15- No abras la puerta si estás en casa ajena.

432 26 17
                                    



Podía sentir la luz a través de sus párpados. No abrió los ojos, se quedó unos segundos esperando a que su cerebro estuviera operativo. Sintió algo moviéndose junto a él. Lo que fuera que se estuviera moviendo se detuvo cuando encontró su cuerpo. Algo le sujetó por el pecho y se pegó a él.

En ese momento, el cerebro de Harry se cargó por completo; lo que se movía a su lado era Draco y lo que tenía en su cintura, era su brazo, sujetándolo como si fuera algo sumamente valioso.

En contra de lo que le estaba pidiendo su cuerpo, Harry abrió los ojos muy despacio, acostumbrándose gradualmente a la luz del día, y vio un techo blanco y reluciente. Estaba echado boca arriba en la cama y, junto a él, estaba Draco, con su cabeza sobre su hombro y abrazándole aún dormido. Harry se movió lentamente para no despertar a Draco, hasta que lo tuvo entre sus brazos, sonriendo en sueños. El rubio se sujetó a Harry con más firmeza cuando este empezó a acariciarle la espalda.

La noche anterior se reprodujo en la mente de Harry segundo a segundo. Besos, caricias, gemidos... y confesiones. Confesiones muy importantes que, sin embargo, quedaron suspendidas en el aire y fueron rápidamente sustituidas por el placer. Le había dicho a Draco que le quería y era la verdad más pura que había salido de sus labios. Draco había dicho que también le quería, lo cual solo había provocado que Harry le quisiera más. Pero el escaso momento de cordura en el que ambos hombres abrieron su corazón, se esfumó tan rápido como llegó.

Por mucho que Harry hubiese querido hablar del tema, estaban demasiado ocupados derritiéndose el uno en el otro como para hacerlo. Echó un vistazo al hombre que dormía entre sus brazos y tuvo que resistir la tentación de besarle. Draco era verdaderamente hermoso, y todo en él era hermoso. Tenerlo desnudo y sonriendo sobre su pecho parecía algún tipo de pecado, como si hubiese tocado una cara obra de arte que está terminantemente prohibido tocar.

Draco se removió un poco, haciendo unos ruiditos que Harry le parecieron más que adorables, y ya no pudo aguantarlo más. Le besó en los labios con cuidado, pero con pasión. Cuando abrió los ojos, vio los ojos grises de Draco medio cerrados, como procesando lo que estaba ocurriendo. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, miró directamente a Harry y respondió al beso, haciendo que ambos hombres cerrasen los ojos de nuevo. Las manos de Draco subieron con soberana lentitud por la espalda de Harry hasta enredarse en su pelo, mientras que las del moreno se anclaron con fuerza en la cintura de Draco, donde empezó a trazar círculos con los pulgares.

Cuando por fin se separaron, Draco estaba completamente sobre Harry, sentado a horcajadas en su regazo y peligrosamente cerca de su erección. Harry no supo jamás cómo se las había arreglado Draco para llegar a esa posición tan disimuladamente. El rubio apoyó las manos sobre el pecho de Harry, que se movía arriba y abajo, fruto de su agitada respiración. No pudo evitar sonreír cuando vio algunas pequeñas marcas en la pálida piel de Draco.

-"¿Por qué sonríes así?"- la voz de Draco sonó más grave de lo normal, puede que porque acababa de despertarse, puede que porque Harry le había dejado sin respiración.

-"Creo que esta es de las mías..."- Harry señaló una zona enrojecida muy cerca del pezón derecho de Draco, y su sonrisa se hizo más grande cuando el rubio la rozó con sus dedos.

-"¿Sí? Pues esta es mía."- Draco se inclinó un poco y toco el cuello de Harry, que puso su mano sobre la de Draco. Debió de tocar el punto al que se refería el rubio, porque sintió una ligera molestia en cuanto lo hizo. Recordó vagamente que Draco le mordió el cuello con demasiada fuerza la segunda vez que lo hicieron. No le importó en absoluto cuando se estaba corriendo dentro del rubio, y tampoco iba a importarle ahora. Esa marca de su cuello era un recuerdo fantástico, el mejor de su vida.

Nuestra(s) Nueva(s) Vida(s)Where stories live. Discover now