Sweet Hell (Camren G!P)

By turningpages97

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Camila Cabello tiene dieciséis años, buenas calificaciones, y una familia típica de clase alta; un padre, una... More

Camila Cabello
Lauren Jauregui
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
N/A
Capítulo 14
Capítulo 15
N/A
Capítulo 17
N/A
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 (Parte uno: "La Final")
Capítulo 20 (Parte dos: "Preparaciones y Charlas")
N/A
Capítulo 20 (Parte tres: "La Fiesta")
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
¡Mi nuevo libro ya está disponible!
Fallas/errores en Wattpad
Capítulo 35
Capítulo 36 (Parte uno: "No Soy Como Ella")
Capítulo 36 (Parte dos: "Única")
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44

Capítulo 16

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By turningpages97


Emily's POV

Viernes 10:18 p.m.

"Creo que esta vez si funcionó, Ken." Oí una risita de satisfacción al otro lado de la linea. 

"Te lo dije, fue una buena idea pasar por detrás suyo en el almuerzo, no podías perder la oportunidad de que te viesen con Lauren, y en su propia casa." Rió. A veces, cuando Kendall decide activar sus neuronas, es bastante placentero mantener una conversación. 

"Debiste ver las caras que pusieron al verme bajando las escaleras, Hansen casi saca humo por los oídos." Reí y le di un sorbo a mi exprimido de naranja. 

"Ya las imagino, ¿cómo reaccionó Cabello?" Gruñí. 

"No pudo ni reaccionar la muy torpe, probablemente estaba tan deprimida por dentro que no fue capaz si quiera de mirar a los ojos a Laur." Agité el sorbete. 

"Ya quiero verlas mañana, será tan gracioso." Llevé el mismo entre mis labios y mordí la punta con una sonrisa. 

"También yo, Ken, también yo." 

Lauren's POV

Sábado 11:04 a.m.

El cielo estaba despejado hoy, apenas un par de nubes esparcidas por toda la ciudad. Entré al campo trasero del instituto mucho más animada luego de una buena noche de descanso. Me ruboricé al recordar la razón por la que había dormido tan bien. 

*Flashback* 

Estacioné el auto en la entrada y entré a casa rápidamente, el dolor en mi parte baja era bastante insoportable ya. 

"¿Hay alguien en casa?" Pregunté, pero nadie contestó, lo que me dio el okey para proseguir con mi 'asunto'. 

Subí las escaleras, cerré la puerta de mi cuarto con traba y me tumbé en mi cama, mis calcetines, mi pantalón y mis bóxers volando y cayendo al suelo al cabo de unos segundos. 

Mierda, creí que se iría después de haberme marchado. 

Pues estabas equivocada, Jauregui. 

Mi erección se balanceó al fin libre, hasta que la tomé con una mano. Una batalla interna en mi mente, la voz decía que lo hiciera, y era tan excitante imaginarme aventando el cesto, entrando a la ducha y tomando la inocencia de Camila ahí mismo. 

No puedo hacerle esto a Camz, siento como si estuviese corrompiendola y ella ni idea tiene.

Coloqué una mueca dolorida, por lo que estaba a punto de hacer y porque realmente me dolía la entrepierna.

Debes hacerlo, esa rigidez no se irá sola... 

Apreté mi agarre en la base y un gruñido se me escapó. Las imágenes de su cuerpo a través del cristal mateado volviendo a mi mente.

"Perdóname, Camz." Apreté los parpados y comencé a subir y bajar mi mano. 

*Fin de flashback*

"¡Laur!" Maia se acercó a mí corriendo y me tacleó al piso. 

"Ow, te dije que no hicieras eso, Mai." Rió mostrando sus blancos dientes y achinando los ojos. 

"Sabes que no dejaré de hacerlo." Nos pusimos de pie y me enseñó la lengua sin quitar la sonrisa. Gruñí y empujé su hombro juguetonamente. 

Los calentamientos antes de cada partido eran cada vez más exhaustivos, al cabo de la temporada mi energía se fue sintiendo poco a poco más desgastada. Lo único bueno era que estábamos en las semi-finales, sí, habíamos llegado muy lejos y el equipo estaba extasiado con los resultados. Incluso si terminábamos en una cama durmiendo por tres días seguidos, valía la pena darlo todo en el campo. La coach anunció en uno de los entrenamientos, que un instructor de la universidad de Miami nos vería jugar si llegásemos a la final. No podía dejar que el cansancio acabara con uno de mis sueños más grandes. 

