Capítulo 11. Parte 3.

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—¡Clark! ¡Clark! ¡Te necesito aquí ahora mismo! —gritó con todas su fuerzas tratando de obtener la atención de su hermano, pensando que debería haber hecho eso hace mucho tiempo. Culpo a su miedo el no haber podido pensar con claridad.

Segundos después se escucharon los sonidos retumbantes de pasos pesados que se dirigían a la habitación. Sebastián giro la mirada justo a tiempo para ver a su hermano apareciendo en el marco de la destrozada puerta.

Él vio el momento justo en el que su hermano cayó en cuenta de lo que estaba sucediendo. Toda la sangre abandono su rostro mientras su paso se interrumpía y casi caía al suelo.

Su rostro se llenó de shock y consternación mientras negaba con la cabeza, como si estuviera tratando de despejarse o de borrar la imagen que tenía delante de él.

Si solo fuera tan fácil. Sebastián también deseaba poder hacer que todo ese desastre desapareciera.

Pero eso simplemente no sucedería, por lo que él limpio su rostro contra su hombro tratando de eliminar las lágrimas que no se había dado cuenta comenzaron a caer y urgió a Clark a que se moviera.

—No hay tiempo para que pierdas la cabeza, necesito que corras en busca de Logan y el Dr. Mitchell, no tenemos mucho tiempo.

Después de sacudirse de nuevo, Clark dio un tenso asentimiento antes de cambiar y salir corriendo fuera de la habitación.

Sebastián tomo el edredón gris que había a los pies de la cama y envolvió a Raven en el cuándo comenzó a temblar, tratando de evitar que el cuerpo de su pareja entrara en shock por la pérdida de sangre. Él sabía que si eso ocurría, no habría mucho que pudieran hacer para evitar que Raven muriera.

Sintiendo como su corazón se apretaba en un puño doloroso, Sebastián tomo a Raven en sus brazos, presionándolo contra su pecho y tratando de darle el mayor calor posible mientras salían de la sofocante habitación y después de la casa en la carrera más desesperada que Sebastián había hecho nunca.

Él simplemente no podía sentarse a esperar a que su alfa y el médico llegaran. Él latido del corazón de Raven era tan débil que ni siquiera Sebastián era capaz de escucharlo más y la piel de su cara estaba comenzando a teñirse de azul.

—Oh, Dioses —sollozo Sebastián cuando los temblores de Raven se detuvieron y su pecho dejo de subir y bajar.

Profunda desesperación lo invadió mientras sus rodillas flaqueaban. Él habría caído al piso si no hubiera sido por unos fuertes brazos que lo sostuvieron, manteniéndolo de pie e impidiendo que Raven resbalara de sus brazos.

Él era vagamente consciente de que estaban a muy pocos metros de la casa de Logan, y de que esté, el médico y Clark, estaban tratando de hacer que soltara a Raven para poder atenderlo, pero él simplemente no podía dejarlo ir, no podía despegar los brazos de su pareja mientras este se ponía cada vez más y más flácido y sin vida.

—Sebastián, tienes que dejar ir a Raven, por favor hermano, para que el doctor pueda ayudarlo —suplico Clark mientras tomaba el rostro de Sebastián entre sus manos y lo obligaba a mirarlo. Él pudo ver el dolor en los ojos de su hermano, pero estaba demasiado perdido como para que le importara.

—No está respirando Clark... ¡no está respirando! ¡No sé qué hacer! —grito Sebastián, completamente presa del pánico y la locura.

—Suéltalo ¡aún hay una oportunidad Sebastián, te lo juro! —gruño mientras le daba una sacudida.

Sebastián gruño, grito y rogo cuando en un momento de descuido Logan fue capaz de sacar a Raven de sus brazos y corrió junto con esté y el médico hacia el interior de la casa.

La Tortura de Raven. Los Orígenes y la Guerra de los dioses 2 Corregida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora