Nuestra(s) Nueva(s) Vida(s)

By Thyla113

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10 años han pasado desde la caída del Señor Oscuro. La guerra cambió la vida de todos, cambió drásticamente... More

1- Todo es culpa de la cama.
2- Prensa Amarilla, Ojos Plateados
3- Subconsciente Traicionero
4- La Única Razón Para Casarse
5- Retomando Viejos Hábitos
6- Siendo consciente de la realidad.
7- Paseo Otoñal
8- El doctor Malfoy es inalcanzable.
9- Quien Juega con Fuego...
10- La Valentía de Un Gryffindor.
11- Las Heridas del Pasado.
12- Tratamiento Médico.
14- Punto de No Retorno.
15- No abras la puerta si estás en casa ajena.
16- Una Sorpresa Que Vale Por Dos.
17- En Tu Mundo De Nuevo.
18- Quidditch, Sospechas y Medidas Desesperadas.

13- Gracias Por Aceptarme.

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By Thyla113


Cuando Harry volvió a despertarse un par de horas después, tuvo unos segundos de confusión en los que se preguntó por qué la luz entraba por el lado contrario al que debería, hasta que los recuerdos de todo el día anterior le cayeron encima como un aluvión; la hechicera, el agobio, la carrera desesperada al hospital, el taxi, el momento en el sofá de Draco... dormir con Draco.

En la cama de Draco.

Ahora estaba en la cama de Draco.

Abrazó la almohada y hundió la cara en ella, aspirando profundamente el aroma del rubio. Tras unos momentos en los que se permitió remolonear en la enorme cama, se levantó con una sonrisa estúpida plantada en el rostro y se paseó por el cuarto, mirándolo todo con atención. Un detalle en el que no había reparado la noche anterior hizo que su sonrisa se ensanchara: la varita que le había devuelto al rubio descansaba sobre su mesilla de noche. La tomó y la miró con melancolía, recordando el día que se la quitó de las manos a un, por entonces, aterrorizado Malfoy, cuando escapaban de su mansión a la desesperada. En verdad esa maldita varita hizo que ganaran la guerra. Menos mal que Malfoy no se la llegó a quitar cuando le enfrentó en la sala de Menesteres, mientras él y Hermione buscaban la Diadema de Rowena Ravenclaw para destruirla.

Recordar ahora ese tipo de situaciones hacía que se sintiera viejo y tampoco le hacía muy feliz pensar en la guerra, así que se dedicó a fisgonear por la casa del rubio antes de salir hacia el Ministerio. Encontró su ropa doblada a la perfección sobre una silla, lo cual le sorprendió bastante porque él recordaba haberla dejado esparcida sin más en la mesa del cuarto. Draco debía de haberla colocado; si Harry sonreía más, se le iban a dar de sí las mejillas. Se vistió en silencio y la fantástica sensación de que estaba en su propia casa se instaló en su pecho. Recorrió el apartamento, dándose cuenta de nuevo de la ausencia de fotos en la casa. Se preguntó el por qué de este hecho; quizás era porque Draco no tenía a nadie que se las hiciera o con quien hacérselas, quizás simplemente no le gustaba tomarse fotos. Le gustaría tener una foto con el rubio, para poder verla cada día. Este tipo de pensamientos ya no le tomaban tan desprevenido; aceptar los sentimientos que despertaba Draco en él había sido otra de sus mejores decisiones en la vida.