Al finalizar los últimos estiramientos, la coach nos mandó a las bancas, donde por fin podríamos beber algo y relajarnos por unos minutos. 

"Jauregui," Alcé la mirada de mis brazos apoyados sobre mi regazo. "ven aquí." Asentí y me puse de pie, siguiendo a la entrenadora hasta los vestidores. 

Llegamos a la zona de los casilleros y ella abrió el suyo, retirando una caja de cartón cerrada con cinta de embalar. 

"¿Qué ocurre, coach?" No estaba entendiendo para qué me necesitaba ahí. Despegó la cinta y corrió las solapas de la caja, su mano señalando que husmeara dentro. 

"Hay algo para ti ahí dentro." Sonrió manteniendo su siempre serio ademán. 

"Uh, ¿no es ninguna broma, verdad?" Soltó una risa. 

"No, Lauren, he pedido esto desde mediados del campeonato, pero recién ahora han llegado." Alcé una ceja. 

¿De qué rayos está hablando?

Metí dudosamente la mano dentro de la caja y sentí algo mullido, envuelto en una bolsa de plástico. Tomé el borde de la bolsa y la saqué lentamente. 

"¡Santa mierda! ¿¡esto es en serio!?" 

"Consideralo un regalo del instituto, mandé a hacer los pantalones no tan ajustados." Me guiñó un ojo, su comentario hizo que un tono rojizo invadiera mis mejillas. 

"Vamos, no te avergüences, eso que tienes ahí abajo, te puedo asegurar que no es ninguna maldición." Sonreí a su intento por aumentar mi autoestima. 

"Gracias, pero yo no estaría tan segura." Agaché la vista a mi nuevo uniforme y pasé mi pulgar por el plástico de la bolsa. 

"No creo que este sea mi lugar para decirlo, pero ya tienes a muchas chicas desmayándose por ti, y no creo que eso les moleste." Dijo, refiriéndose a mi amiguito. 

"No sé si quiero que lo sepan, creo que prefiero mantenerlo como un secreto, al menos por ahora." Me encogí de hombros mientras rascaba mi nuca. 

"Es tu decisión, sólo quería darte mi opinión." Le sonreí en agradecimiento. Aunque no pareciera, sus palabras realmente me habían servido para sentirme mejor. 

"Gracias, coach, ahora me cambiaré y volveré al campo." Sonrió y pasó sus dedos por la ondulada visera de su gorra.

Me puse el uniforme con una enorme sonrisa, por fin me sentía completamente dentro del equipo. No es como si antes no lo hiciera, sólo que ahora era más... oficial. 

Tomé aire y salí a la cancha junto a las demás. Sonreí al ver a Camila en las gradas, agitando su mano con su siempre tímida y tierna sonrisa. 

El marcador estuvo muy desparejo todo a lo largo del juego, era obvio que ganaríamos, además el otro equipo había perdido una jugadora por expulsión, lo que contribuyó a que no tuviese que hacer demasiado esfuerzo para anotar el último punto del partido. Era una especie de tradición dejarme para la última carrera, todas en el equipo habían acordado eso, y yo no podía quejarme, después de todo, me ponía muy contenta cuando al final me alzaban y hacían cantitos con mi nombre. 

Les envié un mensaje a las chicas pidiendo que me esperaran en el estacionamiento mientras me daba una corta ducha y me cambiaba para ir luego todas juntas a Jack's. 

"Oye, Laur, ¿te quedas aquí?" Preguntó Maia, que llevaba su bolso Adidas color verde fosforescente colgado de un solo hombro. Dejé el mío sobre la banca de madera, situada en medio de las dos filas de casilleros. 

Asentí mientras me quitaba la camiseta empapada de sudor y la metía dentro del bolso Nike negro. "Sí, todavía debo darme una ducha." Silbó como un viejo pervertido y di vuelta la cabeza para verla. 

"Demonios, Lauren, sí que estás..." Buscó la palabra perfecta para describirlo. "fornida." Me eché a reír, cosa de la que me arrepentí ni bien sentí un dolor en los abdominales. Había olvidado ya el codazo que me habían dado sin querer a mitad del juego. 

