La Tortura de Raven. Los Oríg...

By SummerMM1

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Libro Dos de la Serie Los Orígenes y la Guerra de los Dioses. Esta es una serie de libros de temática homoéro... More

Sinópsis.
Capítulo 1. Parte 1.
Capítulo 1. Parte 2.
Capitulo 2. Parte 1.
Capítulo 2. Parte 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capitulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.Parte 2
Capítulo 9.Parte 3
Capítulo 10. Parte 1
Capítulo 10. Parte 2.
Capítulo 10. Parte 3
Capítulo 11.Parte 1.
Capítulo 11. Parte 2.
Capítulo 11. Parte 3.
Capítulo 12. Parte 1.
Capítulo 12. Parte 2.
Capítulo 13. Parte 1.
Capítulo 13.Parte 2.
Capítulo 13. Parte 3.
Capítulo 14. Parte 1.
Capítulo 14. Parte 2.
Capítulo 15. Parte 1.
Capítulo 15. Parte 2.
Capítulo 15. Parte 3.
Capítulo 15. Parte 4.
Capítulo 15. Parte 5.
Capítulo 16. Parte 1.
Capítulo 16. Parte 2.
Capítulo 16. Parte 3.
Capítulo 17. Parte 1.
Capítulo 17. Parte 2.
Capítulo 17. Parte 3.
Capítulo 17. Parte 4.
Capitulo 17. Parte 5.
Capítulo 18. Parte 1.
Capítulo 18. Parte 2.
Capítulo 18. Parte 3.
Capítulo 19. Parte 1.
Capítulo 19. Parte 2.
Epílogo. Parte 1.
Epílogo. Parte 2.
Nota Autora.

Capítulo 9. Parte 1

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By SummerMM1

                                                                                        9

Raven observó a través de la ventanilla de la camioneta como los arboles pasaban a su alrededor. Su brazo estaba apoyado sobre la abierta ventanilla, sus dedos enfriándose mientras fingía surfear con su mano al aire que se movía rápidamente sobre su piel. El ambiente estaba impregnado con el aroma de los arboles húmedos y el frío característico del invierno que se acercaba cada vez más rápido.

Los instintos de Raven se tensaron.

Nunca le había gustado el invierno, siempre estaba plagado de recuerdos que prefería poder olvidar, y el frío en su interior se hacía cada vez severo con cada capa de nieve que caía a su alrededor.

El camino por el que transitaban en ese momento estaba lleno de baches cada cierto tramo, pero de alguna manera, eso hacia la experiencia mucho más divertida según Raven.

Nunca antes había recorrido un camino tan tranquilo y apacible como ese, en donde los únicos sonidos que se oían eran el del motor de la camioneta y el de los animales que estaban escondidos entre los frondosos árboles a ambos lados de la carretera.

Aunque, ahora que lo pensaba, últimamente había muchas cosas que Raven estaba haciendo que no había hecho nunca antes, como por ejemplo, estar fascinado por cierto hombre de cabello negro que le hacía perder la cabeza.

Él miro hacia el otro lado de la camioneta a través de su visión periférica, observando la manera en que Sebastián sostenía con habilidad el volante de la camioneta, su postura relajada mientras miraba hacia el frente con la confianza y seguridad de alguien que había recorrido ese camino cientos de veces antes.

Disimuladamente la mirada de Raven recorrió los rasgos de Sebastián mientras esté conducía tranquilamente.

Desde el momento en el que Raven había visto a Sebastián se había percatado de que era un hombre hermoso, pero con todas las cosas que habían pasado, Raven no había logrado obtener un buen vistazo del chico. Ahora, sin embargo, el objeto de su obsesión estaba completamente a su alcance para poder observarlo y detallarlo.

Había muchas cosas en Sebastián que Raven se había perdido en su observación inicial, pero que ahora resaltaban a la vista debido a la poca distancia. Una de esas cosas eran las pequeñas arrugas que habían en las esquinas de sus ojos, también estaban las líneas alrededor de su boca que hablaban de que era alguien que reía mucho, o los pequeños lunares negros en su cuello, justo debajo del rastro de barba que le estaba comenzando a salir, y la forma de sus cejas, las cuales eran largas y ligeramente curvadas cerca del final.

Eran simplemente cosas ordinarias a las que normalmente nadie prestaba atención pero que a Raven le resultaban únicas y atrayentes.

Sus dedos ansiaban llegar hasta el otro hombre y trazar con sus dedos un camino en su cuello mientras contaba los lunares, sus labios hormigueaban por llegar y besar las líneas de expresión en el rostro de Sebastián al mismo tiempo que contribuía a agregar nuevas líneas de felicidad a las ya existentes.

El aura que rodeaba a Sebastián era tranquila y brillante, atrayendo a Raven como una polilla hacia la luz. Sin embargo, para Raven, Sebastián era como el fruto prohibido, hecho para ser observado pero no para ser tocado. Porque, Raven lo sabía, una vez que pusiera sus manos sobre Sebastián estaría completamente condenado.

Pero, aunque él sabía que no debía acercarse a Sebastián más de lo necesario, eso no evitaba que su pecho se apretara con un anhelo que rayaba en la locura.

Eso era lo que más odiaba, cuando sus deseos crecían hasta el punto en el que amenazaban con ahogarlo.

Sintiendo como su piel comenzaba a picar, Raven despego su vista de Sebastián y rodeo su pecho con sus brazos mientras un nudo crecía en su garganta.

Él se sentía como si en cualquier momento comenzaría a caerse en pedazos.

Necesitaba a Mistique. Necesitaba a su amigo urgentemente a su lado, o de lo contrario, acabaría perdiendo la cordura antes de que la semana terminara.

Tomando inestables respiraciones, Raven trato de hacer que su corazón frenara su loca carrera a la vez que mantenía su rostro completamente sin emociones para que Sebastián no se diera cuenta del conflicto que había se había desatado en su interior.

Ya esa misma mañana había estado cerca de ser atrapado, no podía arriesgarse a que todo el mundo supiera la verdad.

Puede que todos ellos fueran unos virtuales extraños, pero eso no evitaba que Rave quisiera evitar a toda costa que se enteraran de su vergonzoso secreto.

Él sabía que una vez que lo hicieran, nunca volverían a verlo de la misma manera. Había ocurrido las suficientes veces como para que Raven ya conociera las cosas que debía evitar hacer con el fin de no ser descubierto.

Aunque a veces las cosas se volvían tan difíciles que simplemente no podía hacer nada para ayudarse a sí mismo y terminaba recayendo en los mismos viejos malos hábitos.

Raven se odiaba un poco más así mismo cada vez que eso pasaba.

—Oye, ya llegamos.

La profunda voz de barítono de Sebastián saco a Raven de sus pensamientos deprimentes y con un sobresalto esté dirigió su mirada hacia el frente.

El camino de tierra llevaba hacia un gran claro circular con un gran gacebo blanco y negro en el medio. Había varios niños corriendo alrededor y sobre el gacebo mientras las mujeres, Raven sospechaba eran las madres de los niños, charlaban al pie de la gran fuente con un hermoso lobo aullando hacia el cielo mientras el agua salía desde las pequeñas flores de metal debajo de sus patas.

Alrededor del gacebo, y manteniendo su forma circular, se encontraban una gran variedad de casas y tiendas completamente ligadas y unidas entre sí hasta el punto en el que Raven no sabía dónde terminaba una y comenzaba la otra. Sin embargo, lejos de verse como un lío desprolijo, la extraña organización solamente lograba añadirle atractivo al lugar. Eso, y la combinación de la vieja y la nueva arquitectura.

Estaba la cafetería, cuya fachada rustica estaba construida con madera y piedra, con pequeñas mesas cubiertas con sombrillas amarillas que combinaban con el rico color caoba de la madera, mientras que justo al lado había una tienda de ropa con la fachada completamente hecha de vidrio en un estilo refinado y actualizado que dejaba ver hacia el interior de la tienda desde la distancia.

Era como estar en dos partes completamente diferentes al mismo tiempo y Raven estaba fascinado.

—Logan y su equipo ayudaron a las personas a construir sus negocios, es por eso que nada se ve igual, cada tienda tiene el estilo original de su dueño, pero a pesar de ser tan diferentes unas de otras, Logan encontró la manera de hacer que todo se viera armonioso sin que por eso se perdiera la esencia de cada quien.

—Hizo un trabajo excelente —Reconoció Raven mientras miraba a su alrededor.

Había muchas más tiendas intercaladas entre las casas, como una dulcería, un mini-mercado, una peluquería y barbería, una tienda de cosas usadas, una zapatería, una heladería y un montón de otras tiendas que contenían cosas necesarias o entretenidas para la gente del pueblo.

Raven había pensado que terminaría siendo llevado a un pueblo cualquiera con solo dos tiendas en las que tendría que apañárselas para encontrar una o dos cosas decentes que pudiera usar, pero por primera vez estaba contento de estar equivocado. Puede que el pueblo no fuera el mejor lugar en el mundo para visitar pero, sin duda, tenía su encanto y Raven estaba seguro de que no encontraría otro lugar como ese en ninguna otra parte.

