La ilusión de Fehlion (Léiriú...

By LuxMatnfica

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Finalmente, el trío conformado por Maddie, Adrián y el exasperante Joker ha conseguido su objetivo: llegar a... More

Prólogo
Nota
Ilustración de Maddie por @AriZabel
Resumen de la historia hasta ahora
Apéndices I: Los dioses antiguos
Apéndices: lenguas de Léiriú
Nota del traductor
Primera parte: Las ruinas encantadas
1. Gelsey I: Bienvenidas a Léiriú
3. Madelaine I: La joven que ya no creía en cuentos de hadas
4. Idril II: Las increíbles aventuras del gran Idril. Segunda parte
5. Gelsey II: El dios del Otoño
6. Grisel I: El precio del poder
7.Nissa I: La semilla del odio
Saliendo de las sombras
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8. Idril III: Cómo matar a una estrella
Un angelito guerrillero
9. Madelaine II: La última carta (Parte I)
9. Madelaine II: La última carta (Parte II)
10. Bardo I: Conversaciones que nunca debieron existir. Primer fragmento.
11. Madelaine III: Prepárate, porque vas a dejar de existir
12. Joker I: El mar de los sueños olvidados (Parte I)
12. Joker I: El mar de los sueños olvidados (Parte II)
13. Joker II: Quince coma siete (Parte I)
13. Joker II: Quince coma siete (Parte II)
(13 bis*)Joker II: Quince coma siete (repetido)
14. Elijah I: Decisiones
15. Bardo II: Conversaciones que nunca debieron existir (Segundo fragmento)
Segunda parte: La batalla de La Noche más Oscura
17. Adrián I: Jugando con fuego
18. Gelsey III: Entre el corazón y la cabeza (Parte 1/2)
18. GELSEY III: Entre el corazón y la cabeza (Parte 2/2)
Odio a los prpinos malignos
Idril: Odio las arañas con lunares amarillos

2. Idril I: Las increíbles aventuras del gran Idril. Primera parte

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By LuxMatnfica


Como prometí en el capítulo anterior, este capítulo se lo dedicaría a quien primero adivinase de quién sería el POV, así que este gran honor se lo ha ganado...

 ¡hibbyta!^^

Los primeros capítulos de Idril son más aventureros que otra cosa (como podéis percibir por el título tan humilde del capítulo xD), mientras que los de Gelsey son más dramáticos xD Y los de Adri... Bueno, los de él serán muy intensos jajajaja

—————

«Yo estaba durmiendo a pierna suelta, exhausto por la dura noche que acababa de pasar, cuando vinieron a buscarme esos dos hechiceros ataviados con túnicas harapientas. Primero, aporrearon la puerta gritando algo de Kra Dereth. Eso no bastaba para penetrar la densa y viscosa nube onírica que me aprisionaba. Así que abrieron la puerta a porrazos, uno de ellos invocó entre chispas de colores un cubo de agua fría y los muy desgraciados ¡lo vaciaron sobre mí!

—Levántate o nos buscaremos a otro cronista —me dijeron antipáticamente mientras batallaba contra una dura resaca.

—¿Quién demonios quiere un cronista a estas horas? —Juro que el sol ni siquiera se atrevía a asomarse de su lecho, entonces ¿cómo iba a hacerlo yo?

—Kra Dereth ha sido derrotado.

—Así que ya sabes, si quieres la primicia, ya puedes ir espabilando.»

Hughes bon Humbert, Cronista Real del rey Varick III. Sobre la dura vida de un historiador


IDRIL I: LAS INCREÍBLES AVENTURAS DEL GRAN IDRIL. PRIMERA PARTE


Después de haber sobrevivido a varios intentos de asesinato, de descubrir que...

En realidad soy el hijo del mayor tirano que la Historia ha tenido la mala suerte de sufrir.

Que mi padrastro solo quería utilizarme para un plan extraño suyo de dominación mundial.

Que, al parecer, era el protagonista de una profecía también muy cuestionable en la que para salvar al mundo, debía casarme con la princesa más pánfila que jamás había conocido.

Que mi madre me concibió para que me sacrificara en dicha profecía.

Después de casi ser devorado por un dinosaurio rosa, de ser envenenado por una bebida del mismo color que el animal anterior, de ser golpeado por los rebeldes sádicos que querían asesinarme pero que parecían mi única forma de escapar de Gelsey...

Después de todas las cosas bizarras que me habían pasado en el último tiempo, por fin había llegado a Léiriú.


Y sin embargo, no quería mirar hacia delante.


