Casa NO en venta (completa✔)

By BiancaMond

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Ella vive y trabaja en la casa que le heredaron sus padres. Él quiere hacer ahí un centro comercial. ¿Quién d... More

Sinopsis
La propuesta
El "Sr." Welles
Nuestro almuerzo de negocios
Esa clase de chico
¡No voy a vender!
Mucho más de lo que yo creía
Al menos seamos amigos
La invitación
La quinta del Tío Jack
El brindis de la cena
La cita de Ethan
Pequeña dulce victoria
Touché
No todo está bien
Conociendo a Norman Welles
El fiasco de la cena
Visitas inesperadas
El cumpleaños de Jacob
Si lo que quieres es dinero...
La casa de Ethan
Eso que no nos dijimos
La noche de pizzas
Pizzas y problemas
Bajo la máscara de Norman
Un viejo... ¿amigo?
Su número de celular
Un beso y una declaración frustrada
El alfil del rey
Una invitación con mi nombre
Sin el pan y sin la torta
"Pierde la pelea y pierdes a la chica..."
Él sólo quiere tu casa
Confía en mí
Lo único que quiero son bebés
¿Qué sientes por mí?
Lo más importante
Cindy Preston
Es ella
Un juego que no quiero jugar
El que no arriesga, no gana
¿Qué has hecho, Oliver?
Algo que me llene el alma
Mi acompañante en el casamiento
La razón por la que se fue
Ganar o perder
El secreto de Amelia
Crecer
El regalo perfecto (Capítulo Especial-E. Welles)
Epílogo

¿Quién será el perdedor este año?

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By BiancaMond


La luz me dio en el rostro llegada la mañana, el frío se había opacado por la calidez del sol que entraba de lleno por la ventana. Me llevé las dos manos a la cara conteniendo un bostezo y sentí que la mano que estaba en mi cintura se aferró a los pliegues de mi ropa.

Instintivamente bajé una mano encima de la suya y la aparté de mi cuerpo. Me volteé a verlo rápidamente, pero Ethan seguía durmiendo, así que quise creer que fue en sueños que me había estado acariciando. Contuve las ganas de golpearlo, no podía culparlo si lo hizo durmiendo. Iba a levantarme, pero me sentí tentada a quedarme contemplando su rostro unos segundos. En verdad cualquiera hubiera dicho que era una estrella de cine: Los contornos de su nariz perfectamente delineados, sus labios entreabiertos dejando ver un poco sus blancos dientes, las raíces de los pelos rubios que surgían en su quijada, sus largas pestañas haciendo sombra en sus ojos azules que me miraban fijamente. Contuve un pequeño grito y sus labios me mostraron una sonrisa.

—¿Tanto te gusto que no puedes dejar de mirarme? —saqué mi almohada de debajo de mi cabeza y lo azoté con ella.

—Eres un tonto, Ethan —le dije ruborizada.

Se puso en pie de un salto.

—Espero que no hayas abusado de mí mientras dormía —dijo y esta vez tiré la almohada contra su espalda, mientras él volteaba para ingresar al baño.

—¡Espera! —Me moví para colarme rápidamente por la puerta— Yo me bañaré primero.

Comenzamos a forcejear para entrar en la ducha.

—Vamos, Jackie —dijo él, tapando mi paso con el brazo —puedes bañarte conmigo si quieres.

Volvió a mostrar esa mirada pícara. Su rostro estaba más cerca de lo que hubiera deseado, así que me alejé y tuve que darme por vencida. Pasé de nuevo a la habitación mientras él reía. Ni siquiera se tomó la molestia de cerrar la puerta del baño. Se metió tras el blindex y giró la perilla de la ducha.

Desde afuera vi su pantalón colgar desde uno de los ganchos que estaban al lado de la ducha. Podía distinguir su figura borrosa tras el vidrio esmerilado totalmente empañado, mientras el vapor asomaba por el espacio vacío que había entre la divisoria y el techo. Saqué mis ropas del bolso y las acomodé sobre la cama. Aproveché que dejó la puerta abierta para entrar a asearme. Me lavé la cara y tomé mi cepillo rosado, colocando la crema dental en sus cerdas. Intenté con todas mis fuerzas no mirar hacia Ethan mientras me cepillaba los dientes, pero cada tanto se me escapaba una mirada furtiva hacia su silueta difusa.

Estaba peinándome el cabello cuando él corrió un poco el vidrio y estiró la toalla que colgaba afuera. Se la pasó por la cintura y lo vi caminar detrás de mí, a través del espejo.