Sebastián continúo con su recorrido de una manera un poco más lenta mientras trataba de encontrar un lugar donde estacionar.

Raven observo que a medida que ellos avanzaban las personas se detenían y saludaban a Sebastián, ondeando sus manos, con amigables sonrisas en sus labios, e incluso los pocos niños que estaban jugando se detenían y los saludaban mientras los veían pasar.

—¿Por qué todos te saludan? —preguntó Raven cuando se llenó de curiosidad ante el extraño comportamiento de esas personas.

—Es su forma de demostrar respeto y aprecio. A demás, aquí todos son muy amigables, es completamente normal —Sebastián le devolvió el saludo a algunas personas cuando pasaban a su lado.

—¿Respeto? ¿Por qué deberían de guardarte respeto? —Raven hizo la pregunta verdaderamente interesado en saber porque las personas del pueblo le tenían tanto aprecio a Sebastián.

—Bueno, en primer lugar porque me lo he ganado, lo cual me parece una muy buena razón. Y en segundo lugar, porque después de Logan, quien es el Alfa, lo que vendría siendo el líder de esta pequeña comunidad, mi hermano Clark y yo somos las personas con más "poder" alrededor —Sebastián hizo comillas con una mano en el aire cuando dijo la palabra poder—. Cuando las personas necesitan ayuda con cualquier cosa acuden hacia mi hermano o hacia mí en busca de asesoría o consejos, y si las cosas son un poco graves, buscan nuestra ayuda para llegar hasta Logan en busca de una solución a su problema. Todos aquí saben que pueden acudir hacia nosotros en cualquier momento que lo necesiten y aprovechan cualquier oportunidad para demostrar su agradecimiento.

Raven permaneció en silencio mientras pensaba en las palabras de Sebastián.

Él pensó en los años que había pasado viviendo en Los Ángeles.

Desde que su carrera como músico había despegado fueron muchas las personas que se habían acercado a él con diversos motivos.

Algunos de ellos se habían acercado con la intención de obtener un autógrafo o una foto que pudieran vender o presumir con sus amigos.

Había algunos que ni siquiera habían sabido quien era Raven pero que de igual forma se acercaban con la intención de obtener un autógrafo o una foto con un "famoso" solo por el simple hecho de poder hacerlo.

Pero había algunas personas, muy pocas en realidad, que eran diferentes. Claro, tener un autógrafo y una foto de su artista favorito era como un sueño, pero no siempre era esa su meta. Ese tipo de personas se conformaban con un abrazo, un roce de manos, una palmada en el hombro o incluso una simple sonrisa dirigida hacia ellos.

Ese era el tipo de persona que escribirían a su Twitter o Facebook relatándole la forma en que sus canciones habían cambiado sus vidas, los deseos que tenían de conocerlo o lo mucho que lo amaban a pesar de que no lo conocían y que probablemente nunca lo harían.

Raven les había dado algo que les gustaba, algo con lo que se sentían identificados y a cambio había recibido admiración, amor, apoyo y respeto, de la misma manera, Sebastián le había brindado a la gente del pueblo su ayuda de manera desinteresada y se había ganado el corazón de todos.

Puede que los escenarios fueran diferentes, pero para Raven, el sentimiento era el mismo. Ambos habían dado una parte de sí mismos a los demás y a cambio habían recibido algo muy valioso.

Si tan solo Raven se hubiera dado cuenta de ese hecho mucho antes quizás su vida artística no le hubiera resultado tan vacía. Si hubiera sabido que había personas para las cuales su música era todo quizás no hubiera estado tan hastiado de todo y no hubiera cometido los errores que cometió.

Oh, bueno, eso no era del todo cierto, la verdad era que si lo sabía, pero no le había importado ni un poco. Era un poco irónico que se hubiera dado cuenta de que había personas que amaban lo que hacía ahora que posiblemente nunca pudiera volver a pisar un escenario.

Sacudiendo la cabeza, Raven miro hacia el frente y trato de no pensar mucho en ello mientras Sebastián conducía hacia el poco concurrido estacionamiento al otro lado del pueblo.

Sin embargo, y de forma inesperada, un sentimiento nostálgico invadió a Raven cuando pensó en su tiempo en Los Ángeles. Sin que se hubiera dado cuenta, había dado por sentado que siempre estaría sobre un escenario, haciendo lo que le gustaba y en lo que era bueno: cantar.