Es decir, había caído sobre Faith. La mitad vampira había tenido la amabilidad de colocar sus mullidos pechos justo donde sabía que iba a yacer mi rostro excitado por la adrenalina de la caída, así que no me refiero a que no quería apartar mi cara de su carne marmórea, tibia por mi aliento, contra la que el oscuro perfume que emanaba me mantenía retenido, sino que era el horizonte, donde podían distinguirse las formas borrosas y difuminadas del que debería ser el estadio, lo que no quería escudriñar.


—Estás bien acomodado, ¿verdad, Idril? ¿Necesitas algo más?

—Me has salvado de una buena caída —repuse desde mi posición privilegiada.

Al escuchar mis palabras y, sobre todo, el tono conciliador con que las dije, las facciones de Faith se suavizaron y al fin pude apreciar cómo de hermosa era, con sus cabellos de color chocolate resaltando sus facciones de alabastro.

—Así que por fin vas a dejar de actuar como un crío y empezarás a comportarte como un hombre, ¿eh?

—Creo que tú y yo tenemos concepciones distintas acerca de las diferencias entre un hombre y un niño. —No pude evitar cierta socarronería que provocó un arrebolamiento de sus mejillas—, pero estoy todavía tratando de asimilar todo. ¿De verdad caímos por un tobogán mágico?

—Era un portal que tú mismo abriste siguiendo las indicaciones de ese bufón —me recordó. Ya no parecía incómoda de que no me levantara aún.

—Cierto, íbamos a saltar juntos el Joker y yo, pero en algún punto del viajecito loco nos separamos. Estará que trina...

—¿De qué conoces a ese hombre tan intrigante? —preguntó apartándome de ella.

Tenía más fuerza de la que aparentaba y yo caí de espaldas sobre un manto de hierba que había sido maltratada por el calor del verano hacía mucho tiempo, pero que todavía no había logrado recuperarse a falta de la fuerza revigorizante de la primavera, que no parecía llegar nunca.

Si le explicaba a Faith que el Joker había tratado de secuestrarme varias veces durante el último verano, se perturbaría.

—Él fue el que me habló de Léiriú, este lugar. —Señalé a nuestro alrededor donde unas pequeñas flores blancas nos rodeaban estremecidas por el viento—. Quería sacarme de la monotonía de mi palacio, pero creo que todo no es más que una excusa para llevarme hasta mi padre...

Se me hacía muy extraño hablar de él en voz alta.

—¿Y qué demonios está haciendo tu padre aquí?

—Buena pregunta. —Suponía que ocultándose de la gente y recuperando fuerza tras haber sido derrotado por mi madre.

Me puse en pie, adecentándome el traje que el propio Joker me había dado, ya que el mío de la fiesta había sido destrozado durante los acontecimientos, e inspiré el aire de aquel lugar de ensueño. La atmósfera estaba recargada de una magia muy antigua y misteriosa, podía sentirlo. Faith también se incorporó, aceptando mi ayuda.

No sabría decir exactamente qué hora era porque, por un lado, aquella noche fatídica en la que todo empezó con la fiesta de cumpleaños de nuestra traidora e ingenua princesa Rosalie, se me estaba haciendo interminable, y por otro, el tiempo en aquel lugar daba la sensación de que pasaba de manera diferente, pues el Cielo se desangraba muy lentamente y el anochecer nunca llegaba del todo.

Había despertado en Leíriú y sus hermosos colores me encandilaron en el momento. Sabía que existían diferentes tonos de naranja y de rojo; no era lo mismo mi traje rojo bermellón de Dan-Kian que el rojo escarlata de mi capa de la exótica Aiwath, pero el crepúsculo en Léiriú me mostró muchos más tonos aún, algunos que no había visto nunca. Ahora comprendía la frustración de mi madre cuando quería pintar un atardecer y se quejaba de no tener los colores adecuados pese a que habíamos enviado emisarios a las mejores tiendas de pintura de diferentes reinos. Mi madre había estado allí y había contemplado este hermoso atardecer y lo había intentado dibujar, estaba seguro de ello.

Me obligué a mí mismo a dejar los recuerdos del pasado a un lado y a centrarme en el presente. Recordé todo lo que había sucedido aquella noche de locos y gotas de preocupación tiñeron mi mirada al recaer en que no sabía si Grisel estaba bien, ídem con la frágil Rosalie. Una punzada de rencor me pinchaba al rememorar sus vidriosos ojos inundados de lágrimas, pero al fin y al cabo ella también había sido un títere más que había caído en la magnífica trampa de Grisel.

A pesar de todo ello, las ganas de recorrer aquellas tierras de ensueño tiraban de mí con fuerza magnética.

—Deberíamos aprovechar las últimas luces del día antes de que oscurezca por completo —propuse— ...Aunque pensándolo mejor, tú preferirás la noche. Por cierto, ¿no se quema tu piel?

Ella me sonrió como no le había visto hacerlo hasta ahora, con sus labios y con sus ojos.

