguntó cuando se ponía de pie.

- En la televisión, el canal de home and health ayudaron
mucho -dijo orgullosa.

En cuanto guardo las cosas y me giró para verlo me envuelve en sus brazos. Los míos rodean su cintura y con cuidado coloco mi mejilla en su pecho aspirando su aroma.

Siento sus labios besar la parte alta de mi cabeza y me aprieta con fuerza.

- Gracias -susurró agradecido.















***

Editado: O3.O3.2O21.

Créditos a Wendy ✔

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