Pero ahora, mientras miraba como Sebastián se estacionaba, él se dio cuenta de que eso no sucedería más y un sentimiento de pérdida lo invadió.

Le gustaba cantar, le gustaba estar sobre un escenario y era lo único que mantenía a su mente fuera de la oscuridad que lo agobiaba, pero, ahora se enfrentaba al hecho de que probablemente nunca volvería a hacerlo y todo por... ¿Por qué? ¿Por qué Raven estaba renunciando a su vida y a su pasión? ¿Por qué había dejado su vida atrás sin que pudiera hacer nada para evitarlo? Eso era algo que Raven aún no tenía claro y nadie se había molestado en aclarárselo.

Solo el hecho de pensar en nunca volver a ver las luces brillantes del escenario, sentir las curvas de una guitarra en sus manos, escuchar los gritos de la multitud coreando sus canciones, sentir el vibrar del piso bajos sus pies y escuchar el bombear de su corazón al ritmo constante del bajo, le hacía querer entrar en pánico.

Él no podía hacerlo. Él podía renunciar a todo, pero no podía dejar esa parte de su vida atrás.

Aun así, ¿En realidad tenía otra opción? Porque, a pesar de que aún no sabía porque estaba ahí, sabía sin ninguna sombra de duda, que aunque se las arreglará para escapar de ese pueblo alejado de Dios, su vida nunca sería la misma y... ¿No era eso deprimente?

—Muy bien, ya estamos aquí, ¿Por dónde quieres comenzar?

Como invocado por sus turbulentas emociones, la voz de Sebastián saco a Raven de lo profundo de sus deprimentes, pero ciertos, pensamientos.

Él parpadeo, dándose cuenta en ese momento de que hacía mucho tiempo que la camioneta se había detenido. Sin que Raven se hubiera percatado, Sebastián había salido de la camioneta, caminado hasta el lado del pasajero y ahora miraba a Raven a través de la ventanilla abierta con una mirada cuestionadora en sus ojos.

Raven podía ver que Sebastián quería preguntarle hacia donde había vagado su mente y porque había estado tan distraído, sin embargo, debió de haber visto algo en el rostro de Raven que lo obligo a dar un paso atrás porque mantuvo su boca cerrada y, por primera vez desde que se conocieron, no cuestiono la actitud de Raven.

Raven estaba un poco agradecido por ello.

Aclarando su garganta mientras trataba de poner sus pensamientos en orden Raven, dio un rápido vistazo a su alrededor tratando de decidir hacia donde ir primero.

—Supongo que la tienda de ropa vendría bien. Realmente detesto estar vestido con tantos colores, parezco un maldito arcoíris.

Esa afirmación, en realidad, no era una exageración. Raven estaba vestido con una camiseta roja con un rayo amarillo encerrado en un círculo blanco, sin duda el logo de algún programa de televisión que le gustaba al freek de Faith, junto con unos pantalones hasta la rodilla de color beige. También tenía puestas unas sandalias marrones que completaban su look de un surfista freek despreocupado.

Era asqueroso.

Y lo que más le molestaba era que esa ropa pertenecía a Faith ¿De verdad ese chico se vestía así todos los días? ¿Acaso no tenía ningún sentido de la moda?

—No te ves tan mal, los colores hacen resaltar tu piel —comentó Sebastián casualmente mientras comenzaban a caminar hacia la tienda.

Raven simplemente rodo sus ojos. Otro sin sentido de la moda ¿Qué pasaba con esta gente?

Raven hizo el recorrido hacia la tienda en un tiempo record. Sus pies se movían casi que con voluntad propia, todo su ser gritando por volver a usar las prendas a las que estaba acostumbrado. Ni siquiera le importo dejar a Sebastián atrás.

El aire cálido fue lo primero que saludo a Raven cuando entro en la tienda. Supuso que no se había dado cuenta mientras caminaba, no había estado prestando atención a su alrededor, pero el aire del exterior se sentía varios grados más frío con cada día que pasaba.

Quizás tendría que comprar también alguna ropa de invierno. No había duda de que la nefasta estación se acercaba a pasos agigantados.

Raven hizo caso omiso de la chica detrás de la caja registradora, quien saludaba a Sebastián con efusividad cuando entró un minuto después, y en su lugar se dirigió directamente a la sección de ropa para caballeros.

Él no se hacía ilusiones de que pudiera encontrar algo que se acercara remotamente a su estilo, pero algo negro o en tonos oscuros tenía que servir.

Dando de nuevo un suspiro interior, Raven se sumergió en la menos placentera o emocionante maratón de compras que hubiera tenido alguna vez en su vida.


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