Puede que no hubiera fotos, pero sí había diplomas dispuestos en las paredes del salón. A Harry no le sorprendió mucho comprobar lo bueno que era Malfoy en su trabajo, se lo esperaba. Aunque en aquella época jamás lo hubiese reconocido, ya en Hogwarts Draco ponía todo su empeño en hacer las cosas a la perfección, tanto en el campo de Quidditch como en el aula. Es por eso que el moreno observó las excelentes acreditaciones médicas de Draco con su ya patentada y disimulada fascinación, aunque el otro no estuviera allí. Era increíble que Malfoy fuese ahora médico; Harry sentía una enorme curiosidad por saber todo lo que hizo Draco desde la última vez que le vio, justo después de que acabara el último juicio y cuando aún le evitaba y parecía estar sumamente incómodo en su presencia. Harry podía, literalmente, ver la tensión que había entonces entre ellos, pero aún así le habría gustado que Draco hubiese correspondido a sus intentos por volver a empezar su relación desde cero cuando aún tenían 17 años. Harry estaba dispuesto a aceptar a Draco, sabía que todo lo que había hecho había sido porque el joven se vio obligado a seguir un camino que no quería tomar, y también era consciente de que necesitaría un amigo y apoyo, pero el rubio simplemente continuó alejándolo. El moreno siempre sospechó que Draco le evitaba porque le caía mal o algo así, ahora se planteaba la posibilidad de que el rubio estuviera avergonzado de sus actos, aunque se viera obligado a hacer todo lo que hizo.

Harry agradeció mentalmente a cualquier deidad que estuviera escuchándole que volviera a poner al rubio en su vida. Y que le hubieran ablandado un poco, de paso. Aunque puede que no le hubieran ablandado, puede que él siempre hubiera sido así en el fondo; Harry sospechaba que así era. Quién sabe cómo habrían sido las cosas si Draco no hubiera sido criado por un Mortífago al que le preocupaba más su maldito y pálido pellejo que la vida de su hijo o la de su esposa.

Cuando entró en la cocina, vio un pedazo de papel sobre la mesa, junto a una taza de café. Era una nota de Draco, en la que básicamente le decía que se sintiera libre de saquear su cocina, si hacía falta. Pero, lo mejor de la nota, era lo que había apuntado al final: el número de teléfono de Draco. Harry tuvo que contenerse para no llorar de felicidad. Guardó el contacto en la memoria de su propio teléfono sintiéndose como si estuviera guardando códigos nucleares secretos y guardó también la nota en el bolsillo de su pantalón, doblada con sumo cuidado. Cogió una manzana y la taza de café, que aunque estaba ya frío le pareció el mejor café del mundo. Aún le quedaba algo de tiempo antes de irse a trabajar y se le ocurrió una idea para pasar el rato.

Sacó de nuevo su móvil y buscó el contacto de Draco.


"Han pasado años desde la última vez que alguien me preparó café por la mañana."


Envió el mensaje con una sonrisa aún bailando traviesa en sus labios. Cabía la posibilidad de que Draco estuviera ocupado o de que no tuviera el teléfono encima, pero no pudo evitar esperar una respuesta pegado al móvil como una adolescente atolondrada. El aparato emitió un sonido y Harry abrió el nuevo mensaje con nerviosismo.


"Espero que seas Harry, porque si no, esta situación sería muy incómoda."


Una pequeña risa sincera salió de los labios de Harry.


"¿A cuántas personas les has hecho café esta mañana? Pensaba que era especial..."


Harry se sorprendió a sí mismo torciendo una sonrisa, como si estuviera cara a cara con Draco y él pudiera verle haciendo ese gesto. La respuesta llegó tan solo unos segundos después.


"Claro que eres especial, eres Harry Potter. También han pasado años desde la última vez que le hice café a alguien que estaba durmiendo en mi cama. Y, créeme, mi café hay que ganárselo."

Harry obvió la primera frase, prefirió centrarse en las otras dos y todo el subtexto que rezumaban.


"Y, ¿qué he hecho para merecerme tu café? ¿Me has drogado y por eso no lo recuerdo?"

Si Draco podía jugar con los dobles sentidos, él también lo tendría permitido, ¿o no?


"A lo mejor es porque soy todo un caballero, pero no me va eso de restregarme con un hombre que está dormido como un tronco. No es tan divertido como cuando están conscientes y, ya sabes, participan."

Vaya con el rubio. Su cara de ángel escondía una faceta mucho más interesante de lo que Harry ya pensaba.


"Cuando me llegue la petición oficial por correo, pude que me plantee 'participar'"


"No necesitas ninguna maldita invitación. Creí que habíamos aclarado ese punto ayer cuando estaba debajo de ti diciendo tu nombre como si fuera un mantra."

Oh, Harry se sentía en el séptimo cielo.