"Mierda, no me hagas reír." Continué riendo junto con ella, aunque mi rostro era una mezcla entre risa y dolor. 

De repente Maia dejó de reír y aclaró su garganta, colocando su puño frente a su boca. Noté que se enfocó en algo o alguien detrás de mí y me di la vuelta. 

Sus ojos escaneaban de arriba a abajo mi cuerpo, en especial mi abdomen. Un profundo rubor se sembró en sus mejillas cuando nuestras miradas se encontraron. "Ho-hola, sólo p-pasaba por la maquina expendedora de la cafetería y p-pensé en pasar a felicitarte por adelantado..." Dijo en un tono bajo.

"Bueno, yo ya me iba. ¡Suerte, Laur!" Vi a Maia casi correr fuera de los vestidores. Cuando el sonido de la rechinante puerta metálica golpeando contra el umbral se oyó, volví mi mirada a la de Camila, que se encontraba todavía parada a unos metros de distancia. Sus manos jugando nerviosamente delante de su estomago. 

"Uh, gracias. Siento que me encuentres así, no creí que alguien vendría." Negó con la cabeza. 

"N-no, yo lo siento, debí haber preguntado antes de entrar sin más." Solté una corta risa, porque realmente no era la gran cosa. Lo hubiera sido si me hubiese encontrado en ropa interior. 

El dolor volvió y como reflejo coloqué mi mano sobre la zona, mi mueca de dolor debió de llamar la atención de Camila, ya que a una velocidad récord se acercó y puso su mano sobre la mía. 

"Dios, ¿qué te ha pasado ahí?" Negué e hice una seña con la mano, restandole importancia.

"N-no es nada, sólo recibí un pequeño golpe mientras jugaba." Su expresión de preocupación casi logró que sonriera, pero el dolor me venció. 

"Lo, quita la mano." Exigió seriamente cuando vio que yo no estaba dispuesta a tratar la herida. 

Corrí la mano y Camila jadeó al ver la marca color purpura, rojiza y algo amarillenta en los bordes. Estaba más grande que cuando recién había ingresado a los vestidores. 

"Esto no es un pequeño golpe, Lauren. Tienes un moretón gigante ahí." Me encogí de hombros. Mala idea, otra punzadita me atacó. 

"Espera, tengo una pomada para estas cosas en mi bolso." Alcé una ceja. 

"¿Por qué llevas eso encima?" Pregunté. Varias opciones de posibles respuestas rondando por mi mente. Recé que fuese tan sólo por precaución. 

"Cuando era pequeña tenía deficiencia de hierro, de vez en cuando despertaba con el cuerpo lleno de moretones." Un malestar ajeno al golpe dio en mi pecho. 

¿Por qué siempre estas cosas le ocurren a la gente buena? 

Apreté los labios, no quería pensar en Camila sufriendo de niña. 

"¿Y por qué sigues llevándola contigo? ¿todavía te despiertas con marcas?" Negó, apoyó su bolso caqui, que parecía más una mini-mochila, en la banca y se sentó junto a este mientras sacaba un frasco del bolsillo delantero. 

"Sólo es por si las moscas." Mi subconsciente soltó el aire que estaba conteniendo. 

"Ah, gracias a dios." Percibí un rastro de sonrisa en su rostro. 

Tomó una cantidad bastante grande de la pomada con la punta de sus dedos. 

"Ahora quédate quieta, esto te puede doler un poco." Acercó su mano a mi estomago. 

"No te preocupes, no creo que- ¡Auch!" Me quejé y agarré su muñeca cuando presionó la yema de sus dedos levemente contra mi piel. 

"Te lo dije." 

"Lo siento." Solté su muñeca y evité cruzar miradas por la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento. 

"Pon tus manos en donde no las vayas a mover." Fruncí el ceño y puse las manos tras la nuca, alzando los brazos. 

"Perfecto, ahora sólo tomará un segundo." Tocó nuevamente mi piel y embadurnó la zona decolorada con la pomada blancuzca que olía a menta. Su tacto provocando corrientes placenteras, aunque algo dolorosas.

"Ya está, déjame soplarlo para que seque más rápido." Sus labios se aproximaron peligrosamente a mi abdomen. El aire bastante cálido chocó con mi piel y la erizó por completo. Apreté mis dedos entrelazados detrás de mi nuca. Se alejó y cerró el frasco. 

"¿Ahora vas a darme un besito como mi madre de niña?" Bromeé para neutralizar cualquier rastro de intranquilidad visible en mí. 

"Puedo hacerlo si quieres." Abrí mis ojos y bajé la mirada a los suyos. 

"E-eso, yo, uh." Tartamudeé. 

Intenté buscar algún signo en su cara que me dijese que sólo estaba bromeando, pero no lo encontré. Tragué saliva. 

Llevó sus manos a mis caderas y se acercó como antes a la herida. 

¿¡Cómo carajos se supone que me voy a contener si hace esto!?

Mi respiración quedó trabada por un segundo, el segundo en que sus labios se apoyaron sobre mi piel. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Mi pulso cardíaco ya estaba por las nubes cuando hizo presión lentamente. Camila jamás retiró sus ojos de los míos, y ahora las punzadas no provenían precisamente de la herida, sino de mis pantalones. 

Se separó con un casi imperceptible sonido de los que producen los besos. 

"¿Mejor?" Sentí que no tenía suficiente oxigeno en los pulmones como para responder con palabras, así que luego de unos segundos, asentí despaciosamente. 

"Uhm, bueno, las chicas deben de estar preguntándose en dónde estoy, así que... nos vemos fuera." Se puso de pie, guardó la pomada y se colgó el bolso de un solo hombro. 

"C-claro." Mi voz salió profunda y rasposa, carraspeé.  

Camila me dejó sola en el vestidor, sin aire y con una calentura de mil diablos. 

Deberás arreglar esto en la ducha, Jauregui. 

Camila's POV

"¿¡Que hiciste qué!?" Exclamó la polinesia luego de haberles contado lo ocurrido en los vestidores. 

"¡Shh!" Le chisté mientras movía los brazos, significando que bajara el volumen. 

"Sólo seguí tus consejos, Dinah." Normani y Ally aún tenían los ojos y boca abiertos de par en par. "Dijiste que debería tantear el territorio para tener una idea de en qué posición me encontraba con Lauren." 

"¡Sí, pero rayos, Chanch, no creí que harías eso! Yo me refería a algo no tan... provocativo." Me encogí de hombros avergonzada. 

"S-sólo fue un besito, no pudo haber durado más de cinco segundos." Normani se echó a reír junto con Ally, lo que me dio aún más vergüenza. 

"No sabía que tenías eso en ti, Mila." Se burló la morena entre carcajadas. 

Divisé a Lauren saliendo de los jardines traseros y viniendo al estacionamiento. 

"Cállense, ahí viene." Murmuré. 

Las chicas intentaron actuar lo más calmadas posible, pero no hubo caso, el resto de la tarde la pase oyendo risitas y susurros cada que estaba a menos de veinte centímetros de distancia de Lauren.

Emily's POV

Lauren subió a su coche acompañada de las idiotas de sus amiguitas, y Cabello. Apreté la mandíbula. 

"No tiene caso, Ken, tendremos que recurrir al plan C." Me miró, alzó una ceja y bajó la otra. 

"¿Y cuál es ese?" Rodé los ojos. 

Sólo una vez me gustaría que usara el cerebro. Una. 

"Habrá que usar la artillería pesada... Destruiré a Cabello." Sonreí imaginando los resultados de mi victoria; Lauren Jauregui, sólo para mí y nada más que para mí. 

"Querrás decir destruiremos..." Dijo, alzando las dos cejas. 

"Sí, claro, eso." 


Nota: Casi muero con la presentación y el premio en los AMA's, pero aquí estoy, sana y salva. Todavía no puedo creer lo hermosa que estaba Camila *heart eyes emoji* (no digo que las demás no se vieran hermosísimas, pero Camila para mí es la persona más bella del universo y siempre lo va a ser.) 

Apreciación momentánea: 

PD: Tengo planeado empezar a escribir otro fic además de este, ¿les gustaría?

Si les gustó por favor voten, comenten sus opiniones, compartan con más Camren shippers y tengan un buen día (o noche.) ;)

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