La semana paso rápido y no había visto a Justin desde el día de la discoteca ni siquiera en la oficina. Supongo que no habíamos coincidido.
Hoy miércoles, Sara y yo fuimos de compras y a pasar el día en el centro por que le dije que le tenía que contar algo. Así que estuvimos un par de horas dando vueltas y luego fuimos a comer algo, y aquí en la comida decidí contárselo.
-Mañana... voy a salir con alguien.
-¿Con quién? –preguntó con entusiasmo.
-Pues con... Justin Bieber. –dije rápidamente, tapándome la cara por vergüenza.
-¿Qué? ¿Justin? –pregunto con la boca abierta.
-!Baja la voz Sara¡ Nos van a oír.
-Lo siento, lo siento. Por dios Mel, que fuerte ¿!con Justin¡? –preguntó Sara. Parece que a ella todo esto le hacía una gracia terrible.
-Sí, con el estúpido de Justin. –dije rodando los ojos, quitándole interés.
-Si tan estúpido te parece ¿Por qué sales con él? –pregunto de forma graciosa.
-Me hizo un favor y ahora quiere quedar conmigo.
-Vaya, vaya. Toda una historia de amor ¿por qué no me has contado nada? –dijo burlándose otra vez.
-Por que ese tío es un imbécil, quedare mañana con él y nunca más.
-Nunca digas... - la interrumpí.
-Lose, lose. Nunca digas nunca. Está bien, vamos a seguir viendo tiendas.
-Por supuesto habrá que buscar un buen modelito para mañana. Para la cita con Bie...
-Cállate. –la interrumpí.
-Vale, vale. Venga vamos tonta.
Y tras una larga tarde visitando tiendas encontré algo más o menos formal para usar mañana en la "salida" con Justin.
Brit y Alis vinieron a casa y pedimos pizza para cenar y ver las típicas películas de chicas. También le pedí a Sara que no contara nada a las demás porque se pondrían histéricas.
Ala mañana siguiente me desperté pronto para ir a las practicas con las chicas y comer en algún sitio rápido. Por la tarde Brit y Alis se fueron a dar una vuelta y Sara me ayudo a arreglarme.
Seis menos cuarto de la tarde y me faltaba maquillarme un poco. Termine y a los cinco minutos aproximadamente tocaron al timbre.
-Niñata te estoy esperando, baja. –y enseguida baje nerviosa. Entre en su coche y me dio un pequeño beso en la mejilla.
-Estas muy guapa, Trees.
-Tú también Bieber, ¿dónde me vas a llevar? –no mentía cuando decía que iba muy guapo. Llevaba unos de eso pantalones anchos de color negro, una camiseta ajustada de color blanca y una gorra del revés que le hacía demasiado sexy.
-No seas impaciente, ya lo veras. –me reí ante lo simpático que parecía y lo tranquilo que estaba hablando, así era un placer hablar con él. Y eso aún me atraía más.
Todavía no llegaba a entender porque tenía tanto interés en mi, es decir, él puede tener a la chica que él quiera y acostarse con la que le de la gana. Me apuesto lo que sea a que debe de tener una lista interminable de tías con las que se ha acostado.
-Vamos, hemos llegado. –me agarro la mano para salir y no lo rechace.
Estábamos en un inmenso restaurante con una terraza enorme, llegamos a una mesa llena de comida exquisita que íbamos a deleitar, me ayudo a sentarme y empezamos a comer.
-Bueno Bieber todo esto es muy bonito pero... ¿qué pretendes? Sé que hay algo más detrás de tu facha de galán.
-Mal pensada, ¿Qué voy a pretender en un restaurante? –lo mire incrédula.
-Ya sé que en restaurante nada imbécil, sabes a lo que me refiero.
-Vamos Trees no te lo tomes tan en serio, solo tengo curiosidad por ti.
-¿Qué tipo de curiosidad? –me miro pícaro.
-Me gusta tu carácter y como eres y...
-Ya. Cállate que se por dónde vas y te lo voy a dejar claro. No.
- Relájate Trees. ¿Ves cómo eres una mal pensada? Solo te iba a decir que me gustaba tu pelo.
-Ay, ya. Bieber. Eso no te lo has creído ni tú, por favor.
-Está bien -–dijo a carcajadas. -Vamos a cenar… Pero solo te digo que acabarás loca por mi, Trees.
-O tú por mi, Bieber.
La noche transcurrió mejor de lo que pensaba. Tratamos temas más formales y me di cuenta de que es más maduro de lo que creía, y que sabe comportarse y dar buena opinión de todo. Aunque siempre saca su lado pícaro en alguna conversación provocando que me ruborizara, pero a pesar de eso la noche fue divertida y lo pase mejor de lo que esperaba.
Subimos a su coche y llegamos a la puerta de mi apartamento.
-¿Cuándo te vuelvo a ver? –dijo abriendo la puerta de mi lado.
-Apáñatelas si quieres verme de nuevo... –dije sonriéndole tierna.
-¿Ósea que quieres que te vuelva a ver verdad? No lo niegues Trees, reconócelo ya... –lo interrumpí. Mierda por que había dicho esa tontería.
-Dios, es que… no... no sé por que he dicho eso... –musité. Me puse nerviosa y empecé a caminar rápido hacia el portal, pero Justin me agarro del brazo. Me giro quedando a apenas centímetros, haciendo que nuestras frentes casi se rozaran.
Mantenía su agarre en mi brazo y nos mirábamos. Yo tenía cierto miedo y a la vez nerviosismo y él miraba mis ojos y mi boca continuamente. Sus labios empezaron a acercarse a los míos y me boca se abrió muy lentamente como si estuviera en una nube, no sabía que narices estaba haciendo, solo me dejaba llevar. Él empezó a rozar nuestros labios y cuando estaba a punto de besarme, se apartó.
-Estas deseando que te bese Trees, –se echó un poco hacia atrás y comenzó a reírse, y a mi realmente me hervía la sangre. Será imbécil.
-Tú estabas ahí, rogando que yo te besara, idiota –le dije furiosa.
-Ya, claro, por eso te has apartado ¿no? Un segundo más y estaría besándote. –dijo orgulloso y de forma graciosa, no paraba de reír el muy descarado.
-Eres un imbécil –le empuje-. Lárgate. –le seguí empujando.
-Está bien, está bien, –se subió a su coche y me lanzo un beso -Te veo pronto...
-Espero no tener esa suerte idiota. –le dije, bajo la ventanilla y contesto.
-La tendrás, rubia. –guiño un ojo y se fue.
Dios santo la palabra "rubia" quedaba tan sexy en sus labios. Me estaba volviendo loca con su manera de ser. Tenía que controlarme o iba a acabar muy mal.
Entre a casa y Sara estaba allí esperándome. Le conté todo. Ella pensaba que a mí me gustaba Justin, cosa que intentaba rechazar de cualquier modo. Tampoco le dimos muchas vueltas al tema enseguida nos fuimos dormir, pues estaba muy cansada.