"La próxima vez, te prometo que haré que lo grites."


Nunca supo de dónde demonios sacó la audacia para siquiera pensar semejante respuesta, solo sabía que nunca había escrito nada tan rápidamente. Y luego, las mejillas se le encendieron como puras hogueras. No sabía cómo reaccionaría Malfoy; las posibles opciones desfilaron por su mente causándole una ansiedad horrible hasta que, finalmente, el móvil sonó de nuevo.


"Más te vale, Potter."


Ahora sí, Harry se levantó como un resorte del sofá, sonriendo. Poco le faltó para ponerse a dar saltitos como Hermione. Otro pitido le sacó de su estado de euforia.


"Tengo que volver al trabajo, pero luego seguiremos con esta conversación."


"Por supuesto que sí, no creas que te librarás de mí tan fácilmente."

Imaginó a Draco sonriendo ante esa respuesta y notó como sus labios también se curvaban hacia arriba. El rubio se despidió y la cadena de mensajes quedó interrumpida. Sin nada mejor que hacer, Harry consideró con pesadez que ya era hora de que saliera hacia el Ministerio, pero cuando iba a salir del apartamento, una idea cruzó su mente y regresó a la cocina. Sacó la nota de Draco que se había guardado en el bolsillo y escribió con esmero el pensamiento que rondaba en su cabeza desde la noche anterior, antes de irse de la casa del rubio.

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El trayecto hasta el Ministerio fue agradable, durante el cual Harry rememoraba cada detalle de la noche en su cabeza como si lo tuviera grabado en vídeo, pero en cuanto puso un pie en la Oficina de Aurores, sintió los ojos de todos sus subordinados clavarse en él con insistencia, lo que le puso nervioso. Algunos murmuraban cosas entre ellos, otros simplemente le miraban con lo que podría interpretarse como una mezcla entre temor y desconcierto. Harry barrió la sala con una mirada autoritaria, espantando con sus ojos verdes a los Aurores que aún le vigilaban como cazadores a su presa. No por nada era el Jefe.

Se metió en su despacho y cerró la puerta, preguntándose por qué le habían mirado todos cómo si tuviera dos cabezas. Que él supiera, esta vez no había hecho nada para ganarse ese tipo de recibimiento.

Se consideraba un buen Jefe, lo era. Solo que había ocasiones en las que las cosas se le iban un poco de las manos. Como aquella vez en la que, durante la resolución de un altercado, Ron y él habían liberado a un dragón ironbelly ucraniano "por accidente" y no se habían dado cuenta de ello hasta 3 horas más tarde, después de que hubiese devorado unas 120 ovejas de un pastor muggle, al que casi le da un infarto cuando vio a la bestia, y Harry estuvo disculpándose ante Kingsley durante días "porque el bicharraco sería enorme, Shackebolt, pero el cabrón se había escondido muy bien."

El ruido de alguien corriendo a toda velocidad le sacó de sus cavilaciones. Miró su puerta con curiosidad y entonces, Ron entró atropelladamente y más cabreado que en toda su vida.


-"¡¿Dónde coño estabas?!"- aún sujetaba el picaporte con una mano mientras que con la otra señalaba con un dedo acusador a Harry.


-"Buenos día a ti también."- contestó con calma Harry, las cejas levantadas y los ojos abiertos con incredulidad ante la actitud de su amigo.


-"¿Buenos días? ¡¿BUENOS DÍAS!? ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba?"- Harry no sabía si estaba preocupado, pero tenía claro que su amigo estaba histérico. Se acercó, manteniendo una distancia prudencial de seguridad con él, para cerrar la puerta. Ahora ya sabía por qué le habían mirado así los demás; le esperaba una bronca de Ron. Esos bastardos tenían tema de conversación para rato. –"Te largas sin más después de un día de mierda y no vuelves a dar señales de vida."- el rostro de Ron estaba casi del mismo tono que su pelo por la ira acumulada y no ayudó que Harry señalara su insignia y le dijera 'recuerdas que el jefe soy yo, ¿no?'. –"¿A dónde te fuiste ayer? Porque sé que en tu casa no estabas, me pasé horas tratando de localizarte. ¿Dónde has dormido? Por Circe, dime que has dormido... Bueno, pareces descansado, pero los dos sabemos que me la has jugado mil veces..."- Ron hablaba a toda velocidad, dando vueltas a su alrededor frenéticamente y le examinándole con atención. Harry se estaba poniendo de los nervios.


