Fobias [EunHae + 18]

Od Mai0415

16.5K 1.5K 420

Lee Donghae ha vivido una vida "normal", hasta que todo da un giro inesperado en plena pubertad, el descubri... Viac

Nota del autor
1. Sesenta segundos
2. Agirofobia
3. Segundo encuentro
4. Primera... ¿cita? Parte 1
4. Primera... ¿cita? Oclofobia y Oftolmofobia Parte 2
5. Segunda cita: un paso más cerca. Puedes comprarme lo que sea, menos eso.
6. Tercera cita ¿Puedo tocarte? Quiero tomar tu mano
7. Filemafobia
8. Astrapofobia.
9. Despertando a tu lado
10. Placebo
11.¿Puedo acostarme a tu lado? Pensando en voz alta... ¿Qué estás esperando?
13. Vuelta a Seúl. Una pequeña sorpresa.
14. Dulce fin de semana.
15. Can't Keep My Hands to Myself
16. Feliz Cumpleaños amor. Happy Hae Day! parte 1
16. Feliz Cumpleaños, amor. Happy Hae Day! parte 2
17. Día en el campo
18. Un nuevo logro.
19. Una importante revelación
20. Algo improvisado
21. El primer paso para la verdadera sanación
22. Gracias

12. Bésame, tócame, ámame (cómo sólo tú sabes hacerlo)

1K 58 23
Od Mai0415




POV Compartido

El suave olor a vainilla y coco inunda mis sentidos, tu presencia debe ser real, porque indudablemente ese es tu olor. Mi mano en tu barbilla es solo otra confirmación. Te tengo tan cerca, y no puedo despegar mi mirada de tus ojos cafés, un pozo profundo en el que es inevitable no caer y del que jamás quisiera ser rescatado. ¿Cómo es que hace un momento estaba desparramado aquí sin esperanza de salvación, soñando con que algo emocionante revolucionara mi monótona tristeza y estado deplorable, y de pronto apareciste tú como por arte de magia, remeciéndome como el huracán Katrina? Debe ser un sueño, tu aquí, confesando que me amas, pidiéndome perdón y prometiéndome no volver a irte. Hace segundos decidiste continuar con el momento de sinceridad y reconociste haberme extrañado con tal sentimiento al decirlo, que tuve que cerciorarme preguntándote qué habías extrañado y me respondiste que a mí, pero no paraste ahí, hoy estás tan honesto y directo que nada me habría preparado para escuchar que no necesitas nadie mas que a mí porque yo te hago sentir en casa, si no me hubieras confesado que me amabas antes lo habría deducido con aquellas palabras. Y sigo sin creer al cien por ciento que tu rostro está a escasos centímetros míos.

Tu voz inconfundible me desvía de seguir con mis conjeturas de lo que es real y lo que no, me preguntas algo pero no te entiendo bien. Te pregunto confundido qué me dijiste y que por favor hables más claro y sin temores para que pueda comprenderlo.

Al decirme: "¿Qué estás esperando, Hyukjae? Tócame, bésame." Con una mirada apremiante y estremecedora, mi cuerpo despierta y se lanza a tu encuentro en el acto. Pierdo toda la compostura y pensamiento coherente que pueda haber estado hilando. Tus labios me saben a gloria y a ese algo tan característico tuyo, un sabor al que no puedo ponerle nombre, el sabor a Donghae. Puedo asegurar de que la adicción que desarrollamos por los labios del otro en el tiempo que estuvimos juntos no ha muerto, más bien esta arrasando con nosotros con toda su fuerza. No es un beso avasallador, pero tiene la cuota de pasión justa y por el roce de nuestros labios, lo noto, lo siento, existe algo diferente, algo que me sobrecoge como nunca antes y tu siempre lograste desarmarme en cada beso. Tal vez, es debido a la añoranza por el tiempo que estuvimos cada cual batallando por su lado. Me muevo para quedar al lado tuyo, en vez de encima, aunque no has dicho nada se que en un rato más mi peso se convertiría en una molestia, no desconecto nuestros labios y nos acercamos todo lo humanamente posible, puede que esta necesidad por reducir el espacio en nuestros cuerpos se deba igualmente al tiempo alejados, una necesidad imperiosa de estar muy cerca, inundándonos del calor y caricias del otro.

Mis sentidos están a flor de piel, si ha existido una circunstancia en la que me sienta tremendamente consciente de cada uno de mis latidos y de los tuyos, de tu aroma mezclado con el mío, de tus dedos recorriendo mi cuerpo y los míos imitando tu actuar, sin duda ese día es hoy. Más que nunca en toda mi vida estoy odiando la maldita necesidad que tienen mis pulmones por ese vital aire. Al despegar nuestros labios, -después de minutos de estar en otra dimensión- agitados ambos por habernos quedado sin oxígeno, incluso en mi molestia por el tonto aire, logro sonreír. Juro que nunca vi tus labios tan hinchados y eso que ni los he mordido aún, tus ojos transmiten tantas cosas, felicidad, cariño, devoción, sinceridad, mucho amor y si no estoy equivocado... tus iris reflejan cierto deseo también, tu mirada está oscurecida y creo que mi estado es bastante parecido al tuyo, probablemente idéntico.

—Hyukkie...— reclamas mi atención después que hemos recuperado algo de calma. —No dejes de besarme...

—Ajá— te respondo. Comprendo a la perfección tu reclamo y me río porque lo dices en un tono de queja, pero es tan malditamente adorable e insinuante. Creo que no fue erróneo mi pensamiento de que esta noche no queremos estar ni un milímetro alejados, explorando nuestras bocas y nuestros cuerpos. No pierdo el tiempo y de inmediato acato tu demanda, mi cuerpo me suplica que te bese hasta el cansancio y más.

Me recibes gustoso de obtener lo pedido. Me tomas del cabello para que nuestras bocas se acerquen más y así profundizar el beso a tu antojo. Siento que mi autocontrol se escapa por la ventana y que el tuyo sigue al mío en la huída, justo cuando nuestras lenguas entran en el juego y comienzan una danza violenta y sensual. Mis dedos quieren estar en cada centímetro de tu cuerpo y tu me haces la competencia con mucho empeño. Mi lengua ávida de ti recorre tu cavidad por completo, juega con la tuya y se deleita sin fin, las caricias suben de tono, pellizco tu cintura y uno de tus pezones y tus grititos de placer solo avivan más el fuego que me está carcomiendo, tu recorres mi espalda, y con o sin intención, siento que tus uñas están dejando marcas. Salivas mezclándose, lenguas y dientes chocando, todo entregándonos un infinito placer, los gemidos son imposibles de acallar incluso entre nuestros calientes besos, unos mueren en la boca ajena pero la mayoría logran escabullirse victoriosos, hacen eco en la pieza y en toda la casa.

