La locura de Julieta

By Lisa-Polanco

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"-No te preocupes Julieta, todo después de un tiempo deja de doler o simplemente deja de importar. -O termin... More

Sinopsis
Prólogo
Nota de la tía Lisa
Un corazón roto
1. Sálvame
2. Muriendo.
3. Rencor
4. Trato hecho
5. Jugando con fuego
6. Visitas inesperadas
7. El león y la oveja
8. Mente atormentada
9. Pequeña esperanza
10. Uniendo el rompecabezas
11. El héroe de Lucy
12. Sueña, Julieta
13. Devuelta a su amor
14. Fiel al corazón
15. Reuniones y amenazas
16. Del odio al amor, hay una botella de ron
17. Vuelve a ser mía Julieta
18. El Duque
19. Demasiados secretos
20. ¿Dónde está Alex?
21. Desgracia en la casa Henderson
22. Pedazos de un Corazón
24. Verdades sabor a vino
25. La verdad sale a la luz
26. La trampa de Julieta
27. Dulce Refugio
28. Cuenta regresiva
29. Declaración de guerra
30. Fotografía
31. Olas, vino, besos
32. Cayendo por Ryan
33. El próximo
34. Perla Negra

23. Quien traiciona a quien.

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By Lisa-Polanco



~Julieta~

—No estarías con el corazón roto, si te hubieses enamorado de mí. —dijo Zack mientras se cerraban las puertas del elevador —Soy como un ángel, solo me faltan las alas.

—No tengo el corazón roto—refunfuñé—, si Ryan quiere estar con Mercedes, a mi no me importa. No me interesa su vida privada en lo más mínimo. Tengo cosas más importantes en las cuales preocuparme.

Zack se reclinó sobre mí y me miró inquisitivamente.

—¿Te das cuenta que no mencioné a Ryan? Me refería a Sam—enarcó las cejas—, al parecer sí estás preocupada por la vida privada de Ryan.

Me mordí el labio inferior ante la mirada de Zack. Las puertas se abrieron y caminé hacia la habitación de JJ con Zack pisándome los talones.

—Necesitas hablar sobre esto Braden. No hay nada peor que sentirte ahogado por tus propios pensamientos. — dijo Zack —. Esa frase sonó bien, debería postearla en Tumblr.

Desde la escena del hospital Ryan y yo nos habíamos evitado, muy maduro de nuestra parte, Zack y yo hablamos lo suficiente como para yo poder lograr convencerlo de que lo mejor sería que dejara de vivir con Ryan. Después de lo que pasó la noche anterior, dudaba que nos viéramos a la cara cada día.

Después que mi nariz mejorara, empezaría a trabajar con Bennett y tendría ingresos con los cuales manejarme sin tener que sentir que dependía del dinero sucio de mis padres o de los favores de los demás.

—¿Cómo está el hombre más apuesto del mundo? —Pregunté al entrar a la habitación de JJ.

—Estoy justo detrás de ti—contestó Zack.

—Podrían hacer menos ruido—gruñó mi hermano—. Tengo jaqueca.

—Trataba de darte ánimos, pero contigo no se puede bestia.

JJ bufó y yo fruncí el ceño, pensaba que estaría feliz porque al fin solo le quedaba un día en el hospital. Pero su rostro reflejaba todo lo contrario a la felicidad, algo sucedía con él.

—Yo iré a hablar con el doctor—dijo Zack—, tenemos que saber si todo está listo para mañana.

Cuando Zack salió de la habitación, me senté en una silla junto a la cama de mi hermano. Lo miré fijamente hasta que él se sintió lo bastante incomodo como para prestarme atención.

—No puedo adivinar qué sucede, tienes que decirme, así funcionan las relaciones familiares normales.

—¿Desde cuándo algo en nuestra maldita vida es normal? —preguntó con desdén.

—Nada, pero no por eso debemos dejar de intentarlo.

—Claro Braden, juguemos a las casitas y a la familia feliz. ¿Qué crees? ¿Qué nuestra vida cambiará con tus malditas palabras bonitas? ¿No ves lo jodido que estamos?

Lo miré con asombro sin saber qué contestar. Contuve el deseo de gritarle devuelta o de ponerme de pie y alejarme. En su lugar, me estiré hacia él y busqué su mano, cuando la tuve junto a la mía le dediqué media sonrisa.

—No sabes todas las noches que pasé junto a tu cama mientras no despertabas, todas las lágrimas que derramé... y ahora estás aquí, eso es suficiente para que quiera que esta vida mejore.

