Siempre has sido tú ✔ (EN LIB...

By CMStrongville

21.4M 1.2M 304K

Esta historia se encuentra publicada con NOVA CASA EDITORIAL. ❇❇❇GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA... More

Sinopsis
Epígrafe
Prólogo
01- DOLOROSAMENTE MARAVILLOSO
02- NUNCA ES SUFICIENTE
03-COSA DE SUERTE (1)
04-COSA DE SUERTE (2)
05-UN PASATIEMPO (1)
06-UN PASATIEMPO (2)
07- ¿Y EL NOVIO? (1)
08-¿Y EL NOVIO? (2)
09-INSPIRACIÓN
10-DEMASIADO CONSCIENTE
11-LA ÚNICA EXPLICACIÓN
12- EL GRAN MONSTRUO VERDE
13-LA MIRADA EN ELLA
14-DE UNA VEZ POR TODAS
15- CUANDO ENTRÓ EN MI VIDA
16- SU OPINIÓN
17- ALGO EN SUS OJOS (1)
18-ALGO EN SUS OJOS (2)
19- CULPAS ENCADENADAS
20- SILENCIO APLASTANTE
21- CORAZÓN LACERADO
22- UNA NUEVA EN EL GRUPO
23- HORA DE HABLAR
24- INESTABLE
25- OLVIDO (1)
26- OLVIDO (2)
27- TE ESCUCHO
28- CONFESAR Y DECIDIR
30- INCREÍBLE (1)
31- INCREÍBLE (2)
32- OTRA CARA
32 [+18]
33- ES RIDÍCULO
34- MIEDO Y DOLOR
35- SU VOZ (1)
36- SU VOZ (2)
37- RESPIRAR DUELE
38- DE SU BOCA
39- TODO ESTARÁ BIEN (1)
40- TODO ESTARÁ BIEN (2)
41- NUNCA ANTES
42- PUNTOS DÉBILES
43- EL ÚLTIMO HOMBRE
EPÍLOGO
EXTRA

29- LA VERDAD

452K 27.9K 7.2K
By CMStrongville

TE ESCUCHO
***

Canción: Heartstrings - Jacob Lee.
***


Después de colgar el teléfono casi en modo automático, miré a Sally, quien había llegado de visita una hora atrás y ahora me observaba con curiosidad. Le ofrecí una sonrisa tentativa. Ella me devolvió el gesto y apretó mi mano en un intento por reconfortarme.

—Va a salir todo bien —dijo.

—Tengo miedo, Sally. He estado tan bien y ahora...

Liberé un profundo suspiro y apoyé mi frente sobre la mesa de la cocina.

Durante las últimas semanas había llorado muchísimo. Era recordar a Levi, rememorar sus palabras y estallar en lágrimas sin poder evitarlo. Debía admitir que me había dolido demasiado. Lo había sentido como una burla de su parte y no había podido aguantar aquello. No imaginé nunca que cerraría esa etapa de modo tan brusco. Me permití llorar todo lo que necesitaba durante la primera semana. Los primeros días solo había salido de mi cama para comer algo y volver a mi cueva ignorando que mis pertenencias seguían en cajas, pero antes de que llegara el primer fin de semana, Colin —con quien había quedado en buenos términos—, preocupado por mí, cansado de que no contestara sus mensajes y llamadas, se plantó frente a la puerta de mi nueva vivienda, ese y los días siguientes.

Solo los jueves me dejaba "descansar", siempre y cuando no faltara a las reuniones del club de lectura. Esas chicas fueron mi salvación. Me enseñaron a descargar todo mi dolor, frustración y demás sentimientos en una hoja de papel, me insistieron en hablar y sacarlo todo, me mostraron cómo dejar ir sin guardar rencor e incluso me contaron sus experiencias amorosas. Sally fue con quien mejor congenié. Ella había salido de una relación en donde su novio se empeñó siempre en hacerla sentir menos, que no valía lo suficiente... y cuando me contó que era feliz sin él, lloré de nuevo.