-"Ron, cálmate."- intentó poner su mano sobre el hombro de su amigo, pero éste le dirigió una mirada de advertencia y Harry prefirió no tocarle en ese momento, por si acaso le mordía o algo. –"He dormido, estoy bien."- su amigo paró en seco y le miró con ojos desorbitados.


-"Ah, ¿sí? Oh, vaya, perdón por pensar que no lo estabas... ¡DESPUÉS DE QUE TE FUERAS DE AQUÍ CORRIENDO Y CON CARA DE QUERER MATAR A ALGUIEN!"- digno hijo de su madre, pensó Harry. Tuvo que reprimir la sonrisa que esta comparación le provocó para evitar que Ron le golpeara, porque seguro que lo haría si osaba reírse en un momento así. –"De. Dónde. Vienes."


Harry no pudo resistirse y puso los ojos en blanco, sabiendo cómo reaccionaría el otro ante sus próximas palabras.


-"De casa de Draco."- una sonrisa sardónica acompañó aquellas cuatro palabras, a pesar de ser dichas en un tono inocente y conciliador.


Si Ron apretaba más los dientes, iba a partirse las muelas. Giró con lentitud la cara hacia Harry, los ojos más abiertos que nunca, y volvió a mirar al vacío que había frente a él.


-"Estupendo, yo armando un puto ejército para salir en tu busca ¡y resulta que solo estabas metiéndosela a Malfoy!"- ese comentario ya sí que molestó un poco a Harry, cuyo semblante se ensombreció un poco.


-"Cálmate ya, Ron, no le he metido nada a nadie. Al menos, no desde hace bastante tiempo."- El aludido volvió a mirar a Harry con una expresión exagerada.


-"¿Ah, no? ¿Desde cuándo eres el pasivo? Joder, hoy todo son sorpresas..."- Harry se hartó y agarró a Ron por los hombros, obligándolo a detenerse de una buena vez, antes de que hiciese un hoyo en el suelo con tanta vueltecita.


-"No escuchas; te he dicho que he dormido en casa de Malfoy. DORMIDO. Solo eso."- Ron pareció relajarse un poco, aunque a regañadientes. Seguía queriendo una explicación, y Harry decidió complacerle. –"Cuando salí de aquí, me encontré con él saliendo del hospital y me llevó a su casa, porque estaba a punto de tener un ataque de ansiedad. Y, como resultado de ciertas situaciones que se dieron, al final me quedé a dormir allí."


Ron pareció meditar por un momento las palabras de su amigo, sopesándolas con los ojos entrecerrados.


-"Entonces... ¿no eres el pasivo?"- la tensión empezaba a aliviarse.


-"Joder, ¿en serio? ¿Después de la que has liado ahora solo te preocupa eso?"- Ron simplemente se encogió de hombros ante la cuestión. –"No, no lo soy, tranquilo."- Dijo Harry con voz cansina y rodando los ojos.

Ron respiró profundamente un par de veces y luego se zafó del agarre al que aún estaba sometido, sacudiendo los hombros. Harry ni siquiera se había planteado la posibilidad de que a Ron le preocupara el estado en el que se marchó ayer, le había visto en peores situaciones. Ahora se sentía un poco culpable, pero ya no había nada que pudiera hacer al respecto, salvo disculparse, pero justo cuando iba a hacerlo, Ron le miró repentinamente estupefacto.


-"Has dicho Draco..."- murmuró. Harry pretendió no entender a lo que se refería su amigo, escondiendo un repentino rubor que ascendió por sus mejillas.


-"¿Qué?..."


-"Le has llamado 'Draco'."- repitió Ron, apuntándole con el dedo índice. –"Dime, Harry, ¿cuáles fueron esas 'situaciones' que te llevaron a dormir en casa de 'Draco'?"- dijo con sorna y haciendo el gesto de las comillas con las manos, cosa que sacaba de quicio a Harry.