—Soy mitad hechicera también, así que la luz del atardecer no es suficiente para reducirme a cenizas.

—Ah, vale. —Conveniente, pero mejor para los dos.

Teníamos que tomar una dirección ya que parecía que estábamos en medio de una pradera infinita. Con mi vista élfica alcanzaba a ver unas siluetas borrosas en el horizonte, en dirección contraria a donde se desangraba el sol. No me atrevería a afirmar que eso era el este porque, a fin de cuentas, no tenía la certeza de que en aquel lugar, el sol también se pusiera por el oeste, pero para mí lo era, así que así lo llamaría. Se suponía que teníamos que dirigirnos hacia el estadio, pero una parte de mí se rehusaba. Por eso seguí buscando otro punto de interés. Detecté, mucho más cerca, un pequeño lago cuyas aguas estaban tan bruñidas que no podía ver de qué color eran, pero pensé que sería buena idea acercarnos adonde había agua, yo al menos me moría de sed.


Aquí comenzaban mis aventuras, con los últimos restos de mi adolescencia disolviéndose bajo la dorada luz de Léiriú. Me estoy esforzando en narrar todas mis emociones y pensamientos con la esperanza de que quien acabe leyendo estas palabras, descubra la verdad sobre el príncipe Idril. Sé que la impresión que puede causar esta lectura no es la más favorable hacia mí. En este punto de la historia todavía era un crío bastante inmaduro que no había terminado de asimilar todos los acontecimientos de ese último verano. No importa, no es reconocimiento lo que quiero; para eso ya sufrí a mi corte de aduladores. Se trata de algo mucho más complejo que yo había pensado en principio que Rosalie podría entender si dejara de lloriquear por los rincones y de suspirar por los músculos del capitán. Aún puedo sentir las notas de agua irisadas serpenteando por mi frente y mi mentón y se mezclan con mis lágrimas, por eso me aferro con más fuerza a la pluma. Es posible que en el futuro os topéis con historias que narren las heroicas aventuras de un bravo príncipe de cabellos plateados y seguramente sean unas historias tan maravillosas como trepidantes, pero les faltará el toque característico de mi punto de vista, para mejor o para peor.


—¡El último en llegar al lago es un phooka! —exclamé.

Seguramente Faith no entendió a qué me refería exactamente, aún así me siguió el juego sin rechistar. Yo contaba con mi agilidad élfica, pero ella tenía la rapidez de su parte vampírica —que eso sí parecía coincidir con lo que sabía del mito— y más que correr, volaba desplazándose con el impulso de sus robustas manos y sus fuertes piernas. Ella llegó primero, pero tuvo que empezar a frenar mucho antes también y por poco sobrepasa el borde de la orilla, cayéndose. Yo llegué después, quitándome el magnífico traje del Joker, y me sumergí en el lago de cabeza, sin pensarlo.

—¡Estás muy loco, Idril! —la oí gritar en cuanto asomé la cabeza de nuevo a la superficie.

—¿Has visto esto? ¡El agua es de múltiples colores! ¡Estamos en un lago arco-iris!

El susodicho lago era bastante pequeño, apenas tendría el tamaño de la piscina más grande de mi palacio y sus aguas irisadas parecían una mezcla de siropes. Al principio pensé que las aguas eran cristalinas y que reflejaban el color del fondo, pero cuando cogí un puñado de arena, ésta era blanca como perlas trituradas. Era el agua lo que de verdad presentaba colores tornasolados. Porque era agua y dulce. El Joker no me había mentido después de todo, Léiriú existía de verdad.

—Nunca antes había visto un lago así —reconoció, maravillada.

—Apuesto que tampoco te has bañado nunca en uno. Venga, anímate.

Pude ver en su rostro vacilación.

—Si mi padre se enterara...

—No se va enterar, además ¿por que iba a molestarle al gran rey vampiro que te des un baño?

—Visto así... —Se inclinó un poco para meter la mano en el agua.

Dudaba de que a un vampiro le pareciera que estaba fría, por lo que me acerqué a ella y terminé de tirarla al agua.

—¡Idril!

Sus protestas se ahogaron entre el restallar del agua y mis risas. Ahora su elegante vestido negro se le pegaba al talle, pero lo más perturbador eran sus ojos dorados, que allí se veían de un púrpura brillante.

—Está muy buena, tenías que probarla.

—Tienes una fijación por desnudarte que me sorprende.

No iba a dejar que el magnífico traje se manchara con este agua que quizás, por ponerme en el peor de los casos, resultaba radiactiva (que en ese supuesto ya sería un poco tarde en realidad, porque los dos nos habíamos sumergido de lleno). Si el Joker me había llevado hasta allí, dudaba de que fuera un medio tan peligroso como para morir en cuanto me diera por satisfacer el instinto de aventuras que tanto estaba intentándome inculcar.

