Nightmare Bonnie
Con Fox quedamos de vernos en el callejón donde grabé nuestras iniciales en un corazón. Estaba nervioso por lo que diría al verlo, pero a la vez feliz por estar saliendo con él. Es mi novio y yo aún no puedo creérmelo.
–Hola... –Me sobresalté al sentir su aliento en mi nuca cuando me tomó por sorpresa abrazándome por la espalda. Pero me recuperé rápidamente.
–Nada de "hola" y de abrazarme como si nada, llegas tarde –Le reclamé, aunque en realidad estaba muy feliz de que hubiera llegado.
–Lo siento, tuve que recoger mi paga –Me mostró un sobre amarillo y luego lo guardó en su bolsillo–. Pero ya estoy aquí, ¿Qué querías mostrarme?
–No estaba seguro de que fuera una buena idea mostrártelo... –Y aún lo pienso– Pero aquí esta –Señalé el corazón y bajé mi mirada al suelo. Mi corazón estaba latiendo deprisa contra mi pecho que sentía que iba a explotar en cualquier instante.
–Esto, esto... Es genial, Onnie. ¿Cuándo lo hiciste? –Ignoré el hecho de que me llamó por mi nombre para responder su pregunta.
–Después de que pintáramos y te fuiste –Le expliqué rápidamente.
Fox se quedó contemplando las letras por un momento antes de posar sus ojos en mí.
–No puedo soportarlo, ven conmigo –Me pidió antes de tomarme por la muñeca y empezar a correr arrastrándome.
No puede negarme, cada vez corríamos más rápido. Entramos a la zona hotelera de la ciudad y aún no he podido preguntarle a dónde nos dirigimos y por qué tiene tanta prisa por llegar.
Finalmente entramos a un hotel y paramos en cuando llegamos a la recepción de este. Mi respiración estaba muy agitada, me senté en el suelo para recuperar mis fuerzas mientras Fox (por lo que me pareció escuchar) pedía una habitación.
–Todo listo, ¿Vienes, Onnie? –Me extendió su mano para ayudarme a levantar y me guío al ascensor.
–¿Qué hacemos aquí, Fox? –Le pregunté mirando nuestras manos que seguían entrelazadas.
–Yo... ah... En cuanto lleguemos te lo diré –Parecía nervioso, incluso más que yo y eso es decir mucho.
El ascensor se detuvo y en cuanto las puertas se abrieron, Fox me llevó a una habitación y abrió con una llave que tenía en la otra mano. Entramos y él cerró detrás de sí. Iba a encender la luz cuando sentí que Fox soltaba mi mano y la dirigí a mis labios rozándolos ligeramente.
–F-Fox...
–Creo que ya sabes porque estamos aquí, ¿no es así?
–No tenías que pagar... –Me interrumpió.
–Claro que sí, no quería que nuestra primera vez fuese en cualquier callejón. Tú te mereces lo mejor –Me susurró con voz profunda, dejó la llave sobre la cómoda a un lado de la cama y luego tomó mi rostro entre sus manos. No puede hacer nada más que sonrojarme–. Dejaré algunas lámparas encendidas para poder ver tu cara.
Me avisó, yo asentí y me senté en la orilla de la cama para esperarlo. Una vez termino se acercó a mí.
Me recostó en la cama, se acomodó entre mis piernas y empezó a repartir pequeños besos en mi cuello y cara. Ambos soltamos ligeros suspiros, estábamos ansiosos. Me atreví a mirar el bulto de Fox, creo que tiene necesidad de salir de ahí. No podía decir nada al respecto ya que yo estaba igual.
Se alejó un poco para poder sacarse la camiseta y luego volvió a su acción de antes. Ya había visto a Fox sin camiseta antes, pero esta situación es diferente. No pensaba quedarme atrás, así que también me deshice de mi camiseta y de mis pantalones ya que estaba. Fox me miraba con lujuria para nada disimulada mientras yo me desvestía.
Nada más terminé, empezó a frotar mi miembro por encima del bóxer. No puede evitar ponerme rojo de la vergüenza y soltar varios gemidos conforme continuaba con esa acción que me encendía mucho.
–¿Te gusta? –Me preguntó sin detenerse.
–S-sí –No sé cómo logré responder– Pero no quiero ser el único que disfrute. D-Déjame hacerte sentir bien...
Mi propuesta pareció gustarle, no dijo nada y solamente se quitó los pantalones junto con el bóxer. Acerqué mi rostro a su miembro y lo metí en mi boca mientras acariciaba con mi mano el resto de este. Sus suspiros eran lo más sexy que había escuchado jamás. No quería dejar de escucharlo. Pasé mi lengua por toda su extensión y Fox comenzó a tocar mi espada y pecho para acercarme más a él. Cuando me detuve, Fox me quito el bóxer y empezó a masturbarme con agresividad, los gemidos eran incontenibles así que decidí morder mi brazo izquierdo para evitar que saliesen de mi boca.
–No quiero que te hagas daño –Me quitó el brazo de la boca, evitando que clavará mis afilados dientes en este–. Si quieres morder algo que sea mi cuello.
Asentí. No supe si me vio hacerlo, pero en ese momento no importaba nada. Ni Maggie, ni Deuz, solo Fox y yo.
Fox levantó mis caderas y puso mis piernas sobre sus hombros para poder lamer mi entrada. Se sentía extraño pero sabía que solo me estaba preparando para algo mejor; además de hacer eso, fue insertando sus dedos en mi interior, yo estaba por venirme de tan placentero que se estaba volviendo todo esto.
–¿Estás listo? –Me preguntó mirándome a los ojos.
Asentí de nuevo, Fox bajo mis piernas y las abrió lo suficiente para poder acomodarse bien. Respiré profundamente. Fox empezó a meter su miembro con lentitud dándome una sensual tortura hasta finalmente meterlo por completo. Varias lágrimas brotaron de mis ojos por el dolor inicial que poco a poco se convirtió en un placer intenso. Las embestidas de Fox se volvieron más constantes y fuertes, a cada una de ellas yo soltaba un gemido sonoro que trataba de callar mordiendo el cuello de Fox. Busqué los labios de Fox y lo besé con determinación e intensidad, y finalmente me corrí en mi abdomen. Después de unas embestidas más, él también lo hizo en mi interior. Salió de mí con cuidado y se recostó a mi lado. Nuestras respiraciones estaban en sincronía y cada vez sonaban más forzadas hasta que se regularizaron casi por completo.
–Te amo, Fox –Solté sin pensarlo y con un inmenso sonrojo en mi rostro.
–Y yo a ti –Contestó, acercándome a él y abrazándome con ternura.