—Hyukkie, más...

¿A que te referirás? No sé cómo interpretarte. ¿Más qué? ¿Caricias, besos? ¿Un 'más' de que pasemos al siguiente nivel? Porque si lo dejas a mi elección, no sé si será realmente lo que quieres. Si lo dejas en mis manos... yo no podré parar.

—Hae...— mi voz suena un poco ida y ansiosa. —No es suficiente, quiero más de ti, quiero todo de ti. ¿Comprendes? Si ahora seguimos, no creo poder detenerme.

Sin previo aviso delineo tu labio inferior con mi lengua. ¿Cómo puede tu sabor ser tan embriagante? Me haces sentir como un loco, porque en efecto lo estoy... estoy loco por ti. Te miro a los ojos esperando una respuesta.

—Hyuuuk... —es lo único que dices.

—Si usas ese tono y me miras con esos ojos suplicantes no ayudas Hae, sólo haces que quiera tomar la decisión por ti.

—Por última vez, ¿nos detenemos o quieres que siga?

—Hyuk... sigue. Yo quiero que...

Lo que sea que venía después muere ahogado por mis labios atacando a los tuyos de nuevo.

Nuestras piernas enredadas y las manos sin freno. Cada vez que muerdes y estiras mis labios, a cada instante que nuestras lenguas no se dan tregua pierdo más la noción del tiempo y el espacio; podríamos estar afuera en la intemperie, en la playa, en la arena, en la tierra o en el agua, que por mi sería lo mismo, todo en lo que podría enfocarme, todo lo que podría distinguir seguirías siendo tú y sólo tú.

Cuando impulsado por el calor del momento levanto tu polera con la intención de sacártela y poder explorarte mejor, el ambiente cambia ligeramente, detienes mi mano y salgo lentamente de mi trance.

—¿..Qué?

—Antes que sigamos tienes que saber dos cosas. Yo nunca antes, yo...

—Lo sé— te corto para que no te sientas abrumado. —Sé que es tu primera vez y pierde cuidado que voy a cuidarte.

—Yo sé... que lo harás. No es eso, Hyuk—. Te lanzo una mirada que esta cargada de un "adelante amor, sincérate".

—Bueno...— pasan varios segundos más y entrelazas una de tus manos con las mías. Te doy un apretón cariñoso para darte ánimo. —La primera sería, el miedo a desnudarse frente a alguien. —Y la segunda...— tu mirada deja mi rostro y se centra en nuestras manos unidas —la segunda, es el miedo a las erecciones, ya sea a mirar o a tenerlas... o a pensar en ello. Son mis últimas dos fobias, Hyuk. Ahora oficialmente las has oído todas...— Te atreves a alejar tu vista de nuestras manos y mirarme tímidamente. —Pero no voy a entrar en pánico— agregas con valentía —quiero hacerlo, quiero que lo hagamos esta noche, y presiento que nada irá mal, que sabrás calmarme como siempre lo has hecho.

Acaricio tu mejilla con todo el cariño del mundo y no paso por alto tu sonrojo que se ha intensificado. Pretendía responderte cuando comienzas a hablar de nuevo.

—Esto es ciertamente vergonzoso y quizá mata todo el momento, pero tenía que decirte, confío en ti y quería que supieras lo que podría pasarme y a pesar de ello, lo que quiero... y te quiero a ti.

—No sientas vergüenza, Hae, está bien que lo hicieras y no mata nada. Vamos a hacerlo juntos. Te ayudaré e intentaré distraerte y calmarte como lo he hecho con tus demás fobias. Gracias por tu sinceridad y por tenerme tanta fe—. Se da una especie de acuerdo silencioso para seguir en lo que estábamos. Tomo la punta de tu polera y te miro pidiendo tu consentimiento.

Mueves tu cabeza afirmativamente y prosigo.

Tiemblas levemente cuando empiezo a subirla pero se nota que estas decidido, respiras de forma especial de tanto en tanto, utilizando la forma más simple de tus ejercicios de relajación. Te despojo de ella con calma y una vez que veo tu torso en gloria y majestad me urgen las ganas de llenarte de besos, me contento con hacerlo en tu cuello y consigo que los temblores se alejen casi por completo mientras mis manos trazan tu abdomen con delicadeza, quiero memorizar cada parte. Me atrevo a morder tu manzana de adán y luego paso mi lengua para minimizar mi acto, seguidamente riego besos por tu clavícula. Cada gemido es como un premio, la temperatura de la habitación va en aumento y quiero quitarme la ropa yo también. Tomo una de tus manos y la coloco en mi polera, comprendes enseguida. Levantas mi camiseta con cierto temblor en tus manos, es imposible pasarlo por alto, sin embargo logras manejarlo y me quitas la polera lanzándola a algún lugar dentro del cuarto, un poco torpe, pero indudablemente con audacia, logras trazar mis abdominales y una pequeña sonrisa asoma en tu cara, tus dedos son como una descarga eléctrica. ¿Tienes idea de lo que me estás haciendo? En cosa de segundos nuestros pechos colisionan, mis labios gritan por los tuyos y ahora si que percibo -gracias a las comisuras de tus labios- que estas sonriendo en el beso. Se desvanece pronto eso sí, cuando adentro mi lengua y nos besamos hasta quedarnos sin aliento otra vez, el olvidar que necesitamos aire para llenar nuestros pulmones ha estado pasando toda la noche. Tomo tu cintura y te acerco con un toque de posesividad, oigo un quejido que suena más como un gemido pero acercas tus brazos a mi cuello y comenzamos otra sesión de besos que aturdirían a cualquiera, muevo mi pelvis para hacerla chocar contra la tuya muy sutilmente, casi como si estuviera pidiendo tu permiso, comienzas a mecerte conmigo lentamente y es mucho más estimulante de esta forma, cuando alcanzamos un ritmo que comienza a dejarnos demasiado encendidos, me separo decidido a despojarnos del resto de nuestra ropa.

Al desabrochar tu pantalón soy yo el que tiembla ahora, de pura y llana anticipación. Estas quieto y no quiero que te vuelvan los temblores ni que te asustes. Antes de bajarte los tuyos opto por quitarme los míos primero, prefiero hacerlo yo a que puedas entrar en pánico si te lo pido, todo marcha perfecto por ahora y quiero que siga así. Lo hago en un santiamén, contigo intento hacerlo más lento, y una vez que estamos los dos solo en nuestros bóxers, me fijo que tu mirada está pegada en mí, la forma en que estás recorriendo mi cuerpo es tan incitante que me muerdo el labio como respuesta.