—¿Sabes? Eres la primera híbrida que conozco a parte de mí —comenté dejándome relajar sobre mi espalda.

Mis palabras parecieron conmoverla, aunque no sé si comprendió todo lo que realmente quería decir. Creo que no, pero una parte de su corazón sí debía intuirlo, aunque no fuera consciente del todo. Al fin había logrado simpatizar con alguien esa fatídica noche.

—Ahora que lo dices... —Sus pupilas titilaron y había un sutil rubor en sus mejillas—. Tú también debes ser el primer híbrido que conozco.

En mi mente ya se estaban formando mil preguntas que quería hacerle.

—¿Cómo llevas lo de no poder tener hijos? ¿Ponen muchas pegas los nobles de tu reino? —me atreví a preguntarle.

—¿Perdón?

—Somos híbridos, estériles. Por eso ninguna familia importante quiere comprometer su hija conmigo a pesar de que ellas lo desean.

Había algo extraño en el Cielo de Léiriú. Las nubes parecían hechas jirones, como si algo las hubiera desgarrado.

—Mis padres me dejan casarme con quien yo quiera. No soy la verdadera heredera y supongo que para los vampiros, el tema de concebir vida no tiene tanta importancia.

—¿Podéis tenerlos, entonces?

—Somos una raza, no una maldición como los licántropos. No estamos muertos, solamente somos hijos de las Tinieblas.

Eso me hizo recordar de nuevo al Capitán Idiota y el daño que me había hecho el muy bruto. Él no estaría de acuerdo con algunos de los términos que Faith había empleado, pero no merecía la pena meterme en una discusión así.

—Si tú no eres la heredera, ¿entonces quién lo es?

—Tengo una hermana, bueno, medio hermana: mismo padre, diferentes madres. Ella, Pandora, es todavía muy joven. No sabe controlar su instinto sanguinario aún.

La había sentido acercarse a mi, por lo que me incorporé. Ella, al saberse descubierta, rió mostrándome sus colmillos replegados y recordé el placer que había sentido cuando me mordió durante la fiesta, parecía que habían pasado eones desde entonces. Yo también reí y me dispuse a contraatacar rápidamente, salpicándola. En un santiamén, los dos nos vimos enzarzados en una pelea de agua. Nos salpicábamos sin piedad, dejando empapada la orilla y ahogando a las flores que crecían allí. Jugar con Faith en el lago me hizo olvidarme por un momento de todos los líos en los que estaba metido, éramos dos jóvenes normales pasándolo bien. Fue una sensación bonita que hasta el día de hoy guardo con cariño como recuerdo.

Nos quedamos sin fuerzas a la vez. En cuanto dejamos de chapotear, el silencio se fue apoderando del lago. Era una sensación extraña no oír ni el crujido de los insectos, ni el graznido de los cuervos ni el soplo del viento.

—Tengo dos noticias que darte... —empecé a decir, jadeando—. La mala es que no tengo ni la más remota idea de dónde estamos, qué puñetas es Léiriú en realidad. La buena es que estando junto a mí, no tienes nada que temer —concluí, guiñándole un ojo.

Ella se limitó a girar las pupilas con desaprobación e ignoró mis encantadoras bravuconerías.

—Oye, ¿no has escuchado un rugido perturbador? —preguntó.

—Ahora que lo dices... —Me concentré un momento en agudizar mi oído.

No es que fuera un descuidado que ignoraba a mis sentidos más desarrollados, sino que me había sumergido tan de lleno en las emociones del momento, de poder estar jugando con alguien que debió de pasar por las mismas penurias que yo y por tanto podíamos comprendernos mutuamente mejor que nadie, que dejé de lado todo lo demás para enfocarme en aquellas sensaciones tan mágicas del momento.

Había algo en el fondo, el agua se había enfriado de golpe y empezaron a bullir muchas burbujas a nuestro alrededor.

—Tenemos que... —traté de advertirle, demasiado tarde.

Algo viscoso y cuajado de escamas se enrolló a mi tobillo y tiró de mí hacia las profundidades.


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Como veis en el título, ésta es solo la primera parte del capítulo de Idril, por eso es más corto de lo normal, sin embargo tengo un buen motivo para cortar aquí, el sábado que viene prometo que lo comprenderéis ( y la semana que viene no toca capítulo suyo, sino de otro personaje, chan!)

Idril está muy emocionado de que por fin hayáis vuelto a leerle, ya extraña vuestros comentarios llenos de suspiros o dulces piropos camuflados de burlas para haceros las difíciles y ponérselo más difícil (sí, claro xd Esto lo dice él, no yo...)

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