JJ me miró sin decir nada por unos segundos, tras un largo suspiro su rostro se relajó.

—Me siento impotente en esta cama, yo debería estar encargándome de todo. Sin embargo, no puedo hacer nada.

—Ya...

—Eleonor estuvo aquí—me interrumpió.

Lo miré fijamente tratando de adivinar lo que pasaba por su mente. Eleonor después del enfrentamiento había desaparecido de la vida de mi hermano, ni siquiera el amor que ella decía sentir la hizo quedarse. Yo estaba segura que mi hermano había intentado alejarla de todo esto, pero ella, al final, tampoco luchó por quedarse.

—No la quiero en mi vida—continuó—, no tengo nada que ofrecerle, nada más que dolor. No podría darle una vida normal.

Posé la mirada en una pared, incapaz de decir una palabra, porque yo no era la indiada para darle consejos de amor.

—El amor está sobrevalorado, se puede vivir sin él.

—Esa es una gran mentira. —JJ hizo una mueca parecida a una sonrisa—. ¿Se supone que estaremos viviendo en casa de Ryan?

—Viviremos con Bennett—suspiré—, la casa de Ryan no será cómoda para ti. De igual forma lo verás constantemente.

—¿Qué ha pasado entre ustedes? —preguntó con sigilo.

—Nada—me apresuré a decir—. Todo está fantástico, nos llevamos mejor.

—Una enfermera dejó un sobre para ti, pequeña mentirosa—JJ señaló a la mesita al lado de su cama.

Había un sobre amarillo, lo tomé de inmediato y leí mi nombre, escrito con una grafía desordenada y rústica. El sobre no me daba una buena impresión, lo ignoré hasta que pudiera estar sola.

Zack logró animar a mi hermano al menos un poco, mientras ellos hablaban sentía un constante peso en mi pecho cada vez que pensaba en Rebeca. Solo era una víctima, en medio de todo este mundo de trampas y engaños en el que su esposo la había involucrado.

No había tenido noticias de Sam desde la escena del hospital. Yo ni siquiera había intentado buscarlo, no sabía qué hacer, que decirle o cómo actuar con él. Me sentía como una hipócrita al intentar acercarme a su familia, porque yo más que nadie quería ver a su padre hundido.

Nos despedimos de JJ y salimos del hospital, Zack se sorprendió cuando le dije que me llevara a casa de Ryan.

—No busques problemas Julieta—dijo Zack al detenerse frente a la casa de Ryan.

—Ellos me buscan a mi—sentencié.

Me despedí de él con un beso y bajé del auto consciente de que Ryan estaba en casa. Me armé de valor y me dirigí adentro. Al abrir la puerta lo vi de espalda hablando por teléfono. Tan rápido como un felino en medio de una cacería, se giró y clavó sus ojos en la entrada, en mí.

—Te llamaré más tarde—Ryan colgó la llamada.

Los segundos se hacían una eternidad, mientras me decidía si decir algo o seguir caminando hacia mi habitación e ignorarlo completamente. No tuve que elegir porque él se hizo cargo de tomar la delantera.

—¿Cómo sigue tu nariz?

Su voz era plana, no denotaba ningún tipo de reacción. Era tan casual, como si las últimas cuarenta y ocho horas no hubiesen sido un caos.

—Parece una berenjena pero estará bien—me encogí de hombros—, he estado en peores situaciones. Golpeas como niña.

—Muller me dijo que tu hermano y tú estarán en su casa—dijo ignorando mi intento de ser graciosa.

—Es lo mejor, JJ estará más cómodo.

—Y tú te librarías de mí.

—Eso no lo lograría aunque me mudara en China.

—Julieta...

Mi corazón dio un vuelco, él solo me llamaba así cuando estaba muy enojado conmigo. Y no era para menos.

—Cuando todo esto termine yo desapareceré de tu vida—sus ojos miel se clavaron en los míos—lo prometo.

Bajé la vista sin saber qué decir, nunca sabía las verdaderas intenciones detrás de las palabras de Ryan. Era agotador tratar de entenderlo. Me dirigí a mi habitación, me tumbé en la cama y abrí el sobre. Una corriente atravesó mi columna al ver el contenido. Mis manos temblaban y mi ritmo cardiaco se disparó.

Eran fotos extraídas de un video, se veía claramente cómo yo estaba con Rebeca cuando le dispararon. Sin poder creer lo que veía leí una nota que estaba entre las fotos.