—Al principio tuve muchísimo miedo —había admitido ella—. Llevábamos tres años juntos, yo no tenía amigos, mi mundo giraba a su alrededor... Daba miedo salir de mi zona de confort, pero un día, cuando ya no pude soportarlo más, me armé de valor y hablé con él. Tenía mucho miedo de que me hiciera cambiar de opinión, ¿sabes? Pensé que me hablaría bonito, que me recordaría todos los buenos momentos que pasamos juntos... Me equivoqué. Fue grosero y malo, dijo cosas horribles intentando lastimarme y ahí abrí los ojos por completo. Me pregunté cómo alguna vez llegué a amarlo. ¿Cómo no vi la verdad?

Después de esa conversación, Sally y yo nos volvimos más cercanas. Le relaté toda mi situación con Levi y ella solo escuchaba, asentía o chasqueaba la lengua. Una vez que le había contado hasta el último detalle de mi relación con Levi, ella dijo:

—Si crees que es mejor para ti estar lejos de él, entonces hiciste bien al tomar distancias. Pero algún día tendrán que hablar para cerrar ese ciclo y que ambos puedan vivir en paz.

Sin embargo no creí que ese día llegaría tan pronto.

Sentí los dedos de Sally enredarse en mi cabello.

—Me gusta mucho tu nuevo corte —dijo.

Sonreí.

—¿De verdad?

—Sí, me encanta. Te queda genial.

Elevé la cabeza y pasé la mano por la melena, que terminaba debajo de mi barbilla.

—¿No es muy corto?

Sally me lanzó una mirada divertida.

—A ver, ¿te sientes bien con este estilo?

—Sí...

—Entonces nada más importa —rio—. Lo que cuenta es que te guste a ti.

Pasé una vez más los dedos entre las hebras de mi cabello y asentí. Tenía razón. Había dicho que ahora empezaría a hacer las cosas que me gustaran sin buscar siempre la aprobación de los demás, y eso hacía. Había empezado con mi cabello y continuaba en mi día a día con cada pequeña cosa.

—Bien, voy a cambiarme —dije poniéndome de pie.

Pasé a su lado sin decir nada más y me introduje en la que era mi nueva habitación. Me pasé las manos por el rostro y suspiré con fuerza, intentando relajarme. Durante los días pasados había tenido mucho tiempo para pensar, pero ahora que Levi había hablado y pedido verme, los nervios estaban de vuelta. Sentía que mi estómago comenzaba a girar y amenazaba con escalar por mi garganta. Tuve que tomar un par de profundas respiraciones para sentir que poco a poco la tensión me abandonaba y entonces me puse de pie y comencé a arreglarme.

Quince minutos después me hallaba frente al espejo y me observaba con detenimiento. Era yo, Lucette, la de siempre, pero me sentía diferente. También lucía diferente. Mi rostro ya no se veía tan redondeado... y me pregunté en qué momento pasó aquello. ¿Sería solo el nuevo corte? A pesar de que me veía en el espejo de vez en cuando, nunca ponía demasiada atención, sin embargo esta vez lo hacía. Me miraba y me veía de verdad. No solo veía mi piel salpicada de pecas y mis ojos oscuros, sino que también podía notar el miedo en mis pupilas y el modo en que mi pecho se elevaba con cada ansiosa respiración.

Desvié la mirada hacia el colchón y tomé el celular que había dejado ahí unos minutos atrás. Ya era hora de irme y enfrentar a Levi; de escucharlo y leer en sus ojos la verdad.

Cuando salí de mi habitación y vi a Sally hojeando un libro, me acerqué y le avisé que me marchaba.

—Yo me voy también —murmuró ella.

Tomó su bolso, caminamos hacia la salida y me acerqué a darle un abrazo lleno de agradecimiento por haber estado para mí en el último mes. Después de eso salí con rumbo al que había sido mi hogar durante los últimos dos años.

***

Me encontré casi temblando frente a la puerta del apartamento, debatiéndome entre llamar o entrar sin más. Yo ya no vivía ahí, por lo que no debería tomarme tantas libertades, sin embargo la idea de tocar la puerta y esperar a que Levi abriera se sentía demasiado... rara.

Al final me decidí por llamar. Fueron dos golpes un poco vacilantes, pero apenas pasaron cinco segundos antes de que se abriera y me encontrara a Levi frente a mí. Estaba tan apuesto como siempre, sin embargo podía notar que se hallaba aliviado de que hubiera ido.

¿Acaso había creído que lo dejaría esperando?

—Pensé que no ibas a venir —murmuró después de unos segundos en silencio.

Eso respondió mi duda. Hice una mueca arrugando la nariz.

—Lo siento. Hubo un choque y cerraron el camino que iba a tomar, así que tuve que rodear y había mucho tráfico. Pero... aquí estoy. —Abrí los brazos ligeramente a mis lados y sonreí.

Él abrió más la puerta y con un ademán me pidió que pasara. Elevé las cejas casi imperceptiblemente al notar que llevaba puestos sus zapatos, ya que, por lo general, iba descalzo cuando estaba en casa para sentirse más cómodo.

—Pensaba salir a buscarte si no llegabas —admitió, avergonzado, rascándose la nuca.

—Pero aquí estoy, ¿no?

Ambos nos encogimos de hombros al mismo tiempo y pasamos a la sala. Sabíamos que una conversación importante tendría lugar a continuación, pero desconocíamos los resultados que surgirían. Si nos beneficiarían o, por el contrario, alguno de los dos saldría perjudicado. Miré a Levi, quien se había sentado a mi lado, y vi que tenía las manos sobre sus rodillas. Mientras que estas últimas rebotaban de arriba abajo con nerviosismo, podía notar también el temblor de sus manos.

—¿No has visto a un doctor? —me atreví a preguntar.

Sus rodillas dejaron de moverse al escucharme y me observó de reojo.

—Aún no. —Debió ver mi semblante preocupado, porque se apresuró a agregar—: Pero ya puse una cita. Llamé ayer y me agendaron para el lunes.

Carraspeó nervioso al ver que no decía nada, que solo lo observaba, y giró un poco para enfrentarme.

—Te cortaste el pelo —señaló.

—Sí, te... —Me detuve cuando comencé a preguntarle si le gustaba.

«Eso no importa, lo importante es que te guste a ti.»

Cuadré los hombros sin querer decir nada más y él sonrió, nervioso.

—Es raro verte así, pero te queda bien.

—Gracias.

—Eh, yo... quería hablar contigo. Sobre nuestra última conversación. Todo lo que te dije...

Pasó ambas manos por su cabello y cerró los ojos con fuerza.

—Levi, no...

—Todo es verdad —interrumpió. Cuando abrió los ojos de nuevo, ardían con una intensidad que me desarmó. Toda la verdad estaba ahí frente a mí, en sus ojos, en su semblante, en sus palabras, demasiado clara como para no entenderla—. No lo dije porque no quisiera que te marcharas, aunque de hecho no quería que te fueras tampoco. Sin embargo, ese no era mi objetivo. Mírame. Te has ido y de todas maneras aquí estoy tratando de convencerte. No de que vuelvas, sino de que me creas. —Sonrió de medio lado y tomó una de mis manos para darle un apretoncito—. Te quiero, Ette. Te he querido durante mucho tiempo, pero fui demasiado tonto como para admitírmelo a mí mismo, mucho menos a ti. Fui demasiado cobarde. Pero ahora aquí estoy, jugándome el todo por el todo, arriesgando nuestra amistad... que desde hace ya un tiempo ha dejado de ser solo eso. Estoy aquí hoy, frente a ti, diciéndote que me gustas. Como amiga, como mujer, como persona; me gustas. Y estoy enamorado de ti. Tal vez siempre lo he estado.

Tragué saliva sin saber qué decir, solo sintiendo su mano temblorosa sosteniendo la mía, su mirada suplicante manteniendo la mía, su respiración profunda acompasada con la mía.

Sacudí la cabeza sin querer creerlo, porque, aunque en el último mes había avanzado mucho, no quería retroceder, y creerle, caer de nuevo, podía ser peligroso.

Me relamí los labios para decir algo, cualquier cosa, pero Levi debió leer algo en mi expresión porque se apresuró a decir:

—¿Alguna vez te hablé de May?

Yo lo miré sin comprender.

—¿De quién?

—M-mi exnovia. Ella... —Miró hacia el techo y lo vi palidecer—. May se suicidó, ¿sabes? Y yo... No lo sé. Antes de ser pareja, ella fue mi mejor amiga. Estaba enamorada de mí y tenía problemas en casa —inició.

Empezó a decirme tantas cosas... y entre más me contaba yo más sentía que se abría una brecha en mi pecho. Escuchaba sin poder creerlo, me decía a mí misma que debía ser una broma. No entendía la razón por la que me estuviera mintiendo con algo así, pero entonces me di cuenta de que nada en sus palabras era mentira. Levi me estaba contando su vida y entre más oía, más entendía por qué era cómo era; por qué había sido de aquella manera conmigo durante todo el tiempo.

Era más obvio que nunca: Levi había tenido miedo. No de mí ni de la situación, Levi había llegado a tener miedo de sí mismo. Se había declarado culpable de lo que había pasado y nadie había podido sacarlo de esa errónea idea. Entonces me di cuenta.

Cuando él había dicho que me amaba...

De repente me encontré queriendo creer que era verdad. Quería creer que todo lo que había dicho antes no era un intento desesperado por retenerme, sino él haciendo frente a sus miedos y arriesgándose. Por mí. Por nosotros. Para tener una oportunidad. Él no había cambiado de opinión de un día para otro, sino que había decidido ser más fuerte que sus miedos. Y yo simplemente había terminado huyendo... por miedo.

Una piedra se asentó en mi estómago al darme cuenta de aquello. Él había estado huyendo de sus propios sentimientos hacia mí y justo cuando decidió hacerles frente yo escapé sin querer escuchar más.

—Cuando supe todo lo que había estado pasando May, me odié, ¿sabes? Por no estar ahí para ella. Fui demasiado egoísta y no supe medir mis palabras. Aún tengo problemas con ello —aceptó—, pero lo intento. Aunque cuando llegaste a mi vida, Luce, te veías tan pequeña y apagada que tuve miedo de herirte también. Y cuando supe de tus problemas con tu madre...

Se interrumpió y ambos nos quedamos en silencio. Él aún sostenía mi mano.

Si todo aquello era verdad, entonces podía entender que Levi hubiera sido así conmigo desde un principio; podía comprender ese distanciamiento impuesto tan notorio, tan... obligado. Entendía que Levi hubiera entrado en una especie de pánico y negación al conocerme. Comprendía que hubiera encontrado a May reflejada en mí y mis problemas con mis padres, en mi manera de callarme lo que me afectaba. Tal vez Levi había creído que terminaría tomando la misma escapatoria que ella, pero la verdad es que aquello no se me había pasado por la cabeza jamás.

El suicidio era la vía de escape más cercana para quienes creían que los problemas eran más grandes que su capacidad de afrontarlos y su fuerza para solucionarlos. Pero yo... Yo sabía que era más fuerte que cualquier problema que se me presentara; tenía la capacidad de resolverlo y seguir adelante, de continuar con mi vida, aunque no fuera fácil. Había otras salidas, demasiadas, aunque en el momento pareciera que no.