Creo que la fobia a desnudarse esta bajo control por ahora, pero falta la parte más importante del desnudo, la que nos llevará a tu última fobia, falta descubrir nuestros miembros y por como nos hemos besado y frotado el mío está bastante despierto, incluso mi boxer está húmedo por el presemen yo creo que tu también estás mínimo semi erecto y porque no has tenido tiempo de pensar en ello, -por como hemos estado tan entregados disfrutando- estás de una pieza todavía, pero una vez que quedemos al descubierto ambos será demasiado real. Me estoy asustando yo, de que entres en pánico cuando veas no solo la tuya, sino dos erecciones. Considerando esto, empezaré por bajar tu última prenda mejor, ver como reaccionas a eso y partir desde ahí. Una vez que mis manos se mueven a la pretina de tu bóxer siento cierta agitación de tu parte, los bajo con mayor rapidez que cómo lo hice con tus jeans, cuando logro tirarlos hasta tus rodillas me atrevo a mirarte, estás medianamente alterado, miras tu miembro semi erecto con un dejo de asombro y desasosiego, retiro la prenda por completo y me centro en ti. Necesito calmarte, trato de concentrarme en eso, porque el verte tal como Dios te trajo al mundo me desorienta, eres bellísimo y más crece mi anhelo por ti si es que eso es posible. Mi mano actúa por si misma, aunque debe ser mi cerebro dándole esa orden, una orden que nace en lo recóndito de mi ser, uno de mi dedos recorre tu pene y luego acerco mi rostro y deposito un casto beso en la punta. Tu respiración se ve afectada en el acto, comienzas a presentar problemas para respirar, pero tomo el control como es habitual cuando te ataca una fobia.

—Hae, cielo, tranquilo— te tomo de los hombros y te miro a los ojos. —Respira, recuerda los ejercicios... inhala y exhala—. Empiezo a hacerlos yo y me imitas. Luego que te calmas te doy un beso dulce.

—Hyukkie ¿qué estabas haciendo, tú... tú me tocaste y me besaste... ahí?

—Mi amor, claro, por supuesto que sí, ¿acaso no debí hacerlo? — luces contrariado pero no dices nada.

—Cielo, no tienes por qué asustarte, no hay nada extraño en que me atraiga cada parte de tu cuerpo, eres muy atractivo, y lógicamente voy a querer tocar y besar todo en ti, entiendes cuando me refiero a todo, incluso los lugares más íntimos y no hay nada malo en querer hacerlo, es normal, es otra forma de demostrar el amor que sentimos por el otro.

—Si... si lo dices así... suena bien.

—Porque lo está, Hae. No hay nada que temer ¿si?

Haces un sonido de aprobación. Te acercas un poco y yo corto la distancia y nos besamos, mueves tu boca para dejar besos en mi mandíbula, tu respiración es casi normal y comienzo a sentir calor de nuevo. Me miras con deseo y creo que nos esta envolviendo a ambos nuevamente. Acercas tu entrepierna a la mía y ya no aguanto más mi ultima prenda de vestir parece que me sofoca, me la bajo en un solo movimiento, aguantas la respiración al sentir mi falo contra el tuyo, tomo tu rostro entre mis manos enseguida. —No mires hacia abajo, no pienses... sólo siente, mira mis ojos y ve lo que me provocas...— tomo firmemente tu cadera y comienzo a hacerla chocar con la mía. Ahora que estamos rozándonos sin ropa que se interponga, y que nuestros miembros se sienten por completo, el roce nos excita en toda su expresión, me cuesta mantener los ojos abiertos pero por ti lo hago, necesito que me veas.

—Ahh... ahhh Hyuk...

Nos mantenemos en un danza que sólo nos insta a gemir y pronunciar el nombre del otro entrecortadamente, nos separo porque siento que estoy al borde. Te abrazo y te beso en la nariz. Te ves precioso aquí en mi cama y quiero estar dentro de ti, nunca quise tanto estar con alguien como lo estoy anhelando esta noche. Te observo de pies a cabeza, me tienes tan afectado.

—Hae, de verdad no sé si podrías comprender como me haces sentir, como incluso tu postura sencilla ahí en la cama, desborda una sensualidad innata, porque eres tú el que la posee. Como tu cuerpo me invita a poseerte y yo anhelo poder hacerlo, yo quiero hacerte sentir bien, yo quiero hacerte sentir amado. Quiero tanto hacerte el amor, Hae. Tú... eres tan hermoso, eres el ser más bello que he visto y que he conocido... soy tan afortunado— planto besos por todo tu cuello y pecho hasta llegar a tu abdomen, luego sigo un camino por tu ombligo hacia abajo... —no sabes cuánto—.

Conecto nuestras miradas y agrego: Quiero que nos fundamos y seamos uno.

Ésta vez al besar tu erección por segunda vez ya no temo tu reacción, mientras un escalofrío te recorre te miro y te digo: —Respira, amor, no te olvides de respirar—. Y lo haces. Riego besos por tu hombría y lo intercalo con mi lengua, arqueas tu espalda y enredas tus manos en las sábanas, quisiera grabar esta imagen en mi mente por siempre, me alejo de tu miembro y beso tus muslos, separo tus piernas para seguir adorándote con mis labios, sigo el camino que me llevara a tu entrada y una vez en ella acerco un dedo para tantear, voy rodeando de a poco hasta que toco esa parte tan íntima, furtivamente.

—Mmmmhh— gimes bajito mientras mi dedo sigue tocando tu nudo de anillos, pero siempre superficialmente, sin entrar. Muevo mi rostro y quito mi dedo, no te dejo sentir la pérdida porque lo reemplazo con mi lengua, cuando te doy el primer lametón siento como contienes el aliento, al seguir con mi faena pierdes todo el control y lo demuestras con gimoteos entrecortados:

—Ahh... ahhhh... Hyuuuuk

Ahondo mi lengua lentamente en tu entrada y me siento al borde, mi hombría se siente estallar con tus gemidos, voy a tener que dejar los juegos preliminares.

Al abandonar tu caverna, te quejas por la pérdida.

—¿Te gustó amor?

—S si... sí dices alucinado.

—Dame un segundo— me alejo de la cama y me muevo con diligencia hacia uno de los rincones de mi cuarto donde tiré el bolso cuando llegué acá. Busco en uno de los bolsillos y encuentro el lubricante que no pensaba que iba a usar, pero que ya había guardado antes de nuestra pelea, y que ni me moleste en sacar cuando decidí hacerle la visita a mis padres.

Vuelvo a la cama y abro la botellita, unto una generosa cantidad en mis dedos. Tu me miras fascinado siento que sabes lo que voy a hacer por eso no te explico extensamente lo que haré. Como respuesta y confirmando mi creencia abres tus piernas para mí, es una visión soñada.

—Va a estar un poco helado al principio, puede que sea doloroso en cierto punto. Debes intentar relajarte para evitarlo, pero seré cuidadoso, ¿está bien?— Asientes con varios movimientos de cabeza.

