Lo primero que hizo Harry cuando despertó el sábado hacia el mediodía fue arrastrarse por su casa buscando una poción para la resaca. Le sorprendió encontrarlas, puesto que no salía demasiado. La última vez que recordaba haberse tomado una, aún tenía exámenes que estudiar. Cuando el martilleo de su cabeza cesó por fin, recordó la tarjeta con los datos de Michael que tenía aún guardada en el bolsillo, así que emprendió una nueva búsqueda que duró bastante poco, pues recordaba a la perfección dónde había guardado el teléfono móvil que tenía desde hace tiempo. Guardó el numero del médico y le mandó un mensaje diciéndole que era él, para que el otro hombre hiciese lo mismo, aunque no recibió respuesta alguna hasta bien entrada la tarde, cuando Michael fue capaz de levantarse.
-"Hey..."- oyó al otro lado de la línea cuando cogió el móvil. Sonó como si un gato intentara hablar.
-"Madre mía, Michael, si tú ibas bastante bien cuando salimos del bar..."- Harry se sintió un poco culpable por haberse tomado la poción mientras que el muggle sufría aún los efectos de las diversiones de la noche anterior.
-"El alcohol no me sienta nada bien. Si me hubieras visto en la facultad... daba pena."- la voz de Michael era densa y sonaba ronca.
-"Si tú estás así, no quiero ni pensar en cómo estará..."- no quería pensar en él. Cada vez que lo hacía, recordaba sus manos sobre su pecho, su olor, su boca cerca de la suya... antes de que el maldito se quedara dormido con una sonrisa sobre él, aferrándose a su cintura.
Michael debió notar la duda en la voz de Harry porque carraspeó, haciéndole reaccionar.
-"Siento mucho lo que pasó con Draco..."- empezó a decir. -"No me esperaba que se pusiera... cariñoso. Nunca lo había echo antes, aunque claro, tampoco se había emborrachado tantísimo. Debes de tener un don para hacer que las personas actúen como idiotas."- Michael intentaba reírse, pero seguramente el dolor de cabeza se lo impedía.
-"No lo sabes tú bien..."- a lo mejor era eso lo que había echo de su vida un auténtico desastre.
-"Prometo que la próxima vez lo vigilaré y lo mantendré apartado de ti. No vaya a ser que haga algo más vergonzoso..."- el tono irónico en que lo dijo no pasó desapercibido para el moreno, que se enrojeció hasta la raíz del pelo. Menos mal que estaban hablando por teléfono y no podía verle.
-"Ejem, bueno, y hablando de esa próxima vez..."- desvió el tema Harry. -"... podríamos quedar el viernes otra vez. Podría llevar a mis amigos."- no sabía cómo reaccionaría el rubio ante Hermione y Ron, pero según se había comportado con él, igual con ellos era todo un osito de peluche. Y seguro que sería muy divertido ver su cara cuando les viera aparecer.
-"No estoy muy seguro de cómo tendremos las guardias esta semana..."- dijo Michael.
-"Oh..."- a Harry le decepcionó un poco esa respuesta. Michael le había caído bien, se parecía en cierto modo a Ron. Pero también se moría de ganas por volver a ver a Malfoy y hacerle beber litros y litros de whisky si era necesario para que volviera a acurrucarse en su pecho. Un calorcito muy agradable le subió por el cuerpo.
-"De todas maneras, en cuanto sepa cuando podríamos los dos, te envío un mensaje, ¿okay?"- la voz de Michael le sobresaltó un poco, había olvidado que estaba hablando con él.
-"Perfecto entonces. Adiós, ¡bebe mucha agua!"- dijo gritando, aunque riendo.
-"¡OUCH! Ya te llamaré, Harry, adiós."- se despidió riendo y colgó.
Harry buscó el cargador del móvil y lo enchufó. La semana se le iba a hacer eterna y se le haría aún más eterna cuando Michael le confirmase la fecha en la que volverían a quedar todos. Menos mal que no tenía el número de Malfoy porque no sería capaz de aguantar la tentación de llamarle para verle. Porque quería verle. Para seguir poniéndose al día y para disculparse de todas las estupideces de las que aún no se había disculpado, pero sobretodo para hablar de lo que pasó al final de la noche. Porque fue muy raro, sí, pero no le molestó en absoluto. Bueno, le molestó que el cabrón se durmiera justo cuando pensaba que iba a besarle.
-"Idiota..."- murmuró para sí mismo. -"¡IDIOTA!"