-"Pues..."- Harry miró al infinito, sopesando cuál sería la manera más adecuada de explicarle a Ron lo que había pasado sin que le diera un infarto ahí mismo, si se podía evitar. Un suspiro salió de la boca del pelirrojo.


-"Te has enrollado con él, ¿verdad?"- le miraba como un adre mira a su hijo después de romper algo y esconder los pedazos debajo de un sofá. –"No sé ni cómo aguantasteis la tentación de arrancaros la ropa..."- negaba con la cabeza de manera exagerada mientras Harry ponía cara de niño bueno y obediente.


-"Lo importante es que la aguantamos..."- Ron le miró con una ceja levantada. –"No creo que hubiera sido una buena idea, de todas maneras."


-"¿Ya no quieres llevarte a Malfoy a la cama?"- ya le comentaría a Ron que necesitaba dejar de hablar así sobre Draco y él, porque su relación distaba bastante de ser meramente física. O así sería, en cuanto Harry decidiera aclararle al rubio el hecho de que quería tener una relación con él. –"Después de lo pesado que has estado..."


-"Simplemente, considero que no era el momento de hacerlo. No habría sido lo correcto, sabes. Es muy... pronto. Y hay mucha historia que olvidar."


El silencio que se produjo en la habitación fue legendario. Podría haberse caído un alfiler en ese momento y ambos lo habrían escuchado impactar contra el suelo con todo lujo de detalles.


-"O sea... que sí te gusta Malfoy..."- empezó dubitativo el pelirrojo.


-"Creí haber dejado claro que sí,"- una ligera molestia se apreció en el tono de voz de Harry. –"Es más... puede que sea algo más que eso."


-"Entonces, supongo que debería dejar de decir expresiones como 'metérsela' y ese tipo de cosas, ¿no?"- Ron parecía genuinamente avergonzado.


-"Sería todo un detalle, la verdad."- Harry habló serio, aunque sonrió mientras decía aquellas palabras.


-"No esperaba... es que... Bueno, es un poco fuerte que, de todas las personas del mundo, precisamente tú te hayas enamorado de él..."- Ron juntaba las piezas en su mente, intentando formar el rompecabezas emocional que ni siquiera Harry entendía.


-"Yo... es raro, teniendo en cuenta toda la historia que hay detrás. Pero es la historia que no conozco la que hace que me enamore de él."- admitió Harry, sonrojándose levemente, pues sabía lo cursi que había sonado aquello. –"Tan solo deseo que él piense de igual manera."


-"Créeme, Harry... Ese tío no es de los que va de flor en flor, no es así de vulgar. Tienes que echarle valor e ir a por todas."- Ron parecía comprender cómo se sentía Harry, lo cual era estupendo, porque el moreno no tenía ni la más mínima idea de lo que sentía.


Apoyó una mano en el hombro de Harry, en señal de apoyo, y éste le sonrió débilmente en respuesta.


-"Gracias, Ron."


-"Para eso estamos."- de pronto, volvió su tono burlón. –"Y, si todos tus increíbles encantos no funcionan con nuestro pequeño dragón, siempre puedes secuestrarle a golpe de hechizo."


Ron tuvo que salir corriendo del despacho de Harry, antes de que el tintero que éste le había lanzado impactara contra su cabeza. Era bueno saber que Ron siempre iba a ser Ron. Al menos, podía aferrarse a eso.

_________



Cuando Draco llegó a casa, después de uno de los día más largos que recordaba haber tenido, aún sonreía. La expresión que pusieron en el hospital cuando entró tan alegre como un niño con un caramelo, fue digna de ser fotografiada. Y, lo mejor, es que esa sonrisa le duró todo el día.

Hacía años que había dejado de martirizarse pensando en Harry Potter. Hacía años que había decidido que evitarle durante los juicios fue una buena decisión, aunque recordaba la desilusión que reflejaba el rostro del moreno cada vez que él le rechazaba o evitaba, porque así de desilusionado se sentía él por dentro. Hacía años que ya no le dolía recordar la sonrisa de Potter, esa que le gustaba mirar desde lejos y que nunca iba dirigida a él, pero que era hermosa de todas maneras.

Y ahora, de repente, ya no era 'Potter'; era 'Harry'. Y 'Harry' le consolaba, le hacía reír y le escuchaba. 'Harry' le besaba y le hacía sentir cosas que jamás pensó que un humano podía sentir, tan solo con tocarle. 'Harry' era todo lo que había querido en su vida y más, y por fin había llegado hasta él.

La noche anterior, hubo un momento en que pensó que Harry iba a darle la vuelta como a un bastón de majorette y a tirárselo en su propio sofá. Y, si por él hubiera sido, le habría dejado hacerlo. Pero en realidad se alegraba de que eso no hubiese pasado. La situación entre ambos podría haberse enrarecido o puede que solo se convirtieran en amigos con derecho. Y él no quería eso; él quería más, quería todo. Ahora que había probado un poco del pastel, lo quería entero, aunque Draco sabía, muy profundamente en su interior, que siempre lo quiso.

Se metió en la cocina, aún pensando en lo maravillosamente bien que se sentían las manos de Harry recorriendo su cuerpo, cuando vio algo que llamó su atención. Parecía la nota que le había dejado al de los ojos verdes esa mañana, en un arrebato de ternura. Pero, cuando la cogió, se dio cuenta de que esa no era su caligrafía.

Al leer las palabras que había escritas en el insignificante papel, algo floreció en su corazón.


GRACIAS POR ACEPTARME


Sin poderse resistir, cogió el teléfono y marcó el número de Harry.


-"Hola, Draco."- el tono suave y alegre de Harry solo intensificó más esa sensación tan agradable que Draco sentía inundar su pecho.


-"Siempre lo he hecho."- dijo sin más el rubio, sin poder contenerse.


-"¿Qué?"- Harry estaba confuso ante las palabras de Draco.


-"Siempre te he aceptado."- Draco luchaba por mantener su respiración calmada.


-"Oh... ¡Oh!"- Harry por fin comprendió. –"¿Sí? Tenías un modo curioso de demostrármelo."- Draco registraba cada emoción subyacente en la voz de Harry.


-"No lo entiendes"- le contestó Draco. –"Al que no aceptaba era a mí mismo. Tú... tú hiciste que eso cambiara. Gracias a ti, soy lo que soy ahora."- tenía que decírselo, tenía derecho a saber que gracias a él era ahora una buena persona.


-"Acabas de mejorarme el día, Draco. Qué demonios, la semana entera."- dijo Harry tras unos breves instantes de silencio, su voz profunda y sincera.


-"Tú mejoraste mi vida, Harry. Gracias a ti, tengo vida."- las palabras salieron de los labios de Draco casi como un suspiro inconsciente. La línea se mantenía en silencio.


-"Maldita sea, ahora tengo ganas de verte..."- Draco sonrió sin darse cuenta.


-"Tendrás que vivir con la frustración."- le picó el rubio.


-"Por poco tiempo..."- el tono de voz con el que Harry dijo esas palabras, provocó un tirón en la entrepierna de Draco. Ese hombre iba a matarlo. Un estruendo se oyó de fondo.


-"Draco, lo siento, tenemos que salir a atender un aviso."- Harry por lo visto tenía turno de noche. Fue el castigo de Ron por escaparse sin decir nada. A Draco le decepcionó un poco no poder seguir hablando con Harry, que también había sonado algo triste por tener que dejar a Malfoy. –"Hablamos mañana. Que duermas bien."


-"No puedo, no estás aquí."- dijo con una tierna sonrisa el rubio, obteniendo como respuesta una deliciosa y breve risa de Harry.


-"Entonces, mañana estaré. Adiós, Draco."

-"Hasta mañana, Harry."- dijo Draco antes de colgar, aún sonriendo. Nunca había sido tan feliz. -"Gracias por aceptarme."- susurró al teléfono, al mismo tiempo que se guardaba la nota de Harry como si fuese un tesoro.


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he tardado en subirlo, lo sé.

Me ha quedado corto, también lo sé.

Me están matando en la uni...


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