"Las pruebas que la policía necesita para atrapar al agresor de la Sra. Henderson.

Este es el trato Julieta, entrega a los líderes del clan y podrás irte con tu hermano".

Mi cabeza daba vueltas. Me pedían que entregara a mi familia, a mis amigos. Me di cuenta que todo este tiempo solo había sido un utensilio de los Romanov para llegar al clan y destruirlos. Yo era la clave de Gerald Henderson para él salirse con la suya.

No iba a traicionar al clan, pero cuando mi hermano también estaba de por medio, las cosas cambiaban. Necesitaba una idea, necesitaba salir de todo esto. Y solo se m ocurrió una manera.

Salí de la habitación con las fotos y busqué a Ryan que estaba en la cocina.

—Ryan, tenemos un problema—dije en voz baja.

—Dime algo nuevo.

Abrió el grifo y empezó a lavar los platos.

—Perro quería que te entregara—las palabras me salían de manera atropellada, los nervios me estaban traicionando.—Me usó para llegar a ti, usó a tu hijo, y no se detendrá. No solo te quiere a ti, quiere acabar con los Detroit.

—Calma.

—¡Es todo lo que dirás! —le grité.

Me derrumbé sobre mis rodillas y las fotos se esparcieron en el suelo. Me sentía aturdida. Ryan se acercó y tomó una de las fotos, cuando reconoció lo que era soltó una maldición.

—¿Cuándo recibiste esto?—preguntó.

—Estaba en la habitación de JJ, dijo que una enfermera lo dejó para mí—sollocé—, estuvieron en la habitación de mi hermano, ¿Y si algo le hubiese pasado?

—Eres su pieza de ajedrez—Ryan se sentó en el suelo frente a mí.—Te quieren chantajear. ¿Lo sabes?

Asentí.

—Quieren que pierdas la cabeza y actúes por tu cuenta—extendió sus manos hasta alcanzar mi rostro y me hizo mirarlo a los ojos.—Te han golpeado para que seas la parte más vulnerable de los Detroit, te han visto como una presa fácil. —sonrió—y todos sabemos que no eres fácil de vencer.

—Tal vez sí—interrumpí—. Estoy asustada y no sé qué hacer. Por eso te lo conté.

—Sí sabes qué hacer—me miró con seriedad—. Zack me dijo que estabas pensando acercarte a los Henderson.

—Yo... solo...—tartamudeé.

—Es nuestra mejor opción, jugar su propio juego. ¿Qué tanto estás dispuesta a arriesgar?

—¿A qué te refieres?

—A Sam.

Sentí la respiración atascarse en mi garganta.

—Incluso a Sam—contesté con un hilo de voz.

—Necesitamos que te diga todo, que te de pruebas para atrapar a su padre... y su amor por ti es el arma más fuerte que tienes.

Tragué para deshacer el nudo que se estaba formando en mi garganta. —Traicionaré a Sam.

—No tenemos mucho tiempo—Ryan se puso en pie y se dirigió a la sala. Regresando con su móvil en la mano. —Su número está registrado.

Tomé una larga respiración antes de marcar, mientras sonaba el móvil, pedía que Sam no contestara. Pero lo hizo. Y mi corazón se desmoronó al escuchar su voz una vez más.

—Sam soy yo. —mis ojos viajaron a Ryan, quien miraba a un punto fijo lejos de mí.

—Braden—exclamó Sam—¿Estás bien?

—No, Sam. Nada lo está—dije con sinceridad—Se que tu tampoco.

—No quiero hablar justo ahora—contestó.

—Quiero verte. Aunque sea solo un instante, para recordar por un segundo lo feliz que fui contigo.

—Lo peor de todo esto es no poder tenerte aquí conmigo, Braden, no desaprovecharía la oportunidad de estar contigo.

Sonreí con tristeza.

—Ven por mí esta noche, estaré en el departamento de Zack.

—Esperaré con ansias.

—Hasta luego Sam.

Terminé la llamada y me puse de pie. Agradecí que Ryan no dijera ningún comentario sobre Sam cuando le entregué el móvil.

—Saldrás de esta—me aseguró.

Traté de apropiarme de la esperanza que él me transmitía. Me extendió la mano y yo la tomé, era una señal de que estábamos juntos en esto.

Esta noche tenía que ver a Sam como el enemigo. 




***

Holaaa mis amores! 

A los que pensaban que ya había desaparecido,pues estoy de vuelta aquí después de tanto tiempo y sin intención de desaparecer otra vez :3 


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