—Nos espera la piscina —me dijo antes de cerrar la puerta del baño.

Cuando terminé mi ducha él ya no se encontraba en la habitación.

Me pregunté si en verdad tendría que meterme al agua junto a sus primas y, en caso de que pudiera zafar de esa actividad poco apetecible, me puse encima del bikini un short y una remera antes de salir.

La piscina estaba repleta de los primos de Ethan y sus citas. Pero el espacio era enorme, por lo que no se apretujaban para nada. Algunos jugaban vóley en un extremo, con una red improvisada y una pelota de goma. El grupo de Brittany tomaba sol en las reposeras mientras sus citas se deleitaban echándoles protector solar en las espaldas. Pude ver a los mayores jugando fútbol en la cancha del fondo, a diferencia del padre de Ethan, David, quien se encontraba jugando a las cartas con Evelyn, los dos sentados a una mesa a la que nadie se acercaba.

—¡Jackie! —Ethan me hizo señas con un brazo desde la mesa en la que estaba dispuesto el desayuno. Tenía un plato lleno de sandwichitos y se estaba sirviendo unas bombas de queso cuando llegué hasta él. Llevaba puesto un short de baño color azul oscuro y el pecho descubierto. Tenía el cabello y la ropa mojados, por lo que asumí que se había metido al agua mientras estuve adentro, en la habitación.

—Mi padre nos invitó a desayunar con ellos —me dijo poniendo los ojos en blanco.

—Por mí está bien —le dije. —Me caen bien ambos.

—Oh, eso es genial —soltó con ironía mientras se dirigía a sentarse donde ellos estaban.

Llevé un café y un plato lleno de masas dulces y me senté entre Ethan y Evelyn. El ambiente se sentía un poco tenso, pero tanto su padre como ella, me saludaron con alegría.

—Espero que hayan dormido bien —dijo David y sentí instintivamente el ardor en mis mejillas. ¿Acaso pensaba que Ethan y yo...?

—Más que bien —se apresuró en contestar este. Lo reproché dándole con el pie en la pierna, bajo la mesa, a lo que reaccionó con una pícara sonrisa y una mirada de reojo hacia mí.

Evelyn soltó una risita, pero Ethan la ignoró sin dudar.

Su primo Jason se acercó cuando terminamos de comer. Acababa de salir del agua y estaba empapado de pies a cabeza.

—Ethan, Jackie, vengan a la piscina —pidió. Ethan se puso en pie y se fue tras él mientras me hacía señas con las manos para que los acompañara. Yo me quedé sentada, en realidad no me parecía una muy buena idea seguirlos. Aunque sí me hubiera gustado tirarme al sol, pero eso implicaría acoplarme al grupo de Brittany, lo cual tampoco me resultaba algo tentador. Entonces me quedé a observar el juego de cartas durante al menos una hora más. Por algún motivo me sentía mucho más a gusto con Evelyn y David que con el resto de sus parientes. Pero Ethan parecía adorarlos a todos, se llevaba con Jason como si fueran hermanos. Estaban hablando, riendo y tomando cerveza en la piscina.

—Déjame darte un consejo de chicas —las palabras de Evelyn me hicieron volver mis ojos hacia ella. David se encontraba entonces más apartado, conversando con uno de los tíos más canosos. Aparentemente no le agradó demasiado perder la partida, así que se dedicó a otra cosa —Nunca permitas que un chico como Ethan se dé cuenta de cuánto te gusta, al menos no hasta que puedas estar segura de que siente lo mismo que tú.

La miré sin comprender.

—No le has sacado los ojos de encima... y tengo buena intuición —me guiñó un ojo.

Llevé la cabeza hacia abajo avergonzada. —Él no... no me gusta —dije negando con la cabeza al mismo tiempo.

Ella sólo sonrió y llevó una mano bajo su mentón. —A pesar de que sé que no le agrado para nada, Ethan es una buena persona. El problema es que casi cada chica que ha conocido se ha fijado en él, así que tal vez si pudieras fingir un poco de indiferencia lograrías llamar su atención de manera particular.

—En verdad no hay nada entre él y yo... y tampoco es mi intención que haya. Es sólo que... —me detuve. No sabía hasta qué punto podría abrirme frente a una persona a la que conocí tan sólo el día anterior.

—Puedes decirme —depositó una mano sobre mi muñeca.

