Capítulo 14. Parte 2.

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Raven estaba soñando con su madre otra vez, aunque sus sueños estaban tan nebulosos y confusos que saltaban de una imagen a otra completamente diferente, tan rápido y tan extremo, que Raven ya no podía diferenciar que era un sueño y que era solo una alucinación. Aunque más que sueños o alucinaciones, se trataban más que todo de oscuros recuerdos que habían estado atormentándolo desde antes de que fuera abandonado por sus padres.

El recuerdo parecía repetirse millones de veces de forma intermitente a lo largo de los años, nunca dejando que Raven olvidara todo lo que tuvo que pasar antes de llegar a ser quien era, y lo que lo había convertido en lo que era en ese momento.

A Raven le gustaba pensar que él era más rudo de lo que parecía mientras era un adolescente, pero la verdad era que no fue así. A pesar de querer dar a entender que le importaba una mierda lo que los demás pensaran de él, y que él solo vivía para complacerse a sí mismo, una pequeña parte dentro de él siempre había ansiado complacer a sus padres, siempre había ansiado las palabras dulces, los elogios y el orgullo proviniendo de sus padres, esa pequeña parte de él que lo incitaba a complacer a sus padres y que lo motivaba a seguir deseando ser amado por ellos nunca termino de darse cuenta de que para sus padres Raven importaba menos que un adorno en la gran casa en la que había pasado sus días en soledad.

Esa pequeña parte de sí mismo había tenido la esperanza de que todo mejorara en algún momento, hasta que los padres de Raven habían acabado con ella por completo.

Hubo un espacio de tiempo entre ser internado en esa institución mental, de la que Raven ni siquiera había sabio el nombre, y ser dado de alta después de varios años ahí, en el que Raven había tenido un alta de tres meses en los que se le había permitido volver a su casa y a la escuela. En ese tiempo Raven había tenido alrededor de catorce años de edad, aun siendo un niño en muchos sentidos, pero con su visión de la vida, la injusticia y el rencor, ya empezando a distorsionarse.

Por supuesto, sus padres no habían estado ahí para velar por él y solo se valió de los sirvientes de la casa para intentar volver a tener una vida normal después de haber pasado tanto tiempo en ese horrible lugar.

En los tres meses que estuvo en libertad, la vida de Raven continúo siendo infeliz. En su casa no tenía nadie con quien hablar, y en el colegio era tratado como un paria, después de todo, nadie quería tener nada que ver con un enfermo mental, a pesar de que antes él había sido el chico más popular del colegio.

Sin embargo, en el transcurso de esos tres meses, ocurrió algo que Raven sinceramente nunca se esperó. Él se enamoró. Y lo más sorprendente de todo es que fue un amor correspondido.

Esa persona se llamaba Dante... y era un chico.

Entre ellos todo sucedió muy rápido, para ambos era la primera vez que se enamoraban, de un chico además, y sobre la cabeza de Raven pendía su sentencia de solo tres meses de libertad. Sus encuentros solo ocurrían en los terrenos del colegio, y a pesar de que las emociones los embargaban, a lo máximo que pudieron llegar fue a algunos besos y caricias. A Dante no le importaba la condición de Raven y Raven estaba empezando a creer que si había algo en él que los demás pudieran amar.

Pero, a pesar de cómo se sentían el uno por el otro, ambos sabían que su relación no iba a llegar a ninguna parte, no solo porque Raven tendría que volver a su cárcel, sino porque ninguna de sus familias aceptarían su orientación sexual. Y aunque sabía que el final se acercaba, ellos en realidad no esperaban que sucediera tan rápido.

Todo se debió al hermano de Dante, Raven aun podía recordarlo con claridad, varios años mayor que ellos y con un odio antinatural hacia su hermano menor. Él los había visto, a Raven y a Dante, besándose detrás de uno de los edificios de la escuela y los había delatado con los padres de Dante.

Los padres de Dante inmediatamente se habían puesto en contacto con los de Raven, quienes habían estado en la ciudad desde hacía varios días por cuestiones de negocios, culpando a Raven por haber pervertido a su hijo y amenazando con demandarlos.

Cuando Raven había llegado a su casa ese día, sus padres habían estado esperando por él en la sala de estar. Él ni siquiera había tenido la oportunidad de decir alguna palabra antes de que una mano con afiladas uñas chocara contra con su mejilla, la fuerza del golpe haciendo que su rostro girara hacia un lado mientras las uñas se incrustaban en su piel, haciéndolo sangrar y dejándole marcas que tardarían en sanar.

—¡Eres un enfermo! —Había gritado su madre con toda la fuerza de sus pulmones en una voz fría y llena de desprecio, pronunciando palabras que lo hirieron como nunca nada lo hizo jamás mientras lo miraba con odio puro en sus ojos—. ¿No te cansas de arruinarnos la vida? Nunca debí de haberle hecho caso a mi madre cuando dijo que debíamos tener un hijo ¡debimos de haberte dejado pudrirte en ese orfanato!

Raven había desplazado su mirada hacia su padre, quien había estado parado estoicamente detrás de su madre, pero este ni siquiera le había mirado a los ojos, y en lugar de defenderlo o decir alguna cosa, simplemente se había dado media vuelta y se había marchado a su despacho, cerrando la puerta detrás de él sin importarle nada más que él mismo.

De alguna manera, eso había dolido más que la bofetada y las palabras hirientes.

Su madre había llamado a la institución mental después de eso, diciéndoles que iba a enviar a Raven antes de tiempo y que esperaba que hicieran un mejor trabajo de lo que ya habían hecho, porque ella ya estaba enferma de tener que lidiar con Raven. Todo eso lo dijo con su voz cargada de asco mientras obligaba a Raven a escuchar todo, no permitiéndole volver a su habitación para que pudiera limpiar la sangre secándose y que comenzaba a picar en su rostro. Pero a pesar de todo eso, Raven no había soltado ni una sola lágrima, una muestra evidente de que había algo innegablemente roto dentro de él.

Al día siguiente Raven se las arregló para escabullirse dentro del colegio, su madre ya había notificado que él no iba a volver más, y se reunió con Dante. El chico había tenido los ojos rojos y el comienzo de un moretón de gran tamaño en su mandíbula, pero aun así había abrazado fuertemente a Raven y le había dicho adiós cuando este le dijo que probablemente nunca se volverían a ver.

No se hicieron promesas, no se dijeron palabras de amor, solo se despidieron sabiendo que era lo mejor para los dos.

Más tarde ese mismo día, cuando Raven se estaba yendo de nuevo a su casa, atrapo al hermano de Dante observándolo desde la distancia, sonriendo con satisfacción y con una mirada victoriosa en sus ojos. Raven en ese momento no estuvo seguro de cómo lo supo, pero él pensó que esa no sería la última vez que lo viera, y que la próxima vez que se encontraran, ambos estarían, como en ese día, en bandos distintos.

Después de eso Raven había vuelto a la institución mental, de donde no saldría de nuevo sino en varios años, mientras el recuerdo de la última vez que había visto a su madre se convertía en una pesadilla que lo atormentaba día y noche.

Hasta que un día él había pensado que, si su madre lo había llamado enfermo solo por haber besado a otro chico, ¿Qué lo llamaría si se enteraba que le gustaba tener sexo con otros hombres?

Fue en ese momento que surgió la idea de enrollarse con el mejor amigo de su padre, un hombre de alrededor de cuarenta y cinco años de edad que le gustaba mirar a Raven con lujuria y que lo tocaba descaradamente cuando sus padres no estaban mirando cada vez que estaba en su casa. El sexo con ese hombre había sido malo, pero le había brindado la oportunidad que había estado esperando para romper todos los lazos con su familia y ganarse su odio definitivo.

Porque si ellos no podían amarlo, entonces él iba a hacer que lo odiaran, que lo odiaran lo suficientemente fuerte como para que nunca saliera de sus pensamientos. Porque aunque el amor era profundo, el odio lo era aún más, y el odio garantizaría que sus padres nunca lo olvidaran y que nunca olvidaran lo que le habían hecho.

La Tortura de Raven. Los Orígenes y la Guerra de los dioses 2 Corregida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora