La ilusión de Fehlion (Léiriú #2)

Resumen de la historia hasta ahora

THE STORY SO FAR:

La historia de Léiriú transcurre en un mundo llamado "Feecharatiaesse" en el que conviven las diferentes razas mágicas con los humanos, que carecen de ella. Sin embargo, esta convivencia no es del todo pacífica. El mundo mágico se oculta de los humanos y solo se mezclan con ellos  aquellas razas que se alimentan o aprovechan de ellos y por otro lado, los humanos están empezando a desarrollar tecnológicamente armas muy peligrosas que equiparan en poder a la magia, un hecho que preocupa a la comunidad mágica.

Hubo un tiempo en el que los dioses gobernaban en Feecharatiaesse y cada raza adoraba en especial algún dios que les brindaba protección, sin embargo ya nadie recuerda estos hechos y ahora no son más que meros fragmentos que componen las historias y leyendas. La única raza que jamás se quiso someter a algún dios fueron los feéricos, pues ellos alegaban no necesitarlos puesto que ya podían controlar la naturaleza. 

Para comprender realmente el conflicto en el que se haya sumido actualmente Feecharatiaesse hay que remontarse al menos ciento ochenta años atrás, cuando la princesa hada de luz Ellette de Llyr se unió a un grupo de héroes de las diferentes razas de Luz para derrotar al terrible Kra Dereth, un elfo oscuro que puso al mundo patas arriba. Kra Dereth fue derrotado por la propia Ellette, o ésa es la versión oficial de los hechos. Ellette se convirtió en la reina de las hadas de luz, sin embargo lanzó un hechizo que dejó a los feéricos aislados prácticamente del resto del mundo con la finalidad de que nadie recordara la existencia de Kra Dereth.

El balance de la guerra contra Kra Dareth fue bastante negativo. La Luz se había vuelto a equilibrar con la Oscuridad, pero a un alto coste, entre ellos, la extinción a manos de Kra Dereth de todos los elfos de Luz. Se llevó a cabo el Concilio de Erin, en el que se reunieron los más altos cargos de cada raza mágica para decidir cómo se organizaría el mundo a partir de entonces y evitar que el equilibrio vuelva a romperse. De esta reunión salió la Confederación Mágica y se creó el Concejo, una organización secreta que se encarga de controlar y regular a toda la comunidad mágica con la intención de estar más unidos contra los humanos. Tanto las razas de Luz como las de Oscuridad forman parte de esta Confederación, salvo los licántropos que sufren de racismo.

Ellette dio a luz pocos meses después al príncipe Idril, un híbrido de luz y oscuridad, rehusándose a revelar quién era el padre. El duro embarazo y consiguiente parto dejó a Ellette muy enferma y débil y por eso, decidió casarse con un antiguo amigo suyo: el imponente Gelsey. Al morir finalmente Ellette, Gelsey se quedó como tutor y rey regente hasta que Idril cumpliera la mayoría de edad.

Gelsey empezó a introducir importantes cambios, entre ellos, a raíz de su nueva relación con la reina de los hechiceros Helena, el reino de los feéricos de luz volvió a abrirse y entró en la Confederación Mágica. No todos los cambios de Gelsey fueron bien vistos por sus súbditos, ya que muchos no tardaron en notar sus ansias expansivas. 

Este ambiente tenso fue aprovechado por un grupo de rebeldes que pretenden acabar con la monarquía, asesinar a toda la nobleza de los hechiceros y feéricos de luz y ocupar el poder. Las dos cabecillas son la humana Madelaine y la bruja Grisel y cada una tiene sus propios motivos para hacer la revolución. Maddie quiere vengarse de Gelsey porque le rompió el corazón abandonándola cincuenta años atrás.

Sorprendentemente, Maddie no ha envejecido desde aquel día. Esto se debe a que Gelsey le dejó para que la cuidara hasta que regresara su reliquia mágica: el Corazón del Bosque, un diamante mágico con forma de una flor especial llamada jazmín. Sin embargo, Gelsey nunca regresó, así que Maddie no se lo ha devuelto. Maddie tiene un extraño poder y es que su tacto deja inconscientes a los feéricos. El único contra el que funciona de forma un poco diferente es con Gelsey, a quien sí le afecta pero le tarda varios minutos en llegar los terribles síntomas.