Suspiré.

—¿Recuerdas la chica que se niega a venderle su casa a Ethan? —Ella asintió. —Bueno, esa chica soy yo. Y no sé qué pensar al respecto después de todo lo que oí sobre él anoche.

Inclinó la cabeza sin comprender.

—Ethan dijo que solo quiere ser mi amigo, —me expliqué— pero ¿se trata en verdad de eso? ¿O sólo está buscando la manera de convencerme para que venda?

Ella me miró inexpresiva por un breve período de tiempo. Sacudí la cabeza avergonzada.

—Lo siento, sólo no quiero hacerme la idea de que somos amigos y después descubrir que no era así...

—Si Ethan dijo que te considera su amiga entonces es así —afirmó—. Él no es de esos que dice una cosa por otra.

Asentí aliviada.

—Y ahora guarda silencio porque ahí viene —me guiñó un ojo.

—Ok, ok, ya es suficiente de charla, es hora de ir al agua —dijo Ethan sorprendiéndome por detrás. Me levantó de la silla en la que estaba y me acomodó sobre su hombro izquierdo—. Te recomendaría que no lleves contigo tu celular —dijo quitándome el aparato de las manos y dejándolo en la mesa, al lado del suyo.

Yo pataleaba y gritaba, pero él solamente reía mientras me acercaba a la piscina. Traté de aferrarme a algo, pero mis manos solo alcanzaban su espalda desnuda y mojada.

—Espero que traigas tu bikini debajo —exclamó entre carcajadas mientras me arrojaba a la piscina.

Caí como una bolsa de papa, salpicando agua hacia los costados.

Escuché el ruido de su propia zambullida cuando salí a la superficie. Sus primos varones se reían y no pude evitar hacerlo yo también. A penas sacó su cabeza del fondo comencé a tirarle el agua que tenía a mi alrededor. Ethan sólo se cubría con una mano y daba manotazos con la otra, intentando devolverme las oleadas. La blusa blanca se me había pegado completamente al cuerpo y se había transparentado lo suficiente como para que pudiera notarse debajo mi bikini amarillo. Tuve que quitarme la blusa y el short en medio del agua y él me lanzó un silbido que hizo que sus primos volvieran a reír. Estaba tan avergonzada que me costó percatarme de lo mal que me estaban mirando las chicas presentes. Brittany, cruzada de brazos con aire de superioridad, me miraba desde afuera llevando su copa de champagne a la boca.

Ethan se acercó a mí, poniendo un alto a la guerra de oleadas y me ofreció una cerveza, pero la rechacé y la reemplacé por un daikiri de frutilla que estaba al borde de la piscina en una bandeja de plata acompañada por bebidas de todo tipo. Le devolví la mirada a su prima y levanté mi copa en señal de saludo. Ella hizo lo mismo con una forzada sonrisa apareciendo en su rostro.

Volví a mi asiento al menos dos horas después. Ethan y todos sus primos se dirigieron al interior de la edificación, así que tomé de nuevo mi celular y retomé la conversación que había estado teniendo con Curi por WhatsApp. Me estaba dando detalles del evento de esa noche y los preparativos que aún le faltaban por hacer antes de que llegue la hora. Curi siempre se emocionaba cuando le tocaba trabajar en algún evento y me daba detalles interminables sobre la decoración, la comida, los invitados y demás. Le gustaba fotografiar todo sin perder ningún fragmento y comenzaba a preparar sus equipos horas antes. Él y Trisha se habían reunido para ultimar los detalles y empezaba a desear estar con ellos cuando el teléfono de Ethan comenzó a sonar sobre la mesa.

Miré la pantalla, "Marcus Fitzgerald" era el nombre del contacto que lo llamaba. David, que estaba por allí cerca se aproximó, pero cuando llegó la llamada ya se había terminado.

—¿Harías el favor de acercarle a Ethan su celular? —Preguntó pasándome el aparato—. Marcus es su contador, así que si lo ha llamado un día sábado debe ser por algo importante.

Acepté el aparato y me dirigí hasta donde estaban los demás. No volvió a sonar en todo el camino desde afuera hasta la salita donde se encontraban todos reunidos. La puerta estaba entreabierta y me pareció que adentro estaban teniendo una conversación un poco acalorada, así que me detuve de manera instantánea.

—Pero eso no es justo —se quejaba Ethan en voz alta— Wilden ni siquiera ha llegado. ¿Por qué tendría que ser yo el perdedor de este año? Estoy aquí y traje una cita.

—Por favor Ethan, —no estaba segura si era la voz de Violeta o de Mandy— no puedes hablar en serio al decir eso. Esa chica no es ni la mitad de lo que fueron todas tus otras citas.

Me sobresalté un poco al oír esto, así que me apretujé más a la pared para evitar que alguien me viera.

—Ni siquiera es tu cita —dijo otra— sólo es tu amiga, tú mismo lo dijiste.

—La consigna trata de traer una cita, no especifica que debe haber algo romántico entre los dos —protestó él.

—Vamos hombre, ¡ni tú te crees eso! —Espetó un chico esta vez—. ¿Acaso no eras tú mismo el que traía cada año a una belleza para besuquearla delante de nuestras narices?

—¡Cierto! —vociferó el resto de los hombres.

—Increíble... —soltó Ethan furioso— Al menos déjenme aclarar algo, ¿me están castigando porque no pasa nada con Jackie o porque a ustedes no les parece lo suficientemente bonita?

—Cálmense un momento —interrumpió esta vez Jason—. Yo propongo esperar a tener noticias de Wilden. Si llega la noche y él no aparece, entonces lo daremos por perdedor. ¿Ok?

—Pero si Wilden viene entonces el perdedor serás tú, Ethan —ese tono tan malicioso sólo podría ser de Brittany—. No te ofendas, pero tu decisión de este año fue una gran decepción para todos.

Las demás voces femeninas le dieron la razón.

La rabia me subió desde los pies a la cabeza y decidí alejarme dando zancadas.

—¿Por qué tienen que ser tan crueles? —le dije a Curi por teléfono cuando logré estar lo suficientemente lejos como para que nadie pudiera oírme. Sentía que se me trababa la garganta de la cólera que tenía contenida—. Es cierto que yo no parezco salida de Twilight como ellos y sus citas, pero tampoco soy tan poco agraciada. Y aunque lo fuera, ¿acaso hay alguna necesidad de que sean así conmigo?

—Por como las describes diría que están celosas de tu belleza natural, ya que ellas tuvieron que conseguir las suyas con varias visitas al quirófano —agregó él y me hizo soltar una risita—. ¿Quieres que vaya a buscarte?

—No —contesté—. Tienes que ocuparte del evento de esta noche. Además, no dejaré que esta gente me intimide —puntualicé recobrando más la calma.

—Esa es mi mejor amiga —contestó él.

Cuando volví al quincho Ethan ya se encontraba allí.

—Jackie, te llevaste mi celular —me dijo, no había rastros en él de toda la furia que había oído antes. Saqué el aparato de mi bolsillo y se lo entregué.

—Te estuvo llamando el contador —le dije cortante. Yo, a diferencia de él, no podía disimular la molestia que sentía.

Él me lanzó una mirada inquisidora y luego se alejó para devolver la llamada.

Le comenté a Evelyn lo que había pasado y ella, lejos de congraciarse conmigo, se echó a reír. La habré mirado algo mal, porque se detuvo de inmediato y me dio su explicación.

—No me malinterpretes —dijo—. Llevo al menos tres años soportando humillaciones similares por parte de esta familia. Supongo que aprendí a que sólo me causen gracia. Recuerda que lo que digan los demás sólo puede afectarte en la medida en que tú permitas que lo haga. Las palabras son sólo eso, palabras —se encogió de hombros—. En mi caso, me dedico a ignorar lo que ellos dicen de mí y me enfoco en cultivar lo que David siente por mí. Créeme que esto segundo vale mucho más que cualquier cosa que alguno de sus parientes pueda pensar.

Durante el almuerzo me dediqué a meditar su consejo y me di cuenta de que tenía razón. No valía la pena estresarme por lo que pensaran los demás.

El primo Wilden llegó a eso de las cuatro de la tarde. Definitivamente no era tan bien parecido como el resto de sus primos, tal vez por eso habían dudado de que pudiera conseguir alguna cita. Al oír los comentarios de burla que algunos le hacían pude deducir que lo más probable era que él hubiera sido el perdedor en varios años anteriores. Pero esta vez Wilden se había presentado y seguida de él descendió del auto una chica bastante bonita.

El público no disimuló, le regalaron toda especie de vítores y aplausos al verla bajar a ella.

Ethan era el único en ese grupo que tuvo que limitarse a forzar una sonrisa. Esto sólo podría significar una cosa: Él sería el perdedor de este año.

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