¿Cómo iba a besarle Draco Mlafoy? Por muy borracho que estuviera, habría encontrado la manera de reaccionar y apartarse del moreno. Y si hubiesen acabado besándose, seguro que el rubio luego le habría echado la culpa al estado de embriaguez en el que se encontraba. Harry podría poner también esa excusa, pero siendo justo consigo mismo, no lo haría. Porque realmente se encontró a gusto, en paz, cuando el rubio le abrazó tan de manera tan íntima. Y no le habría importado besarle, es más, esa noche estaba deseando hacerlo.
Tuvo que sentarse un momento ante esa revelación. No era muy normal querer besar a alguien a quien odiaste por años. Sí, quería besarle ayer y no, no era por el alcohol, porque si pudiera, le besaría ahora.
Le llevó unas cuantas horas aceptar cómo se sentía en realidad por Draco Malfoy. Le gustaba, seguramente era más que eso. Y por lo visto, a Malfoy podía gustarle él. Tampoco es que se estuviera haciendo ilusiones, para eso mejor esperar al siguiente encuentro, en el que esperaba poder tratar el tema de la escena romántica en la puerta del bar. Una vez que supiera con seguridad cómo se sentía el rubio por él, decidiría qué hacer a continuación. Aunque ya lo tenía decidido: quería besar a Draco Malfoy hasta dejarle sin aire en los pulmones. Y si después de eso el corazón aún se le paraba cuando pensaba en él, entonces admitiría que a lo mejor estaba enamorado de él.
A lo mejor.
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-"Déjame pasar, hace frío"
-"Buenos días, sí, estábamos despiertos un domingo a las nueve de la mañana, pasa, no hace falta que avises de que vas a dejarte caer por aquí."- Ron sujetaba la puerta en pijama con los párpados pegados y el pelo alborotado. Se apartó para que entrase su amigo, que se había presentado allí sin más y no dejó de tocar el timbre hasta que el pelirrojo tuvo que resignarse a salir de la cama y abrirle.
-"Harry, ¿ha pasado algo?"- dijo preocupada Hermione, algo más despierta que su marido pero con el pelo muchísimo más desordenado.
-"No, no, todo está bien. O sea, sí ha pasado algo, pero estoy bien. Bueno, estoy un poco nervioso, pero no hay heridos ni nada, mira, no sangro."- Harry hablaba deprisa y andaba aún más deprisa por el salón de sus amigos, enseñándole la cara a Hermione para que comprobara que no tenía ni un rasguño.
-"Pues si no hay nadie herido, ¿por qué nos despiertas un domingo a las nueve, por Merlín?"- Ron se quejaba con voz de niño pequeño.
-"El viernes salí con Malfoy. Más o menos."
-"¿¡Me lo repites!?"- Ron por fin abrió los ojos.
-"A la cocina."- dijo Hermione, intentando recogerse la salvaje melena. -"Yo hago el café, Ron come y tú hablas."
Harry se sentó mientras Hermione preparaba la amarga infusión y Ron simplemente parecía prepararse para la tormenta.
-"No lo planeé ni nada, que nos encontráramos fue un accidente, y nunca mejor dicho, porque me choqué con él y se cayó de culo."-
Les contó todo sin omitir ningún detalle. Les habló de Michael, de la nueva vida de Draco como médico viviendo con los muggles. De cuando hablaron de Hogwarts y compartieron un breve momento de arrepentimiento. Ellos estaban en shock, como Harry aquella noche, pero le escuchaban como si estuviera explicando el sentido de la vida. Y entonces llegó al momento de cuando se marcharon del pub y Draco intentó volver a entrar.
-"Intenté detenerle, pero estaba tan borracho que perdió el equilibrio y acabó cayendo sobre mí..."- Harry empezó a notar como su cara se teñía de rojo.
-"¿y...?"- le instó Hermione. Ron, por su parte, se echó un poco para atrás, suponiendo lo que su amigo estaba a punto de contar.
-"Pues... fue muy raro, chicos. No se apartó; es más, me abrazó. Me susurró en el oído que mi piel siempre estaba caliente y luego apoyó la cabeza en mi hombro. Intenté apartarme, pero me rodeó el cuello con los brazos y me dijo que le dejara ''solo un poco''."- hizo una pausa para intentar calmarse, las mejillas le ardían. -"Y luego, pensé que iba a besarme... pero se durmió. Y ni siquiera entonces dejó de abrazarme. Se agarró a mi cintura como una lapa. Tuve que meterle en el taxi y todo."- cuando acabó de contarlo, respiraba de forma entrecortada.
Ninguno, ni Ron ni Hermione, dijo nada. Hermione tenía en la cara una sonrisa resplandeciente y estaba un poco ruborizada. Ron estaba ojiplático. Harry iba a pedirles que dijeran algo justo cuando su amiga se puso a dar saltitos, toda emocionada.
-"¡Harry Potter!"- le señaló con una sonrisa. -"¡Le gustas a Draco Malfoy!"
-"No seas tonta, 'Mione."- Harry intentó esconder su sonrisa. -"Estaba borracho. No creo ni que recuerde lo que pasó. Y si lo hace, seguro que está avergonzado, o hasta enfadado."
-"Por muy borracho que estuviera, él quería abrazarte. Te pidió que le dejaras hacerlo, al fin y al cabo"
Harry iba a replicar, pero entonces recordó lo seria y suplicante que sonó la voz del rubio cuando le pidió que no se apartara. No se había dado cuenta de eso hasta ahora y una sensación muy agradable le subió por el pecho.
-"Por curiosidad, ¿habrías dejado que te besara?"- Ron había recuperado la capacidad del habla por arte de magia.
-"Yo... sí."- mentir a sus amigos o a sí mismo no iba servir de nada. -"Pero es más que eso... Yo quería que lo hiciera."- Ron hizo un gran esfuerzo para no saltar de la silla y Harry se lo agradeció mentalmente.
-"Harry, ¡tienes que volver a quedar con él!"- Hermione parecía una colegiala.
-"Ahí es donde entráis vosotros." les señaló. -"Michael quiere que quedemos todos como parte del proceso para socializar a Malfoy. Él llevará a su esposa y yo, a vosotros."
-"¡Sí, sí!"- decía Hermione con voz chillona y aguda. -"¿Cuándo?"
-"¿Quieres pasar una noche con Malfoy? Puede que haya cambiado pero no creo que le haga gracia estar obligado a cenar con tres Gryffindors y dos muggles. Quiero decir, es lo que más odia... o odiaba."- Ron intentaba escabullirse de la situación hipotética como si estuviera huyendo de dragones cabreados. -"No sé yo..."
-"¡Ronald! Hazlo por Harry."- Hermione parecía entusiasmada con la idea de Harry y Draco enamorados. Aunque a Harry tampoco le disgustaba, a decir verdad.
-"¿Tan importante es para ti?"- preguntó el pelirrojo mirando a Harry, que tras pensarlo unos segundos, asintió despacio con una sonrisa tímida en el rostro. Ron suspiró pesadamente. -"Vale, pero que sepas que esta pienso cobrármela bien."
-"Por lo que a mí respecta, eres libre de hacer lo que quieras, tienes total inmunidad, Ron."- la sonrisa de Harry era ahora mucho más amplia y Hermione empezó a hacer ruiditos de alegría antes de tomar a su marido por los hombros y plantarle un sonoro beso en los labios.
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Cuando Harry se hubo marchado, el matrimonio se dedicó a recoger los restos del desayuno. Hermione canturreaba mientras limpiaba las tazas con un sencillo encantamiento.
-"Pareces muy ilusionada con todo este asunto de Malfoy y Harry. Demonios, pareces más entusiasmada que el propio Harry."- Ron miraba a su esposa con interés.
-"Eso es porque Harry tiene miedo de lo que pueda pasar porque no sabe qué va a pasar, pero yo sí lo sé."
-"¿A qué te refieres?"- vale, ahora sí que estaba interesado en lo siguiente que pudiera decir Hermione.
-"Si te lo cuento, entonces ya no sabré algo que vosotros no sabéis y ya no tendrá gracia".- le guiñó un ojo a Ron. -"Yo solo me alegro por Harry, quiero que sea feliz. Se lo merece, todos nos lo merecemos después de lo que pasamos, también Malfoy. Además, ya va siendo hora de que esos dos hablen sobre cómo se sienten de verdad con respecto al otro."
-"A menudo me pregunto cómo es posible que yo te gustara. Eres demasiado inteligente para mí."- el chico la miraba con adoración y un poco de envidia. Siempre sabía algo que los demás ignoraban.
-"No me gustabas Ron. Yo siempre te quise. Y a esos dos idiotas les pasa lo mismo, pero están empezando a darse cuenta ahora."- Hermione guardó la última taza y cerró el armario con un movimiento de varita. Ron se acercó a ella y la besó con ternura.
-" Esa preciosa cabecita tuya nunca para de pensar, ¿verdad?"
-"Por supuesto que no."- ella le devolvió el beso y sonrió dentro de él.
-"Alguien tiene que enseñarles a encauzar sus sentimientos, después de todo."- Hermione salió de la cocina y Ron se quedó meditando sobre el sentido de esas palabras durante unos momentos, antes de seguirla.
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El lunes llegó con sus despertadores, prisas, horarios y demás cosas desagradables, pero a Harry no le importó. Estaba contento porque al despertar vio que tenía un mensaje de Michael, que le confirmaba que había reservado una mesa para cenar el viernes. También le decía que llevaría a su mujer y que él llevara a sus amigos, cosa que por supuesto pensaba hacer, aunque no le importaría estar a solas con Malfoy. Se prometió que quedarían un día ellos dos solos, a ver que pasaba. Dudaba que siendo seis, Malfoy se comportara como la última vez. Seguramente, actuaría como cabe esperar de alguien con su educación, lo que descartaba la posibilidad de recibir un beso alcoholizado. Aunque a lo mejor, si lo emborrachaba mucho... Abandonó esa línea de pensamiento en seguida. No quería hacerse ilusiones ni dar las cosas por sentado, al menos, no todavía.
A pesar de tener la cabeza muy lejos, Harry rindió a la perfección en su trabajo, incluso con las puyas que soltaba Ron de vez en cuando. Pero en el descanso de mediodía, no pudo aguantar más y buscó cómo llegar al hospital Saint Laurens. Se dio tanta prisa que llegó en menos de veinte minutos, pero en cuanto puso un pie dentro, el pánico le invadió.
-"¿Pero qué estoy haciendo aquí?"- murmuró en voz baja.
Estaba dando la vuelta cuando oyó que alguien le llamaba.
-"Potter."- Oh genial. Malfoy se acercaba a él. Llevaba una bata blanca que le quedaba muy bien y no pudo evitar darse cuenta de cómo le miraban las enfermeras cuando él pasaba a su lado. Parecía que iban a empezar a tirarle pétalos de rosa en cualquier momento.
-"Ho...Hola, Malfoy."- pero qué casualidad que justo estuviera ahí en ese momento, con lo grande que era el puñetero hospital. -"Ya me iba, así que..."- intentó seguir andando hacia la salida, pero el rubio le agarró por la manga.
-"De eso nada, Potter, tenemos que hablar."- los ojos plateados de Malfoy se clavaron el los suyos un segundo antes de que empezara a tirar de él hasta meterlo en una habitación vacía, sintiendo cómo las enfermeras de antes le miraban con total desprecio.
Cerró la puerta y se quedó mirando a Harry.
-"¿Por qué siempre me tiras de la manga?"- le increpó Harry.
-"No sé por qué estás aquí, pero me alegro. No podíamos ir a cenar el viernes sin antes hablar... de lo que pasó al final la otra noche."- Malfoy miraba a Harry, que pudo ver como las mejillas de éste se sonrojaban ligeramente.
-"Yo tampoco sé por qué estoy aquí..."- o sea que sí que se acordaba. Y seguro que ahora le diría que fue porque estaba borracho. Igual hasta se disculpaba. Harry se entristeció un poco.
-"Dime una cosa..."- ahora, las mejillas del rubio estaban totalmente rojas. -"¿Te... te besé, Potter?"
-"¿¡Qué!?"- Harry escupió la palabra junto con una risa nerviosa.
-"Maldita sea, Potter, no te rías y contéstame de una vez."- Un Malfoy furioso y sonrojado apretaba los puños frente a él.
-"No, claro que no me besaste."- Harry no podía creerlo. -"Te quedaste dormido antes de llegar a hacerlo."- la expresión que puso Malfoy hizo reír de nuevo a Harry. -"Eh, me has pedido la verdad."
-"Qué... vergüenza... Qué vergüenza, por Salazar."- Draco parecía horrorizado y Harry decidió pincharle un poco, solo por diversión.
-"Pero te acuerdas de todo lo demás, ¿no? De eso de que me arde la piel y de cuando te negabas a soltarme y de ''solo un poco''"- Harry estaba jugando con un dragón y, francamente, le daba igual quemarse.
-"Por lo que veo, tú también te acuerdas."- Malfoy le miraba con los ojos entornados y ablaba sin separar los dientes.
-"Lo tengo grabado a fuego, Malfoy."
Hubo unos momentos muy tensos en los que ninguno dijo nada, simplemente se retaron con la mirada. Algo brilló en los ojos del rubio.
-"Tendréis que cenar sin mí el viernes."- Draco abrió la puerta y se marchó.
-"¿Qué? ¡No!, Malfoy, ¡espera!"- pero no había rastro de él. Harry se quedó plantado en el pasillo del hospital sin saber que hacer. No quería ir a esa cena si Malfoy no iba a estar.
Sus ojos vagaron por el pasillo buscando al rubio, pero en su lugar encontraron unreloj que le informó de que llegaba tarde al Ministerio. No le quedó otra que irse, pero definitivamente iba a volver.
Convencería a Malfoy de que fuera a la cena.