La Tortura de Raven. Los Orígenes y la Guerra de los dioses 2 Corregida.

Capítulo 18. Parte 2.

La casa era de nuevo un hervidero de actividad mientras las personas se movían de un lado al otro, de forma nerviosa y preocupada, mientras que la noticia de que los jóvenes herederos alfa estaban misteriosamente enfermos, se regaba como la pólvora a través de la manada.

Él no sabía quién había sido el que había comenzado a repartir la noticia, pero se había regado rápidamente y antes de que cualquiera se diera cuenta, un gran número de personas de la manada habían venido a verificar si era cierto o no, sus rostros preocupados cuando ninguno de ellos había podido desmentir el rumor.

Sebastián y Clark habían recibido órdenes estrictas de que ninguna persona podía entrar al ala de la casa reservada para el alfa, su pareja y sus hijos, ya que nadie, ni siquiera el Dr. Mitchell, parecía saber cuál era la verdadera condición de Noah y Mason o cual era el mal que los atormentaba.

Tanto Logan como Sebastián entendían la necesidad de su manda de conocer que era lo que estaba sucediendo con los futuros herederos, pero ambos sabían que en esos momentos de angustia que la manada entrara en pánico no ayudaría a nadie y mientras ninguno supiera que era lo que en verdad estaba sucediendo con los dos niños, no había mucho que pudieran decir o hacer para ayudar.

Clark se encontraba en ese momento tranquilizando a las personas en la sala de estar e incentivándolas a volver a sus tareas diarias, haciéndoles ver que por el momento no había nada de qué preocuparse y de que si la situación se agravaba Logan se los haría saber, pero que en ese momento el alfa y su familia necesitaban paz y tranquilidad.

Era un testimonio de lo grave que era la situación que su hermano estuviera actuando como diplomático en ese momento, siendo que el odiaba cualquiera de esas tareas prefiriendo ser siempre el musculo de la ecuación que conformaban los dos, pero Sebastián sabía que su hermano estaba haciendo un gran trabajo cuando los murmullos se apagaron y la gente comenzó a salir poco a poco de la casa; si, ellos estaban preocupados por Noah y Masson, pero al ser tranquilizados por el beta que generalmente era el alborotador de la manada, a ellos no le quedaba otra opción que creer en Clark.

Mientras su hermano hablaba con las últimas personas que quedaban en la casa, Sebastián tomo la bandeja con comida que había estado preparando diligentemente, aunque sabía que nadie iba a comer un bocado, salió de la cocina, y comenzó a subir las escaleras que lo llevarían a la habitación de su alfa.

Normalmente eran algunos miembros de la manada los que se encargaban de preparar la comida de Logan y su familia, incluso Faith lo hacía algunas veces, y no Sebastián o Clark, pero con la situación tan precaria como estaba, Sebastián había tomado la decisión de que él se ocuparía de todo ello hasta que la situación no se solucionara. La casa estaba estrictamente cerrada para los miembros de la manada, a excepción de la sala de estar donde los recibiría Clark junto a Nate y algunos guardias, hasta que no se supiera que había causado que los hijos de Logan enfermaran.

Cuando él llego a la planta alta y frente a la puerta de la habitación de Logan se encontró con su compañero paseando de un lado para el otro mientras apretaba sus manos en puños. Sebastián sabía que Raven, al igual que Logan y Faith, estaban un poco más trastornados que los demás ya que ellos habían visto en primera plana el extraño ataque que había causado que los niños perdieran la conciencia, pero él no se esperaba que Raven se negara a apartarse del lugar en el que los gemelos habían estado reposando.

De alguna manera él habría creído que sería el último lugar en el que querría estar, sin embargo, en el par de días que habían pasado desde que los hermanos habían caído en cama, Raven no se había apartado de la puerta ni una sola vez, ni siquiera para dormir. Eso había preocupado un poco a Sebastián, pero no había habido mucho que hubiera dicho o hecho que hubiera hecho cambiar de opinión a Raven.