Con paciencia adentro el primer dedo encontrando cierta resistencia, lo muevo con calma hasta que siento que te voy ensanchando de a poco, no ha habido mayores quejas de tu parte, introduzco el segundo y al comenzar a hacer movimientos de tijeras te remueves incómodo. —Lo siento, cielo, ¿te duele?

—Escuece un poco, pero sigue.

Con toda la delicadeza que conozco continúo estirando tus paredes, inserto el tercer dedo con mayor facilidad, con mi mano libre acaricio tus caderas y muslos, intento dar con tu próstata para distraerte del dolor que puedas estar sintiendo y veo con satisfacción que ya estas disfrutando con mis intentos, no demoro en lograrlo o eso me avisa un gritito de sorpresa de tu parte, apunto al mismo lugar tres veces más y me percato que ya estas lo suficientemente dilatado, mi pene está reclamando atención y ya no puedo ni quiero esperar más. Me siento hervir por dentro.

Esparzo lubricante por mi pene asegurándome de cubrirlo por completo, no quiero herirte. Me acerco a tu entrada que parece que me llama a gritos.

—Voy a entrar, ¿estás listo?— asientes una vez, pero no miras hacia abajo, quizá sigue siendo abrumante para ti, tu fobia a las erecciones y el torrente de emociones que has estado experimentando. Sujeto tu cadera con una mano y con la otra mi miembro apunta a tu entrada. Entro la punta y me siento desfallecer, el calor abrasador de tus paredes es una delicia. Mientras más adentro estoy, más lucho por resistir la tentación de moverme.

Tú lo haces parecer como si fuera magia, no creía que volveríamos a estar juntos y menos como estamos ahora, de la forma más íntima que podríamos estar unidos, tan profundamente hundido en tu interior, desde el primer segundo en el que me hablaste tu hiciste que me olvidara del resto del mundo, no pude ver a nadie, nadie más que tú, y en este instante lo confirmo, mi mundo gira en torno a ti y no quisiera que fuera de otro modo. Mis embestidas lentas pero certeras nos tienen extasiados, nuestro sudor mezclándose y el olor a sexo en el aire, no es algo burdo, debe ser porque te amo que es la primera vez que ese olor me deleita como nunca logro hacerlo con otro amante, debe ser porque nunca antes amé así como te amo a ti que incluso la mezcla de nuestros olores en este momento me parece perfecta.

Es que tú eres perfecto para mí, eres perfecto en sí...

Estamos hecho un lío ambos, amo lo entregado que estás, ser yo el que te está dando placer. Es tu primera vez y es conmigo, que me dieras ese honor hace que te sienta tan mío y no tanto por esa posesividad innata que emerge, sino porque nos pertenecemos, porque te mereces que te ame sin medida, mereces que te haga sentir que eres lo más importante que tengo, como me estas haciendo sentir a mí, al permitirme ser tu primero en todo. Aumento mis estocadas y la fricción nos desenfrena, te unes chocando tus caderas al ritmo de mis embestidas, estamos por llegar. Cuando en mis arremetidas doy con tu punto dulce se que no vamos a durar mucho, me sorprendo cuando tomas fuertemente mi trasero, para hacerme entrar más en ti.

—Sí, Hyuk, ahí... más—. Empiezo a bombearte sin parar mis estocadas, el choque de piel contra piel nos instiga a querer más y más del otro.

Intento besarte pero es más un choque desenfrenado de lenguas...

—Aaahh... Nnngg... Te... te amo... tanto, Hae... Ahhh

—Hyuuuuk... tam... también te... amo— y tras decir esas palabras explotas en mi mano.

Doy una embestida más y exploto copiosamente en ti, invadido por un orgasmo descomunal, tus paredes se aprietan más contra mi miembro como resultado de tu clímax, parece que quieren engullirme, doy tres embestidas más hasta caer desplomado, a tu lado.

Ahora, oficialmente somos uno— te escucho decir cuando recuperas en parte tu aliento, incluso siento la sonrisa en tu tono.

—Si, amor, lo somos—. Aún sigo dentro tuyo y mi corazón podría explotar de tanta alegría, me siento como un hombre completo por primera vez en toda mi existencia, como si mi vida se resumiera en haber estado esperando por este momento de pasión que ha logrado entrelazarnos más que nunca.

Me salgo de tu entrada y nos limpio con una toallitas de limpieza que tenía en mi velador, te abrazo y beso tu frente, siento como la somnolencia nos embarga hasta atraparnos.

***

Ya está, acabo de confesarte mis últimas dos fobias:

La deshabiliofobia que es el miedo a desnudarse delante de alguien y la itifalofobia el miedo de ver, pensar en, o tener el pene erecto.

Sé que al hacerlo me arriesgo a terminar con el momento hot que estábamos compartiendo, pero no quiero que te sorprendas o preocupes si comienzo a tener temblores o si se me dificulta respirar, estoy decidido a darte todo de mí esta noche, y a ponerle cara a esas últimas dos fobias, la inseguridad, los miedos y la vergüenza no van a ganar hoy, voy a tirarlos a un rincón porque quiero perder mi virginidad con el hombre que amo, siempre me dijeron que sabría cuando el momento adecuado llegara, que mi cuerpo y mi alma reconocerían al hombre correcto, no tengo dudas de que ese eres tú.

Me compruebas que eres el hombre que siempre he necesitado, prometiendo cuidarme y hacer lo que esté a tu alcance para distraerme y hacerme sentir bien, y de paso agradeces mi confianza en tus capacidades.

Mi cuerpo decide traicionarme cuando levantas mi polera, pero me centro en uno de los ejercicios de respiración para calmar mis temblores, y no alcanzo a procesar que me has despojado de ella porque te lanzas a besar mi cuello distrayéndome exitosamente de mi fobia, solo me enfoco en tus caricias en mi abdomen, el leve mordisco que le das a mi manzana de adán y como pasas tu lengua luego de ello, los gemidos brotan sin que sea consciente de ello siquiera, olvido todo cuando estoy bajo tu hechizo, mis gimoteos no se detienen ya que decides llenarme de besos en la clavícula y es una lugar tan sensible como mi cuello. Tomas mi mano y la sitúas en tu polera, se que es tu señal para indicarme que quieres que te la quite, con ciertos estremecimientos y muy poca agilidad logro sacártela y tirarla a cualquier lado de la habitación, sonrío porque me da felicidad ese pequeño acto de valentía y porque tu torso al descubierto es digno de admirar, mis dedos inexpertos tocan con total seguridad tus abdominales, tus músculos bien definidos me dejan extasiado, siento que mis dedos arden, estoy lleno de ansias de ti, cada centímetro de tu piel luce como un lugar sagrado. Tu pecho colisiona con el mío y mi boca es ultrajada por ti con pasión, tus besos hoy me dejan más noqueado y deseoso que cualquier otra sesión que tuviéramos con anterioridad, lo he pensado antes pero parece que nunca podré obtener suficiente, tu sabor hace que quiera recorrerte con mis labios y lengua sin cesar, como si nunca pudiera aburrirme de probarte, porque no existe otro sabor igual al tuyo y que me haga despertar un lado que sin ti viviría dormido. Tus labios son un elixir de los dioses, y odio tener que separarnos, yo construiría una máquina que nos ayudara a respirar sin tener que alejarnos, aunque podría ser realmente peligroso, porque ya no me distanciaría de ellos. Siento una presión suave en mi entrepierna, y guiado por éste momento erótico, copio tus movimientos, voy perdiendo el juicio de a poco perdido entre nuestros besos y el roce trastornante, sobre todo cuando aumentamos la velocidad.

Tengo tanto calor, y como si leyeras mi pensamiento decides despojarme de mi pantalón. Me detengo en ti y me doy cuenta que tú ya te has quitado el tuyo, es como si mi fobia al desnudo nunca hubiera existido, o quizá mi curiosidad por ti la ha opacado, eres precioso, tu piel nívea luce tan atrayente y suave, mi deseo crece y estoy seguro que lo notaste, porque ahora entiendo lo que debe ser comerse a alguien con la mirada, acabo de hacerlo. Estas brillando frente a mis ojos de nuevo y no es la luz tenue de tu cuarto, es algo que viene de ti, que noté desde la primera vez que me acerqué a tu lado. Creo que tu eres la luz que resalta en la oscuridad a la que me veo envuelto por mis fobias, tú eres esa luz en mi vida que jamás quiero que se apague, porque me das esperanza y vida.

Podría haber seguido admirándote, pero soy distraído por tu mano tirando de mi bóxer y revelando mi erección, intento no desesperarme pero cuando me tocas y bajo mi total asombro besas la punta de mi pene, el pavor me corroe, ataca con toda su fuerza y siento que me ahogo, mi corazón latiendo a mil y la dificultad para respirar llega de inmediato. Comienzo a ver todo negro pero estas al lado mío enseguida, me dices algo pero no logro procesarlo, cuando te veo inhalar y exhalar comprendo que debo imitarte y hacer los ejercicios de respiración, luego de unos minutos vuelvo a la normalidad y me das un tierno beso como premio, te pregunto por qué hiciste lo que hiciste y me respondes que es normal querer tocar y besar todo mi cuerpo, incluyendo mi miembro, que es solo otra forma de demostrarnos nuestro amor y caigo en cuenta que tienes toda la razón, independiente de mi inexperiencia y temores que pueden bloquearme, tú sabes exactamente qué hacer, qué botones apretar para relajarme y hacerme comprender que no hay nada malo.

Decido acercarme yo primero ahora y volvemos a lo que estábamos como si nunca hubiera sucedido nada, no sé en qué momento te despojas de tu última prenda tu también, al sentir mi hombría rozar con la tuya me asusto con facilidad, no obstante eres rápido en distraerme diciéndome que te mire, que en vez de pensar me concentre en sentir y mirarte, te meces contra mí de nuevo y podría explotar en cualquier minuto por la visión que me das, te ves tan sexy, no podría estar más de acuerdo contigo al sentir nuestros embistes y mirarte como disfrutas nuestros roces, es tan simple no pensar, me llevas a otro mundo y entre cada choque de nuestros miembros estoy más lejos de la realidad y más cerca del paraíso, ése que me estas brindando tú, con tu infinita paciencia, amor y sensualidad. Gimo tu nombre hasta que nos distanciamos.

Volver a la realidad no es fácil, pero lo hago al sentir tus ojos recorriéndome y al explicarme que no podría tener una idea de lo que te estoy provocando con mi belleza y sensualidad innata que te hace desear hacerme el amor, que te sientes tan afortunado y que quieres que nos fundamos y seamos uno. Quiero decir que el afortunado soy YO, que tú eres el ser más hermoso de este cuarto y que quiero fundirme contigo tanto o más que tu, me estoy muriendo porque me hagas el amor, porque me toques y ames como sólo tu sabes hacerlo, pero cualquier rastro de idea coherente muere cuando vuelves a besar mi miembro, me recuerdas que debo hacer mis ejercicios de respiración y antes de que el miedo gane la batalla te hago caso y mientras logro mantenerme estabilizado me envuelve una satisfacción tan inmensa cuando tu lengua se pasea por mi hombría, me aferro a las sábanas en un intento por sujetarme a algo, ser invadido por este tipo de gozo no parece humano, no puedo creer lo que me he estado perdiendo.

Entre mis chillidos de deleite viajo a otra dimensión, mientras sigues explorándome en lugares que ni yo mismo he tenido el valor de tocarme, lo que causa el impacto más grande en mí, que hasta logra robarme el aliento, es cuando introduces tu lengua en mi recto, me vuelvo un caos, me derrito como mantequilla al sol y es tan placentero que no podría encontrar las palabras para explicar como me dejas en las nubes.

El frío del lubricante y el escozor mínimo que provocaron tus dedos en mi entrada me parecen nada al lado del ardor que me provocas al penetrarme, cierro los ojos y pienso en como me has tratado con suma delicadeza, cariño y veneración, sé que tengo que aguantar por breves minutos para que amaine el dolor y nunca pondría en tela de juicio tu capacidad de hacerme sentir bien, intento relajarme, es todo tan nuevo y me encanta descubrirlo contigo. Me llenas de besos en el cuello, en mis mejillas y besos inocentes en mis labios pero me encienden igual, tu preocupación por mi bienestar y tus besos borran el malestar más rápido y no tardo en apremiarte a moverte. Te dejo a ti establecer el ritmo que nos satisface a ambos yo ya no puedo pensar con claridad, es probable que me haya perdido a mi mismo en plenitud, es tan intenso el sentirte tan dentro de mí, me siento embriagado de ti, me haces vibrar hasta la médula, no se cómo mi cuerpo puede resistir tanto placer, no sé bien donde empieza tu cuerpo y termina el mío. Si esto es como se siente fundirse carne contra carne con alguien, puedo comprender por qué todo el mundo se vuelve loco por el sexo, sólo que esto que estoy compartiendo contigo no es algo pasajero o un encuentro furtivo, estamos haciendo el amor y por eso es que todo en mí está tremendamente receptivo, estoy sobrecogido, logras que mi corazón se sienta en llamas y que mi cuerpo no deje de arder, estoy tan necesitado y deseoso de todo lo que puedes darme que incluso soy capaz de pedir más y de ya no sentir ni una pizca de vergüenza por gemir cada vez más alto, sobre todo cuando encuentras ese punto que literalmente me hace ver estrellas y comienzas a masajear mi miembro al mismo tiempo. No demoro en explotar y elevarme a las alturas. Cuando regreso de un orgasmo increíblemente bueno, contigo aún adentro mío llenándome, el primer pensamiento coherente que me envuelve es que somos uno, tal como tú querías que fuéramos en esta entrega. Nunca pensé que éste acto podría significar tanto pero cuando siento lágrimas de felicidad recorrer mi rostro comprendo que contigo todo es sublime, has hecho todas mis primeras veces memorables, pero ésta vez si que lograste superarte, la voy a atesorar por siempre.

Despierto y creo recordar que antes de caer rendido al llamado de Morfeo, tu nos limpiaste a los dos y luego me abrazaste, no siento el calor de tu cuerpo rodeando me, y en efecto, me doy vuelta y compruebo que no estás. Miro mi reloj, son casi las 10 de la mañana, hago un puchero en el acto porque no estás a mi lado ¿Dónde fuiste? Veo mi ropa doblada a los pies de la cama, decido levantarme y ver si estás en el baño o en la cocina, para traerte de vuelta a la cama, me pongo mis bóxer y mi camiseta, hace frío así que decido buscar en tu bolso por si encuentro unos pantalones holgados, encuentro unos negros y me los pongo, no importa que me apreten. Desde este rincón de la pieza un papel blanco en tu velador llama mi atención, es un mensaje tuyo avisándome que si llego a despertar antes de que vuelvas que no me preocupe ya que has salido por aquí cerca y no demorarás. Podría haber vuelto a dormir, pero ya que me levanté decido ir al baño. Luego de lavarme se me ocurre inspeccionar las piezas, me quedo en el segundo cuarto donde hay una sala de música con varios instrumentos, al tomar una de las guitarras y dedicarme a afinarla se me ocurre una idea para sorprenderte y corro a tu pieza por mi celular, necesito internet para encontrar los acordes de mi sorpresa, comienzo a practicar y compruebo con dicha que mi talento para la música sigue intacto, en cerca de media hora me siento medianamente confiado con los acordes aprendidos, toco una vez más y paro a la mitad porque escucho un ruido de llaves al abrir una puerta. Corro a dejar la guitarra donde estaba. No alcancé a practicar tanto como hubiera querido, pero tendrá que bastar. Salgo al pasillo cuando te escucho llamarme desde tu pieza y te respondo para llamar tu atención, llegas a mi encuentro enseguida y te explico que estaba en el baño. Habías salido a comprarnos desayuno y algo para el almuerzo, querías sorprenderme con desayuno a la cama pero te lo arruiné levantándome. Camino un poco extraño y aunque me pongo rojo como un tomate cuando me preguntas si siento dolor, reconozco que sí me duele, no logro zafarme de que me tomes en tu brazos y me cargues a modo nupcial hasta tu cama, escondo mi cara en tu cuello porque me siento abochornado. Te ríes porque te parezco tierno, no se por qué encuentras casi todo lo que hago adorable, tal vez el amor te tiene cegado, no voy a negar que me encanta de todas formas.

Desapareces con paso raudo a la cocina no sin antes pedirme no realizar ningún movimiento brusco. Me haces esperar por ti unos diez minutos y vuelves con un rico desayuno. Huevos, tocino, salchichas, arroz, jugo y café.

Preparas mis porciones como si fueras mi madre no me dejas tocar la comida, solo puedo hacerme cargo de mi café, al principio me siento algo tonto y tímido de recibir la comida en la boca pero me acostumbro sin notarlo y me llenas de ese sentimiento cálido que tanto extrañaba, ése que me entregas con tus gestos tan llenos de amor.

Al terminar el desayuno hablamos del tema que nos llevo a separarnos, no descansas hasta asegurarme que nunca cruzó por tu mente el dañarme, me cuentas con detalle cómo tu amigo Kyu te recomendó lo del placebo ya que ése experimento con pastillas había sido exitoso para muchas personas adictas al cigarro y con ataques de pánico, hasta me explicas que los comprimidos no me causaron ningún daño porque la dosis de azúcar era demasiado pequeña para provocarme algún mal, reconoces tu culpa porque incluso si me omitiste información para un bien mayor, (vale decir recuperarme de mis fobias por completo) es cierto que una mentira sin importar el motivo sigue siendo una mentira, que tenías fe que no me enteraría hasta el final del proceso y una vez sano quizá no me iba a ser difícil perdonar que te guardaras ese secreto, porque tu querías ayudarme ante todo, esa fue la razón principal por la cual decidiste seguir adelante con el experimento, querías verme feliz sin temores, independiente y seguro, sin fobias acechando mi vida, porque si bien no tienes ningún problema y de hecho hasta te gusta ser la persona en quien más me apoyo para sobrellevarlas, merezco dejar de cargar con ese peso y vivir esa vida "normal" que siempre he soñado. Sólo atiné a abrazarte y a pedirte perdón por haber actuado como un tonto, todo el mundo me lo decía y en el fondo yo también sabía que debería haber escuchado tus explicaciones antes. No me atreví a agregar nada más que mis disculpas, hasta que me aseguraste que parara de hacerlo porque ahora todo estaba claro y que después de nuestra promesa de ya no huir de los conflictos ni volver a mentirnos podíamos empezar de nuevo sin culpas; quería seguir haciéndolo pero me detuve porque no quería llorar de nuevo al comprender que siempre quisiste lo mejor para mí, tu amor me deja tan debilitado y a la vez me hace más fuerte y querer ser mejor, por ti, por ambos. Siempre dicen que en las relaciones hay una persona que ama y que entrega más y desde hoy en más no quiero que seas tú, no voy a dañarte ni hacernos sufrir más con mis inseguridades, quiero que sea una entrega mutua, un amor equitativo, que no se rompa ni se debilite, que en cambio crezca y se vaya fortaleciendo cada vez más.

Almorzamos en la cama porque por más que traté no pude convencerte de que podía moverme hasta la cocina, y como adoro tu naturaleza protectora y que me consientas me rendí pronto, eso sí, después del postre y de reposar entre sonrisas y caricias dulces, y antes de que me durmiera de nuevo con tus dedos en mi pelo, logré que me dejaras ir a bañarme y que te ducharas tu igual. Me dejaste ropa tuya encima de la cama porque con el apuro de venir a tu encuentro ni pensé en preparar un bolso. Estoy seguro que nunca antes me di una ducha tan corta, al volver a tu pieza comienzo a maquinar una forma para ejecutar mi plan, me pongo la ropa a la velocidad del rayo y te dejo un papel sobre la cama indicándote que te esperaré en el living y que te unas a mí apenas estés listo. Corro a la sala de música en busca de la guitarra y agradezco a los dioses el encontrar una hoja donde escribirte un pequeño mensaje. Me muevo al living para terminar de escribir y me entran los nervios. Intento que en el apuro la letra no me salga tan horrorosa, o al menos que se entienda lo que quiero decirte, es vital que puedas leerlo. Te siento avanzar y el corazón se me desboca, escribo la última palabra y doblo la hoja, me paro y tomo la guitarra en el momento exacto que decides aparecerte frente a mí. Sonríes y me muestras el papel.

—¿Qué es esto?

—Eso es el indicador de una sorpresa —digo visiblemente nervioso. Ven aquí, siéntate en el sofá de allá, frente a mí.

Una vez que estás cómodamente sentado te entrego el papel, vuelvo a mi lugar, me armo de valor y te hablo.

—Había pensado escribirte una carta explicándote por qué te amo, pero no me dio el tiempo. Afortunadamente en el trayecto para acá, escuché una canción que siento que resume perfectamente mis sentimientos y hace que me identifique con nuestra historia.

—Hyuk, ésta es mi confesión para ti— y apenas lo digo se me suben los colores a la cara —La canción se llama Thinking Out Loud, es de Ed Sheeran, no sé si la conoces, y como sé que el inglés no es tu fuerte, te escribí la traducción en esa hoja para que puedas comprender lo que te voy cantando— tu vista se centra en la hoja doblada y la abres. Desde acá soy capaz de ver el ¿Why I love you? Al comienzo de la hoja y la traducción inmediata abajo que dice ¿Por qué te amo?. Luego le sigue de lleno la canción traducida —Es un extracto, la primera parte más el coro. Escucha con atención y perdona si me equivoco, apenas alcancé a ensayar los acordes...

Mis dedos rasgan las cuerdas y en segundos mi voz inunda la sala:


When your legs don't work like they used to before

Cuando tus piernas no funcionen como solían hacerlo antes

And I can't sweep you off of your feet

Y no pueda hacer que te vuelvas loco de amor por mí

Will your mouth still remember the taste of my love?

¿Tu boca todavía recordará el sabor de mi amor?

Will your eyes still smile from your cheeks?

¿Tus ojos seguirán sonriendo desde tus mejillas?

Darling I will be loving you till we're seventy

Cariño, yo te seguiré amando hasta que tengamos 70 años

And baby my heart could still fall as hard at twenty three

Y cariño, mi corazón podría enamorarse tan fuerte como a los 23

And I thinking 'bout how

Y estoy pensando en como...

People fall in love in mysterious ways

La personas se enamoran de maneras misteriosas,

Maybe just the touch of a hand

Tal vez sólo el toque de una mano

Oh Me, I fall in love with you every single day

Oh yo me enamoro de ti todos los días

I just wanna tell you I am

Y simplemente quiero decirte que lo estoy

Chorus: So honey now, take me into your loving arms

Coro: Asi que ahora cariño, tomame entre tus amorosos brazos

Kiss me under the lights of a thousand stars

Bésame bajo la luz de miles de estrellas

Place your head in my beating heart

Coloca tu cabeza sobre mi latiente corazón

I'm thinking out loud

Estoy pensando en voz alta

Maybe we find love right were we are

Tal vez encontramos el amor justo donde estamos

Repito el coro una vez más y dejo la guitarra a un lado, en un solo movimiento estás sobre mí llenándome de besos. Sonrío ampliamente.

—¿Te gustó? pregunto cuando me das un respiro.

—NO— dices serio, luego te ríes. ¿Qué crees? Claro que sí ¡ME ENCANTÓ! tienes una voz preciosa, no sabía que sabías tocar la guitarra, te salió genial.

—¿De verdad? Estaba nervioso, arruiné algunas partes, pero considerando el tiempo que tuve pata prepararme, estoy conforme.

—No arruinaste nada, me hiciste muy feliz tocando la guitarra acompañada de tu dulce voz, ese aire de músico misterioso te hacía ver más guapo, te queda como anillo al dedo, ¿sabes? yo siempre he tenido una debilidad por los músicos...— Me tomas del rostro y me das un beso corto. —Eres muy talentoso y te lo tenías bien guardadito, pero lo que más me mato fue la letra—. Me muestras la hoja y me apuntas la parte subrayada —¿por qué subrayaste esa parte?

—Ah, eso—. Te miro con complicidad. —No sabría decir con certeza cuando me di cuenta que te amaba o cuando descubrí que mis sentimientos por ti eran lo suficientemente importantes, solo sé que ya llevaba un buen tiempo queriendo decírtelo y no me atrevía, lo que si recuerdo con certeza es la primera vez que sentí que quería estar contigo, fue cuando me armé de valor y te tomé la mano en ese camino en el campo, luego de almorzar donde tu primo Kangin. Ahí fue donde te confesé que me gustabas, y hasta hoy pienso que desde ése momento mis sentimientos empezaron a ser cada día más profundos, es probable que ya te amara, quizá caí al entrelazar nuestras manos o quizás fundido en nuestro primer abrazo, no lo sé... pero apenas escuché la letra de la canción me hizo sonreír al recordar el momento en el campo—.

Me miras conmovido y aprovecho de acariciar tu mejilla.

—En el fondo sólo quería decirte que te amo, que eres mi persona, que cada día -e independiente de este tiempo separados- haces que me enamore de ti aún más. No quiero que volvamos a alejarnos, quiero estar contigo hasta viejitos, y quise expresarlo de una forma especial por medio de una canción— te sonrío y me devuelves una sonrisa de encías en todo su esplendor. —Me alegra haberte sorprendido y que te encanten los músicos, yo no me consideraría uno, pero es un hobbie que me gustaba cultivar en la adolescencia y al parecer el conocimiento no se ha ido— das un paso hacia mí y me tomas de la cintura, hundes tu nariz en mi cuello inhalando mi olor, escalofríos recorren mi espalda y me sujeto a la tuya, amo nuestra cercanía, lo bien que se siente tu calidez, tu aroma. Te separas de mi cuello para mirarme a los ojos, pero no sueltas tu agarre en mí.

—Hae... gracias, por decirme todo esto, por la sorpresa, por amarme, por venir a arreglar las cosas... paras tu discurso para tomar aire y luego continúas con renovada emoción en tu voz. —Te amo y ya nada nos podrá separar, ni nosotros mismos, no lo permitiré. Me encanta cuando eres así de sincero y lindo. Nunca podría dejar de amarte, ¿Acaso no lo sabes? Eres inolvidable— me sonrojo y te pego suavemente en un brazo, de puro avergonzado. Te ríes y luego añades: —No sabía que tu hobbies eran tocar guitarra y cantar, por mí feliz si vuelves a practicarlos, puedes cantar frente a mí las veces que quieras, oficialmente soy tu fan— me río yo ahora y asiento con un leve movimiento afirmativo.

Te separas de mí pero me tomas de la mano enseguida. —Volvamos a la cama— me dices. —Voy a regalonearte todo el día en compensación a este gesto tan bonito que tuviste conmigo.


Es de noche y me llevas hacia un lugar que nos has querido contarme, creo que es tu turno de sorprenderme. Paramos en un lugar que no conozco (lo cual no es de extrañar porque es mi primera vez en Busan) y me pides que no baje del auto todavía. Sacas una manta y un termo y luego me abres la puerta.

Tomas mi mano y tras caminar un par de cuadras estamos frente al mar. Una vista maravillosa nos recibe, amo el mar a todas horas.

Nos sentamos sobre la manta en la arena, mi atención está fija en ti esperando tu próxima movida. Abres el termo y sirves el chocolate caliente, lo tomamos entre el sonido de las olas, acabamos rápido nuestros vasos y apenas acomodas el termo en la arena te acercas y me besas de tal forma que me estremezco sin parar, es tanta mi conmoción que atino a responder como puedo y dejo que te lleves toda mi alma en el asalto, cuánto amo que me hagas sentir así, tan tuyo, tan fuera de mí y a la vez tan consciente de todo.

—Listo— dices luego de besarnos.

—¿Mmmm...? ¿Listo de qué?— pronuncio apenas, entre confundido e ido.

—Ya cumplí con mi sorpresa ¿aún no te das cuenta?— Me miras sugestivamente pero sigo sin entender, me has dejado tonto y sin aliento con ese magnífico beso —La canción... ¿no querías que te besara bajo mil estrellas?

—Hyukkie...— mis emociones amenazan con sobrepasarme, podría llorar en cualquier momento desbordado en lágrimas de felicidad, siempre con las palabras, con los eventos y atenciones que me llegan directo al corazón. —¿Como lo haces para hacer que me enamore más de ti?

Es un don que tengo— respondes animado, y luego continuas —no sé, me alegra saber que siempre puedo hacer que me ames más, porque es el mismo efecto que tú tienes en mí. Si bien estuve agradeciéndote toda la tarde por la canción, pensé en una mejor forma de demostrártelo, algo simple y se me ocurrió esto—. Pones tus manos en mis mejillas y te acercas a mi rostro para mirarme más de cerca.

Te amo, Hae, y quiero estar siempre contigo, hasta que tengamos 70, 80, o cuanto se nos permita vivir, incluso cuando casi no pueda moverme y mis piernas no funcionen como antes.

Tomo tus manos entre las mías y me río porque sigues citando la canción y porque estoy muy feliz.

—Yo también, y... creo que ya te cante eso— nos reímos hasta que retomas el habla.

—Quiero seguir conociendo esas facetas tuyas que aún no han salido a la luz, como hoy que descubrí que tocas guitarra y que tienes una hermosa voz, muy afinada y tan dulce como tú.

—Las conocerás —te respondo de inmediato. —Tanto como yo quiero conocer las tuyas, tenemos tiempo de sobra. Aunque tuviera que cruzar la calle mas extensa del mundo, ni eso te alejaría de mí.

—Te creo, si cruzaste tantas calles ayer y hasta soportaste la tormenta por venir hasta mí. Mi Hae... eres tan valiente, te amo, te amooo, se siente tan bien decirlo. Quiero gritarlo.

Me tomas de la mano y me haces avanzar contigo, quedamos más cerca del mar, la playa está desierta pero mi pulso se acelera igual.

Lee Hyukjae está completamente enamorado de Lee Donghae—. Gritas a todo pulmón. Me sorprendes al principio pero te sigo el juego y exclamo:

Lee Donghae está irrevocablemente y profundamente enamorado de Lee Hyukjae. Te miro sonriendo, acercas nuestras manos entrelazadas y besas mis nudillos.

Hyukjae ama a Hae a más no poder. Vuelves a gritar.

Hae ama a Hyukkie... paro mi griterío, te miro a los ojos, me acerco y susurro con nuestras narices casi chocando: con todo su corazón.

—Ven aquí— me estrechas en tus brazos me llenas de besitos en el cuello y yo hago lo mismo, nos reímos por un buen rato por nuestro arrebato de quinceañeros, siempre quise hacer ese tipo de confesión boba frente al mar donde gritas lo que sientes por tu novio, pero jamás tuve la oportunidad. No es de extrañar que lo hiciera contigo, tu me regalas todas mis primeras veces y las haces mil veces mejor de lo imaginable.

—¿Qué quieres hacer ahora?

—¿Que te parece si seguimos besándonos bajo la luz de mil estrellas por un rato más? Te respondo coqueto.

—Uy, tengo el novio más inteligente del mundo.

Comienzas a acercarte peligrosamente a mis labios y cuando estamos a centímetros de probarnos digo:

Que alegría que yo también lo tengo, porque va a besarme ya mismo.

Carnosos y apetitosos labios rozan los míos con infinito amor, arrojo mis manos alrededor de tu cuello, suspiro con satisfacción mientras seguimos probando nuestras bocas. Definitivamente tengo al novio más inteligente y el mejor del mundo.

***


Ya vinee :) Ando muy feliz porque ayer lo pasé genial con mis amigas y llegué tarde jiji. Como es habitual los findes, no pude actualizar antes porque siempre ayudo en la casa y hace un rato me desocupé. Me emociona subir este capi por varios motivos: uno, porque me encantó crearlo y editarlo, retratar este momento tan íntimo de una forma apasionada y dulce, con harto amor y me siento bastante conforme con cómo quedó; segundo, porque ésta vez pude agregar los videos que siento que quedaban mejor en el relato de Hyuk con Earned it, amo esa canción es hot ajajaja :) y con Hae con Love me like you do que inspiro gran parte del capi y el título; tercero, porque me entretuve haciendo el collage; y finalmente, porque éste es el último capi que publiqué en el otro sitio de ahora en más se viene lo nuevo y me emociona y me deja ansiosa empezar a publicar lo que viene. Originalmente se suponía serían 15 capis pero uno de los cambios es que ahora son más, aparte de ciertas modificaciones pequeñas que han habido por capi. Cuídense hablé mucho porque sigo feliz, siempre me pone de buen humor actualizar. Tengan un bello finde. El lunes estoy libre asi que se viene lo nuevo el Lunes <3 Muacks. Oh y gracias por las más de 1000 visitas más de 100 votos y casi 100 comentarios Loviuu :D 

Pokračovať v čítaní

You'll Also Like

2.4M 245K 133
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
121K 6.8K 13
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...
3.8M 416K 37
Kim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. ...
494K 79.5K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...