Tenía gente que se preocupaba por mí, como sé que las demás personas también tienen, aunque a veces se piense lo contrario. Todos tenemos por lo menos una razón para no claudicar. En el mundo actual es de lo más normal sentirse estresado, cansado, con ganas de tirar la toalla... pero está en nosotros mismos el poder avanzar y ganar; solo debemos buscar nuestra fortaleza interior, esos motivos o personas que nos incitan a querer progresar y mejorar, aferrarnos a ellos como una tabla salvavidas y usarlos como apoyo cuando sintamos que tambaleamos o comenzamos a derrumbarnos.

Yo nunca había llegado a aquel extremo de sentirme desamparada y sin salida, pero sabía que si algún día llegaba a sentirme así, tenía amigos; tenía a mi familia, y aunque tuviéramos diferencias, aunque peleáramos, aunque no nos viéramos todos los días, sabía que podía contar con ellos y ellos podían contar conmigo; Levi incluido.

Quería abrir la boca y decirle que nada de aquello había sido su culpa, pero esas palabras ya se las habrían dicho mil veces y, al igual que yo, no importaba cuánto se lo recordaran, mientras él siguiera sintiéndose así, nada podría hacerlo cambiar de opinión. Así que en vez de decir nada, apreté sus dedos con suavidad. A veces los gestos podían dar más apoyo y consuelo que las palabras.

—No sé qué decir —admití en voz baja.

—Nada. No tienes que decir nada, solo créeme. Solo... confía en que lo que te digo es la verdad. Confía en mí cuando digo que te quiero.

Elevó mi mano entonces y besó el dorso de esta sin despegar sus ojos de los míos. Volví a tragar saliva y asentí a duras penas.

—Te creo —susurré.

Comenzaba a creer que era verdad. La mayoría de las veces las personas callamos por miedo, por no saber qué pasará si hablamos, y Levi no había sido la excepción. Se equivocó al creer que era lo mejor, pero yo también me había equivocado muchas veces antes. Ahora él estaba abriéndome su corazón sin pedir nada más que confianza en sus palabras... y yo le creía.

Levi me quería.

Él estaba enamorado de mí.

Mi corazón empezó a latir con más fuerza cuando la certeza se hundió en mí y sonreí sin poder contenerme. Después de tanto tiempo...

—Esto no significa que espero que vuelvas, aunque nada me gustaría más. Ni te estoy pidiendo que seas mi novia tampoco. —Hizo una mueca pero trató de disimular su disgusto al decir—: Sé que estás con Colin y lo respeto.

Reí al escucharlo.

—Colin y yo ya no estamos juntos —le confesé.

Sus ojos oscuros se fijaron en los míos y me pareció toda una eternidad el tiempo que duramos viéndonos en silencio, aunque seguramente no fueron más que un par de segundos. Un segundo después las palabras que dije terminaron de hundirse en él y en su rostro estalló una enorme sonrisa llena de alivio.

No sé quién fue el que se movió primero, pero dos segundos después ambos estábamos atados en un fuerte abrazo que evaporó gran parte de mis inseguridades y de sus miedos. Podía sentirlo tembloroso entre mis brazos, con su corazón acelerado compitiendo contra el mío. Su respiración golpeaba mi oreja y lograba que la piel de mis brazos se erizara, pero hice caso omiso de todo aquello. Solo me empapé de la sensación de ser querida, dejé que aquel se convirtiera en el abrazo más bonito del mundo y cerré los ojos.

—Dios, Lucette. Te quiero. Te quiero tanto, tanto —murmuró contra mi cuello y apretó su abrazo.

Había escuchado esas palabras salir de sus labios antes, pero nunca con esa connotación, nunca con un sentido más allá de lo amistoso, nunca en un modo romántico.

Sonreí contra su hombro y cerré los ojos dejando que su aroma me hiciera sentir de nuevo en casa. Volver a estar cerca de él era mágico. Habían pasado cuatro semanas, pero se habían sentido como cuatro siglos. Entre la incertidumbre de no saber si había estado jugando conmigo o si había estado diciendo la verdad, el tiempo me había parecido eterno. Pero ahora, viendo cómo corrían los minutos estando abrazada a él, me di cuenta de lo fugaz que era en realidad. Así era el tiempo. En los buenos momentos, efímero; en los malos, interminable, y a su lado, perfecto.

—Te extrañé —dije después de un rato sin dejar de abrazarlo.

Él presionó un beso sobre mi cabeza y suspiró.

—Nunca más. Aquí estoy para ti. Hoy, mañana y siempre.

Poco después nos separamos y yo lo observé con seriedad.

—Solo quiero dejar algo claro.

—Dime.

—He aprendido mucho estas últimas semanas, Levi, he aprendido mucho de mí, y quiero decirte que, aún en el caso de que no me quisieras... —Un nudo se formó en mi garganta al imaginar que así fuera—. Solo quiero decirte que yo sí lo hago. Yo sí me quiero. Así que si resulta que estabas solo confundido y cambias de opinión, puedes decirlo sin miedo. Soy una chica fuerte. No voy a morirme sin ti.

Mi labio inferior tembló al terminar de decir esto y desenmascaró el dolor que esta idea me producía. Su sonrisa de medio lado apareció entonces y sus dedos se movieron para barrer un mechón de cabello de mi rostro.

—Ay, enana. ¿Qué sería de mí sin ti? —Se acercó para besar mi nariz y yo di un respingo por la sorpresa. No lo esperaba—. Y créeme, me queda bien claro todo. Pero si yo no hubiera estado seguro de lo que siento, jamás habría dicho nada, ¿no crees? —Sus ojos se achinaron al sonreír mientras me veía, de esa manera que tanto me gustaba, y asentí—. Y si resultara ser al revés y eres tú quien decide que no me quiere, también eres libre para decírmelo.

Estuve a punto de decirle que aquello no iba a pasar, pero solo asentí.

—De acuerdo.

Tomó mi rostro entre sus dos manos entonces y acercó el suyo hasta que solo nos separaban un par de centímetros.

—Y quiero que sepas que nunca te ignoré. Era imposible hacerlo, por más que intentara sacarte de mi cabeza, siempre encontrabas tu lugar de vuelta.

Sonreí sin poder contenerme y bajé la mirada. De repente sentía el rostro caliente. Levi sabía avergonzarme y hacerme sentir dichosa al mismo tiempo.

—No es cierto —dije rodeando sus muñecas con mis dedos.

—Lo es. Nadie se comparó nunca a ti, Lucette. Al parecer solo has sido tú. Siempre has sido tú para mí. Y siempre lo serás.

Elevé la mirada al escuchar la manera tan vehemente de expresar esto y me encontré con sus ojos serios. Me observaban serenos, oscuros, dulces. Pacientes. Sin exigir.

Comenzaron a vagar con suavidad por mi rostro, y al llegar a mis labios se anclaron ahí.

—Te quiero —dijo en un suspiro sincero, y yo no pude contenerme ni un segundo más. Tuve que decirle la verdad.

—Yo también te quiero.

Y mientras sus ojos abandonaban mi boca y subían para encontrarse con los míos, yo bajé los párpados, me acerqué a él, sellé nuestros labios y dejé que mi alma se empapara de su ser.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee

Continue Reading

You'll Also Like

60.9K 4.4K 48
"Las ojeras son mi menor problema ahora si me pongo a pensar en lo desastrosa que es mi vida día con día". [2018]
36.2K 2.8K 33
//TERMINADO// Lena y Adam son mejores amigos desde que nacieron, pero un día Adam se aleja para regresar irreconocible. Pronto, Lena se verá envuelta...
3.5K 266 38
Esta historia trata un joven llamado Jeancarlo; un joven que ni si quiera pensaba que la vida le golpearia tan fuerte... Dicen que el amor puede san...
806K 46.9K 86
Rebbeca es una chica deportista, ama casi todos los deportes, pero aparte de eso es una persona muy amable y humilde. Por otro lado Austin es el típi...